Fandom: Hetalia AxisPowers
Pairings: FrUK, USCan, otras que vayan surgiendo
Warning: Yaoi, m-preg, incest, uso de nombres humanos (Creo que eso es suficiente advertencia)
Rating: T+
Disclaimer: APH y sus maravillosos personajes no me pertenecen, son propiedad de Himaruya Hidekas- sama
Summary: Como fue la vida de Inglaterra y Francia desde que a sus vidas llegaron dos rubios americanos, una familia disfuncional, drama familiar repleto de romance y malos entendidos.
EDITADO
A través de los años
Conquista
Era una noche invernal de mediados del siglo XVII. Un niño de cabellos rubios y ojos azules como el cielo, Alfred, que no tendría más de cinco años, se estaba removiendo entre las sabanas de su cama, ya se había despertado estaba solo y tenía frío en su inmensa habitación. Se acercó a la ventana de su cuarto y vio como los plateados hilos de la luna querían pasar por entre las densas nubes que no dejaban de precipitar nieve sobre su casa. Extrañaba a sus padres que se habían ido a Europa para ocuparse de unos asuntos de suma importancia para los reinos a quienes servían, hacía meses que no los veía.
Alfred odiaba quedarse solo en las noches de invierno como estas, cuando sus padres no estaban de viaje le pedía a Arthur que le contara una de sus historias y que se quedara con él, pero esas ocasiones eran contadas ya que sus padres se la pasaban viajando de América a Europa y de Europa a América.
Lo primero que hizo fue pensar en su hermano que estaba en la habitación junto a la suya, su hermano tenía un habitación mucho más grande que la de él por eso supuso que tendría frío y salió corriendo de su cuarto para averiguar como se encontraba su hermano, el era un héroe y eso era lo que hacía uno. Cuando llegó a la habitación de su hermano abrió lentamente la gran puerta que los separaba desde allí lo buscó con la mirada esperando encontrarlo en su cama, al no encontrarlo allí se adentró en su cuarto y lo único que vio fue un bultito envuelto en frazadas y mantas, el ojiazul se acercó hasta ese bultito y vio como su hermano gemelo estaba jugando con su peluche favorito un osito blanco. Alfred se sentó al lado de su hermano, Matthew, un niño de cabellos rubios y levemente rizados ojos lilas, de la misma edad y estatura que Alfred, pero mucho más tranquilo; esa las más marcada diferencia y era la que los hacía hermanos gemelos, a simple vista eran dos gotas de agua pero cuando Alfred empezaba a correr por el estudio o por la biblioteca, el lugar donde se hallaban los documentos más importantes de sus padres, y se subía al escritorio salía a la luz quien era quien.
La habitación de Matthew estaba perfectamente arreglada no se podía encontrar ningún juguete fuera de lugar, los libros de cuentos que siempre le pedía a su padre le contase estaban apilados unos en sima del otro sobre el escritorio, el fino tocador que su padre especialmente había traído de Europa, en donde su padre pasaba le peinaba su dorado cabello con suma dedicación, lucía nuevo.
-¿Qué haces?- Preguntó el ojiazul.
Extraño a nuestros padres Dijo Matthew mientras cubría a su hermano con sus edredones Y no puedo dormir por eso estoy jugando con él Le mostró el osito a su hermano mientras le movía uno de los bracitos al peluche.
-Yo tampoco podía dormir.
-¿Por qué viniste a mi habitación Alfred?- Preguntó el ojilila con las mejillas encendidas de un tibio color carmín.
-Porque soy un héroe y los héroes nos preocupamos por los demás- Se paró e infló su pecho en señal de orgullo.
-Gracias Alfred- Matthew lo abrazó y con un roce tocó sus manos, que provocó que el ojiazul se arrodillara involuntariamente -¿Tienes frio Alfred?- Tomó con fuerza sus manos para brindarle calor.
-Un poco, pero hay algo que no entiendo ¿Por qué si tu habitación es más grande que la mía, tú no tienes frio?*
-Será porque no ando corriendo de noche vestido con mi pijama- Sonrió vagamente ocultando un bostezo.
Ambos hermanos se quedaron mirando como caía la nieve por el gran ventanal que estaba en la habitación de Matthew hasta que se quedaron completamente dormidos cubiertos por la montaña de edredones.
-Despierta Alfred, ya amaneció- El ojilila comenzó a mover lentamente el cuerpo de su hermano que dormía tranquilamente enrollado en sus cobijas -Vamos Alfred despierta.
Matthew siguió moviendo a su hermano para que se despertara pero alno recibir respuesta alguna por parte del ojiazul, Matthew tomó con fuerza las mantas y destapó a Alfred que se despertó por haber dado un par de vueltas sobre el suelo de la habitación del ojilila.
