Destinos Cruzados

-Prólogo de un Sueño Interrumpido-

Con pesar y satisfacción al mismo tiempo, se encontraba en la escalera de subida del pequeño barco que lo conduciría a ese lugar que hace sólo unos meses parecía muy lejano.

Estaba muy nervioso, y la ansiedad que le producía el comenzar una nueva vida le apretaba el pecho. Aún así, todo era válido en el camino de su felicidad: Por él, su familia y la que pronto formaría.

La miró a sus ojos: Esa mujer merecía más, mucho más. Nunca exijió algo de él, lo aceptó tal cual era, y aunque no podía retribuirle con una promesa de una vida tranquila a futuro y sin preocupaciones, ella no parecía querer alejarse de su lado.

No, definitivamente ella merecía más que una familia sin apellido, sin renombre, sin honor, y él estaba dispuesto a pasar por cualquier dificutad con tal de lograrlo.

- "Promete que se cuidarán. No quiero que algo malo llegue a sucederte a ti, tu padre o tu hermano" -, le dijo en tono de angustia.

- "Esperaremos tu regreso, donde siempre. Este es tu hogar" -, respondió la chica de cabello negro.

Sus ojos, su cabello, su piel… Estaba muy seguro que extrañaría todo de esa mujer. Sin poder contener su arremolinada ola de emociones, se acercó a ella para abrazarla. Hundió su rostro en los cabellos de la chica y se dejó llenar por ese exquisito aroma a ciruelo blanco.

Ella respondió envolviendo tímidamente el cuerpo de aquel hombre por la parte alta de la cintura, sólo con las manos. Nunca fue buena para las demostraciones de cariño, mucho menos en público, pero para él era más que suficiente.

- "Espera por mí. Quizás no puedo hacerte feliz, pero te daré una familia de honor junto a un samurai que será reconocido en todo este país. Sólo ten paciencia" -, le dijo a la mujer, con voz pausada y convincente, llena de esperanzas.

Ella reaccionó a sus palabras presionando con más fuerza ese tímido abrazo que entregaba.

- "Sí, te esperaré. Cuídate, vuelve sano y a salvo, por favor" -

Su voz sonaba apagada, triste y calma. Por algún motivo, fue una despedida llena de dolor.

Él sonrió mientras distanciaba su rostro del cabello de la chica, sin soltar el abrazo, y la volvió a mirar directo en esos ojos tristes.

- "Voy a lograr que esos ojos se iluminen, que tu mirada vuelva a ser esa que conocí hace tantos años, sólo espera un poco" -

Y con la misma sonrisa, cortó el abrazo con la pelinegra y comenzó a subir por la escalera, mientras desde la parte alta del barco se oía un fuerte: "¡Viva Japón! ¡Viva Mimawarigumi!".

Ninguno de los dos se atrevió a mirar a atrás. Ella se había volteado para alejarse camino a casa, con una lágrima secándose en su mejilla, apretando con fuerzas el obsequio de compromiso que él le había entregado poco tiempo atrás. Lo esperaría, estaba dispuesta a posponer la boda el tiempo que fuese necesario para ser feliz a su lado, con su primer hombre, su primer amor, aunque nunca se lo dijo y él nunca lo sabría.

Esta es una historia de la cual todos conocen el final, pero no el comienzo. Así empieza la crónica de una cicatriz, un ciruelo blanco, un sueño y un futuro lleno de remordimientos y expiación.


Hola a todos!

Nuevo proyecto! Siempre he estado muy interesada en la historia de estos dos, y el cómo llegaron a lo que sucedió en el manga.

Espero sea de su agrado!

Quiero incursionar en esa historia que alguna vez fue contada muy vagamente en tsuiokuhen por Tomoe.

Espero subir el primer capítulo pronto, ya lo tengo avanzado.

Un abrazo a todos!