DISCLAIMER: Ni la saga de Harry Potter ni sus personajes me pertencen, todos los derechos reservados a J.K. Rowling.
Yo solo he inventado a Albus Alexander Alba Allegria Dumbledore.
SUMARIO/SÍNTESIS DE LA HISTORIA:
Una noche de verano de 1960 el gran mago Albus Dumbledore, encontró una pequeña balsa que hacía de cuna para un bebé recién nacido. Navegaba vagabunda por las aguas del Gran Lago de Hogwarts. El entonces más joven Albus Dumbledore, con su triste pasado familiar y amoroso; no pudo evitar encariñarse con el bebé. Él nunca había podido tener familia… y al mirar los encantadores ojos mieles de la criatura, decidió adoptarle como un hijo.
Pero este no era un bebé común y corriente: era un mestizo. Su padre había sido un vil mago dedicado al tráfico de criaturas mágicas; y su madre una reconocida ninfa turca. El ruin mago había secuestrado a la ninfa y la había ultrajado para concebir un bebé mestizo para vender en el mercado negro de criaturas mágicas. Sin embargo, tras el parto, la madre logró asesinar a su captor; colocó al bebé en una cuna y puso sobre él un hechizo: solo una persona con buenas intenciones podría quedarse con la criatura. Tras el gran esfuerzo y las heridas propiciadas por su captor, la ninfa murió.
Hadise 1ra: "La Reina de los Balcanes" murió esa noche...
Y el Director Albus Dumbledore adoptó a un bebé huérfano, llamándole:
Albus Alexander Alba Allegria Dumbledore.
/ PRIMERA PARTE/ "Las espinas del rosal"
(Antología de memorias de infancia y adolescencia. Era de "Los merodeadores").
Al cumplir los 11 años, su padre adoptivo lo incorporó a Hogwarts para que aprendiese a ser un mago.
Alexander fue elegido para pertenecer a Ravenclaw, haciéndose mejor amigo de Xenophilius Lovegood.
Enamorado de Lily Evans, desarrolló una fuerte rivalidad con "Los merodeadores", especialmente con James Potter. Sin embargo, estas características lo llevaron a hacerse amigo de Severus Snape en 5to año.
Nuestro joven guardaba muchos secretos, los cuales solo conocían su padre adoptivo y su mejor amigo.
Al graduarse de Hogwarts, nuestro amigo tuvo que emprender un largo viaje a las tierras de su madre: Turquía, viaje del que no regresará hasta 20 años después...
/ SEGUNDA PARTE /
(Centro de la historia - Ubicación temporal: "Harry Potter y el Príncipe Mestizo"/"Harry Potter y las Reliquias de la muerte" )
20 años después, Alexander regresa a Hogwarts, donde su padre lo recibe con amor y le asigna el puesto para impartir la asignatura de "Pociones". Mientras que a su viejo amigo: Severus, le asigna por fin el puesto de profesor de "Defensa contra las artes oscuras".
¿Qué aventuras traerá consigo este nuevo personaje?
ADVERTENCIAS:
+ Escasas escenas con ligeros tintes de BL (Boys Love/Shonen ai) y GL (Girls Love/ Yuri).
+ Contenido maduro implícito y semi-explícito (lemmon, gore, muerte, tortura).
+ OC (Original Character) como co-potragonista de la historia: A. Alexander A. A. Dumbledore.
+ Parejas /1ra PARTE/ : Severus x OC / Severus x Lily / James x Lily / OC x Lily / Remus x Sirius / Xenophilius x Pandora / Narcissa x Lucius.
+ Parejas /2da PARTE/ : Severus x OC / Remus x Tonks / Luna x Neville / Ron x Hermione / Harry x Ginny.
Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Hogsmeade, Escocia (Mundo Mágico).
21 de septiembre de 1976.
Un par de magos adolescentes yacían recostados sobre el césped, bajo las hojas caducas de un gran sauce a la orilla del Gran Lago de Hogwarts.
Uno de ellos, poseía un par de profundos ojos negros, piel nívea y vestía el uniforme de Slytherin. Su uniforme y rostro lucían limpio, pero su cabello negro y lacio, a la altura de los hombros, lucía un poco desaseado.
