Hola! Sé que hace tiempo que no estoy en FanFiction pero muchas cosas han pasado y tenía que resolverlas…
Quiero decirles que la historia Vampire Life quedara en pausa hasta nuevo aviso…
Se siente bien volver TuT Esta es la historia que he escrito aparte de Vampire Life :D
Sin más que decir… los dejo de aburrir y les permito leer en paz que deben de estar aburridos de mi discurso xD
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Capítulo1:
¿Por qué todo lo malo me pasaba a mí? ¿Por qué la vida se empeñó en hacerme sufrir tanto? ¿Por qué él se las arregló para hacer mi vida un desastre? Esas eran las únicas preguntas que rondaban en mi mente... Atormentándome y recordándome lo miserable que era mi vida. No sabía el por qué lo hacía, pero lo que si sabía era que él se había encargado de arruinar toda mi vida de a poco. Nunca lo iba a perdonar.
Sentada debajo de un puente observo con la mirada perdida el horizonte y siento que la lluvia se mezcla con las lágrimas que acababa de derramar a medida que el dolor y la soledad se apoderaban de mí ser. ¿Acaso a él le divertía verme sufrir? ¿Le parecía correcto el haberme arrebatado lo más importante de mi vida? No entendía por qué mi madre había terminado saliendo y casándose con una persona así, una persona golpeadora y abusiva, que se creía más solo por ser hombre.
-''Muchos eligen la soledad, pero yo no estoy segura de soportarla. No creo ser capaz de tolerar estar sola... necesito que alguien me comprenda.''- pensé.
Me pare y comencé a caminar por la costa antes de subir hasta la calle sin ningún rumbo fijo. ¿Cuánto tiempo tendré que esperar hasta que alguien acabe con mi vida? ¿Cuánto más podré aguantar sin acabar matándolo o muriendo en el intento? ¿Cuánto tiempo tendré que esperar hasta que decida sacármela yo misma? Suspire y sentí como las lágrimas volvían a acumularse en mis ojos dispuestas a salir en cualquier momento. Me daba rabia el saber que era impotente en este caso... Impotente ante él...
Levante la mirada hacia el cielo. Deseando que alguien me sacara de este mundo o que me ayude a superar todo lo que estaba viviendo. Quería vivir, pero... ¿Quién me asegura de que no voy a cometer el mismo error que mi madre? ¿Quién en este mundo querría estar con una chica como yo? Ni la persona más loca lo haría, el instinto le diría que no estará seguro a mi lado.
-¡Musa!- grito alguien a mi espalda.
Reconocí la voz enseguida. No quería que ella se involucrara, no iba a permitirlo. Ella estaba consciente de que él era una bestia. Me di la vuelta para ver a una joven de cabello oscuro correr hasta el lugar en el que me encontraba parada. La mire sin comprender que hacía aquí. Me negaba a aceptar que ella se estaba arriesgando por mí, aun sabiendo que podría terminar muy lastimada o incluso muerta. Me abrazó con fuerza.
Stella era mi mejor amiga, más bien era la única amiga que tenía ya que nadie se me acercaba. Ella siempre me había ayudado desde que me había ido de casa por el maltrato continuo que recibía de parte de aquel hombre al cual llamé padre en algún momento de mi vida. Por suerte el maltrato nunca había llegado a la violación, en ese caso me hubiera sacado la vida en seguida.
-Hola Stella... ¿Qué haces aquí?- le pregunte cuando me separé.
-¿Cómo que qué hago aquí? ¡ESTAMOS EN PLENO INVIERNO Y NO VOY A DEJAR QUE TE MUERAS DE HIPOTERMIA!- dijo Stella en un grito tomando mi mano y llevándome hasta su auto.
Simplemente asentí sin intentar de modular palabra alguna. No iba a discutir con ella porque iba a ser lo mismo que la nada. Si, iba a dormir en la calle como muchas otras veces había hecho, claro que las otras veces había sido verano, no invierno. Ella sabía que era el único lugar en el que me sentía cómoda.
Me senté en el asiento del copiloto. Stella se subió al asiento del conductor y puso en marcha el carro en dirección a su casa. Vivía en el centro de la cuidad, así que era más o menos una media hora. No había de que hablar o, por lo menos, yo no tenía de que hablar.
