Notas autora 1: ¡Bienvenidos a todos y todas las lectoras! Vengo a traer un reto que acepté de nuestra querida SkuAg. ¡Gracias por leer!

Este fic fue escogido de: Las mendigas Fickeras II en el foro Proyecto 1-8 de digimon (¡Os invito a entrar!) y el reto fue posteado por SkuAg, que espero no me mate tras este destroce xD.


Datos del fic:

Título: Game over.

Pareja: Yamato x Sora x Koushiro.

Ranking: M.

Género: Romance / Humor.

Temas: Romance, trios, Yaoi y Hetero. Lenguaje Soez.

Advertencia: Un tremendo y desgraciado OOC en los personajes. También añadiré IC para cuando me queden.

Estado: Incompleto.

Disclaimer: Digimon no me pertenece ni sus personajes utilizados. La historia está basada en un resumen, pero igualmente es mía.


ResumeN: Cuando Koushiro y Yamato son fans de algo, Sora se ve arrastrada a ello. Aunque a veces, las cosas se van tanto de fanatismo que se siente algo desplazada. Pero no para siempre.


Game over

Cuando el juego peligra

Sora les miró con diversión. Con sus cabezas pegadas la una a la otra mientras rumiaban algo. Pelirrojo contra rubio. Hombro contra hombro. Era una imagen tan tierna como íntima. Y ella sonrió, cubriéndose con el libro que leía hasta las mejillas para que nadie viera su vergüenza.

Porque a ella le gustaba eso. Amaba, mejor dicho, esas escenas. Que ambos fueran naturales entre sí.

Esa noche, ambos se habían enfrascado en nuevo juego online. De esos que terminabas encendiendo el ordenador para buscar logros, objetos y demás cosas. En los que podías hacerte un gremio y grupos para sacar dinero.

Koushiro se había hecho un mago. Yamato un guerrero. Sora tenía por ahí un ilusionista que no llevaba más que diez niveles, pues ella se había enganchado mucho menos al juego que ellos.

—Ya te digo que es aquí donde suelta el ítem que buscas para reformar tu arma. No es difícil— reflexionaba Yamato.

Parecía mentira que fuera así, pues fue Koushiro quien los metió a ambos, meses atrás, al mundo de los videojuegos. Yamato se hizo fan enseguida. Se enganchó de tal modo que lo primero que hacía nada más llegar a casa, o lo segundo, pues siempre antes estaban los besos para sus respectivas parejas, era sentarse y ponerse a jugar.

Koushiro, sin embargo, tenía más tiempo para poder jugar. Mientras que el otro estaba siendo dando algún que otro concierto y haciendo las pruebas para astronauta, Kou tenía el tiempo libre para disfrutar del juego y, dicho de paso, ayudarla.

Pero esa obsesión, estaba empezando a preocuparla.

Miró el reloj sobre la estantería. Iban a dar la una y media de la noche. Estaba sintiéndose cansada.

—Lo sé. Pero solo tenemos tres entradas— objetó Koushiro al otro, llamando su atención—. Si no salen, tendremos mala suerte. Por eso te digo de ir a comprar piedras de drop*.

—Lo sé. Pero tienes que contar con los puntos que nos da la Guild* y la Party*.

Sora cerró el libro con más ruido de lo normal, esperando que le hicieran caso. Ninguno se movió si quiera. Continuaban centrados en el juego.

Fue a la cocina por agua, regresó. Se lavó los dientes y cepilló el pelo. Buscó el camisón que ocuparía esa noche. Preparó su cama. Ninguno dio gesto de darse cuenta de su ausencia si quiera.

Suspiró una vez más y se apoyó en el quicio de la puerta del dormitorio.

—Buenas noches, chicos.

Nadie contestó. Ambos solo se movieron para fijarse en la pantalla y teclear con rapidez, tanto teclado como ratón.

Sora se hartó, encerrándose en su dormitorio.

Cuando despertó más tarde, los ordenadores estaban apagados, sí, pero Koushiro y Yamato estaban fritos en el sofá, uno encima del otro y roncando.

Sora casi deseo vengarse.

Y, ¿por qué no?

.

Sora no era de las chicas que adoraban idear planes de venganza hacia sus chicos. Más bien, ella estaba satisfecha con su relación. Pese a que al principio pudiera haber sido complicada, ahora eran el trio perfecto. Existía romance para todos. Se apreciaban y respetaban.

Y debía de confesar, que los momentos sexuales entre ellos eran puramente satisfactorios. Al menos, por su parte. Ellos no es que se quejaran nunca.

Convivir con ellos había hecho que comprendiera que eran fans de muchas cosas o que podían llegar a serlos. Había conseguido que Shiro se tragara con ella algunos doramas y ambos habían terminado llorando a lágrima viva para que luego Yamato les diera un coscorrón y los llamara masoca.

Claro que el rubio no esperaba que los dos alegaran que él luego lloraba viendo Hachiko.

Ese sábado, se preparó rotundamente para castigarles.

Era el día de Yamato de cocinar y de Koushiro de limpiar la casa. Así que ella se permitió unas horas de compras. Claro que cuando regresó, la comida estaba limpia, pero la limpieza no terminada.

—¡Kou! — nombró. El pelirrojo solo gruñó una afirmación—. ¿No era hoy tu día de limpieza?

—Ah. Sí, lo siento, Sora— se excusó educadamente—. Se me vino la hora encima y no podía dejar de pasar las entradas para esta dungeon*

Yamato dejó los platos sobre la mesa, mirándola con las cejas fruncidas en disculpas. Le dio un toque en la cabeza a Koushiro y ella fue a dejar las bolsas en su dormitorio.

