"Son las criaturas más repugnantes en todo el universo. Las odio con todo mi ser….." Gabriella digitó sin rencor algún antes de publicarlo en su blogger. Ya eran las ocho de la mañana y aun no había dormido, pero tampoco es que tuviera sueño de todas las formas.

— ¡Mierda!— se levantó del colchón hecho trizas donde cada noche dormía como un bebé. — Tengo hambre.— caminó alrededor de la pequeña habitación donde vivía antes de mirarse en el espejo disgustada.— Vaya asco, estoy hecha una mierda. Debería hacer algo de ejercicio. ¡O incluso mejor! Maquillarme, ponerme guapa como las modelos de la tele y conseguir un novio. — carcajeó de lo estúpida que parecía.

Hace mucho que ya no se preocupaba con la apariencia. En realidad, nunca se preocupó, y mira que solo tiene 17 años. Pero tiene una buena razón para ello.

No todos nacen feo, solo se hacen con el pasar de los años. Y Gabriella lo sabia, ella no era fea como decía ser, y tampoco tonta como aparentaba. Solo…. ¿era estúpida?

Si, una estúpida infeliz.