Disclaimer:El mundo y los personajes de My hero academia pertenecen a Kōhei Horikoshi.

I. La sonrisa del joven héroe.

El ruido se elevaba en un enjambre de conversaciones cuando acababa la última clase, y Shouto siempre sentía ganas de salir del edificio lo antes posible cuando ese momento llegaba. No le molestaba hablar con sus compañeros, pero le resultaba más cómodo volver directo a casa, y así lo había hecho durante todo el curso. Sin embargo, últimamente su atención se había enfocado en otro asunto, postergando su huida. Apenas había hablado con Midoriya desde el torneo, y no había conseguido desprenderse de la sensación de que había algo sobre él que aún tenía que descubrir. Observarle se había convertido en un pasatiempo que había ocupado su última semana. De hecho, tal vez las dos últimas.

En esos momentos Midoriya estaba echándose la mochila al hombro, y su mirada se dirigía hacia Iida y Uraraka, al otro lado de la clase. Podía notar cómo de familiar resultaba en sus hombros aquella mochila gastada. Unos pocos días atrás se había dado cuenta de que uno de los lados estaba ligeramente chamuscado. Katsuki Bakugo, seguramente. También era capaz de predecir cómo sonreiría al acercarse a sus amigos e iniciar su regreso a casa. Era una sonrisa distinta a las que mostraba a lo largo del día, que también se diferenciaban entre sí en pequeños detalles.

Shouto comenzó a levantarse con un suspiro. Se preguntaba si se habría decidido a hablar con él si no hubiesen estado aquellos dos siempre tan cerca. Claro que entonces no pondría esa sonrisa al verlos, su regreso a casa se vería alterado y se convertiría en un Midoriya de otra línea temporal. Posiblemente.

Se volvió para coger su propia mochila, cuando notó que la escena habitual de cada día había cambiado. Midoriya sostenía un cuaderno entre sus manos, con una expresión de duda formándose en su cara. Shouto se fijó en que no era su pupitre. Es el de Bakugo. Oyó cómo les decía a Iida y Uraraka "Id sin mí", antes de echar a correr hacia el pasillo. Shouto salió hacia la puerta caminando algo más rápido de lo habitual, y al salir del aula empezó a correr también.

Cruzó varios pasillos hasta encontrarle cerca de las escaleras. Bakugo estaba con él.

–Verás… este cuaderno estaba en… Bueno, creo que tú…

– ¿Quéee? –Bakugo le arrebató el cuaderno de las manos– ¿Qué haces tú con esto? No toques mis cosas, imbécil.

–Lo siento, Kacch… –Bakugo se volvió y echó a andar, mascullando "Estúpido Deku".

Eso era algo que Shouto también había observado en los últimos días, aunque no podía decir que lo atesorase en su memoria de la misma manera que todo lo demás. Cuando se acercó pudo escuchar cómo Midoriya suspiraba de alivio.

–No deberías dejar que te trate así.

Se giró con un respingo.

– ¡Todoroki! No sabía que estabas aquí.

– ¿Es porque crees que no puedes vencerle al no controlar tu poder? Si es por eso, yo podría hacerlo.

– ¡N-no, no hace falta nada de eso! Verás, Kacchan ha sido así desde siempre.

–Alguien tiene que enseñarle cómo comportarse.

Midoriya bajó la mirada. Shouto quiso alargar el brazo hasta su hombro, pero lo dejó caer en cuanto empezó a moverse. Mi izquierdo… Recordó la mirada de Midoriya cuando encendió su fuego en el combate. Tomó aire.

– ¿Por qué sigues acercándote a él?

Se encontró con unos ojos verdes que le miraron con determinación, mientras se formaba una sonrisa en sus labios. Oh. Esta también es distinta a las demás.

–Quiero ser capaz de ayudar a todo el mundo. Y… me gustaría sonreír siempre que lo haga. Como All Might.

–Pero Bakugo no está en ningún apuro. No veo por qué deberías ser amable con él.

Midoriya se puso la mano en la boca mientras pensaba la respuesta. Otro de sus gestos habituales.

–Creo que un héroe también tiene que ayudar a la gente que le rodea. Porque… bueno, si tratas mal a los demás, aunque rescates a algunas personas… ¿Por qué ibas a ser un héroe?

–Midoriya… Bakugo nunca será como dices, ¿te das cuenta?

–Ya… Bueno, Kacchan tiene que superar algunas cosas antes de serlo… Pero yo, por ejemplo, no puedo ni siquiera controlar mi poder, así que es parecido. Y tú todav-

Los ojos de Midoriya se abrieron al darse cuenta de lo que iba a decir. Shouto se adelantó a la retahíla de disculpas que venía a continuación.

–Y yo aún tengo que solucionar algunos problemas. Entiendo lo que dices. Tan solo aléjate de Bakugo si no hay nadie más contigo, ¿de acuerdo?

Se dio la vuelta para irse.

–Todoroki, lo siento si…

–Está bien.

–Pero…

–Puedes llamarme Shouto.

Se detuvo, congelado. No sabía por qué había dicho eso. En parte era porque quería que dejase de disculparse, pero aun así… Se giró para poder verle de nuevo. Midoriya estaba mirando hacia un lado, y se agarraba los costados con los brazos.

–Midoriya, no he querido dec…

–Está bien. Tú… tú puedes llamarme Izuku.

Shouto notó cierto calor en sus mejillas. Miró su brazo izquierdo. No daba señales de estar activo.

–Bien. Nos vemos.

Cuando empezó a bajar las escaleras escuchó tras de sí:

–Adiós, Shouto.

Dio un respingo, y comprobó su brazo izquierdo otra vez. Qué raro…

Conforme bajaba por el centro de la ciudad, no dejaba de pensar en las palabras de Midoriy… De Izuku. No puedes decir que eres un héroe si no eres amable con los demás, ¿eh? Se detuvo en la parada del autobús. En la pantalla de un edificio enorme estaban retransmitiendo los informativos. Shouto se quedó congelado. "Hoy, la muerte de tal vez cientos de personas ha sido evitada gracias al héroe de élite Endeavor, que suma otro villano más a su intachable carrera, solo superada por el mismísimo All Might. En unos minutos podrán conocer todos los detalles sobre el caso".

Shouto echó a andar. De pronto le apetecía más caminar hasta casa. Tardó un par de calles en darse cuenta de que estaba apretando los puños. Cerró los ojos y respiró hondo. Cuando los abrió no pudo evitar mirarse en el reflejo de un escaparate. Tocó su cicatriz en el ojo izquierdo. Tampoco debería poder ser un héroe aquel que maltrata a su propia familia, ¿no? Su propia mirada no pudo darle ninguna respuesta. ¿NO? Un puñado de débiles ascuas empezaron a crepitar entre sus dedos.

Algo empezó a formarse entonces en su cabeza. Todavía era incapaz de ver cómo las palabras de Izuku habían marcado su camino.