Mis días no eran muy distintos unos de otros. Sin embargo, Stella siempre vivía una historia distinta todos los días y yo me ponía feliz al saber que ella estaba bien.
-¿Cómo estuvo tu día?- le pregunte.
-Fue un día extraño...- dijo ella seria. Cosa que me sorprendió.
Por lo general ella estaba siempre con una sonrisa en el rostro y riendo a cada rato... Verla seria era extraño de ver, y cuando eso sucedía significaba que algo malo había pasado.
-Me encontré con tu padre.- dijo de repente en un semáforo.
La mire en cuanto lo dijo. No por cómo lo dijo, sino por lo qué dijo. ¿Cómo que se había encontrado con mi padre? ¿Qué le había dicho? Quería saber pero a su vez me daba miedo porque era probable que le haya dicho que me iba a matar si me encontraba.
-¿Qué?- le dije.
No entendía como se había encontrado con mi padre, pero quería saber qué es lo que le dijo él para que ella se aparezca de repente a buscarme. Muy pocas veces lo hacía y cuando ocurría era porque algo malo estaba pasando en la ciudad o, lo que más odio y temo, mi padre me estaba buscando también.
-Me encontré con tu padre a la salida de la ciudad.- me dijo ella cuando arrancó de nuevo el auto.
No supe que decir, era como si me hubiera quedado muda en un instante. En mi mente no había más que probables palizas de parte de él si me llegase a encontrar. Me estremecí por el solo saber qué era lo más probable, que me esté buscando para matarme a golpes tal y como había hecho con mi madre.
Bajamos del auto una vez que ella lo estaciono frente a la casa. Una casa grande de dos plantas, con las paredes pintadas de blanco sucio y con ventanas grandes. Una casa verdaderamente hermosa, solo había tenido una oportunidad de entrar a la casa de ella y podría decir que era más grande por dentro que por fuera.
-¿Qué te dijo?- le pregunte cuando entramos.
Me miro durante un momento y eso me asusto. Normalmente Stella no se queda callada cuando el tema es grave, pero hay casos en que el tema es tan delicado, como este, en que se queda callada para no hacerme sentir mal.
- Stella, ¿qué pasa? ¿Qué te dijo?- le pregunte con la voz seria pero internamente estaba muriéndome de los nervios y del miedo.
-Musa, será mejor que te sientes...- me dijo mientras señalaba el sillón que estaba detrás mío.
Le hice caso, pero eso simplemente logro que me pusiera mucho más nerviosa por la noticia. ¿De qué gravedad sería? Stella nunca daba rodeos cuando se trata de temas importantes, a menos que no quiera hacerme sufrir con la noticia... Pero si hubiera sido así ni siquiera habría mencionado a mi padre.
Se sentó junto a mí en el sillón.
-Tu padre te está buscando... No me dijo el por qué, pero supongo que si te encuentra te va a golpear de manera brutal...- hizo una pausa mientras juntaba sus manos- Me dijo en otras palabras que en cuanto te encuentre te mata...- dijo con la voz quebrada.
-¿Es por eso que me fuiste a buscar?- le pregunte después de comprender lo que había dijo.
Ella asintió sin decir una palabra y bajo la mirada, ocultando sus lágrimas de mí, mientras que yo no podía siquiera emitir sonido alguno por el miedo que me producía el solo imaginar tener que pasar por esa tortura continua que él consideraba ''normal''. Mire a Stella, a veces no entendía porque me ayudaba si tenía un futuro por delante, claro que ella tenía que dejar de hablarme para lograr esa felicidad que tanto deseaba.
Levantó la mirada de repente y se lanzó a mis brazos para llorar libremente en mi pecho. Nunca en mi vida la había visto llorar como lo estaba haciendo ahora, a decir verdad nunca en mi vida la había de esta manera. Siempre que la veía ella estaba con una sonrisa llena de felicidad y tranquilidad, no triste y angustiada.
-No quiero que sigas sufriendo, por eso quiero saber: ¿no te gustaría vivir conmigo?... No tendrás que hacer nada, solo quedarte aquí cuidando la casa y hacer unas tareas domésticas- dijo Stella cuando se separó de mi pecho casi con desesperación.
