Capítulo 1. El inicio del cambio.

Otro día más en Ávalon, otro día más de trabajo inclemente autoimpuesto. Hermione Granger no podía permitirse fallar, el futuro de lo que quedaba de mundo mágico podría depender de su trabajo en aquella isla, que había sido los últimos 23 años tanto su hogar como su prisión.

Ella no lo sabía, pero ese día cumplía 40 años; sin embargo, no lo parecía cuando se miraba al espejo por las mañanas. Como todos los días, desayunó frugalmente antes de encerrarse en el despacho-laboratorio de la casa. Se sentó en el sillón frente a su mesa llena de extraños apuntes en diferentes idiomas y, como siempre hacía antes de empezar a trabajar, se acordaba de todos aquellos que había perdido en la guerra contra Lord Voldemort, especialmente su novio, Ron Weasley, y su hermano, Harry Potter.

Tras hacer un gran esfuerzo por no derramar lágrimas, sacó su varita y apuntó una vez, a cada uno de los 12 espejos que tenía en la parte derecha de la pared del despacho. Durante los últimos 6 años, había gastado la mayor parte de su tiempo mirando esos espejos, viendo los mundos paralelos que discurrían en ellos. Buscaba una forma de cambiar la historia, buscaba una forma de evitar que Voldemort se hiciera con el poder tal y como había hecho en su realidad, buscaba una forma de evitar tanto dolor y sufrimiento.

Sin poder remediarlo, volvió a rememorar como había llegado a esta mágica y, hasta entonces, perdida isla.

Estaban huyendo en escoba de los mortífagos que les habían seguido desde Gringotts, tras su fallido intento de entrar en la cámara de los Lestrange. Habían salido del lago tras haber saltado del dragón y habían tenido que robar tres escobas de casa de unos magos que vivían en medio del bosque. La persecución duraba ya más de seis horas. Horas de tensión, de hechizos fallados, de heridas sufridas por los tres. Volaban a gran altura entre las nubes con un encantamiento casco-burbuja para poder respirar y un encantamiento térmico para evitar la congelación, ambos gracias a ella. En aquel momento, iban los tres en formación; ella a la izquierda, Ron a la derecha y Harry en el centro, un poquito más adelantado que ellos dos. No por nada era un volador nato.

Parecía que habían podido despistar a los mortífagos con ese vuelo desquiciado entre los riscos de la costa inglesa. Hermione no sabía como había conseguido volar de esa forma, se había limitado a imitar a los movimientos naturales de Harry, mientras lanzaba andanadas de hechizos.

Miró hacia delante, donde Harry le hacía señas indicándola que iban a descender por debajo de la línea de nubes, en busca de algún sitio donde refugiarse temporalmente y recuperar fuerzas. No en vano, llevaban más de dos días sin comer y Hermione creía que se mantenían más o menos despiertos y atentos gracias a la constante adrenalina que, los sucesos vividos en las últimas horas, les había aportado. Sin embargo, hasta esto terminaría fallando.

Bajaron en picado entre las nubes, intentando vislumbrar dónde estaban. Se encontraban bordeando la costa en una zona de acantilados. A pesar de tener tierra cerca, no veían ningún sitio lo suficientemente protegido como para tomar un descanso. Siguieron volando durante unos minutos con la atención puesta a partes iguales entre los posibles mortífagos y la búsqueda del escondite.

No tuvieron tiempo de reaccionar. Varios mortífagos con máscara se desilusionaron de entre las nubes y les atacaron sin piedad. Los rayos verdes llenaban el aire con el sonido de la muerte, mientras los tres hacían tirabuzones y maniobras de huida hacia el mar. La situación empeoró cuando consiguieron separarlos.

En unos pocos segundos, sucedió todo. Tres maldiciones asesinas volaron hacia Hermione, cuando Ron se interpuso recibiéndolas. La fuerza del triple impacto hizo que el cuerpo inerte de Ron chocara contra ella y la derribara de la escoba. Mientras caía hacia el agua, escuchó el grito desesperado de Harry, que volaba en picado intentando rescatar tanto a ella como a Ron, en una trágica repetición de lo que sucedió en el cementerio donde Voldemort recuperó su cuerpo. En ese momento, Hermione sintió como el mundo se ralentizaba cuando cinco Desmaius golpearon a Harry en la espalda, haciendo que se desmayara sobre la escoba. Al ver esto, la chica perdió el conocimiento y, cuando volvió a despertar, ya estaba en Ávalon.