El otro chico también era de cabellos negros, pero su ondulada cabellera lucía limpia y era mucho más corta que la de su compañero. Era un chico de piel con un bronceado trigueño y poseía unos hermosos y brillantes ojos mieles que resaltaban de entre el resto de sus delicadas facciones. Vestía el uniforme de Ravenclaw, aunque pareciera que su suéter era un par de tallas más grandes para su esbelto cuerpo.
— ¿Entonces...? ¿Eres huérfano?—. El chico de los ojos negros habló, girando el rostro hacia la figura recostada de su amigo.
— Sí. Así es. —Contestó con la parsimonia de un monje budista aquel muchacho de los ojos mieles y la piel bronceada.
— Pero… ¿Sabes quiénes fueron tus padres biológicos? —el joven Severus aún tenía demasiadas dudas sobre su recién hecho amigo.
Después de que su única amiga: Lily Evans decidiera romper con su amistad tras que este la hubiera insultado llamándole "sangre sucia"; Alexander: un muchacho huérfano de padre y madre que el Director Albus Dumbledore había adoptado como hijo; se había convertido en su única compañía. Y en general…
…en la única persona que no le trataba mal. Todo lo contrario:
Alexander pertenecía a Ravenclaw, por lo que era destacable que su brillantez intelectual y académica era equiparable a la de Severus: por lo que podían tener larguísimas charlas sobre pociones, criaturas mágicas y defensa contra las artes oscuras hasta que el Sol se ocultara bajo el horizonte del gran lago de Hogwarts sin que ellos se percatasen siquiera del paso del tiempo.
— Bueno… —las preguntas de Severus comenzaban a escocer un poco en el corazón de Alexander, incomodándole; respondiendo esta vez en voz más baja—.Únicamente sé que soy mitad mago… desconozco la procedencia de mi madre… —contestó con un deje de vergüenza—. Pero papá Albus me ha contado que… que… que… —el joven hizo una pausa nerviosa, temeroso de contarle la historia de su nacimiento a su amigo.
Dumbledore había sido bastante honesto con su hijo adoptivo cuando creyó que tenía edad suficiente: aún en la infancia.
Le había contado a detalle al muchacho los detalles que logró conocer sobre su nacimiento:
Una noche de verano el gran mago Albus Dumbledore, encontró una pequeña balsa que hacía de cuna para un bebé recién nacido. Navegaba vagabunda por las aguas del Gran Lago de Hogwarts. El entonces más joven Albus Dumbledore, con su triste pasado familiar y amoroso; no pudo evitar encariñarse con el bebé. Él nunca había podido tener familia… y al mirar los encantadores ojos mieles de la criatura, decidió adoptarle como un hijo. Ser un padre soltero.
Sin embargo, había algo oscuro en el abandono del bebé…
¿Quién dejaría a tan inocente criatura a la deriva?
Había sido un ruin mago dedicado al tráfico de criaturas mágicas el que había forcejeado a la madre del bebé para concebirlo; manteniéndola secuestrada durante toda la gestación. ¿El por qué? La madre era una criatura mágica: una ninfa de luz que había pasado por una larga travesía desde Turquía hasta Escocia para asistir a una reunión anual del Consorcio Internacional de Ninfas.
A la hora del parto, el padre la intentó asesinar, pues ya había cumplido su propósito: tener un infante mestizo para vender en el mercado negro del mundo mágico.
Además, la madre era repudiada por muchos magos: No era cualquier ninfa. Había tenido una vida longeva: 2 milenios. Una vida tan larga, como para cargar con grandes pecados.
Su nombre era Hadise 1ra: la reina de los Balcanes. Quien durante la Época Medieval fue la guerrera más exitosa en una Era en la que las ninfas eran repudiadas por todos los magos, pues para ellos representaban el pecado y las consideraban criaturas sub-humanas; así que ejecutaron a miles de ellas, llevándolas casi a la extinción.
Hadise 1ra fue conocida con desprecio por los magos de aquella época como "la maldita turca" o "la arpía de los Balcanes", pues protegiendo a su raza, asesinó masivamente a cientos de magos e inquisidores de ninfas; se le adjudicaba además, una poderosa maldición que hacía que algunos magos tuvieran hijos "no mágicos". Fue ella, la causante de que existiesen los "squibs". Y consecuentemente, con el paso de los siglos: los "nacidos de muggles".