-De acuerdo...- fue lo único que pude modular.
Se le formo una sonrisa que dejaba ver sus brackets que quedaban bien con su dentadura blanca y perfecta. Ella en sí era preciosa, una chica de cabello claro, piel relativamente morena, ojos de color miel y unas cuantas pecas.
Yo sabía que ella quería verme feliz y segura, en vez de verme en la calle día y noche esperando que algún milagro ocurriera y se llevará todo el dolor interno que sentía todo el tiempo. Me sentía mal al saber que ella se deprimía al verme de ese modo, pero era lo único que podía hacer y tenía suerte de no haberme refugiado en las drogas u en el alcohol.
Se paró y se dirigió a la cocina para preparar algo de comer. Era de noche y precisaba comer algo... Esperaba que Stella no se molestara conmigo por ello. Me sentía un poco desubicada en este momento, no sabía por qué me sentía de ese modo.
-¿Te ayudo en algo?- le pregunte desde el sillón. Aún no me había movido de allí.
Al menos quería ayudar en algo ya que estaba aquí, no quería ser una carga y mucho menos provocarle problemas... Era lo último que quería. Si iba a ser un problema me iba a ir.
-No- dijo con la voz alegre de siempre.
Apareció con dos tazas de caldo caliente y me ofreció una. La acepte con gusto. No iba a decirle que no a ella. Se volvió a sentar a mi lado, encendió la televisión para ver si había algo interesante para ver y poder pasar el rato.
-Ah...- suspiro y la apago al ver que no había nada interesante.
-Te vez cansada.- le dije al ver que cerraba los ojos.
-Lo estoy... No he dormido nada últimamente...- dijo ella parándose del sillón.
Me paré y la seguí a la cocina para dejar las tazas vacías en el fogón. La mire y ella me devolvió la mirada. Estuve a punto de preguntarle el por qué no había dormido pero iba a estar fuera de lugar, además de que era algo que no debería afectarme, pero la curiosidad era más fuerte.
-¿Se puede saber por qué estás tan cansada?- le pregunte.
-Es por el estudio...- dijo como respuesta.
Me había olvidado que ella estaba en la universidad... Desearía poder estar con ella estudiando, pero no podía por el hecho de que me había prohibido seguir estudiando apenar termine la secundaria. Me sentía ignorante.
Baje la mirada y mi pelo calló a los costados de mi rostro dejándome ver que tan sucio estaba. Quería preguntarle si podía darme un baño pero me daba vergüenza preguntarle, de todas maneras saque valor de la nada y le pregunte aún con la cabeza baja:
-¿Puedo darme un baño?
-¡CLARO!, deja que te muestro donde es.- dijo ella con una sonrisa.
Subimos las escaleras y me llevo a una habitación. Era amplia y había una bañera contra la pared de la derecha, grande también. Mire sorprendida por el tamaño.
-Te preparo el baño, ¿te parece?- me pregunto sacándome de mis pensamientos.
-¿Eh? No es necesario.- le dije sonriendo.
Correspondió a la sonrisa y se retiró. Comencé a sacarme la ropa y a ver si los moretones seguían estando o si se habían ido, para mi desgracia seguían estando pero eran menos notorios que antes.
Una vez que me saque la ropa me observe en el espejo de cuerpo completo que había en el lado interno de la puerta: pelo largo y un poco ondulado hasta la cadera, ojos achinados de color celeste y piel blanca, por eso se notaban demasiado los moretones... no parecía para nada una chica de 20 años. Era gordita y de estatura media, por lo que cualquier cosa que me pusiera me quedaba bien, incluso un poco grande.
-''Si fuera morena no se notarían tanto los golpes que me da.''- pensé al momento que dejaba de mirarme.
Preparé el baño y me metí en él, olvidándome de todo lo que me rodeaba. Era agradable sentir el agua rodeándome. Suspire y me hundí un poco más en el agua dejando que me tapara los labios pero sin llegar a taparme la nariz.
Recordé los brazos de mi madre al estar de éste modo. Era nostálgica la sensación. Por alguna razón vi a mi madre sonreírme... Una lágrima bajo por mi mejilla. La extrañaba y mucho... La necesitaba a mi lado más de lo que creía, pero ya no podía estar a su lado.
