Una mañana más fría de lo acostumbrado. Rompe al fin con toda paciencia que antes Tweek guardaba.
Sigue bebiendo de su café americano, pero Craig Tucker menciona que debe dejarlo.

¡El café le provocaba esas feas ojeras! Arruina su pulcro rostro de porcelana, que al moreno tanto le cuesta conseguir.

Craig sabe que el único calmante asertivo para Tweek, es la codiciada cafeína, pero se niega a dársela y de un movimiento le retira la taza.
Coloca ambas manos a los costados de su cintura y ladea las caderas en su mejor pose.

Acerca una vez más su mano, para procurar poner rímel con extracto de almendra. Los temblores del rubio hacen el trabajo imposible. Craig, al borde y a punto de perder la cama, le besa. Tweek puede notar los tonos de cereza en el sabor de sus labios. ¿Brillo labial?

Su cabeza está hecha un lío y no atina a moverse correctamente. Se queda tieso con los verdes cristalinos envueltos en duda.
Siente un vacío y el frío aglomerado en sus labios cuando el moreno por fin se aleja.
Continúa en shock hasta que Craig habla.

—Ya está —acerca un espejo y Tweek suspira.

—¿No estás cansado de esta moda? —Pregunta el rubio aún aturdido y con las mejillas encendidas—. ¡Gah! Esto es demasiado gay.

Craig se encoge de hombros y le muestra el dedo corazón. ¿No menciona el beso? El hecho lo acongoja. Se supone que es el chico más gay o metrosexual de South Park.

—¿Quieres jugar en la Play4? —Menciona sin darle la razón. También está harto del maquillaje para hombre y la ropa apretada.

Craig no espera respuesta y se cambia la ropa, sin importar que el rubio lo observara. Le lanza al rostro una camiseta holgada y sale de su habitación.
Tweek se integra después de cambiarse y descubre al moreno peleando con los cables enredados en medio de la sala.

El rubio nota las manos tensas de su compañero riñendo con la consola.
Se atreve a besar su mejilla, en un pequeño roce y después presiona sus labios contra la piel fría.
Craig se queda pasmado y lo mira con una ceja levantada.

—Tweek, ya dejamos de actuar como homosexuales —menciona sin recato.

—¡Oh! ¡Jesucristo! ¡No me tortures, por favor! —comienza a estirar su cabello y Craig le toma las muñecas.

Desliza sus dedos y sostiene sus manos con ligereza. Detesta cuando Tweak estira su cabello y se lesiona el cuero cabelludo. Le entrega el mando de la Play y así evita que se dañe de nuevo.

—Esto es bastante gay —suspira Craig.