SU VOZ
Bella
Levanté la taza de café recién preparado y me lo llevé a los labios. Soplé despacio antes de darle un trago. Estaba amargo.
Generalmente me hubiera parado a cambiarlo, pero hoy definitivamente no estaba de humor.
Estaba en un famoso cafe que me habían recomendado en Liverpool. Después de estar todo el día fuera, caminando por allí y por allá sin rumbo, deteniendome unas dos horas en el cementerio para comprobar con mis propios ojos lo que me había enterado hace dos días atrás, fui a tomar algo caliente para tranquilizarme, pensar y tratar de no sentirme tan estúpida.
Ya no tenía ganas de llorar por lo que pasó. Realmente había pensado que lo había olvidado. Realmente creí que él era pasado para mi. Pero ahora, después de enterarme de todo, algo se revolvió en mi corazón que me dieron ganas de llorar como una bebe.
Hace ya 8 años que no había oído sobre él. Me sentí muy fuerte al pensar que ya lo había superado, que ya no pensaba en él. Pero a quién engañaba, cada vez que veía a una persona de cabello cobrizo, se me aceleraba el pulso y me sonrojaba, mientras me golpeaba mentalmente por ser tan estúpida, todavía conservaba la rama que el me había dado como símbolo de nuestro amor, todavía conservaba la hoja que le había quitado de su cabello aquella vez después de detención, esa hoja que me decía "Fue real" ésto fue real y no fue producto de tu imaginación. Todavía me pongo a llorar, o me deprimo cada vez que escucho "The Beatles" o "Oasis" por que me recuerda a él, me recuerda aquella vez cuando estuvimos en la cueva, cantando felizmente mientras nos dábamos chocolates. Todavía conservo la foto que Alice nos había tomado para nuestra primera cita, cortada en pequeño y escondida en mi billetera. Todavía me deprimo para las navidades.
Sentí un nudo en la garganta al pensar en esas cosas, así que tome un gran sorbo del cafe para tratar de pasarlo. Algo dentro de mí me decía que no era cierto, estaba cien porciento segura de que no era cierto. Aunque lo haya visto con mis propios ojos, no lo creía realmente. Algo ocultaba.
Cuando llegué a china, mi vida había cambiado. Ya no miraba las cosas con la misma perspectiva. Siempre suspiraba cuando veía a una pareja con la mano tomada, y me imaginaba que esa era yo y Edward. ¿Me arrepiento de mi desicion? En verdad no lo sé. Yo lo amaba en ese entonces... Vale, todavía lo amo, pero era absurdo una relación a larga distancia. Hay que ser realista y madura. ¿En qué mundo, un chico adolescente de 17 años, con las hormonas bien prendidas del siglo veintiuno puede aguantar dos o tres años de abstinencia? No creo que haya amor en el mundo que pueda soportar eso, o por lo menos no lo era el nuestro. Digo, apenas fueron 7 meses, no nos podemos engañar diciendo que nuestro amor era fuerte, eramos muy pendejos como para decir que era el amor de mi vida. Apenas nos conocíamos... No lo sé, pueden que crea que estoy loca y que fui estupida por dejarlo y no tomar esa promesa, pero eso es lo que pienso.
Después en la universidad, fui a Inglaterra a estudiar. Específicamente, Londres. Estudié cinco años como traductora, con las ingenuas esperanzas de encontrarmelo por ahí algun día. Todos los días me levantaba pensando en que algo podía suceder, hasta que ya habían pasado 3 años y no ocurría nada. Mis esperanzas se agotaron después de eso, no había podido rehacer mi vida como esperaba, no había salido con nadie aunque citas no me faltaron.
Una vez, sali con un chico, no recuerdo su nombre. Era muy parecido a Edward y estaba con él por razones obvias. Tan desesperada que estaba, ya saben, tres años de abstinencia no le hace bien a nadie, que me lo tire. Aunque me sentí horrible por que al final gemí el nombre de Edward y ese chico no se merecía estar con alguien como yo.
Desde entonces que no he salido con nadie, a pesar de que sí he tenido noches casuales de vez en cuando. No tuve muchas amigas en la universidad, pues no salía mucho. Era de esa clase de chicas que se quedan en casa un viernes por la noche mirando peliculas de amor y comiendo helado. Lamentandome por que mi vida realmente apestaba, pensando quizá a cuantas mujeres se ha tirado Edward, y se esta tirando en este momento.