-Hey Matthew ¿Por qué tuviste que despertarme así?- Preguntó Alfred desperezándose.
-Lo siento- Dijo en voz baja -Pero te estaba llamando, quería ir a mi cama- Matthew empezó a juntar todas las mantas que estaban en el piso y haciendo equilibrio tomó a su osito y llevó todo hasta su cama.
-Tengo frio, me puedo quedar Alfred- subió a la cama de Matthew y comenzó a saltar.
-Está bien Alfred- El ojilila abrazó a su osito.
El ojiazul se subió a la cama de Matthew y comenzó a saltar, daba vueltas en el aire, cuando volvía al colchón flexionaba sus rodillas para obtener un mayor impulso, mientras que trataba de esquivar a su hermano que estaba sentado en su cama y miraba con cierta duda lo que hacía su hermano.
-Vamos es divertido- Alfred invitó a su hermano a saltar con él, le tendió su mano para ayudarlo a levantarse.
-No, Arthur no quiere que saltemos sobre las camas- Abrazó con más fuerza a su osito y negó con la cabeza.
-Pero Arthur no tiene que enterarse- Alfred le mostró a su hermano una de sus sonrisitas cómplices que usaba para obtenerlo que quería siempre que Arthur se lo negaba.
-Está bien- Matthew tomó la mano de Alfred para poder pararse sobre la cama, pero primero dejó en un lugar seguro de la cama a su osito y empezó a saltar.
Alfred lo tomó con sus dos manos a Matthew y lo hizo saltar más alto, sus risas se hacían cada vez más sonoras en cada salto, de repente el ojiazul soltó a su hermano y siguió saltando los gemelos daban vueltas en el aire se probaban entre si haber quien saltaba más alto de los dos y como siempre el ojiazul era el que tenía que ganar a Matthew mucho eso no le importaba por eso no le discutía y no le hacía mucho problema a su hermano.
-Hey Matthew ¿Te encuentras bien?- Alfred se arrodilló sobre la cama porque su hermano se había caído sobre su espalda y no se levantó más por eso el ojiazul se preocupó.
-Si- Sonrió tímidamente -Gracias por preocuparte.
-Ya te lo dije para estamos los héroes.
Matthew volvió a tomar sus manos -¿Tienes frio Al?- Alfred miró sus manos estrechadas por las manos de su gemelo y un tibio calor quería teñir sus mejillas de un cálido color carmín mientras movía se cabeza en señal denegación
-No, para nada.
El ojiazul ayudó a levantar a Matthew y siguieron saltando hasta que por el cansancio se quedaron dormidos como habían caído sobre la cama.
El osito de Matthew había quedado en esa esquina que su dueño había elegido para protegerlo de algún golpe, ese oso era el juguete que más quería el ojilila sus padres le dijeron que lo tiene desde que nació y no lo ha soltado desde ese momento.
Estaba amaneciendo y en el puerto estaba anclado un barco del que estaban bajando dos rubios uno más alto que el otro, uno de ellos estaba de muy mal humor mientras que el otro estaba escuchando los grito del más bajo.
El hombre más bajo era Arthur Kirkland el Reino Unido de Gran Bretaña, su cabello era rubio y corto, sus ojos de eran un chispeante color verde. El otro hombre se llamaba Francis Bonnefoy y era el Reino de Francia su pelo era más largo que el del Reino Unido pero igual de rubio, su ojos eran de un profundo azul tanto casi como el como el color del océano; ambos eran los padres de Matthew y Alfred.
Cuando por fin tocaron tierra esperaron a que llegara la carrosa que los llevaría a su hogar mientras veían como desembarcaban sus pertenencias.
-Tenías que traer todo esto de Europa- Arthur le estaba gritando al francés por el exceso de equipaje.
-Pero yo necesito todo esto.
-Claro los muebles nuevos también los necesitas.
-Pero los muebles de la casa hay que cambiarlos están viejos.
La carrosa ya había llegado al puerto, ellos subieron y esperaron a que terminaran de cargar algunas de la maletas que Francia había traído.
-No sé por qué viejo contigo- Subió a la carrosa y se cruzó de brazos.
-Porque me quieres Angleterre, admítelo- Francia lo tomó del mentón el inglés rápidamente se quitó de encima al francés y miró hacia atrás y vio que todas sus maletas estaban todavía en el puerto.
-Mis maletas están todas allí- Para cuando se dio cuenta solo se escuchaba el galope de los caballos.
-¡Ah! Si yo les dije que pusieran mis valijas en el carruaje pero no entraron todas- Se quejó con un falso lamentó -Además mis cosas son más importantes que los podría llegar a haber en tus maletas.
