Disclaimer: Todos los personajes, salvo los que fueron inventados, son de la glorifica J.K. Rowling.
Cáp. 1: "¿Nos vamos al convento? "
Todo estaba oscuro y la única luz de la habitación era una vela a penas prendida. En su cama, un joven de unos quince años se encontraba tirado sosteniendo un pergamino en la mano, su expresión era de preocupación. Se trataba de un chico un tanto mal vestido, de ojos grises y cabello negro revoloteado, su nombre era Jake Connell. Pasados unos minutos, el joven volvió a releer la carta, la que provenía de su padre:
Jake:
Me han arrestado en Caracas, Venezuela. La situación se ve complicada y por lo visto tendré una ausencia prolongada. Trataré de irme lo más rápido de aquí y de alguna forma conseguiré dinero para irme a Inglaterra. Por favor, no hagas ninguna estupidez.
Michael.
Con rabia Jake apagó la vela, se guardó el pergamino en el bolsillo y con cautela salió de la habitación procurando no hacer ningún ruido, lo único que tenía en mente en ese minuto era escapar de aquel centro de menores, era la única opción, pero necesitaba ayuda.
Abrió otra puerta en medio de un pasillo a oscuras mientras se iluminaba con su varita y entró a una habitación donde un joven dormía placidamente en su cama
- Edu - murmuró Jake – Edu despierta, que necesito tu ayuda
El chico que dormía abrió los ojos de mala gana y se incorporó lentamente
- ¡Tío y a ti que te ocurre! – Le dijo Edward, así se llamaba el chico
- Que necesito tu ayuda – respondió Connell de mala gana cerrando la puerta – han cogido a mi padre en Caracas
- ¿Pero cómo es eso? ¿Qué hacia tu padre en Caracas? - Cuestionó Edu con preocupación
- Pues que se yo, deben haberle encontrado los alucinógenos y esas cosas – Comentó Jake dando vueltas en circulo – necesito salir de aquí, mi padre necesita dinero y se lo debo conseguir de alguna forma
- ¿Pretendes escaparte de aquí? – Saltó el otro riendo – la única forma de fugarte es irte volando… y para eso necesitas una escoba… cosa que no tienes y…
- Exacto, pero tú si la tienes
- La que me faltaba… - Bufó Edu poniéndose de pie – ¿Y qué pretendes? ¿Irte a Venezuela?
- Pues aquí no tengo a nadie – Dijo el otro encogiéndose de hombros – allí por lo menos le puedo ir a visitarle a la cárcel
- Déjame decirte algo, que a ti se te va la olla y vas a acabar peor que tu viejo
- Tengo que buscarme la vida – Se justificó Jake
- Anda que te paso la escoba, pa eso están los amigos
- Gracias tío – Dijo sonriendo Jake mientras sacaba la vieja escoba de su amigo de un armario destartalado en la cual se encontraba escondida – te juro que te la envió en cuanto pueda
- ¿Y cómo piensas conseguir dinero?
- Pues tendré que dar un palo en Londres
- Entonces suerte amigo, que la vas a necesitar
- Gracias Edu, hasta luego – Dijo el chico de ojos grises mientras se elevaba y salía por la ventana volando.
La noche se encontraba despejada y el fresco aire le echaba a Jake el pelo para atrás. El destartalado reformatorio comenzó a verse cada vez más pequeño desde la altura y los jardines de los alrededores parecían formar mosaicos entre los colores verde oscuro y negro. Durante unos minutos, sus problemas parecían esfumarse y reducirse a la nada en medio del inmenso y estrellado cielo.
Pronto Jake comenzó a ascender más y el frío hizo que los ojos empezara a llorarle a medida que iba subiendo; en ese momento solo se podían ver los faroles que iluminaban las calles como pequeñas motitas amarillas. Pronto comenzó a lamentar no haberse puesto un saco, más todo su equipaje lo llevaba reducido en su bolsillo como en el porte de una nuez, Jake entornaba al máximo los ojos frente a aquella corriente de viento helado que le empezaba a causar dolor de oídos pero ya quedaba poco para llegar a su destino y el sol comenzaba a salir de su escondite.
