Capítulo 1: El comienzo de la gran aventura de Courtney
No había algo que ella odiase más que las personas que no seguían las reglas, no podía entender el por qué lo hacían; ¿Le encontrarían algo de gracioso?, ¿Se sentirían mejores personas por hacerlo? Courtney se respondía a sí misma "Por supuesto que NO". Todos eran simples payasos, que para llamar la atención, rompían las reglas.
A todo el mundo le había extrañado que desde muy pequeña, ella tuviese muy en claro qué quería ser y para qué: Quería ser abogada, quería hacer que las personas que no cumplían las leyes pagasen por ello. Su moral era prácticamente intachable, al igual que su conducta; se la podría describir como una adolescente modelo. Ella sabía muy bien que todo el mundo pensaba eso de ella, y la enorgullecía.
Era de esas chicas que tenían todo lo necesario para llevarse al mundo por delante: Inteligente, sagaz, tenía una personalidad arrolladora, y lo más importante, tenía sus planes a futuros bien resueltos.
Hacía poco tiempo le habían informado que había sido aceptada en la universidad de Toronto, a nadie le extraño; sus notas y su excelente curriculum la hacían apta para ingresar a cualquier universidad con el menor esfuerzo.
Desde que había recibido ese mail, no dejaba de fantasear con lo que sería su vida universitaria: Las personas que conocería, su departamento en el campus (que compartiría con su amiga Bridget), como serían las clases. Su emoción parecía no tener límites. Tachaba en su calendario, los días que faltaban para que su aventura comenzara.
Finalmente, ese día llego. Había comenzado a empacar una semana antes, no quería olvidar nada. Luego de una larga despedida con sus padres, emprendió el camino hacia su gran experiencia.
El campus era enorme, afortunadamente contaba con lo que ella denominaba "un sentido natural de la orientación" que le habían dado sus años de exploradora; por lo menos, ella creía tenerlo. En un pequeño papel tenía la dirección que su amiga le había dado de su nueva vivienda. Comenzó a caminar, camino y doblo varias veces en distintas direcciones, hasta que finalmente le pareció llegar al departamento. Le extrañó las imágenes de calaveras pintadas en la puerta, pero no le dio mucha importancia Bridgett era una chica realmente extraña, podía haber hecho eso pensó.
Sin esperar más, abrió la puerta como quien se encontraba en su casa de años y entró a la sala. Estaba todo muy desordenado, las paredes tenían posters de hombres con skates y había mucha ropa tirada por el piso. Se acercó a una de las prendas y las tomó, cuando la estiró, se percató de que era una remera negra, con una calavera… y era de un hombre…. ¡¡UNA REMERA DE HOMBRE!!
-¡O por Dios!-exclamó arrojando la remera tan lejos como podía. ¿Qué significaría eso?, ¿Acaso su amiga Bridg estaba con un hombre?.... No, pero eso no es posible pensó Bridg no es de esas chicas…
Courtney se encontraba perdida en sus pensamientos, sacando conclusiones, de espaldas a la puerta, y por lo distraída que estaba, no pudo notar que un joven punk de ojos celestes y cresta verde entraba por la puerta.
No pareció disgustado al ver a la joven en su apartamento, sino todo lo contrario.
-Valla… no estaba esperando compañía, y menos una con ese trasero, preciosa-le dijo a Courtney el extraño misterioso, apoyando una de sus manos en el hombro de ella.
-¿PEROO, PEROOOOO…. QUIEN DIABLOS TE PIENSAS QUE ÉRES?-preguntó indignada quitando la mano del chico de su hombro ¿Cómo había alguien capaz de decirle esas cosas de su trasero?-NO SE POR QUÉ ESTÁS AQUÍ, PERO MEJOR TE LARGAS ANTES DE QUE LLAME A LA POLICÍA-gritó enojada.
-Cálmate princesa… no entiendo por qué la bronca, después de todo, este es mi apartamento
-¿Tu apartamento?- pregunto horrorizada- Eso no puede ser… se supone que mi amiga y yo rentamos este apartamento-le dijo indignada.