-''¿Por qué tuviste que morir?''- pensé tristemente mientras oía golpes en la puerta.
-¿Te falta mucho?- pregunto Stella desde afuera.
-No...- dije mientras me paraba.
Me sequé la lágrima. Observe a mi alrededor y vi una toalla al lado de un banco. La tome y comencé a secarme. No sabía de quien era pero tenía que secarme.
Me vestí y salí del baño. Stella me miro y me tomo del brazo jalándome para meterme en su habitación. Se acercó a su ropero y saco un pijama, pensé que era para ella cuando dijo de repente:
-Ponte este...
La mire sin comprender del todo. ¿Esperaba que me pusiera su ropa? ¿Ropa cara y de marca? Estaba loca... siempre había usado ropa dada y vieja, nunca en mi vida pensé o soñé en ponerme algo como lo que ella usaba.
-¿Perdón?- dije.
-Que te pongas éste pijama... Voy a tirar esa ropa que tienes puesta y mañana vamos a ir a comprarte nueva.
Suspire pero no le lleve la contra por el simple hecho de que no me gustaba discutir con nadie, en especial con ella. No tenía sentido discutir con ella, siempre tenía razón, y si no la tenía se la daba de igual modo.
Lo tome al pijama que me entregaba y me guio hacia un cuarto mediano con paredes de color rosado claro. Había una cama de plaza y media contra una de las paredes, un armario inmenso en la pared contraria, una estantería llena de libros y un ventanal enorme que dejaba ver el patio trasero de la casa. Salió de la habitación para dejar que me cambiara.
Me cambie la ropa y me acosté en la cama. Al cerrar los ojos recordé como conocí a Stella... El mismo día que murió mi madre...
Flash Back
-¡¿ES QUÉ ACASO NO SABES HACER NADA BIEN MUJER?!- le grito mi padre a mi madre.
Se levantó de la mesa enojado, tirando el plato de comida al suelo, y dispuesto golpearla en cualquier momento. Me coloqué detrás del sillón para ocultarme de él. Cuando se enoja no hay forma de calmarlo.
-Ya que no sé hacer nada, ¿por qué no haces tu tus cosas?- le pregunto mi madre haciéndole frente a mi padre.
-Porque para eso estas: para cocinar, lavar y todo lo que a mí se me ocurra.- le dijo de manera machista.
¿Por qué la pasaban todo el día discutiendo? ¿Acaso no se dan cuenta de que me lastima verlos discutir? Por más de que mi padre me golpee todos los días me duele verlos discutir. Sentada en un rincón sentía como la tensión crecía y discusión subía de tono.
-'' ¿Por qué no paran? Odio verlos gritar, insultarse. ''- pensé mientras me acercaba a la ventana para escaparme. Sabía las consecuencias, pero necesitaba salir de allí.
Una vez afuera me dispuse a cruzar la calle para ir a la casa de mi vecina cuando vi que todo estaba cerrado. Suspire triste y camine por la ciudad hasta la plaza.
-''Que lastima que no está... quería estar con ella.''- pensé con un poco de tristeza.
Caminaba por el parque de la ciudad mientras pensaba en con que nos pegaría mi padre a mí y a mamá. Tan metida en mi mundo que no me di cuenta de que una niña de mi misma edad aparentemente corría en dirección mía. Chocamos y caímos al piso.
Ella se paró de manera rápida y extendió su mano en señal de ayuda. Nunca en mi vida me había pasado de que alguien me ayudara en algo. La tome y me pare con su ayuda. Sacudí la tierra que me había quedado en la ropa, ella hizo lo mismo y me miro de arriba a abajo dos veces seguidas. Me incomodo eso.
-Disculpa, no era mi intención.- le dije.
-No hay problema. ¿Estás bien?- me pregunto.
Asentí con temor... ¿Qué me iba a hacer? No confiaba en nadie que no sea mi madre. Tenía esa desconfianza de la gente por culpa de mi padre que decía una cosa y terminaba haciendo otra. Más que desconfianza creo que es miedo.
-¿Cómo te llamas?- me pregunto de repente mientras me miraba a los ojos con curiosidad.
Me sentí un poco nerviosa e incómoda por la forma de su mirada. Era como si quisiera conocerme entera, como si pudiera ver mi alma a través de sus ojos. Dude en contestar, pero lo hice para no parecer anti-social y disimular el miedo.