Mientras en Roma, Italia, una mujer de apariencia atractiva se daba vueltas y vueltas en el recibidor de la casa de los Di Montezemolo con aspecto de aburrida. Era alta y delgada, llevaba recogido el cabello en un moño y sus ojos eran verdes.
- Alicia, cariño – Dijo la mujer en un tono de voz alto para que la escucharan – venga… que vas a llegar tarde el primer día de clase
- ¡Que no! Que yo no salgo así a la calle – Gritó una chica desde las escaleras que se encontraban al fondo del recibidor
- ¿Qué te pasa ahora? – Dijo nuevamente la mujer ya con tono cabreado – ya media hora que tu padre debería estar en el despacho y por tu culpa aún estamos aquí
La joven bajo rápidamente las escaleras tirando su baúl con fuerza, sus ojos eran verde como los de su madre y el cabello castaño con ondas hasta la cintura. La nariz era respingada y era bastante alta, ella era Alicia Di Montezemolo
- ¡Es que es esta falda, mírala! –Chilló la chica señalando la falda roja a cuadros de su uniforme – ¡sí es que me queda fatal, que parece de mercadillo mamá!
- Lo que parece es una falda de una chica de seis años – Comentó Isabella mirándola de arriba abajo, así se llamaba su madre - ¿no te quedará muy corta?
- No, es el uniforme, así de horroroso – Respondió su hija mirándola con mala cara mientras guardaba un par de pergaminos en su bolso – Vale, ya esta, vámonos
- Ya era hora… que tu padre esta hace ya media hora en ese coche de muggles…
- Buenos días papá – Dijo Alicia saludando a su padre con un beso en la mejilla cuando entraron al coche muggle conducido por el chofer
- Buenos días Alicia – Respondió su padre, Luca, con una calurosa sonrisa
- Recuerda que tenemos que ir a cenar a la casa de los Windsor, en Londres – Comentó Isabella a su marido, luego de un rato de que el coche partiera, mientras aún miraba de reojo el uniforme de su hija
- Anda, claro – Respondió Luca mirando por la ventanilla – hoy tengo una reunión por la tarde, pero alcanzaremos a tiempo…
Al llegar a la estación de trenes romana, el acostumbrado tumulto de gente de todos los años al otro lado del andén 3½ se encontraba a no dar más para tomar el tren que llevaría a los estudiantes a la AI: academia internacional.
Los padres se despedían cariñosamente de sus hijos, a los que seguramente verían en las vacaciones de navidad o en otros casos, simplemente los verían al finalizar el curso. Más de un chicuelo de primer año echaba alguno que otro lagrimón al despedirse de sus padres.
En otro lugar de la estación se acercaban al tren unas chicas de unos quince años, parecían ser dos torbellinos y unas sonrisitas burlonas se posaban en sus labios.
Una de ellas era bajita pero delgadita y con BASTANTE delantera. De cabello negro rizado que le llegaba hasta la mitad de la espalda y tenia los ojos celestes acompañada de un gran vozarrón, era más ni nada menos que María Jesús Romero, una chica de Puerto Rico conocida por el colegio como "La boricua". La que la acompañaba tenía el cabello castaño oscuro que le llegaba a la cintura y era muy lacio, era morenita, alta y delgada, además tenia los ojos muy oscuros, que según ella le daban el toque conquistador, esta chica era Lucía Sarzosa, de España.
Sí de problemas se hablaba, ahí estaban metidas Romero y Sarzosa. Las dos tenían filosofía de inyectarle a las cosas un tanto de sabor latino y chispa de vida a las cosas.
Otro que venía llegando era un chico ingles de unos quince años también, se trataba de Ben Button y se podría decir que era un chico rebelde, pero bastante reservado para sus asuntos, entre los que se encentraban su gran capacidad para la adivinación, uno de sus secretos mejores guardados. Entre sus actividades favoritas generalmente se encontraban montarle bromas a las de "los ritmos latinos". Ben era un chico alto y atlético, su cabello era castaño claro y sus ojos claros, si, era atractivo.
Ben venía acompañado por otro chico de su misma edad, 16, de cabello oscuro y ojos café, su nombre era Edge Wallace, provenía de Escocia. Su padre era el dueño de una importante fábrica de Whisky de fuego, por lo que el chico era el proveedor oficial de alcohol del colegio.
