Retos

El rubio estrechó el cuerpo de la muchacha contra la pared. La deseaba con ansias desde hacia meses, y ahora que por fin podía tenerla, no iba a dejarla escapar tan fácilmente. Le recorrió los labios con un dedo y ella cerró los ojos con doloroso placer. Sentía que se iba a desmayar de ansiedad y anticipación.

Él la oyó suspirar y supo que la espera no había sido en vano: ella podía comprenderlo perfectamente bien... y era digna de él. Le besó con suavidad el cuello blanco, sintiendo que profanaba un templo sagrado, y un corrientazo de intenso placer lo reocorrió desde el cuero cabelludo hasta la planta de los pies. Siempre había fijado sus metas en lo prohibido y en lo exquisito, y esos dos conceptos se aunaban magistralmente en ella, llevándolo a alcanzar un éxtasis sublime.

- ¿Sabías...- le dijo suavemente al oído, mientras le mordisqueaba el lóbulo de la oreja izquierda-... que me gustó tu nombre desde la primera vez que lo oí?

Ella soltó un gemido y se retorció apenas. No lo suficiente para moverse: él era inflexible. Como si ella quisiera escapar de entre sus brazos...

- ¿Sabías- repitió la fórmula, con voz ahogada y casi ronca- que tu nombre te va como anillo al dedo?

Él se separó lo suficiente para poder mirarla a los ojos. Dagas de mercurio hundiéndose en un mar de plata (1). No le gustaba (nunca le había gustado) que bromearan con su nombre.

- ¿Por qué lo dices?

- Por tus ojos. Como cuenta la leyenda, es imposible escapar del infierno de tus ojos. (2)

El rubio le acarició el cabello. Ella no apartó su mirada de la de él.

- Luna...- murmuró..

- No digas nada- lo interrumpió ella.- No es necesario. Me basta con tus ojos.

El joven asintió levemente con la cabeza. Ella sonrió, se puso en puntas de pie y...

- ¡AH, NO, MI PACIENCIA TIENE UN LÍMITE!- el rubio desasió el abrazo en menos de lo que se tarda en decirlo y miró al vacío exasperado- ¡¿QUÉ TE HAS CREÍDO?!

La muchacha se sentó en el suelo, los codos sobre las rodillas y la barbilla entre las manos.

- Eso no es muy bonito de tu parte.

Draco la miró con ojos desorbitados. Despertaba en él cierto rechazo, cierto temor...

... y una atracción inexplicable.

- ¡QUE NO! ¡VES, YA ESTÁS AHÍ DE NUEVO!

- Joder, lo único que me faltaba, que se me rebelasen los personajes- la voz femenina provenía de una muchacha que había aparecido misteriosamente sentada junto a Luna. Lovegood le ofreció una rana de chocolate. La mujercita lo rechazó con un gesto.- Gracias, Luna, pero no acostumbro comer cosas que se muevan.- suspiró y se acomodó los lentes de montura negra sobre el puente de la nariz- ¿Podemos acabar rápido el asunto, Draco? Me estoy aburriendo, y las Cartas de Plinio me están esperando.

- Estrella, te han robado esos lentes- comentó Luna con total naturalidad. La susodicha la fulminó con la mirada.

- ¿Crees que no lo sé? Pero estos anteojos han escrito conmigo casi todas mis historias que valen la pena, y los extraño. ¡Además, esto es producto de mi imaginación, maldita sea!

- Tú no sales en público con lentes- acotó Draco, que se había sentado, refunfuñando, contra la pared vecina.

- Draco dormiens y Luna Lunera (3), son casi las dos de la madrugada, mañana me espera una jornada ininterrumpida de más de doce horas, incluidas tres de italiano, del que no entiendo ni jota (¿por qué no hablarán francés o latín en Italia?, me pregunto yo), ¡¿creen que eso me importa?! Quiero solucionar esto lo antes posible. Tanto rubio me da asco.

- ¡Oye!- se quejaron ambos al unísono.

- Si lo siento, ustedes encajan perfecta y armoniosamente- Draco bufó, pero Estrella, una vez más, hizo caso omiso de él- Y con Sean y Samanta son un conjunto adorable (4), pero yo ya soy un exceso. (5).

Luna no le hizo caso, y comenzó a contar con los dedos mientras miraba hacia el techo. Estrella tragó saliva y se preguntó que animal imaginario y extraño sería esta vez. Draco tenía los ojos peligrosamente entrecerrados y siseaba entre dientes algo que sonaba como "Sean y Samanta..."