-Musa... ¿Y tú?- le pregunte en respuesta.
- Stella...- me dijo sin dudar un poco.
Me sorprendió la valentía y la confianza que tenía con las personas que apenas sabía su nombre. Yo nunca podría ser así como ella por el hecho de que tenía miedo de encontrarme con una persona peor que mi padre. Ese podría ser el motivo por el cual casi nunca salgo de casa, a menos que sea realmente necesario.
Después de eso me atormento a preguntas de todo tipo, las cuales la mayoría no conteste... me daba miedo que ella se enterara de que pasaba en mi vida. No quería que se alejara de mí por culpa de mi pasado.
-¿Qué haces aquí?- me pregunto de repente.
-...- dude por un momento, pero conteste- Me escape de casa.
-¿Por qué lo hiciste?- me pregunto confundida.
-Lo hice porque mis padres empezaron a discutir y como odio eso me escape cuando ellos dejaron de prestarme atención.- le dije de manera sincera mientras las lágrimas se acumulaban en los ojos.
Me miro de manera triste y me abrazo para consolarme. Siempre me sentía sola en casa pero por alguna razón junto a ella me sentía bien... Feliz... Pero sabía que no iba a durar para siempre.
-A veces pienso que soy yo el problema...- dije con la voz ahogada mientras me largaba a llorar.
-No debe de ser eso... Tal vez haya pasado algo económico, algo interno entre ellos, etc. Tal vez sea eso, tal vez no, pero de lo que tienes que estar segura es de que tú no tienes la culpa. ¿Cómo puede tener la culpa alguien tan dulce como tú?... Tal vez ellos no se den cuenta pero sus peleas te afectan más de lo que ellos creen.- dijo Stella de manera razonable.
-Espero que sea como tú dices...- le dije con una sonrisa mientras intentaba frenar mi llanto.
Ella sonrió y secó mis lágrimas. Mire la hora y vi que era tarde. Tenía que regresar ahora a casa si quería evitar ser golpeada con el cinturón. Las marcas del otro día aún no desaparecían y me dolía la espalda en la noche cuando intentaba dormir.
-Bueno... Me tengo que ir... Hasta la próxima.- le dije mientras salía corriendo en dirección a casa.
-¿Nos volvernos a ver?- pregunto cuándo se paró.
Me quede quieta mientras pensaba como contestarle. Era probable que nos volviéramos a ver, dentro de poco porque mi padre se iba a ir a un viaje. Sonreí internamente al saber que iba a estar quien sabe por cuánto tiempo sin los golpes de mi padre.
-Claro que nos volveremos a ver. Es una promesa.- le dije mientras daba vuelta el rostro y le sonreía. Stella correspondió a la sonrisa y salí corriendo en dirección a casa. Tenía que apurarme.
-¡RECUERDA QUE LO PROMETISTE!- me grito.
-¡NO LO OLVIDARÉ!- le respondí.
Estaba feliz por haber encontrado a una amiga que me acepto... Pero me sentía mal al saber que no le podía contar todo lo que pasaba en mi vida, pero si no pierdo su amistad por no contarle, lo ocultare toda la vida para que ella siga hablando conmigo.
Cerca de la esquina pude ver que mi padre no estaba porque no estaba el auto. Es probable que se haya ido a algún bar a tomar alcohol.
Cuando abrí la puerta quede paralizada con la imagen que había delante mío. Mi madre estaba en el suelo desangrándose pero lo que más me extraño es que tuviera una sonrisa en el rostro... Como si hubiera logrado su meta...
-¡MAMÁ!- grite desesperada mientras corría a su lado.
-Musa... Tienes que... casarte con...- fue lo único que pudo decir antes de que cerrara los ojos.
-Mamá...- lloré de manera desconsolada.
¿Por qué tenía que pasar esto? ¿Por qué la había matado? Quería saberlo, necesitaba saberlo en este momento. Lloré casi una hora al lado del cuerpo de mi madre hasta que la señora de enfrente entró a la casa y ver qué pasaba. Era mi Nana, una señora mayor que vivía en frente a casa con la que había pasado gran parte de mi infancia. La casa de ella era mi refugio cuando me iba de casa.