-Imposible, princesa… ¿A qué dirección intentabas ir?
-NO ME DIGAS PRINCESA-lo reprendió enojada- Y a donde me dirija, no es tu problema-dijo dándose vuelta bruscamente.
-Claro que lo es muñeca, después de todo, estás en mi apartamento.
-Cerdo machista, deja ya de llamarme princesa o muñeca-Miró su papelito-Busco el edificio 10, entre las calles Cerezo y Albatros, departamento número 20, que claramente, es ESTE-dijo señalando a la puerta.
-Valla princesa, si que eres distraída… este es el 12, el tuyo está al final del pasillo…-Courtney comenzó a ponerse roja de vergüenza: No solo se había metido a la residencia de otra persona, sino que era de un detestable machista que parecía tener dobles intenciones con todas sus frases.
-¿Entonces…. Este no es el 20?-preguntó mortificada.
-No, princesa, pero el apartamento 12 siempre tendrá abierta las puertas para ti-le dijo mientras Courtney se marchaba lo más rápido que podía.
-Gracias, pero NO gracias-le dijo dándose vuelta cuando había llegado a la puerta-Espero no volvernos a cruzar nunca. ADIÓS-dicho esto, salió tan rápido como pudo, y terminó prácticamente corriendo por el pasillo. Podía sentir la mirada que aquel patán… o a lo mejor, era simplemente su imaginación.
Abrió la puerta con violencia y la cerró apenas termino de entrar. Estaba agitada, avergonzada… había hecho el ridículo enfrente de un completo desconocido, de un detestable completo desconocido. Pero a pesar de todo eso, el estar extrañamente agitada le extrañaba ¿Por qué? Era un simple muchacho, ella no había hecho el ridículo muchas veces, pero siempre había una primera vez…. Pero tenía una mirada tan penetrante, tan intensa, sentía que podía saber lo que ella estaba pensando con solo una mirada.
¡¡NO!! ¿Pero en que estoy pensando? Simplemente sentí vergüenza porque es la primer persona que encuentro en la universidad, PUNTO se dijo a sí misma, tratándole de poner fin a esa confusión.
Tendría que distraerse, la mejor manera, era explorar su nuevo apartamento y desempacando sus cosas. Ese tropezón, no arruinaría el gran momento con el que ella venía soñando.
La "visita" de aquella sexy morena había dejado al ojiazul con una sonrisa en sus labios. Nunca le había gustado nada en esa universidad, y ahora, podía haber encontrado una motivación para asistir a sus clases.
Había ingresado a la facultad hacía un año, por órdenes de sus padres. El no pensaba en el futuro, simplemente quería vivir el presente, "una actitud que lo llevaría al fracaso" según la habían denominado sus padres. Era tradición en su familia el ser policía, sin embargo, él era el enemigo número uno de la ley, según sus propias palabras; siendo imposible que fuese admitido en la academia de policías, sus padres movieron influencias para que él terminase en la universidad, no sabía como, pero ahí estaba hacía un año.
No había avanzado mucho, mejor dicho, no había avanzado nada, detestaba sus clases, detestaba el ambiente… y sobre todas las cosas, detestaba las reglas y que le diesen órdenes. Él no había nacido para eso, pero todavía no estaba seguro el PARA QUÉ había nacido.
El nombre de este rebelde sin causa, era Duncan.
Recordó a aquella morena e instantáneamente el número de su apartamento. No pudo evitar sonreír: Nunca había visto una chica tan hermosa antes.
Hola a todos y gracias por leerme!! Disculpen que haya sido tan corto el primer capítulo, es la introducción. Les prometo capítulos más largos e interesantes con el transcurso del tiempo. Estoy abierta a cualquier sugerencia o crítica que quieran hacerme, y nuevamente, gracias por leer mi fic, espero que lo disfruten.
Hasta pronto! Los saluda, Florencia.