Pero me decía todos los días, que si me llegaba a cruzar a Edward Cullen, no lo iba a soltar mas. Puede que él no crea en el destino, pero yo si. Así que iba a hacer lo que estuviera en mis manos para conquistarlo, pero parece que el destino se empeñaba en burlarse de mí, porque no sabía nada sobre él y no lo había visto ni por si acaso.
Probablemente ahora debería estar llorando como una magdalena, pero la verdad es que todavía no entraba en razon, todavía no había procesado esa información, todavía tenía esperanzas.
Recuerdo cuando hace dos días me había levantado de la cama con todos mis esfuerzo, pensando que algo bueno iba ocurrir hoy día. Mis esperanzas acabaron cuando prendí la televisión mientras tomaba desayuno en mi departamento.
Estaba distraida, mirando sin prestar atención, hasta que el nombre, su nombre me hizo reaccionar.
- Si, informamos para los familiares de Edward Anthony Cullen, el reconocido médico cirujano que ha desaparecido hace seis meses, descubrimos su cuerpo en un río hoy día en la madrugada - el calor se fue de mi cuerpo, mi corazón ya no latía, mis manos sudaban y mis ojos se quedaron mas abierto de lo normal. - Segun las investigaciones, se habría suicidado sin motivo alguno, dejando una nota de despedida en su departamento...
Suicidio
Suicidio
Suicidio
No supe cuanto tiempo estuve en el sillon sosteniendo firmemente el vaso de café que tenía, para cerciorarme de que esto era real y no estaba soñando. Nunca en mi vida había deseado que mi vida real se convirtiera en una pesadilla como ahora.
No supe cuanto tiempo me quedé observando el vacío, tratando de procesar la información que acababa de obtener. Porque Edward Cullen, Muerte y suicidio en una misma frase no era facil de digerir. Algo no encajaba en este cuento. No sabía el qué... Edward no era una persona suicida, no que yo lo recuerde. Aunque las personas cambian, pero no creo que cambie a tal punto de ser un depresivo y querer morir sin motivo alguno. Dudo mucho que yo haya sido uno de esos motivos, apuesto que ha tenido muchas relaciones después de que terminó conmigo, asi que supongo que no tuve mucho significado para él.
Pensar en eso me deprimió de sobremanera. Y como soy una masoquista de mierda, fui por mi billetera y saqué la foto que tenía de él. La única que conservaba.
Derramé lagrimas en silencio, conteniendo los sollozos mientras contemplaba la imagen que tenía ante mis ojos. Buenos y malos recuerdos venian a mi mente y mi corazón se estrujaba.
En la foto aparecía Edward abrazandome por la cintura, componiendo una hermosa sonrisa mientras mostraba unos dientes blancos perfectamente esculpidos. Sus ojos verdes mostraban pura felicidad y nerviosismo, mientras yo estaba a su lado, sin gracia alguna con una sonrisa timida y el tonto rubor en mis mejillas. Estaba de brazos cruzados sosteniendo el ramo de flor que él me había regalado. Había sido nuestra primera cita. Suspiré con nostalgia.
Todavía no podía creer que éste hombre tan bueno, sensato, inteligente, lindo, hermoso, pudo haberse suicidado sin razon alguna, era simplemente absurdo.
Después de un rato, decidí que necesitaba una ducha urgente asi que fui al baño y traté de ponerme decente e ir al trabajo con la mejor cara que mis dotes de actuación me podían proporcionar.
Se supone que tenía que traducir un libro que habían publicado recientemente, pero no tenía cabeza para hacerlo. Lo único que hacía, era tratar de procesar, porque todavía no lo podía entender, el hecho de que Edward se haya suicidado. Me pasé la tarde mirando el vacío, tamborileando la mesa con mis dedos, mordiendo mis uñas, desordenando mi cabello hasta que una idea se me vino a la mente.
Tenía que confirmar y recontrafirmarlo, si es que la palabra existía. Algo en mi interior decía que no, algo no encajaba, mi instinto me decía que no tenía que creer. Tenía que acabar todas mis posibilidades antes de darme por vencida y decir que Edward realmente estaba muerto. Mil y un razones se me vinieron a la mente pero eran muy absurdos.