Volvió a la realidad cuando notó como las lagrimas corrían por su rostro. Se las secó con la manga de la camiseta y cogió uno de los antiguos documentos que estaban encima de la mesa. Aún no se creía que estuvieran escritos por el mismísimo Merlín. Todos trataban sobre lo mismo: los universos paralelos y la posibilidad de poder interferir en ellos. Tras mucho estudio, Hermione había llegado a la conclusión de que sólo se podía sustituir una única persona de un universo, por la misma persona que vivía en otro paralelo.

Al principio, la esperanza inflamó el corazón de la chica pero, tras leer más tratados, concluyó que sólo era posible trasladar personas que no tuvieran ninguna relación con la persona que realizaba el conjuro de intercambio entre realidades y además, ambas personas intercambiadas debían tener la misma edad. La ventaja era que la persona intercambiada mantenía todos sus recuerdos. Otro inconveniente era que solo podría hacerlo una vez ya que el hechizo consumiría toda su magia y energía vital. Para Hermione, eso no era un problema, ya no tenia razón para vivir desde aquel día aciago, solo la esperanza de poder cambiar la historia la animaba día a día.

Por eso, la chica escudriñaba esos espejos con tanto interés, buscaba una persona que pudiera cambiar ese futuro maldito. Hasta ese momento, no había encontrado a la persona idónea; todos en los que había pensado tenían alguna relación con ella, lo que les hacia inútiles para el hechizo. Sin embargo, esto no la desanimaba ni un ápice; seguía buscando con la misma intensidad que cuando estudiaba o investigaba en Hogwarts. Cuando terminó con los documentos que tenia planificados para hoy, ya había anochecido en Ávalon. Hermione se levantó del sillón y realizó el hechizo que grababa en el cristal, las imágenes que se sucedían en los distintos universos paralelos mientras ella dormía. Cuando llegó a la habitación, se cambió de ropa y, tras tomar un trago de la poción para dormir sin soñar, se arropó bajo las sabanas y se quedó dormida de agotamiento.

Tras otra semana de búsqueda infructuosa, Hermione empezaba a sentirse tan desorientada como hace diez años, cuando salió de la cápsula de estasis tras pasar la misma cantidad de años dentro, reforzando su magia para poder realizar el hechizo de intercambio. Estaba empezando a cansarse de estar mirando realidades sin encontrar resultados, necesitaría una herramienta para poder realizar la búsqueda más eficientemente... un buscador o algo por el estilo.

— ¡Un buscador ¡Claro! ¡Cómo no se me había ocurrido antes! —exclamó en voz alta.

Hace unos años había visto en uno de los mundos alternativos, un chaval usando un ordenador y buscando información sobre fútbol, usando una herramienta llamada buscador de internet. Por lo que pudo observar, escribía una palabra en una caja, le daba a un botón y salían en la pantalla, una serie de referencias a la palabra escrita.

Hermione se quedó pensando. Podía usar el mismo procedimiento para crear un hechizo que le avisara, cuando en alguno de los mundos apareciera alguien que tuviera relación con ciertos parámetros. Con la ilusión de un nuevo descubrimiento, se puso a trabajar a destajo.


Tardo más de un mes en crearlo, pero al final lo consiguió. Sólo faltaba añadir los parámetros de búsqueda. Al final, eligió Horrocrux, Reliquias de la Muerte, Harry Potter, Dumbledore y Voldemort. Sin duda, acotarían mucho la búsqueda. Era el momento de probarlo.

— ¡Aranea curiosus! —exclamó apuntando a los espejos. Un rayo plateado impactó en ellos.

Estos se apagaron de repente y volvieron a encenderse. En ellos, se veía pasar imágenes a toda velocidad; parecía como si los espejos estuvieran escaneando todo el multiverso, como definió Merlín al conjunto de todos los universos. Sin tiempo que perder, Hermione borró todas las imágenes que se concentraban en el cristal de memoria y lo sincronizó con los espejos. Al igual que con el método de trabajo anterior, allí se guardarían los universos que el hechizo encontrara en su vertiginoso trabajo.

