N/A: ni One Piece ni sus personajes son mios.
Hola! Espero que os guste y que dejéis vuestros comentarios.
La princesa y el cofre
o-o-o-o-o-o-o
Corrían las cuatro de la tarde en el Going Merry, y los tripulantes hacían su trabajo: las dos chicas tomaban el sol mientras un apuesto rubio salía de la cocina con una bandeja y un refrigerio en ella; un peliverde dormía plácidamente apoyado en la barandilla; otro chico de nariz larga junto a un reno, contaba historias de miedo; y el capitán pescaba algo subido al mascarón de proa.
Un grito los sacó a todos de su rutina.
-¡WWWOOOOOOOO! Debe ser algo muy grande. ¡Chicos, ayudadme!-gritó Luffy con una sonrisa de oreja a oreja.
Todos dejaron sus tareas y se giraron para mirar a su capitán.
-Ya vamos, Luffy. Pero¿no ves que estamos ocupados?- le contestó Sanji mientras dejaba la bandeja en la mesita entre Nami y Robin con fastidio.
Algunos curiosos y otros malhumorados se acercaron al del sombrero de paja, por supuesto las chicas ni se movieron.
-Venga, tirad todos.- animaba Luffy.
Todos agarraron con fuerza al muchacho y tiraron de él.
Con un gran estruendo, cuatro chicos y un reno cayeron en la cubierta.
-¡Ayayayay! Creo que me he roto algo.-se quejó Ussop.
-¿De verdad?-Chopper se levantó corriendo y empezó a dar vueltas alrededor de sus amigos gritando histérico- ¡Por dios un médico!. ¡UN MÉDICO!
Seis pares de ojos lo miraron y por fin el renito se dio cuenta y rascándose la cabeza confesó.
-Es que me he puesto nervioso, jeje.
-Bueno¿qué es lo que hemos pescado?-preguntó Luffy animado, levantándose y pisando la cabeza de Zoro al caminar.
Por fin todos se levantaron y miraron hacia cada rincón. Allí, al lado de las escaleras había un cofre muy grande.
-¡WOOOO! Seguro que es un tesoro.-gritaba emocionado Ussop.
Al oír esto, Nami se puso de pie en seguida y corrió a su lado.
-¿A qué esperáis?. ¡Abridlo!-ordenó la pelinaranja.
Sanji corrió a obedecer a su adorada Nami, y de una patada rompió el candado que cerraba unas cadenas alrededor del cofre. Cuando éstas cayeron, una especie de quejido comenzó a oírse. Todos se miraron.
-¿Es que tienes hambre, Luffy?-preguntó Sanji.
-No he sido yo. Aunque si me haces algún filete no te diré que no.-dijo ilusionado el capitán.
Cuando estaba a punto de recibir un puntapié, aquel quejido volvió a oírse, salvándolo del golpe y haciendo que todas las miradas se dirigieran al cofre.
-Venga. ¿A qué esperáis? Abridlo.-repitió con un poco de nerviosismo Nami.
-¡NO!-Ussop temblaba de arriba abajo y escondido tras Zoro, señalaba el cofre.- No lo abráis. Seguro que algo terrible se esconde en su interior.-mirando al aterrado reno, prosiguió- Una horrible maldición caerá sobre nosotros, nuestros ojos explotarán, y nuestra piel se volverá negra, mientras sufrimos tremendos espasmos. ¡NO LO ABRÁIS!
Junto con el grito, Chopper salió corriendo y se escondió detrás del mástil. Lloraba desconsoladamente y rezaba por sus almas.
-¿Eres idiota?-con mano implacable, Nami le propinó un buen puñetazo al cuentista y con tono cariñoso se dirigió al reno.-Chopper, tranquilo, Ussop sólo intentaba asustarte. Nada de eso va a pasar. Esas cosas no existen.-intentaba tranquilizar Nami al pequeño, aunque a decir verdad, su nerviosismo aumentaba conforme los quejidos se hacían más audibles.
Todos miraron al capitán, esperando que se pronunciara sobre lo que tenían que hacer.
Luffy los miró desconcertado y cayendo en la cuenta habló:
-¡Ah, sí! El cofre. Abridlo abridlo, quiero ver si tiene algo interesante.-su tono despreocupado calmó un poco a los demás, y con paso decidido, Zoro abrió el cofre.
Se podía oír el ruido de sus corazones, esperando a que el cielo se ennegreciera y que un rayo los fulminase a todos allí mismo. Cuando nada de eso ocurrió y pudieron centrar su vista en lo que contenía el cofre, todos tragaron y respiraron aliviados. Lo único que se veía era una tela blanca que llenaba todo el interior.
Un movimiento en esa tela los alertó, algo se había movido. De pronto la tela cobró vida y, con un quejido que les heló la sangre, del cofre surgió una figura.
Zoro sacó una de sus espadas, Sanji se colocó en posición de ataque y Luffy se acercó curioso. Todos los demás habían retrocedido unos pasos, mientras veían asustados cómo la figura se levantaba en el cofre y salía de él con aquel ruido infernal que se les clavaba en los tímpanos.
-Luffy, ten cuidado.-le advirtió Chopper desde detrás de Robin.
Luffy se acercaba más y más a aquella figura tambaleante que le recordaba algo. Poco a poco las piezas fueron encajando en su cabeza y pudo descubrir qué era aquello a lo que le recordaba.
-¡Es una persona!-gritó el capitán alegre de haber descifrado por fin el enigma.
-¡¿¡¿¡¿QUÉ?!?!?!?!-exclamaron todos como uno solo.