Con tal contexto oscuro y rencoroso, el mago hirió gravemente a la ninfa, pero en su intento por asesinarla, la poderosa ninfa, aún herida y cansada tras el parto lanzó sobre él un hechizo mortal que le quitó la vida a ambos. A él por la magia; a ella por el gran esfuerzo y las heridas.
Tras recoger al bebé y colocarlo en un lugar apropiado, Dumbledore fue a buscar en los alrededores para encontrar la procedencia del bebé: encontrando los cadáveres del padre y de la madre dentro de la cabaña donde la ninfa estaba cautiva.
— Me ha contado que… que… —el joven Alexander dio un duro trago de saliva—. Mi padre ultrajó a mi madre para concebirme… Al final cuando nací, mamá asesinó a mi padre biológico y ella murió de cansancio.
— ¡Tu madre debió ser entonces una criatura mágica! —se sobresaltó el joven Severus con emoción, ignorando la tristeza que le provocaba a su amigo.
— ¿C-cómo estás tan seguro? —Alexander preguntó nervioso.
— ¿Por qué habría un mago de ultrajar a otra raza sino para vender al "producto"? Eso hacen los traficantes de criaturas mágicas: procrean mestizos para vender sus órganos, sangre, poderes o simplemente para esclavizarlos. Vaya que tienes suerte de estar vivo… —aseguró—. A estas alturas ya habrían vendido tus órganos y extraído tu sangre para venderla…O quien sabe, tienes cara de niña… quizá te hubieran esclavizado para "otros" menesteres… —.Explicó Severus sin ningún tipo de arrepentimiento e incluso riendo por lo bajo—. ¡Te apuesto mi varita a que tu madre era mitad mago, mitad ninfa!
— ¿C-cómo estás tan seguro de que fue ninfa y-y-y… por qué esas proporciones? —el de los ojos mieles se ponía cada vez más nervioso.
— Alexander… —el chico de los ojos negros miró a su amigo alzando una ceja y cruzado de brazos con aires de sabelotodo—. No soy ningún idiota, te he observado… ¿A qué clase de mago lo eligen 2 varitas? Seguro Olivander se debió haber llevado una gran sorpresa cuando entraste a su tienda… —alzó una ceja acusadora—. Una de tus varitas, es una maldita flauta hecha de madera de rosal recubierta de oro; y la otra, es una vara para violín que hace juego con uno hecho de cedro...
— Para tu conocimiento. No me eligieron "2 varitas"... —el timbre de Alexander recobraba firmeza—. Mi flauta es un regalo que mi madre dejó en mi cuna. El arco de violín fue el que Ollivander me vendió junto con el instrumento que lo complementaba. Dijo que había fabricado ese violín y ese arco como curiosidad, ya que un acestro suyo recibió el pedido de un "nacido de muggles" que antes de desterrarse a sí mismo al mundo muggle, hizo un "pedido especial".
— ¿Quién era ese sangre sucia?
— Un gran violinista a quienes los muggles conocieron como Niccolo Paganini... Los muggles pensaban que tocaba tan bien que había hecho pacto con el demonio. Nunca sospecharon que se trataba de un mago... —explicó—. Ollivander quedó fascinado por aquella historia y creó este otro instrumento replicando el violín de Paganini, como una curiosidad que pensó nadie llegaría a comprar. El arco de cedro es mi varita. La flauta es solo un recuerdo de mi madre.
— Pero toda varita lleva una substancia mágica en su centro... Una que llega a ser tan fiel que solo obedece a su dueño. ¿Cuál es la de tus "instrumentos", siendo que ambos te obedecen aunque uno haya pertenecido a tu madre?
— La sustancia mágica de mi arco de cedro son los cabellos de mi madre: las cerdas del arco están hechas con los cabellos de mi madre... —explicó—. Y el de la flauta... Es mi propio aliento... aunque Ollivander decidió recubrir la flauta con el oro de la joyería ensangrentada que portaba mi madre al morir...
— ¡Así es que es por eso que te protege! Y eso corrobora mi teoría sobre que tu madre debió haber tenido ascendencia de alguna ninfa.
— ¿A-a qué te refieres? —nuevamente el nerviosismo volvió al joven Ravenclaw.
