Disclaimer: Utapri no es mío, se lo pedí a Santa para Navidad... Y no me trajo nada. Confío en que los Reyes Magos cumplirán mi deseo.
Vanilla dice... Hoooola, reviví de donde sea que estaba enterrada para escribir esto. La Navidad me contagió, así que... Ehm, nunca había escrito de esta pareja, ojalá no me haya salido tan mal. Y por supuesto, para Navidad atrasada, cof.
Participó en: Los cuervos de Santa, de la comunidad fandom_insano en Livejournal.
Viejas prácticas.
Masato observó la canasta decorada con lazos rojos que Ren le estaba entregando. ¿Era algún tipo de broma?
— ¿Por qué? –se limitó a preguntar.
Jinguji se encogió de hombros, aún extendiéndole el presente.
Se conocían por más de cinco años y jamás se habían obsequiado algo. No cuando eran sus respectivos cumpleaños, tampoco cuando debutaron, mucho menos lo hacían en Navidad o por simple capricho. Sin embargo, aquella noche se rompió la tradición.
Hijirikawa miró el contenido del cesto cuando lo sujetó con la diestra, era cerca de una docena de pan de melón. Sonrió.
—Incluso cuando no hemos intercambiado regalos en ningún momento, sabes qué es lo más adecuado —Masato, al no estar exactamente acostumbrado a expresar el enorme afecto que sentía por el heredero de la familia Jinguji, se acercó pausadamente a éste hasta que finalmente pudo abrazarlo.
Ren no hizo más que corresponderle, sorprendido, pues no se esperaba una respuesta tan afectiva por parte de su amigo de la infancia.
—Feliz Navidad, Masayan —le susurró, sonriente.
—Felicidades, Ren —dijo y en su interior prometió hacer una reservación en el mejor restaurante italiano de Tokio.
No fue para quedar a mano, Masato decidió que ya era hora de adoptar una nueva costumbre.
