Disclamainer: Ninguno de los personajes mencionados a continuación me pertenece, por lo que no obtengo ninguna clase de beneficio con esta historia.
Siempre me he preguntado qué clase de persona inventó aquello de ''los amigos son la familia que elegimos''.
Desde que era un niño se había caracterizado por su frágil salud y por su avispada inteligencia. Sus gafas cuadradas siempre se asomaban por encima de algún libro de tapas de cuero cuando April entraba por la puerta a dejarle su ropa recién planchada o incluso después de una de sus noches, cuando las unas ojeras prominentes decoraban sus ojos miel. Pronto, las tornas se cambiaron, y en esta ocasión eran las gafas las que se asomaban por la puerta, y la primavera la que se escondía tras el cadáver mutilado de sus hijos, consumiéndose, con sus cabellos tornándose en triste y apocado invierno.
No fue hasta su primer año que tuvo amigos. Otro par de lentes le hizo compañía, y más tarde se le uniría una burda evocación de Brutus. Más tarde aún el hijo de las serpientes se infiltraría entre ellos.
Pronto esa misma serpiente haría de él el hombre que era. Lo defendió de sus iguales, lo elevó a los cielos y lo sentó en un trono de nubes entretejidas con rayos de luna, esa madre maldita que lo seguiría hasta el final de sus días. Justo entonces se dio cuenta que las serpientes mudaban su piel y que aquella, al cambiar de camisa, había dado a luz a la más brillante de las estrellas, cuya luz solo se aprecia cuando las negras nubes se apartan y dejan pasar su esplendor.
Pero de nuevo, las nubes se cerraron, y las que antaño formaron su trono, se destejieron entonces para hacerlo caer, y los rayos de luna volvieron con su argéntea madre. El burdo Brutus consumió a la estrella, la ingirió sin pensar en ningún par de gafas. Después de que Brutus acabara con el astro, ambas gafas se rompieron.
La menos resistente de ellas, la que en su infancia la primavera protegió de la luna, subsistió hasta que renació su estrella polar. Para luego, verla morir, esta vez, para siempre.
Por eso su pregunta era ¿quién inventó esa frase?
Mientras bebía una botella de ginebra, sus gafas emanaban lágrimas como perlas de cristal. Con su otra mano conseguía, a duras penas, aferrarse a la vida.
Y es que, Pase lo que pase mañana, hemos tenido el hoy. Según Sirius.
De pronto, una estrella eclipsaba a la luna.
N/A: Muchísimas gracias por leer! Espero que os haya gustado y que hayáis comprendido el mensaje que he pretendido enviaros. Besos y hasta la próxima!