— He visto cómo peleas. El cómo le diste su merecido al malnacido de James Potter aquel día que me ayudaste. La flauta de madera de rosal que poseía tu madre es para ataque: las espinas se activan automáticamente cuando otro mago intenta siquiera tocarla y el hechizo "expeliarmus" no funciona sobre ella con el simple hecho de que estés apuntando contra tu atacante… Eso es groseramente ventajoso para un mago o bruja cualquiera… —Severus hizo una corta pausa mirando inquisitoriamente a su amigo—. El conjunto es una… defensa perfecta… —Hizo énfasis en sus últimas palabra— ¿De qué tendrías que defenderte, Alexander? O mejor dicho. Si tus peculiares cualidades provienen de tu madre… ¿De qué tenía que defenderse ella? ¿De qué pensó ella que tenías que defenderte tú? ¿Por qué un par de instrumentos musicales? Que una varita tenga otro uso aparente, suena como si tuvieras que esconder… tu identidad… Pero yo sé "qué" eres, Alexander… —aseguró al tiempo que el de los ojos mieles tragaba saliva pesadamente—. Eres ¾ de mago… Y ¼ de ninfa.
Alexander dió un pesado suspiro al escuchar que su amigo se había equivocado en las proporciones. De otro modo, estaría en problemas...
— Bien. Me descubriste... —dijo el Ravenclaw fingiendo demencia—. Pero... por mera curiosidad, ¿cómo es que desarrollaste TOOODA esa teoría?
— Lo infiero, ya que en una proporción superior, no serías varón: las ninfas solo pueden procrear niñas en la primera generación al cruzarse con otra raza. Sin embargo, por tu apariencia podría asegurar que eres idéntico a tu madre…
— Parece que has leído mucho del tema... —comento Alexander intentando ocultar su nerviosismo—. ¿Q-qué más sabes?
— Bueno. Me adentré en el tema ligado a un libro que hablaba sobre Defensa contra las artes oscuras. Y un libro del medievo, describía las habilidades de una ninfa turca de gran poder que vivió 2 milenios, como un mounstro aterrador. Al resto de su raza se le menciona con desdén, aunque ella: Hadise 1ra, es la única a la que se menciona como una amenaza potencial... —explicó—. Por otro lado, los nuevos libros que leí sobre esas criaturas desestigmatizan un poco su raza. Hablan sobre que las ninfas son poderosas, pero frágiles al mismo tiempo… De hecho, cada luna llena pierden todos sus poderes como parte de una maldición que los magos del medievo pusieron contra ellas en una guerra que se libro contra su raza. Las ninfas solían ser espíritus guardianes de la naturaleza y vivían casi como la Tierra misma. Después de aquella guerra, se resguardaron en su propio reino, tal como hicieron los magos creando nuestro mundo al separlo del mundo muggle. En resumen: las ninfas son como las rosas. Como todas las flores, las rosas son extremadamente frágiles cuando son cortadas, alejadas de su planta madre… Pero tienen espinas, para que nadie intente cortarlas —explicó mientras dramatizaba con un puñado de hojas secas del sauce bajo el que reposaban—. Aunque odie admitirlo, creo que te va bien el apodo que te han puesto esos idiotas de los Merodeadores: "Floricienta"… —rio por lo bajo, burlándose descaradamente de su amigo—. Estoy seguro que así era tu madre, su sangre aún te protege; y tú eres como una frágil princesita que tiene que convocar a la naturaleza para defenderse.
Las palabras y los penetrantes ojos negros de Severus le erizaron la piel de miedo al joven Ravenclaw.
— Recuérdame por qué te soporto, Quejicus…—exigió Alexander bufando molesto y cruzándose de brazos, aun tiritando de nervios a sus adentros.
— Me burlo de ti, porque eres malditamente afortunado: tú deberías estar muerto… Posees demasiado para ser un mago… Deberían transferirte a donde viven las ninfas, tal vez aún tengas parentela materna… —bufó el Slytherin.
— ¿Envidia entonces, Quejicus? —el Ravenclaw alzó una ceja— ¿Me vas a llamar "sangre sucia" como a Lily? ¿O es que quieres que me corran de Hogwarts? —preguntó Alexander con rabia, preparándose para ponerse de pie e irse— Pensé que éramos amigos…
— ¡TE DIJE QUE ÉL NO ERA UNA BUENA COMPAÑÍA! ¡ES UN SLYTHERIN Y LE GUSTAN LAS ARTES OSCURAS!—Se escuchó un grito cercano, tras de ellos, proveniente de una figura de estatura similar a la de los muchachos y una joven voz que sonaba apagada por alguna especie de cubierta.