-Musa, ¿qué ha pasado?- me pregunto al ver a mi madre en el suelo.
-No lo sé Nana... Cuando yo llegue se estaba muriendo...- dije mientras me lanzaba a llorar en sus brazos.
Acarició mi cabeza en consuelo. Me costaba creer que mamá había muerto por culpa de mi padre, siempre nos golpeaba pero no al punto de matarnos, no creí que él sería capaz de matarnos. Me dormí apoyada en su pecho. ''
Fin de Flash Back
Sentí las lágrimas caer por mis mejillas para terminar en la almohada. Tape mi boca para evitar soltar un grito por la impotencia que me daba el saber que si yo no hubiera salido mi madre se hubiera salvado, o por lo menos haber llegado antes... tan solo cinco minutos antes y ella se hubiera salvado.
-''Será mejor que me tranquilice para poder dormir, de lo contrario no me voy a poder levantar mañana y Stella quiere que vaya con ella a comprar ropa y lo necesario para mí.''- pensé cuando controle mi llanto.
Odiaba a ese hombre por haberla matado a ella... A la única persona que amo de verdad. Nunca lo iba a perdonar por lo que había hecho, mi madre era mi vida y él me la arrebato sin pensarlo. Además estaba segura de que incluso si moría nunca me iba a olvidar de ella, pero nunca sabré con quién me tengo que casar. ¿Será alguien que mi padre no quiere? ¿O será alguien que me va a ayudar a salir de ese mundo de dolor? No lo sabía, ¡NI SIQUIERA RECORDABA HABER CONOCIDO A ALGUIEN EN MI INFANCIA CON EL CUAL HAYA DECIDIDO CASARME!
-''La venganza es un plato que se sirve frío. Yo no nací boba y a mí me enseñaron a que nunca debo tirar el primer puño. Le cantare la verdad y le daré evidencias, porque no me pienso quedar de brazos cruzados.''- pensé sonreí.
Suspire y me puse de costado para ver el cielo estrellado coronado por la luna llena. Me recordaba a mi Nana, la cual falleció hace 5 años. Sonreí al saber que Cyn nunca me iba a traicionar.
-''Confío en que Stella nunca me va a dar la espalda y en que nunca me va a dejar de hablar... Ella es mi mejor amiga después de todo y ella sabe que la necesito a mi lado.''- pensé mientras cerraba los ojos.
~o~o~
Me desperté al escuchar unos gritos en la sala. ¿Qué estará pasando? Me pare de la cama y me iba a vestir cuando recordé que Stella me había sacado la ropa que estaba usando para tirarla. Maldecía internamente y me quedé en el cuarto mientras seguía escuchando los gritos de Stella y de otra persona más que no reconocía. Estaban discutiendo por alguna razón, esperaba que no sea por mi culpa.
-¡DEJA QUE HAGA LO QUE QUIERA! ¡ES MI PROBLEMA, ¿NO?!- grito Stella muy enojada.
-¡QUE SEA TU PROBLEMA NO SIGNIFICA QUE NO TE QUIERA AYUDAR! ¡TIENES QUE ENTENDER QUE SEGUIR HABLANDO CON ELLA TE VA A LLEVAR A LA RUINA! No te hundas por ella, no tienes nada que ver con su vida.- dijo la otra persona.
Sentí como mi corazón se oprimió a causa de la tristeza que me estaba invadiendo al darme cuenta de que era por mi culpa que le estaba gritando esa persona. Me costaba creerlo pero era verdad. Escuché la puerta azotarse al mismo tiempo que una lágrima rodaba por mi mejilla.
-'' ¿Por qué ella se ve involucrada en esto? No quiero que ella arriesgue todo lo que logró en su vida por mi...''- pensé.
-¿Por qué no me deja en paz de una vez?- pregunto Stella de repente.
Oí pasos en la escalera y supuse que se dirigía a su cuarto, hasta que sentí golpes en la puerta de la habitación que estaba ocupando.
-¿Se puede pasar?- pregunto a través de la puerta.
-Claro.- dije mientras pasaba mi mano por mi mejilla limpiando el rastro de la lágrima.