Inglaterra estaba completamente furioso, pero respiró tranquilo y se relajó porque si no hubiese matado al padre de sus hijos -Maldito te mataría pero quiero llegar rápido a la casa.
-Porque tanto apuro si no es la primera vez que los dejamos solos, están bien.
-No tengo ganas de discutir contigo.
-Entonces podríamos hacer otra cosa- Dijo Francia con un tono insinuante mientras le guiñaba un ojo.
-Ni se te ocurra, me entendiste maldito francés.
Lo único que quería Arthur era ver a sus hijos y el francés no ayudaba en mucho, lo que hacía que el Reino Unido se enfureciera y Francia sabía que no era lindo ver a Inglaterra enojado por lo que decidió permanecer en silencio el resto del viaje. Francis sabía que el inglés podía tirarlo por la ventana del carruaje y él quería llegar a su casa es mismo día y en una pieza.
Lo único que se escuchó hasta que llegaron a la casa fue el insistente repiqueteo de las herraduras de las patas de los caballos sobre el camino de tierra.
A lo lejos se podía ver que una gran mansión se alzaba, sobria al final del camino. Arthur estaba ansioso quería ver a sus hijos hacía más de medio año que no los veía, quería ver si habían crecido ver sus rostros llenos de alegría al jugar , quería volver a abrazarlos.
Cuando la carrosa llegó a la puerta de la mansión que a sus alrededores estaba cubierta de nieve entró corriendo y subió las escaleras con la misma velocidad con la que entró hasta llegar a un pasillo repleto de habitaciones, seguido de él subió las escaleras Francis; Inglaterra fue a la habitación de Alfred y Francia se dirigió a la habitación de Matthew. Arthur entró al cuarto del ojiazul cuando se acercó a la cama de su hijo notó que estaba vacía en ese momento escuchó un ruido de carcajadas que provenía del cuarto de Matthew, el ojiverde fue corriendo hacía la habitación y allí los vio a los tres abrazándose y riendo cuando los dos niños vieron a Inglaterra se emocionaron mucho.
-Mamá volviste- Gritaron al unísono los gemelos y corrieron a saludar a Inglaterra.
Los tres se abrazaron como habían hecho con Francia, pero este abrazo fue más sentimental y efusivo el Reino Unido no se dio cuenta de cómo lo habían llamado. El reino francés estaba sentado en la cama mirando la escena y luego se unió al abrazó.
-Aléjate pervertido- Empujó a Francis
-Mamá ¿Qué es un pervertido?- Preguntó Matthew a Arthur.
-Él es un pervertido- Señaló a Francia -Y ¿cómo es eso de mamá?
-¿Por qué no preparo el desayuno?- Preguntó el francés tratando de evadir el tema.
-Te acompañamos papá.
El francés se fue de aquella habitación hacia la cocina y fue perseguido por Matthew y Alfred dejando a Arthur solo en la habitación. Esa fue la gota que colmó el vaso del inglés a Francia lo habían llamado papá.
Francia estaba preparando cosas desde hacía bastante revolvía cosas por allí y cocinaba otras por allá los niños estaban sentados y miraban como el mayor cocinaba con una sonrisa pícara en sus rostros.
-Tres bien mes petits, sigan así y de donde salieron esos panquecillos van a salir más.
-Nosotros queremos que nos prepares el desayunos todos los días a cambio de que le digamos mamá a Arthur sino no hay trato- Pequeño Alfred estaba negociando con Francis mientras Matthew jalaba del pijama del pequeño ojiazul para que se callara la boca.
-Está bien Francia- mostró una sonrisa que parecía inocente pero estaba llena de perversión y malicia, pero nunca pensó que los banquetes que de vez en cuando solía prepararle a sus niños, no se hacían por arte de magia y se tendría que levantar antes que el sol si quería cumplir con su palabra.
Aclaración
*La habitación de Matthew la hice más grande porque Canada tiene más extensión territorial que Estados Unidos nada mas es un comentario que me pareció interesante ehehehe
Que les pareció.
Ok que ya se fue el primer capi espero que les haya gustado no sé que decir además de que este es mi primer fic largo sobre esta pareja va las dos aunque la principal se el FrUK
Agradecería sus reviews para poder enterarme como les pareció la historia y si quieren alguna pareja en especial que no sea ni USUK ni FrCan porque si no tendría que cambiar toda la trama principal del fic y para saber que es lo que está mal del fic para cambiarlo… No prometo actualizar todas las semanas porque estamos a fin de año y se vienen los finales y no tengo tiempo
Wno recibo todo tomatazos y elogios como amenazas de muerte por las parejas y que seguro le habre cagado la ilusión a mas de una pero denle una oportunidad por fis
Ja ne!