- Es que creo que hay algo que tu no entiendes.- dijo por fin en voz alta el rubio- Podes hacer de tu maldita vida lo que quieras, me da igual- se encogió de hombros, como intentando enfatizar su indiferencia- ¿Pero por qué tienes que meterte conmigo?

- Eres un llorón, Draco- Él alzó una ceja, en signo de desaprobación. No le importaba mucho lo que ella pudiese pensar de él. Estrella entrecerró los ojos. Él tenía puntos flacos, y ella sabía exactamente como tocarlos.- Eres tan débil comparado con Harry...

Un rosa pálido tiñó levemente las mejillas del rubio, y los largos dedos se le crisparon en un rictus involuntario.

- Touché- dijo Luna, con la cabeza escondida entre los brazos.

A Draco se le desorbitaron los ojos, pero al mismo tiempo pareció darse cuenta de que si no se controlaba, iba a quedar plenamente en ridículo. Se cruzó de brazos y puso cara de ofendido.

- Eso es porque a Potter le gusta- remarcó la última palabra con tenaz determinación y Luna chasqueó la lengua- ir por los pasillos besuqueándose con esa... con esa...

- Di "pelirroja" con ese tono despectivo y creo que Estrella puede llegar a matarte.- lo interrumpió Luna. No había levantado la cabeza y no se podía saber si había apelado a su conocido sexto sentido o, por primera vez en su vida, al sentido común, para adivinar que a Estrella le relampagueaban lso ojos.

- Bien- continuó Draco, jadeando- ¡A Potter le gusta besuquearse impúdicamente con la Weasley! Pero lo que es a mi...

- Hacen una bonita pareja- interrumpió nuevamente Luna y esta vez Draco la miró claramente exasperado- Ella es una persona maravillosa. Se merecen mutuamente.

El rubio bufó. Evidentemente, la conversación no había tomado el rumbo que él esperaba. Estrella aprovechó su breve distracción para contratacar.

- Vamos, Draco... ¡ustedes hacen una pareja soñada!- a la rubia no se le escapó que Luna soltó una pequeña sonrisa y que Draco tardó un par de segundos en responderle, aunque cuando lo hizo su voz era un gruñido feroz.

- ¡Solo en tu retorcida imaginación!

Estrella se sentó al lado de Luna y apoyó su cabeza en el hombro de la rubia. (6) Pensó por un segundo en una pareja de futuros esposos y cuando se dio cuenta de que era más feliz imaginándolo a él atado al recuerdo de una amiga que no podía olvidar, y a ella suspirando por un hombre que se encontraba tan lejos como Rumania, que felizmente casados, suspiró. (7)

- Si- admitió.- Puede ser que tengas razón.- Dracó hinchó tanto el pecho y las mejillas que Estrella creyó que su ego explotaría. Sonrió.- ¡Pero no puedes negar que tengo mucha imaginación! (8)

Esa fue la gota que derramó el vaso de Draco Malfoy.

- Pues explota tu linda- Estrella frunció el ceño. ¿Él estaba siendo irónico?- imaginación con otra persona. ¡Estoy harto de que me juntes con esta... con esta...- parecía que le costaba trabajo articular la palbra. Su interlocutora alzó las cejas, mientras que la aludida lo miró con curiosidad y algo de mal disimulado dolor.- esta... Lunática!

El rubio jadeaba. Parecía que el arrebato de pasión lo había dejado sin aire. Estrella meneó la cabeza. ¿Cómo podía ser tan quejoso?

- Te soltaré en las garras de las amantes del slash, a ver si aprendes lo que es bueno... (9)- murmuró, antes de quejarse en voz alta- ¡Pero si sobre ustedes casi ni escribo!- reflexionó un instante- Aunque tengo cada idea... (10)- Un escalofrío recorrió la espalda de Draco. Cualquier cosa podía estar pasnado por la mente de esa loca... Luna, en cambio, tenía una mirada triste y pensativa. Estrella se encogió de hombros y susurró, más para si misma que para ellos- Les pasa a todos... Harry y Ginny ya no saben donde esconderse de mi... aunque suelen comportarse...

Draco encontró en ese comentario la oportunidad perfecta para volver a picarla.

- ¡Eso es porque te tienen miedo!

Estrella restó importancia al comentario con un gesto de la mano.

- No, que va, quizás hace año y medio era así, pero ya se me pasó la época en que no existía historia sin al menos una muerte...

