Hola este es mi primer fanfic, a ver qué tal espero que os guste.

Los personajes son propiedad de stephanie meyer

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Fue el momento en el que realmente el sueño pasó a ser pesadilla, estaba intentando dormir cuando los recuerdos de esa misma noche no paraban de pasarme por la cabeza. Jasper lanzándose a por mí, Edward interponiéndose a su familia por mí, Alice sin saber de qué lado estar, Esme, Carlisle y Emmett sin saber qué hacer, y Rosalie, bueno ella como siempre. Por fin me estaba dando realmente cuenta que estaba destrozando esa familia por ser una estúpida humana, como tantas veces me lo había dicho Rosalie y no había querido hacerle caso, que egoísta había sido, siempre pensando en mi.

No sé en qué momento de la noche toma la decisión más dura de toda mi vida, tenía que dejar a Edward, ¿Pero cómo? Yo le amaba con toda mi alma, él era el amor de mi vida y sabia que no encontraría a nadie como él, pero él no me quería trasformar, y en parte, una vocecilla quejicosa me decía que era por algo, inseguridad sí, pero ahí estaba. Así que tenía que ser yo la fuerte, fuerte por los dos.

Cuando amaneció decidí que ya estaba harta de la cama, de todas maneras no podría dormir con lo que tenia metido en la cabeza, me duche teniendo cuidado con mi brazo y baje a desayunar. Tenía 0 hambre así que decidí que ahora o nunca, tenía que llamar a Edward para hablar.

-Hola amor – Contesto al teléfono

- ¿Edward podrías ven ir a buscarme? Me gustaría ir a nuestro claro – le dije empezando ya a sentir el nudo en la garganta.

- Claro ¿ocurre algo bella? – tenía que mentirle, aunque fuera más fácil por teléfono, no podía hacerle esto.

- No, solo necesito estar contigo, te echo de menos – y no le estaba mintiendo, lo necesitaba más que nunca.

- Está bien amor, en seguida voy a buscarte. Te amo – y una lágrima escurridiza salió.

- Y yo a ti, hasta ahora – y tuve que colgar antes de que escuchara mis sollozos.

Me fui a dar otra ducha para que se me pasara el llanto, y 15 minutos más tarde lo conseguí. Me fui a vestir y cuando me estaba poniendo el pantalón vaquero sonó el timbre calleándome de bruces al asustarme ¡maldita torpeza y maldito corazón asustadizo! Antes de levantar la cabeza del suelo ya estaba Edward en mi puerta.

-¡Bella!¿Que ha sido e…. – cuando se dio cuenta que estaba tirada en el suelo con el culo en pompas y solo en tanga con el pantalón por los tobillos se le salieron los ojos de las orbitas y tan rápido como había venido se fue.

Y me puse a reír, mejor reír que llorar (supongo) el día que decides dejarlo le muestras el culo, desde luego que no hay otra con tu suerte Bella Swan. Lo más rápido que pude me puse bien el pantalón y baje a ver como se encontraba de avergonzado Edward. Si fuera humano estaría de mil colores, estaba sentado en el sofá intentando controlar su innecesaria respiración. En el momento que me escucho bajar las escaleras empezó a disculparse.

-Bella lo siento, de verdad, no era mi intención, es que escuche un – lo corté.

-Edward no ha pasado nada, bueno me ha dado un poco de vergüenza que me hayas visto en ropa interior – sonrojamiento avanzando – y en esa posición – definitivo entre un tomate y yo no sabría cual es cual – pero no ha sido tu culpa, solo mi mala suerte. ¿Vale?

-Vale – me dijo ya un poco más convencido Edward, y me besó.

Al principio no reaccione, no sabía que hacer, lo iba a dejar, y sabia que mientras más cerca lo tuviera menos argumentos iba a tener, pero luego me dije, si este va a ser el ultimo día con Edward , y mi último beso, lo voy a disfrutar bien, ya tendré tiempo para añorarlo. Así que lo besé, y lo besé con pasión, con deseo, con miedo, pero sobre todo con amor.

Y como lo bueno no dura para siempre, allí estaba Edward separándonos porque habíamos pasado la dichosa línea.

-Amor, si sigues así no voy a poder controlarme, y menos con la imagen que tengo grabada a fuego de antes en tu cuarto – ahhh mi cara ahora era un tomate radiactivo. Le di un pequeño manotazo en el hombro de manera juguetón, digo pequeño porque con la mas mínima fuerza que hiciera me partiría la mano de seguro.

-Está bien, entonces ¿nos vamos? – no quería pero tenía que ser hoy o hoy, no había más.

-Claro amor.

Subimos al coche, y en todo el viaje nadie habló. Yo, pensando en las palabras que le diría, aun no había pensado bien en cómo iba a decírselo. Y él, prefería no pensarlo, no quería ni imaginarme que sabia a lo que iba. Cuando llegamos a la zona en la que su apreciado volvo no podía continuar, me subió a su espalda, de nuevo no hablamos.