Decidí que tenía que contactar a alguien cercano y a la unica persona que se me ocurrio fue a Emmet McCartney, el reconocido cientifico que estaba trabajando en la teoría sobre la mecanica cuántica. En todos estos años, solo había sabido sobre Emmet y Alice, de los otros no tenía ni idea. Me sentí tan orgullosa al enterarme que Emmet, mi amigo tan tarado y estúpido, se convirtió en uno de los genios mas brillantes del siglo veintiuno. Mi corazón se inflaba al saber que tuve la suerte de conocer ese chico.
Busque entre mis contactos y el internet para poder dar con su número. Tardé por lo menos dos horas antes de lograrlo.
Marqué su numero con manos temblorosas, esperando impaciente a que el tono de llamada dejara de sonar. Contuve la respiración después de que el quinto timbrazo sonara y nadie respondía. Estaba dispuesta a colgar hasta que su voz sonó por el otro lado del telefono.
- Diga - la voz de Emmet me produjo una calidez enorme en el pecho, una sonrisa se deslizó por mi rostro al oír aquella voz tan familiar y desconocida a la vez, que se había convertido mas ronca con el paso de los años. - ¿Aló? -
- Hola - dije torpemente, me había quedado callada por un minuto, que tonta había sido.
- ¿Con quien hablo? - preguntó mi amigo con voz confundida. Reí nerviosa. No me había reconocido, había pasado muchos años ya.
- Emmet - murmuré... - Soy Bella - dije emocionada.
Tut tut tut.
Me había colgado. Miré el telefono estupefacta, ¿Por qué me colgó? ¿Acaso se habrá enojado porque no me despedi de él? ¿Me odiará en estos minutos? No tenía idea.
Pasaron cinco minutos, me quede cinco minutos mirando el telefono, ofendida y apenada por lo que acababa de pasar antes de que me llamaran. Entrada desconocida.
- ¿Hola? - pregunté.
- ¡Bella! - gritó Emmet - Lo siento si te corté, fue un impulso idiota que tuve - dijo nervioso. Reí, ese era el Emmet que conocía.
- Vale, te perdono. Tanto tiempo mi querido amigo - sonreí. - ¿Cómo has estado?
- Fabuloso Bells, ¿Sabes que todavía no te perdono por haber desaparecido asi? - dijo con un tono ofendido, bromeando.
- Lo siento - me lamenté.
- Tranquila pequeña, te entiendo. Solo quería saber cuando iba a ser la ultima vez que iba a ver a mi chica USC - reí con nostalgia. - ¿Como has estado tu chiquita?
- Bien, también - contesté.
- Cuéntame, ¿A que se debe tu llamada? - preguntó.
- Bueno... creo que ya has oído el noticiero ¿Verdad? - escuché el silencio al otro lado de la linea. Lo tomé como un sí.
- ¿Tu lo has oído? - preguntó.
- Sí - susurré lentamente. - No lo puedo creer... Solo quería confirmarlo por una fuente cercana, ¿Es verdad? - pregunté. Silencio nuevamente.
- Si Bella... lo lamento - murmuró. Rogué internamente que este haya sido una de sus bromas y luego saliera con un "Caiste", estaba en silencio, esperando a que dijera esa palabra que nunca llego. No se cuanto tiempo me había quedado callada, nuevamente, quedé en estado catatónico. - ¿Bella? - preguntó.
- Ah.. Emmet, si... lo siento. Es solo que... siento que algo no calza. No lo sé...
- ¿Cómo que sientes que algo no calza? Bella.. siento decirte esto, pero yo lo ví con mis propios ojos - su voz era angustiada, el dolor en mi corazón y el nudo en la garganta habían desaparecido hace un rato, pues al menos tenía esperanzas, pero esa sensación había vuelto y mil veces peor. Mi vista se puso borrosa y ya sentía los mocos en mi nariz. Que agradable.
- Vale... Gracias Emmet. Yo, tenía que confirmarlo... - dije con la mejor voz que pude poner.
- Vamos a hacer el funeral en Liverpool mañana, por si te apetece venir - dijo Emmet.