El rubio pareció indignado.

- ¿Cómo puedes ser tan hipócrita de decir eso mientras mantienes secuestrada a una manada de pelirrojas... y no piensas soltarlas? (11)

Luna arqueó las cejas. Eso sonaba raro hasta para ella. Estrella se largó a reír a carcajadas.

- ¡Oh! ¡Eso! No, creo que no las soltaré nunca... tengo un plan para esa historia, pero han surgido inconvenientes, así que...

- ¡Tortura otras parejas raras, entonces!

- ¿Crees que no lo hago? A cada una le llegará su turno... Solo dale tiempo al tiempo...

Estrella parecía estarse relamiendo de anticipación, cuando Draco interrumpió sus pensamientos. ¿Ese chico no se callaba ni debajo del agua?

- ¡Ya empezaran a rebelarse ellos también! ¡Nadie puede seguir tu mente desquiciada durante mucho tiempo!

Luna resopló. Los otros dos la miraron, sorprendidos.

- Este chico necesita psicoanálisis urgente- bufó. Draco palideció. ¿Lunática Lovegood creía que él presentaba signos de demencia incipiente?. Estrella volvió a largarse a reír.- Dime, Draco- el rubio la miró con ojos desorbitados ¿Desde cuándo lo llamaba por su nombre de pila?- Si no quieres obedecerla a ella, ¿a quién seguirías?

Se hizo un profundo silencio. El rubio parecía desencajado y anonadado por la sorpresa. Estrella sintió un deseo incontrolable de lanzarse a los brazos de Luna y besarla. El silencio se prolongó por unos minutos. Luna ya había adoptado una postura mitad ofendida, mitad satisfecha, cuando la sobresaltó la voz masculina.

- ¡A los lectores!

- ¡¿Qué?!

- ¡A los lectores!- repitó Draco, más fuerte y más entusiasmado.- ¡Ellos si que son personas coherentes!

Las rubias intercambiaron una significativa mirada temblorosa.

- Draco...- comenzó Estrella, casi temerosa- ¿eres consciente de lo qué estás diciendo?

- ¡Claro!

La joven suspiró y recurrió a su última arma.

- Y si ellos opinaran que debes estar con Luna... ¿lo aceptarías?

El joven dudó una centésima de segundo, pero luego defendió su teoría con renovados bríos.

- Si, porque sé que no lo drián.

Estrella se engogió de hombros, como librándose de la responsabilidad.

- Eso lo veremos...

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(1) Es referencia a que los dos tienen los ojos plateados, claro está.

(2) Si no saben de que hablo, no han leído suficiente literatura fantástica. No se debe mirar a un dragón (Draco) a los ojos, porque nunca se podrá apartar la vista de ellos.

(3) "Draco dormiens" es puro latín y quiere decir "dragón dormido". Es el comienzo del lema de Hogwarts: "Draco dormiens nunquam titillandum" ("No le hagas cosquillas a un dragón dormido") Y "Luna Lunera"... no sé, siempre quise decirle así.

(4) Sean y Samanta son, en mi historia "Señora de las cuatro décadas", los hijos de Draco y Luna, cuando no, rubios los dos...

(5) Soy rubia, que se le va a hacer, son defectos que uno no puede evitar...

(6) ¡Aw! Otra cosa que siempre quise hacer... -

(7) Mi gusto por el Charlie/Tonks y mi teoría de que Remus estaba enamorado de Lily son más fuertes que yo...

(8) Comentario ALTAMENTE ofensivo banneado por mi misma xD

(9) Amy se pone a dar saltitos de contento

(10) De cartón piedra, Lunáticos, Fabricante de Mentiras, Mermelada de Naranja y Manzanas verdes...

(11) Marcados contrastes en los tonos rojizos. Un delirio, apenas empezado...

Notas de la Autora: bueno, creo que entendieron el punto. La idea es: ustedes me piden una pareja, una situaciòn o lo que se les ocurra, y yo hago lo humanamente posible por escribir una historia corta sobre eso (Se supone que los persanajes se comportarán, ¿no?). No hace falta que sea solo Draco, ni Luna- Draco, pero me gustaría que alguien se atreviera a ponerme un desafío con ellos (ya ya, y no ese espanto de los gemelos Weasley con Cjo que me puso mi megela¬¬). ¡Esperaré sus opiniones!

¡Nos leemos!

Lean, sueñen, escriban, amen, sonrían

Estrella