Al llegar al claro, mis sospechas se esclarecieron cuando Edward me bajo y me puso delante de él.

-¿Qué te ocurre Bella? Estás distante, ¿es por lo de ayer? – ¿tenía que decírselo ya? Dios mío no estaba preparado, y menos mirando esos dulces ojos que tanto amaba.

-Edward yo... tenemos que hablar – no sabía cómo empezar, y aunque sabía que eso era un cliché, en realidad era lo que tenía que hacer.

-¿Bella? ¿Qué es esto? – me tuve que dar la vuelta no podía mirarlo a la cara cuando le dijera esto.

-Edward yo... he pensado... que sería mejor... que… lo dejáramos – no sé cómo puede decirlo, y no sé cómo pudo entenderlo, mi voz era un tartamudo susurro, acompañado de un gran nudo en la garganta.

-¿B ella? ¿A qué viene esto? ¿Dejarlo? ¿Pero? ¿Por qué? ¿Hay otro? ¿No me amas? ¿Es por Jasper? ¿Es una broma macabra? – no paraba de hacer preguntas sin yo tener oportunidad de contestar, creo que su nerviosismo podía con él. Me dio la vuelta para quedar cara a cara, y fue lo peor que pudo hacer, sus ojos demostraban todo el miedo y la tristeza al igual que su voz - ¡Bella!

- yo... Edward... –¿ qué le decía?, no podía decirle que era en beneficio suyo y de su familia porque no me haría caso, eso lo tenía muy pero que muy claro, así que no había más remedio que salir por sus inseguridades y por lo que él siempre temió, que me pasara algo por culpa de lo que él es, un vampiro. – Creo que no voy a ser capaz de superar lo que ocurrió ayer – dije con todo el miedo del mundo, pero no por lo que ocurrió sino porque sabía que así lo perdería.

-Explícate Bella – dijo un Edward compungido

- Edward anoche me di realmente cuenta de lo que podría pasarme si siguiera en vuestra familia – Edward que para entonces me tenia sujeta de los brazos, empezó a soltarme poco a poco, y a bajar su mirada. – anoche vi realmente lo que sois y aunque sabia y confiaba que tenias mucho control, mira lo que paso por un simple corte con el papel – no podía mas, a esas alturas me caían lagrimas de los ojos, y mi voz era un susurro, pero cada vez estaba más segura que esto era lo mejor.

-¿Por fin te distes cuenta? – Levanto la mirada, y me miro directamente a los ojos, los suyos no tenían lagrimas, pero se veía de igual manera el dolor – Sabia que en algún momento nos verías como somos en realidad.-Me limpio las lagrimas de la cara, pero era inútil porque no paraban de salir.

-¿Ahora me comprendes verdad? – dije con todo el dolor de mi alma

-Claro que si amor, digamos que siempre esperé esto – ya no podía mas y me abrace a él con todas mis fuerzas, intentado que ese abrazo durara para siempre.

-Solo te pido un favor – dije a sabiendas de que si no me lo concedía no serviría de nada todo esto-

- El que sea –

- Este será nuestro adiós definitivo – Edward iba a hablar pero lo corte – entiéndeme Edward, si os quedáis aquí, o te veo cada tiempo, siempre te tendré ahí, necesito hacer mi vida, mi vida como humana - sabía que estaba dando donde duele, pero tenía que hacerlo – y tampoco Alice puede ver mi futuro, tienes que prometérmelo Edward.

Sabía que estaba haciéndole mucho daño, tenía sus puños apretados, cuando pasaron unos minutos, levanto la cabeza y me miro, esbozo una sonrisa que no le llego a los ojos.

-Sera como tu digas, hablare con todos ellos, y ninguno intentara verte o contactar contigo, ni siquiera yo. Después de hoy será como si no hubiéramos existido – y una jarra, que digo jarra, un balde, que digo balde, las dichosas cataratas del Niágara entera se me cayeron encima cuando escuche esas palabras.

Como pude asentí, y Edward tomo eso como el final de la conversación, me subió a su espalda, en el camino yo no paraba de llorar, me era imposible parar, y lo mismo paso en el trascurso en coche. Cuando llegamos a mi casa supe que era el final, y no era capaz de salir del coche a sabiendas que en el momento que pusiera un pie en el suelo el se iría para siempre. Lo mire intentando una sonrisa que probablemente sería una mueca.

-Adiós – no podía besarle, si lo hiciera, daría marcha atrás con todo y no podía

-Adiós – me dijo él, y por sus ojos pensaba lo mismo.

Salí del coche directa a mi casa, cuando metí la llave en la cerradura, mire para atrás y el ya se había ido. Entre en la casa, corrí hacia mi cuarto, y me tiré a la cama a llorar. No podía creer que había echado de mi vida al hombre que mas amaba y amare en mi vida.