Hermione se sintió aliviada, casi liberada, tras ver como su hechizo funcionaba y mandaba al cristal la primera referencia. Lo cogió con las manos, lo activó y pudo comprobar que no era lo que estaba buscando. Este universo en concreto hacia referencia solo a la variable "Harry Potter" y se refería a unos padres que habían puesto ese nombre a su hijo, nada más. Estuvo examinándolo un rato, pero no encontró nada relevante y lo desechó.

—Va a ser difícil de encontrar —dijo en un susurro.

La verdad es que no fue difícil, pero si largo y tedioso. La mayoría de referencias encontradas por los espejos, solo tenían una o dos variables como mucho y, en todos los casos, eran similares: alguna persona con el apellido Dumbledore, muchas referencias a objetos religiosos o tribales denominados Reliquias de la Muerte o la que le pareció muy curiosa y, a la vez, más siniestra; una discoteca que se llamaba Voldemort.

Sin embargo, el duro trabajo de búsqueda tuvo sus frutos la mañana del 31 de julio, aunque Hermione nunca supiera que era ese día concreto. Se despertó como tantos otros días, notando que, desde que había lanzado el hechizo de búsqueda y su trabajo se había limitado a la visualización de los pocos universos que concordaban y el estudio de posibles maneras de ayudar a la persona que esperaba encontrar, sus fuerzas se recuperaban poco a poco. Desayunó un café y unas galletas de chocolate y se dirigió al despacho, preparada para pasar otra larga jornada de trabajo.

Sin embargo, no estaba preparada para lo que se encontró allí. En cuanto entró en el despacho, se quedó impactada. ¡El cristal brillaba con un color verde intenso! Aunque sabía lo que significaba aquel brillo, nunca creyó que lo iba a ver, así que rebusco entre sus papeles la tabla de colores que había creado para señalar el numero de variables encontradas por el hechizo y así confirmarlo. La tabla no dejaba lugar a dudas. ¡El verde indicaba una correlación total! ¡Cinco de cinco! ¡Alguna persona, en aquel universo concreto, tenía una relación con todas las variables de búsqueda!

Hermione se abalanzó sobre el cristal con las manos temblorosas. A pesar de que la ilusión la embargaba, su mente analítica tomó control de la situación y la obligó a tranquilizarse.

—¡Tranquila Hermione! ¡Puede que solo sea una coincidencia! —se decía a si misma en voz alta, aunque interiormente dudaba mucho de ello.

Ya, sin temblores en las manos pero con el corazón encogido y la boca seca, activó el cristal. Las imágenes volaban por delante de sus ojos y según iban pasando... un lavoro di perfezione.

Extrajo el universo paralelo del cristal y lo proyectó sobre otro espejo, mucho más grande, situado en la pared izquierda. Este espejo lo había guardado para este momento, para cuando encontrara la persona correcta. ¡Ya la tenía!

El resto era fácil y ya lo tenía preparado, sólo faltaba localizar a esa persona en el mundo actual pero, en el año en el que entraron a Hogwarts y trasladarla. Como se podía esperar de Hermione, no tardo mucho en encontrarla. ¡Estaba en Londres! ¡No podía ser una coincidencia! Sin dudar un segundo, comenzó el ritual que liberaría toda la magia que había acumulado tras los diez años de estasis.

—¡Allá vamos! —exclamó Hermione emocionada.


Comentarios.

Bueno, este es mi primer fic y la verdad pensaba que nunca me atrevería a escribir ni mucho menos a publicar alguna de mis idas de olla. Espero que os guste. Acepto cualquier tipo de crítica mientras sea educada, los palos también son útiles, jajajaja. Responderé a todas las preguntas y dudas encantado.

Y ahora los agradecimientos. En este primer capitulo, mi total agradecimiento a Rose (Ginevre en fanfiction) por muchas cosas. Ha sido culpa de ella, que me picara el bicho de la escritura de fics. Además de descubrir ciertas cosas de mi mismo. Espero que nuestra amistad dure lo mas posible. Por supuesto, animo a todo el mundo que lea sus fics, son excelentes.

Un bratzo, xotug.