Durante la comida, ambos no cesaron de hablar del dichoso juego mientras ella zapeaba en la televisión. Pese a que Yamato odiaba que se hiciera eso, estaba demasiado ocupado con la charla como para fijarse.

Al terminar de comer, los dos volvieron a sentarse frente a los ordenadores y a ella le tocó encargarse de las tareas de Koushiro.

Más tarde, se asomó.

—¡Voy a darme un baño! — avisó.

Ambos levantaron una mano como respuesta, pero no apartaron la vista del ordenador. Infló los mofletes e igualmente, se adentró.

Tenía mucho que preparar.

Tal y como sopesó, ninguno de los dos se separó del ordenador más que para para ir al baño a hacer sus necesidades. Hasta ella tuvo que alimentarlos a base de pizza y se comieron hasta la parte de la corteza que tanto odiaban.

Sora rodó los ojos y cuando vio que la hora llegaba, empezó a preparar lo último.

Fue apagando las luces, cepillándose cabello y dientes. Y el último retoque de perfume.

Volvió al salón, viendo que Yamato se había llevado las manos a la cabeza para maldecir.

—¡Ya vuelvo, Izzi, resiste! — gritaba mientras daba al botón de revivir incesantemente.

Sora se acercó a ellos, metiendo la cabeza entre ambos. El personaje de Yamato había regresado a la vida.

—Voy a irme a dormir, chicos— anunció.

Ambos la miraron solo un segundo, se aseguraron que sus personajes seguían vivos y volvieron a mirarla.

Sora sonrió, les acarició el cuello, volviéndose y escuchó a Yamato maldecir. Continuó caminando hacia el dormitorio, deteniéndose justo en el quicio de la puerta.

Ambos chicos habían seguido con la mirada su caminar. Quizás centrándose en que tan solo llevara un salto de cama transparente. Lo hizo resbalar por sus hombros, resaltando la falta de sujetador, mostrando su piel suave y brillante.

Las sillas chirriaron cuando ambos hombres se levantaron. Los escuchó sisear un gruñido.

—Como dije, buenas noches. Que lo paséis bien jugando.

Y entró en el dormitorio.

Subió a la cama, acomodándose, mientras escuchó como ambos se debatían entre apagar los ordenadores y gruñir acerca de cuánto tiempo llevaba ella así vestida. Casi no pudo ahogar una carcajada cuando escuchó la voz del mayor preguntarle al menor si se habían duchado ese día.

Luego, sus pasos torpes corriendo hacia el dormitorio, batallando por quién entraba antes a la habitación y finalmente, los dos a los pies de la cama.

Sora los miró con diversión.

—¿Ya habéis terminado? — cuestionó. Ambos asintieron.

Uno se llevó las manos a la cintura, tirando de la camiseta hacia arriba. El otro empezó a desabrocharse los botones. Sora los observó detenidamente.

Cuerpos diferentes pero bien formados. Pese a estar siempre rodeado de ordenadores, Koushiro tenía un cuerpo agradable a la vista y aunque a ella no le importaba y a Yamato tampoco, era jodidamente sexy para ambos.

Yamato estaba más curtido por los entrenamientos de astronauta. Y era capaz de quitar el hipo a cualquiera. Incluso a ella en esos momentos. Cuando sus manos iban hacia la cremallera, sora levantó una mano, negando.

Palmeó junto a ella, invitándoles.

Ambos subieron. Shiro besó su hombro. Yamato se entretuvo con su rodilla mientras su mano surcaba un camino hacia su entrepierna. Sora siseó al sentirles. Aferró los cabellos del pelirrojo y buscó su boca, probando su sabor. Luego se hundió en el terreno del rubio.

Giró sobre sí misma, quedando de rodillas, viendo las dos erecciones presas de sus pantalones. Se quitó la batita lentamente y se apretó los senos, justo como ambos le gustaba.

—Joder, Sora— masculló Yamato alargando una mano.

Ella dejó que le tocara la cara. Incluso cogió la de Koushiro para que la imitara. Se acercó más, dejando que acariciaran sus senos, que le arrancaran más de un gemido y luego metió las manos bajo las almohadas hasta dar con el frio acero.

Metió las muñecas en los agujeros y se escuchó el clic de cerrado correspondiente.

—¿Q-qué? — masculló sorprendido Koushiro al no poder retirar al mano—. ¿Sora?

Ella sonrió, dándole un beso en la nariz y otro a Yamato en la mejilla.

—Lo siento, chicos. Como dije, voy a irme a dormir.

Se cubrió con el salto de cama de nuevo y bajó de la cama, meneando las caderas hasta la puerta.

—Sora, esto no se hace— gruñó Yamato forcejeando con el metal.

La nombrada infló los mofletes, mirándoles con enfado.

—Es justo lo que me habéis estado haciendo a mí. Os dejo para que reflexionéis.

Y salió, bostezando. Se dejó caer en el sofá, abrazando su cojín favorito, aquel que Koushiro y Yamato compraron para ella en su primer aniversario. Aquel que tantas veces había usado para cubrir sus gemidos y que ahora, cubría una pícara sonrisa de venganza.

El juego podía ser también en la vida real.


Notas de autora 2:

Aclaraciones:

*: Drop: Itens que sueltan los enemigos al ser derrotados en un juego. Algunos son muy valiosos y difíciles de conseguir.

*: Gild: Gremio de jugadores que generalmente aportan algún soporte al jugador y suelen ser considerados la familia del juego.

*: Party: Se le dice a cuando un grupo de jugadores se reúnen o bien para ganar experiencia o bien para luchar en mazmorras por algún motivo.

*Dungeon: Mazmorra, calabozo.