LOS SIMPSON ES UNA SERIE DE MATT GROENING


Dios sabía que no era un tipo irascible, que siempre trataba de tener paciencia, pero aquel comentario lo había sacado de sus casillas. Se arrepentía profundamente de haberle hablado así a aquella señora y, sin embargo, al recordar lo que había dicho, seguía sintiendo arder su pecho de pura rabia. "De paseo con el abuelo, ¿eh?", eso era lo que había dicho. Y no era la primera vez que alguien le venía con un comentario similar.

El capitán tenía que admitirlo: sus años mozos habían quedado atrás, muy atrás; era natural que la gente se confundiera. Pero no creía ser tan, tan viejo como para que la paternidad fuera imposible. ¿Es que tendría que llevar una camiseta que dijera "soy el padre, no el abuelo" para que aquello terminara de una vez? ¿O hacer que su antigua novia corriera la voz por todo el pueblo?

Miró al niño en su regazo, que contemplaba las olas con los brazos extendidos como si quisiera zambullirse y jugar con ellas, y sonrió. Claro, él no se enteraba de nada, pero llegaría el día en que le importara tener un vejestorio como él como padre. Bendita niñez. En fin, al menos su enorme diferencia de edad podría tener la ventaja de haber conseguido más experiencia en la vida para transmitirle, y cuidar al pequeño cuando su madre lo dejaba con él lo hacía sentirse joven de nuevo. Con un año de edad, le gustaba jugar y corretear por ahí, y no valía la excusa de "papi está cansado", porque, si le quitaba el ojo de encima por un solo segundo, era capaz de caer del muelle. Aunque tenía ganas de que llegara a la edad en que pudiera enseñarlo a pescar y que lo ayudara a manejar un barco, una parte de su alma de marino deseaba que se quedara así para siempre y poder tenerlo en el regazo, tan pequeñito como era.

También deseaba que su ex no fuera tan terca y le dejara cambiar su nombre por uno un poco más bonito. Nemo. Ishmael. Jim. Robert era un nombre demasiado vulgar. Pero esa era otra historia.