El Slytherin y el Ravenclaw alzaron una ceja simultáneamente: sabían perfectamente de quién se trataba. Soltando un suspiro de hastío, se giraron para ver qué "disfraz" se había puesto esta vez…
Se trataba de Xenophilius Lovegood, el mejor amigo de Alexander antes de que este hubiese conocido a Snape; y quien sentía que le estaban robando a su amigo. Alexander le había repetido cantidad de veces que aún eran mejores amigos, solo estaba intentando unir a alguien más a "la pandilla", pero Xenophilius desconfiaba de Snape: por lo que espiaba dentro de algún "discreto" disfraz cada vez que el Slytherin y el Ravenclaw se encontraban a solas.
Esta vez, "Xeno", como le llamaba Alexander, se había envuelto en una bolsa para basura color negro y sobre esta había puesto un letrero que decía: "Soy un árbol".
— ¡Oh! Mira, Quejicus… ¡Un árbol parlante! —Alexander rodó los ojos, señalando con sorpresa fingida a su otro amigo y compañero de casa—. Xeno… déjalo ya… Está bien. Me voy contigo… Pues aquí hay gente que cuando le das la mano te toman el pie… —terminó mirando con suma molestia a Severus.
— ¡Pero qué delicado eres, "Floricienta"! —Severus tomó a su amigo por el brazo evitando que se levantara—. Sí, es envidia… Maldito mestizo de ninfa… —chasqueó la lengua—. Pero eres muy interesante, y… —carraspeó un poco avergonzado—…te debo varias, amigo… —musitó casi entre dientes.
— ¿Eso es todo, "amigo"? ¿O es solo que quieres que esté contigo para que te defienda de los merodeadores? —Alexander deshizo el agarre a su brazo con enojo.
— ¡Claro que no, idiota! ¡Yo puedo defenderme solo! —bufó molesto el Slytherin.
— ¡Oh, sí! ¡Claro que puedes defenderte solo, Quejicus-calzoncillos-grisáceos! —el Ravenclaw respondió con agudeza, recordándole la mala experiencia que Severus había tenido con James Potter la semana anterior—. Solo dime, honestamente, Quejicus… —los ojos mieles de Alexander se clavaron fijamente en los orbes negros de Severus con una mirada resentida—. ¿Por qué debería seguir siendo tu amigo?
— ¡ME GUSTA MUCHÍSIMO ESTAR CONTIGO, ALEX! —Admitió Severus, por fin, en un grito; volviendo a atrapar el brazo de su amigo. Luego, avergonzado, bajó la voz en sus siguientes palabras—. Eres culto, inteligente, gracioso y charlar contigo es intelectualmente muy estimulante… —concluyó con una mirada fugitiva y las mejillas sonrojadas.
— Eso suena más como lo que quería escuchar…—la sonrisa volvió al joven Ravenclaw, quien despeinó cariñosamente a su amigo en muestra de aprobación.
— ¡Vaya, vaya! ¿Qué tenemos aquí? Miren chicos, Quejicus se le acaba de declarar a Floricienta… —Los tres jóvenes magos escucharon otra voz bastante familiar, pero molesta: James Potter—. Gané la apuesta. Me debes esos 10 sickles, Canuto… —concluyó mirando a su amigo.
Los cuatro merodeadores habían llegado al lugar, haciendo que Alexander y Severus se pusieran de pie ipso facto, mientras que Xenophilius se escondía tras el tronco del gran sauce bajo el que estaban recostados los otros dos hacía unos momentos.
— ¿¡Otra vez tú!? ¿¡Qué no tuviste suficiente con la lección de la semana pasada, Potter!? —Alexander giró los ojos en hastío.
— ¿Qué lección, Floricienta? Me tomaste desprevenido, eso es todo… Pero creo que debo agradecértelo, hace mucho buscaba alguien con quien poder tener un duelo de verdad… —el Gryffindor sonrió de medio lado.
— ¡Vamos, James! ¡No les arruines su momento romántico! Hay que ayudar a la unión de esta nueva pareja… —Sirius Black soltó una sonora carcajada. Acto seguido apuntó con su varita hacia Severus y lo lanzó contra Alexander, provocando que ambos terminaran rodando por la pendiente del jardín y casi cayeran al Gran Lago.
— ¡Severus, quítate de encima de mí! —se quejaba Alexander al tener a su amigo cara a cara sobre él.