Al entrar al tren, los alumnos provenientes de todo el mundo se empujaban en busca de un compartimiento vacío. La dupla del terror, o sea... Romero y Sarzosa o Sarzosa y Romero, casi a golpes se sentaron en un compartimiento vacío y como por afuera pasaba Alicia, la boricua con su vozarrón la llamo de un grito...
- ¡Italiana, ven a sentarte con nosotras! – Gritó María Jesús - ¿cómo estuvieron esas vacaciones?
- Normales, fui a Cerdeña como todos los años… y pase unos días en Inglaterra – Respondió Alicia echándose en el asiento - ¿Las tuyas Lucía?
- Repelentes – Suspiró la española – hemos viajado en avión, esa cosa de Muggles… mi hermano vomito todo el vuelo... – Reía Sarzosa entre divertida y asqueada – y hemos ido al Amazonas, llenos de mosquitos y…
- ¿Y a caso tú no vas al baño después de todas las comidas a vomitar? – Dijo Ben Button con cara desafiante que entraba al compartimiento junto con Edge
- No empieces Button – Bramó Lucía matando Button con la mirada con su ingles con marcado acento latino
- Uii que sensible hoy española… – Seguía Button
- Aaa no tengo ganas de empezar mal el año Ben.. Así que no sigas ¿ok?
- ¡Pero si parecen novios! – Sonrió Edge que estaba al lado de Ben y le pegaba codazos.
Y así transcurrió el viaje, en medio de bromas y comentarios entre los cinco amigos.
Llegaron al colegio a eso de las 19:00 y los alumnos poco a poco comenzaron a bajar del tren un poco aletargados. Lucía, Alicia, Edge, María Jesús y Ben se subieron a un carruaje, que los llevo hasta la puerta de la escuela.
El colegio quedaba en las cercanías de Roma y contaba con una estación privada de trenes. La institución era una antigua mansión del siglo XVIII, la que fue acondicionada para ser colegio. El fundador fue Napoleón Cimma, él decidió fundar el colegio para la enseñanza de magia y hechicería a jóvenes de todo el mundo.
El edificio del colegio era blanco y estaba lleno de detalles en sus paredes interiores y exteriores sobretodo. Frente al colegio había una gran fuente de agua donde el sol por las mañanas se reflejaba de manera extraordinaria. Muchas de esculturas estaban ubicadas en los jardines y, el terreno estaba lleno de parques y jardines donde los estudiantes pasaban sus tardes.
Los chicos comenzaron a ingresar al colegio por una larga escalera de mármol blanco y llegaron a un recibidor. Atravesaron una gran puerta y llegaron a un comedor de gala, que solo era utilizado en ocasiones importantes, los otros días se usaba una cafetería más simple. Todos comenzaron a sentarse alrededor de unas mesitas redondas para cinco personas. Al fondo había un gran y largo mesón, ahí se sentaron los profesores y el asiento más grande le correspondía a la directora: Cristina Elbaz, una mujer de mediana edad, cabello rubio claro y ojos celestes, una piel clara y sin arrugas (claro... todos sabían que los hechizos anti-arrugas iban y venían...).
Por sus alumnos era conocida como Cris, aunque ella prefería que la llamaran Señorita Cristina, aunque señorita... señorita ya no era...
Nuestros cinco amigos partieron rumbo a una mesa vacía y se sentaron a esperar el discurso de la directora Cristi, fue bastante corto este año. Con un brindis el banquete comenzó y las mesas se llenaron de comidas.
Mientras cenaban, Edge y Ben se miraban cómplices, mas ninguna de las chicas lograba enterarse de su "chiste interno", solo basto una mirada con dirección a Heath Gobet para que ellas pudieran entender aquello. En una mesa, sólo se encontraba un chico sentado. Tenía el cabello negro azabache y desordenado y, sus ojos eran pardos, ese era Heath Gobet. Hijo de un músico de los 80, se podría decir que era el chico raro de la clase.
- Oye… se están pasando un huevo con el freaky eh? – Comentó Alicia bebiendo un poco de jugo mirando de reojo a Heath – o sea digo… es la primera noche en el colegio
- Haber – Fanfarroneó Edge - ¿Cuál es la lección del colegio, pociones? NO
- ¿Herbología? – Siguió Lucia – NO
- ¿Jotear a los Freakys? – Alardeó Button
- SII – Rió la boricua con un tono un tanto aterrador – pero ya que Alicia se nos vino un poquito sensible este año… podría ir iré donde el pobre Heath a ver qué tal sus vacaciones… Aunque mejor voy yo - Dijo ahora María Jesús poniendo su rostro serio teatralmente y se aproximó al lado del chico de cabello azabache - ¿Qué tal las vacaciones búho?