- Uh... - no supe en qué momento había comenzado a llorar y tuve que limpiarme la mejilla con mis mangas, mientras me sorbía la nariz. - La verdad es que no creo que pueda llegar a tiempo - murmuré apenada. - Gracias por la invitación de todos modos. Igual mandales saludos a todos de mi parte, todavía tengo que disculparme por mi huida tan cobarde...
- Tranquila Bells, nadie te odia - dijo con ternura - te entendemos perfectamente.
- Gracias Emmet, muchas gracias. Tengo que irme ahora - o si no me voy a poner a llorar como una estúpida - porque tengo que trabajar, te quiero mucho mi viejo amigo, espero verte pronto -
- Yo tambien te quiero mi pequeña enana - dijo, podía imaginarmelo sonriendo mientras unos hoyuelos aparecían en su rostro. - Podríamos salir a cenar uno de estos dias, Rose se va a querer morir cuando se entere que hable contigo. Todos te extrañamos mucho. - Solté un suspiro de alivio.
- Adios Emmet, fue bueno hablar contigo. Yo tambien los extraño mucho.-
- Adios Bellita, nos vemos. -
Y colgó.
Había llorado toda la noche, apoyada en el escritorio, lamentandome por todo. Me había quedado dormida sobre mis brazos, hasta que el conserje llamó la puerta y murmuró algo de "Vaya, esta chica si que trabaja duro" antes de irse. Si tan solo supiera que estuve perdiendo el llorando, no diría lo mismo.
Ese mismo día, compre un pasaje en avión a Manchester y luego reserve uno en bus a Liverpool. Tenía que comprobarlo con mis propios ojos. Si seré terca.
Y ahora me encontraba aquí, sentada en el cafe, después de haber ido al cementerio y llorar otro par de horas mas. Me resigne finalmente, ya estaba todo comprobado, Edward Cullen estaba muerto, enterrado en lo mas profundo de la tierra en ese cementerio tan deprimente. Ya no me quedaban lagrimas para llorar, y tenía que continuar con mi vida.
Mientras tomaba el café, que ya se había enfriado un poco ahora, miraba la foto una y otra vez, fijandome en los pequeños detalles de ese hombre. Recordándo y reviviendo cada momento que tuvimos juntos, sonrojandome algunas veces cuando recordaba momentos... uh... diferentes. Recordando esos ojos, su mirada, su sonrisa, su tacto, su aroma. Ese aroma tan peculiar a hombre y a menta que tenía, y me hacía enloquecer. Era tan vivido ese recuerdo que juraría que lo estoy oliendo en este preciso momento.
Sentí una ligera briza a mi espalda, acariciandome y un aroma envolviendome. Era el aroma de Edward. Un escalofrío paso por mi cuerpo. ¿Me estaré volviendo loca? ¿Será que Edward me esta visitando ahora en este minuto?
Me golpeé mentalmente por ser tan estupida y pensar en esas cosas. Le di un largo trago al cafe que ya se había enfriado totalmente, y lo deje en mi boca, tragándolo de a poco.
- ¿Se le apetece algo señor? - escuché la voz del camarero.
- Si... Un cafe bien cargado, por favor - respondio una voz aterciopelada a mi espalda.
Escupí el contenido de cafe que tenía en mi boca y comencé a toser fuertemente.
Era su voz.
Lunes 1 de Agosto del 2011, 21:27 horas.
1) Bueno chicas... aqui les dejo el primer capítulo.
2) Esto no es para nada cliche como se habrán dado cuenta, prometo no alargar esta secuela con mas capitulos que el original, se que pueden llegar a ser tediosos asi que trataré de resumirlo lo mas que puedo.
3) Habrá si algo de drama, pero no son como piensan... supongo. No las haré sufrir tanto :)
6) Este capitulo es corto, avisenme como les gustan los capitulos, si los quieren cortos (Hasta 3500 palabras) medios (Hasta 4-5000 palabras) Extensos (6000 palabras) Siempre he publicado las palabras después de los 5 mil palabras, pero bueno, esto va a peticion de ustedes. Hare lo mejor para complacerlas ^^
Espero que les haya gustado este capitulo, no tardaré en actualizar, creo que lo haré dentro de la semana :)