— ¡N-no puedo! —respondió el Slytherin intentando separar sus cuerpos. Sirius había lanzado un hechizo contra Snape, que le impedía levantarse.
— ¡Vamos, más cercanía! ¡No teman chicos, no somos quién para juzgarlos! —Black volvió a apuntar contra Severus, pues sabía que no funcionaría si apuntaba contra Alexander. Acto seguido lanzó otro hechizo, haciendo que la cara de Severus se estampara contra el rostro de Alexander, haciendo parecer que se estaban besando.
— Q-quítate… —balbuceo Alexander contra los labios de su amigo. Las mejillas de ambos estaban ardiendo al rojo vivo.
— ¡N-no p-p-puedo! —respondió el Slytherin con la misma dificultad.
— ¿Colagusano, trajiste la cámara? —preguntó James entre sonoras carcajadas.
— Claro que sí… Esta foto le va a encantar al periódico escolar… La venderemos por un excelente precio… —Se escuchó una tétrica y molesta risa chillona de parte de Peter Pettigrew, tras el sonido del flash de su cámara que había captado el momento en el que Severus y Alexander balbuceaban contra los labios del otro.
— ¡XENO, HAZ ALGO, MALDITA SEA! —logró articular Alexander, girando su rostro y consiguiendo así tomar algo de aire, dejando la cara de Snape estampada esta vez contra su cuello. Se escuchó entonces un nuevo sonido de una fotografía tomándose, ahora ante la cámara daba la apariencia de que Severus estaba besándole el cuello a su amigo, mientras este gritaba de excitación.
Xenophilius salió de su escondite, aún con su "disfraz" puesto, sacando su varita con dificultad y apuntando contra Severus, lanzando el contra-hechizo para liberarlos.
— ¡Miren, chicos! ¡"Un árbol" que camina! —volvió a James una sonrisa ladeada.
— ¡Expelliarmus! —pronunció Black con fuerza, desarmando a Xenophilius y lanzándolo a él hacia el Gran Lago.
— ¡Descendo! —pronunció James Potter apuntando hacia Xenophilius, provocando que se hundiera poco a poco en el lago.
— ¡ALLE! ¡A-AYUDA! —gritaba el Ravenclaw intentando liberarse de su mal pensado disfraz, que le impedía nadar, hundiéndose entre salpicones de agua.
— ¡Severus, ayuda a Xeno! —tras quedar liberado, el Ravenclaw se quitó la capa, se arremangó el suéter y tomó del suelo sus varitas; colocándose la varita de rosal en un estuche que portaba al costado de su cinturón y tomando en manos su violín y varita de cedro—. Yo me encargo de estos idiotas…
— ¡Levicorpus! —Obedeciendo la orden de su amigo, Severus se acercó al lago y apuntando hacia el Ravenclaw en aprietos lanzó un hechizo para sacarlo del lago, haciéndolo levitar por los aires y acercándolo a la orilla donde lo dejo colocó con cuidado sobre el suelo—. ¡Accio "bolsa de basura"! —pronunció para quitarle de encima el mal pensado disfraz.
— G-gracias… Severus… —logró articular Xenophilius, ya en tierra firme, mientras escupía agua entre tosidos.
— De nada… —gruñó Snape—. Solo a ti se te ocurre ponerte esas ridiculeces, "Fenóminulius" Lovegood… —Snape se sentó junto al Ravenclaw, ayudándolo a expulsar el agua, dándole algunas palmadas en la espalda.
— Se metieron con Xeno, malditos bastardos… —gruñó entre dientes el joven hijo del Director, al tiempo su entrecejo se fruncía con rabia y sus ojos mieles adquirían un terrorífico color amarillo brillante—. Conmigo, intenten meterse las veces que quieran… ¡PERO SI SE METEN CON XENO, SE ARREPENTIRÁN DE POR VIDA, MALDITOS HIJO DE PUTA! —gritó con rabia el Ravenclaw.
— ¿Qué me vas a hacer Floricienta? ¿Enredarme entre ramas de rosal, como a James la última vez, "ramera"? —expresó Sirius tras una risa por lo bajo.
— ¡EXPECTRUM INVOCATUM! —gritó Alexander, poniéndose de pie y alzando sus brazos hacia el cielo.