Se acercaron recelosos. La figura había cesado su tambaleo sobre cubierta y estaba de rodillas con la cabeza gacha. Desde una distancia prudencial, la observaban con interés. No se distinguía muy bien lo que era, lo único que podían ver era su espalda, donde parecía que estaban atados sus brazos. Con un movimiento brusco, la figura se giró y alzó la cabeza quedando su cara expuesta hacia ellos.
Un silencio mortal invadió el barco. Todos abrieron los ojos estupefactos, la visión de aquella cara los había dejado sin palabras. Las respiraciones se habían cortado al ver el rostro que se mostraba ante ellos. La cabeza de aquel hombre o mujer estaba rapada, lo cual le daba un aire aún más macabro, la boca y los ojos, cosidos impidiendo su apertura, pero dejando que lágrimas de dolor surcasen sus pálidas mejillas, unidas a regueros de sangre que surgían de las costuras.
Al fin, Robin, haciendo de tripas corazón, se decidió a hablar.
-Creo que el doctor tendría que atenderla.
Nadie más se movió, el pequeño reno salió de detrás de ella, mientras se secaba las lágrimas con el dorso de la mano. Se acercó lentamente, mirando aquella cara llena de sufrimiento con miedo, pensando en todas las historias de monstruos horribles que le había contado Ussop, y creyéndoselas ahora más que nunca. Su corazón bombeaba contra su pecho y parecía que quería salir de allí con las mismas ganas que tenía su dueño. Después de unos segundos de angustia, Chopper llegó ante la figura y alargó una temblorosa mano. En el mismo instante en que tocó aquella tela, se arrepintió. Con furia y una fuerza sobrehumana provocada por el miedo, la figura se levantó y arremetió contra el reno. No sabía dónde estaba, pero se dirigió hacia donde creía que había venido la mano. Inmediatamente Zoro y Sanji se pusieron alerta, corrieron a ayudar a su amigo, y Zoro sin querer hacer daño a aquella figura le dio con la empuñadura de su espada en la base de la cabeza, haciendo que cayera sin sentido al suelo.
-¿Q..qué hacemos?-preguntó aterrado Ussop.
-¿Habéis visto su cara?-preguntó el capitán con gesto serio. Todos asintieron y miraron al suelo.-Hay que ayudar a esta persona.
Nami miró con detenimiento el cuerpo que yacía en el suelo y se llevó las manos a la boca con horror.
-¡Es una chica!-gritó Nami. A pesar de las heridas de su rostro, se podían distinguir los rasgos de una muchacha joven, más o menos de su edad. Sin explicarse muy bien por qué, aquello le causó una gran conmoción y sin dudar ni un segundo, comenzó a ordenar a sus compañeros- Chopper, coge lo que necesites y llévalo a la cocina, Ussop, ayúdale. Zoro, llévala tú también a la cocina y la dejas en la mesa. Sanji, deja la mesa libre.
Todos la miraron durante un segundo y se pusieron a hacer sus tareas rápidamente.
Robin se dispuso a investigar el cofre de la chica. Estaba hecho con madera de cedro, de ahí que estuviera casi en perfecto estado, aunque hubiese estado en el agua. Se acercó y el olor de la madera llegó hasta ella, pudo ver pequeños ornamentos con oro y plata, todo perfectamente tallado y bellamente decorado. Algo llamó su atención cuando se disponía a investigar el interior, una pequeña caja de madera descansaba en el fondo. La cogió con cuidado y leyó la inscripción de la tapa.
"El demonio azul"
Abrió la caja y dentro encontró lo que parecía ser un rollo de papel. Empezó a leer y rápidamente gritó:
-¡NO LA TOQUÉIS!
-¿Qué pasa?-preguntó asustada Nami.
-He encontrado algo dentro del cofre y hasta que no sepamos qué es, será mejor que nadie se acerque a ella.
Nami y Robin echaron a correr hacia la cocina, pero cuando llegaron la chica ya estaba sobre la mesa y Chopper retirándole las costuras de sus ojos y boca.
-¡Para!-todos la miraron.-He encontrado algo, escuchad.- Robin se dispuso a leer.
"Al mar lanzamos este demonio para que en sus profundidades se purifique el ominoso ser surgido de lo más hondo de la tierra. Sobre él lleva la maldición que hará que cualquier insensato que ose siquiera rozarlo, sufra la más terrible de las muertes. El veneno que emana de cada uno de sus poros será absorbido al instante y ahondará en su cuerpo, destruyendo poco a poco cada célula y cada órgano, provocando terribles dolores y fiebres que harán que desee no haber nacido jamás. El mar es el único que puede salvarnos de esta desdicha, y arruinar los planes de este malévolo ser de hacerse con el poder absoluto.
Roguemos porque nadie en su búsqueda de tesoros pueda hacer revivir al maléfico ente que asolará el mundo."
El pequeño reno se retiró inmediatamente de la chica, hasta llegar al lugar más alejado de ella.
-Chopper¿la has tocado?-preguntó Sanji.
El renito con los ojos llenos de lágrimas, empezó a gimotear.
-No…yo…yo…llevaba guantes.
-Menos mal. Hasta que no descubramos qué pasa es mejor que nadie se acerque a ella.-dijo Robin.
-Pero…yo sí que la he tocado.
Todos giraron sus cabezas. Zoro continuó hablando.-Tenía que traerla aquí¿no? Además no creo que…-cada vez se le hacía más difícil centrar su vista.- no creo que -repitió- eso sea…verdad.-poco a poco sus fuerzas desaparecían, y su voz se iba haciendo más tenue, hasta que todo se hizo borroso y se desmayó.
-¡ZORO!
En el próximo capítulo descubriremos algo más de esta misteriosa chica-demonio.