Stella entró y cerró la puerta. Se acercó y se sentó en la cama. Me senté junto a ella y la mire de manera curiosa. Me miro de arriba a abajo y me tomo de la mano para sacarme de la habitación para meterme en la suya. Me pensaba vestir con su ropa como había hecho la noche anterior.
-Mm...- quedo pensando frente a su armario.
-No es necesario que me prestes ropa, Stella... me puedo poner la mía.- le dije.
-De ninguna manera te vas a poner eso...- dijo de manera directa- Pruébate esto.- me entrego una musculosa, una remera de manga larga roja sangre y un jean de color negro.
Tome lo que me entrego y me cambie el pijama por eso. Era como si fuera una muñeca que ella me vestía como quería y yo no podía decir nada. Aún no entendía el por qué ella me ayudaba tanto, pero estoy eternamente agradecida con ella.
Después de una hora, salimos en dirección al centro comercial para hacer todas las compras que ella quería.
-Vamos. Está por aquí la tienda.- dijo ella mientras tiraba de mi brazo.
Entramos a la tienda que Stella tanto quería y vi mucha ropa de todas las marcas. Volvió a tirar de mi brazo pero esta vez para llevarme a una zona de la tienda con ropa de invierno. Estaba segura de que me iba a enloquecer con todas las prendas de ropa que iba a hacer que me probara. Ella se veía feliz mientras lo hacía y creo que ese era el motivo por el cual no dije que no cuando menciono que íbamos a salir de compras.
Luego de cómo cinco horas allí adentro habíamos terminado con las compras. Stella me hizo probar toda clase de ropa. Tanta que no recordaba ni que me había probado por último.
-¡LISTO!- dijo cuando terminamos con todo.
-Ya era hora... Estoy segura de que si me hacías probar otra prenda de ropa la iba romper.- le dije mientras reía.
Se río también y arrancó el auto en dirección a su casa. Era medio día hacia que nos quedaba almorzar y ordenar todo lo comprado.
Cuando llegamos fui directo al baño. Un minuto más y mi vejiga explotaba. Cuando salí del baño olí sopa. Se me hizo agua la boca. Baje corriendo las escaleras para ver a Stella frente a la cocina terminando de hacer la sopa.
-¿Te ayudo en algo?- le pregunte cuando me acerque un poco más.
-Si, ¿puedes terminar de hacer la sopa mientras yo empiezo a ordenar tu ropa?- me pregunto con una sonrisa.
Asentí y tome su lugar de cocinera. Esperaba que la comida quedara bien. Nunca había cocinado como ella, por eso esperaba que quedara comestible... No quería envenenar a nadie excepto a mi padre.
Después de 10 minutos apague el fuego y puse la mesa para comenzar a servir la comida. En ese momento Stella bajo con una sonrisa en el rostro dirigiéndose a la silla para comenzar a comer.
-Al menos espera a que me siente.- le dije.
-Pero... Está bien.- iba a protestar pero se calló la boca cuando me senté en la silla.
-Ahora si puedes comer.- le dije mientras comenzaba a comer también.
Luego de la comida, subí a mi nueva habitación mientras que Stella fregaba. Al entrar vi un regalo sobre la cama. Lo observe con desconfianza, pero también vi una nota sobre él, así que me acerque de manera lenta para tomar la nota:
Ximena sos mi BFF. Sos como una hermana para mí. Me encanta tu forma de ser, sos graciosa, sos buena persona, sos amable. Por eso sos mi mejor amiga. Y te quiero, no con todo mi corazón, un montón. Nosotras nos conocemos hace 15 años. Te conozco un montón, eso no tiene nada que ver pero en esos 15 años que te conozco saque cosas buenas de vos. Sos como mi maestra, aprendo mucho de ti. Bueno, espero que disfrutes este regalo que te hice y perdón por no habértelo dado en tu cumpleaños... Realmente espero que lo disfrutes.
De: Stella.
Para: Musa.
La sonrisa que había en mi rostro no podía ser más grande de lo que era ahora. Tome el regalo y lo desenvolví para encontrar tres cosas distintas: 1- Un collar de oro blanco con un dije que dice: ''I Love You''. 2- Un perfume de Carolina Herrera. Y 3- Un diario íntimo.
Oí la puerta abrirse y corrí hacía Stella llorando... Era el mejor regalo de la vida, y no porque fueran caros, sino porque ella se había acordado de mi cumpleaños.