Pronto, un gran cuervo apareció, planeando a toda velocidad, dirigiéndose hacia Alexander y posándose en una de sus manos. Se trataba de Kuzgun, su mascota.
Siempre se le había visto con apariencia de cuervo, pero en realidad se trataba de una criatura más peculiar…
— ¡Hacia ellos, Kuzgun! —señaló con su índice a los 3 merodeadores que se encontraban frente a ellos. Faltaba Remus Lupin, curiosamente... ¿Habría huído?
— ¿¡Q-qué d-demonios!? —Sirius se había quedado petrificado de miedo y sorpresa al ver que el cuervo en la mano de Alexander volaba hacia ellos y tras tocar suelo frente a ellos, se había convertido en un Grim. Uno de mayor tamaño que el mismo Sirius cuando se transformaba en tal criatura.
Los merodeadores tomaron su distancia, retrocediendo paso a paso, lentamente; mientras el rabioso Grim frente a ellos, que peculiarmente poseía unos brillantes ojos azules que emanaban una tétrica luz, se acercaba con la misma lentitud de un cazador.
— ¡Al imbécil de la cámara, Kuzgun! ¡Cómetelo! —ordenó Alexander.
— ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAH! —Pettegrew huyó a toda prisa del lugar, dejando cae su cámara, la destruyó a mordidas aquel misterioso Grim.
— Ahora es tu turno, Black… —una sonrisa ladeada se dibujó sobre los labios de Alexander—. Dime… ¿Cuál es tu mayor temor en este mundo? Existen criaturas aterradoras… veamos a qué le tienes miedo, sabueso…
Ante la mirada atónita de los presentes, aquel casi recién formado Grim cambió de forma una vez más al posarse frente a Sirius Black: entre giros vertiginosos de una nube de humo, apareció esta vez un dementor que se acercó hacia el rostro del joven Gryffindor ejecutando sobre él el temido "beso del dementor".
— ¿Qué demonios eres? —preguntó James al Ravenclaw, con una mirada furiosa.
— Tu peor pesadilla, Potter… —respondió Alexander.
— En ese caso, yo seré la tuya. No te tengo miedo, Floricienta… —contestó con firmeza el Gryffindor—. "¡Expulso!" —pronunció James al tiempo que engañaba a su rival, apuntando hacia él de primera instancia, más cambiando de objetivo centésimas de segundo después. El blanco eran: Xenophilius y Severus, quienes fueron atacados por el hechizo, lanzándolos por los aires, nuevamente, hacia el Gran Lago de Hogwarts.
— ¿Así que prefieres atacar a mis amigos en vez de ayudar a los tuyos? ¡Pero qué agallas Potter!
— ¡Canuto! —James giró la vista para descubrir como su amigo ya yacía en el suelo, inmóvil con un par de hilos de lágrimas saliendo continuamente de sus ojos.
— "¡Expectrum patronum!" —James atendió a su amigo, haciendo aparecer la blanca figura de un ciervo macho hecho de luz que ahuyentó al dementor, el cual volvió a tomar la forma de un cuervo; y despavorido, voló a toda velocidad para posarse sobre el hombro de su dueño.
— ¿U-un boggart? —preguntó Sirius con falta de aliento.
— ¿Kuzgun? Sí, es mi adorable mascota. Es bien portado, solo le hace bromas a los idiotas: como ustedes…
— Fenómeno… —James volvió a apuntar contra Severus y Xenophilius mientra ocluía las mandíbulas con rabia—. "¡Descendo!"
— "¡Expelliarmus!" —logró pronunciar Alexander antes de que el hechizo surtiera efecto sobre sus amigos, desarmando a James. Acto seguido, tomó su violín y lo colocó en posición para tocarlo con su varita de cedro—. Y ahora, si me permites, te mostraré mi verdadero poder, Potter…
Alexander comenzó a tocar en su violín una melodía de vibrato incesante y terrorífico que inmediatamente dejó sin movimiento al par de Gryffindor frente a él.
— "Invierno" fragmento de "Las cuatro estaciones" de Vivaldi, un grandioso compositor muggle. ¿No sienten el frío ya? —explicó Alexander al tiempo que los cuerpos de sus rivales comenzaban a cubrirse de hielo.
Durante 9 minutos el par de Gryffindors padecieron una tortuosa helada que cubría sus pieles e iba congelando sus entrañas poco a poco, hasta dejarlos sin movimiento; salvo el ocular.
