Las clases habían comenzado.

Había ingresado en una de las universidades mas importantes, de todo Estados Unidos. Por fin recogía los frutos de su constancia ó más bien de hacerle la pelota a los profesores para que le subieran la nota media.

¿Quién lo iba a decir? Ella una chica distraída, que siempre vivía pensando en aventuras, mirando por la ventana esperando que algo increíble sucediera. Como si su vida no fuera lo suficiente increíble. Enérgica ante cualquier reto.

Era egocéntrica, orgullosa, y muy vanidosa, que linda sensación la de sentirse deseada, que los demás se peleen por salir contigo. No podía evitarlo, toda su vida había sido así y con seguridad lo seguiría siendo, nunca conoció chico que pudiera resistirse a sus encantos. Pero sin ser consciente de ello su vida daría un cambio radical. Ya no sería la que siempre se quedaría con el tío buenorro que pasara frente a sus morros, ni la que con solo chascar los dedos tendría a un centenar de tíos babeándole el trasero como perros en celo ,ni la más criticada por las envidiosas y arpías de sus amigas ,no, ya no sería más esa chica una nueva etapa se habría ante sus ojos y todo aquello quedaría atrás. Las preguntas se agolpaban en su cabeza como proyectiles disparados a los puntos más vulnerables…

¿estaría preparada para lo que venia?, tal vez… ¿tenia lo suficiente? Podría ser… mil y una preguntas azotaban la joven mente, agobiada se encamino a su futuro y se encomendó a los dioses, quizá de esa forma esas interrogantes la dejarían en paz por un momento. "No puedo tener miedo, nunca lo e tenido… y no empezare ahora". Después de recorrer unos treinta minutos en su flamante deportivo, aparcó frente a la universidad. Respiró profundamente y camino con paso decidido al edificio.

Bella.

Todo va salir bien, todo va a ser como siempre, no voy a tener ningún problema en adaptarme y conoceré nuevos amigos, además no se por que estoy nerviosa, si yo por donde quiera que voy hago estragos.

Me fijé en la gente que entraba y salía de la universidad. Perfecto, no había ningún tipo pasable…todos tenían pinta de pajeros, y el cutis lleno de granos,¿pero de que me extrañaba? si allí solo iban los empollones y los enchufados como yo, además no había ido a ligar si no a sacarme un futuro de provecho como solía repetirme mi madre hasta la saciedad todas las puñeteras mañanas.

Crucé la salita atiborrada de gente.

Un grupito de varios borreguitos sin destetar comenzó a seguirme a todos lados. Todos eran horripilantes y tenían pinta de mandriles sin civilizar, el más alto parecía una gallina escuálida y desplumada, aunque en fealdad lo superaba uno de metro y medio que me recordaba a la hormiga atómica…

¡DONDE HABIA IDO A PARAR! ¿Al concurso de miss feos?