-Gracias...- le dije mientras la abrazaba con fuerza.
-De nada... Espero que te hayan gustado.- dijo mientras correspondía el abrazo.- No llores, por favor.
Me separe de ella y seque las lágrimas que acababa de derramar soltando una risita. Me parecía muy tierno y amoroso como ella se comportaba conmigo. Era como si por fin la vida me está dando la felicidad que tanto desee desde que murió mi madre.
-Arréglate que en dos horas vamos a ir a un lugar importante.- dijo ella.
Asentí y ella se retiró del cuarto para que yo pudiera arreglarme tranquila, ya que conociéndola va a querer vestirme. Abrí el armario y comencé a pensar qué ponerme. ¿A dónde iríamos a comer? Esperaba que no fuera un lugar muy costoso y que no fuera de etiqueta porque no sabía que ponerme. Estaba a punto de llamar a Stella para que me vistiera cuando vi un vestido negro con líneas rojas. Era perfecto, pero no recordaba haberlo comprado y/o probado.
-''Probablemente sea de Stella...''- pensé cuando comencé a ponérmelo.
La puerta se abrió de repente cuando comenzaba a ponerme el vestido.
-¿Te ayudo en...?- no completo la pregunta ya que me quedo mirando como hipnotizada.
Me miro de arriba a abajo. Me sonrojé y le di la espalda para terminar de ponerme el vestido. Nunca sentí más vergüenza que ahora y eso que había tenido que pasar por muchas. Sentí las manos de Stella tomando los bordes del vestido y bajándolo para después colocar una de sus manos en mi cintura y dejar un beso en mi mejilla aún sonrojada.
-Me tendrías que haber llamado en cuanto tomaste el vestido... Es difícil ponérselo sola. Lo sé por experiencia.- dijo susurrándome al oído mientras me abrazaba por la cintura.
Beso mi mejilla suavemente haciendo que una corriente eléctrica a travesara mi espina dorsal. Trague en seco y me sonroje aún más. Me ponían nerviosa las actitudes de ella en algunos casos, estaba casi segura de que Stella era homosexual, cosa que no me molestaría. No me molestaría que ella lo fuese, pero que no me confunda porque eso hacía... confundirme.
Se separó de mí sin antes dejar otro beso en mi mejilla. Soltó una pequeña risa al ver cómo me mordía el labio inferior en un intento de no gritarle que dejara de hacer eso. Desde que la había conocido había hecho eso, confundiéndome y logrando que me cuestionara internamente si me atraían las mujeres o si me atraían los hombres. Claro que yo siempre les tuve miedo a los hombres, pero no quitaba el hecho de que me pudieran gustar.
-¡¿QUIÉRES DEJAR DE HACERLO?!- le grite sin contenerlo.
Ella simplemente me saco la lengua y salió de la habitación, dejándome sola en ella. Respire profundamente tratando de calmar mi respiración. ¿Acaso le gustaba verme así?... Realmente esperaba que no fuera así, porque de lo contrario me estaría comprobando de que SI es homosexual...
-''Tal vez lo es... Pero, ¿por qué yo? ¿Acaso le atraigo físicamente solo? No, no debe de ser por eso... Tal vez se enamoró de mí. Sí, eso debe de ser. Pero no sé cómo afrontarla si lo está...''- pensé cuando salí del cuarto.
Stella estaba con un vestido de color fucsia que marcaba sus curvas de manera perfecta. La verdad es que ese vestido dejaba ver mucho pero a su vez no mostraba nada... era como si jugara con la mente de las personas.
-¿Nos vamos?- me pregunto mientras sonreía como siempre.
-¿Mm? Claro...- dije mientras caminaba hacia la puerta.
Pase por al lado de ella y me dio un pequeño empujón, logrando que casi me cayera. La fulmine con la mirada y Stella simplemente se rió, restándole importancia al asunto. Era una niña dentro del cuerpo de una mujer ella... Se comportaba como se diera la ocasión... Podía ser una niña en un momento y al otro comportarse como una verdadera dama. Yo conocía ambos lados de la moneda.
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Y? qué les pareció? Déjenme un review con la respuesta n.n
Bye Bye!