- Me llamo Heath, Romero – Bramó el chico
- Tranquilo Vampiro, si era para saber como estabas
- Este año paso de tus bromas – dijo Heath – de las tuyas y las de tu grupito
- ¡Que si hombre que si, venga! – Rió la chica mientras le guiñaba un ojo a Edge, en modo de aviso
En un ágil pero sutil movimiento de la varita de Ben, un encantamiento salió disparado a la comida de Heath, haciendo que esta saltara del plato y volara directamente a la cara del chico y salpicara por todos lados. Todo el comedor se convirtió en risas, claro menos Gobet que ya era el blanco habitual de las bromas, por lo que simplemente optó por respirar hondo y beber un poco de jugo.
Fue pasando el rato y bueno, ya era hora de irse a la cama. El momento en que nuestros chicos se paraban para irse por fin a sus habitaciones, la directora los llamo con una seña de su mano para que se acercaran, se encontraba acompañada por Heath
- Los quiero en cinco minutos en mi despacho – Dijo la directora Elbaz, que también era la profesora de pociones
- ¡Pero Cris, pero si no hemos hecho nada! – Suplicó Edge con voz de ruego - ¡No es para tanto!
- O sea… si acabamos de llegar ¿y ya nos tenemos que ir?.. – Alegó Alicia - ¡Solo fue una broma de bienvenida!
- Algo así… Señorita Di Montezemolo
- ¡Pero...! – alcanzó a decir Sarzosa
- Silencio – dijo muy seria la directora – los quiero en cinco minutos en mi oficina y punto en boca, nada más que discutir...
Los chicos subieron unos cuatro pisos, no de muy buena gana claro, y sin tomar en cuenta los comentarios del freaky de la clase, o sea Heath. Llegaron hasta una salita llena de retratos de los que parecían haber sido los directores anteriores del colegio...
- De tanto que grita esta señora se le van a soltar las arrugas – Bromeó Romero
- Ya boricua, cierra el pico que ya llegamos al despacho de la vieja y te puede escuchar – Dijo Ben tocando a la puerta y esta se abrió de un segundo a otro con la directora en frente
- ¿Qué decía Señor Button? Sí me lo pudiera repetir…– Dijo la directora muy seria mirando asesinamente a los chicos
- ¡Que cada día estas más espectacular! – Interpretó Romero invitándose sola a entrar en el despacho y como habían solo dos asientos Ben y Edge se sentaron en ellos – esta me la debes Button – Le murmuró en el oído, a lo que Ben no respondió
- Bueno – dijo la directora tragando saliva – todos los años alumnos de nuestra academia se van de intercambio al colegio Hogwarts, en Inglaterra para aprender de su cultura y forma de vida…
- ¿Cuál es el punto Cris? – dijo la española tomando un chocolate que había en un platito arriba del escritorio y se lo comió descaradamente.
- ¿Me deja terminar? – la fulminó la directora
- Con mucho gusto – le respondió Sarzosa saboreando el chocolate
- Ustedes han sido elegidos… no se cómo… Pero ustedes seis son los elegidos de este año para el intercambio ¿aceptan?
Todos se miraron unos a otros… mudos. Según habían escuchado Hogwarts tenia fama de buena educación… pero de diversión... no mucha...
- ¡Yo voy! – dijo Alicia, lo que menos deseaba era estar otro año en el mismo ambiente.
- Yo también – se unió Edge
Los demás asintieron, excepto Heath que no estaba muy seguro.
- ¿Usted no, señor Gobet? – Preguntó Elbaz
- Si voy- dijo bajo.
- ¿Y cuando partimos? – preguntaron algunos.
- Parten mañana a Inglaterra y se irán a alojar a la casa de una alumna de Hogwarts que feliz ha aceptado que las chicas se queden en su casa, ustedes tres – dijo la directora señalando a los chicos – se quedarán en la casa de usted señor Button, ya he hablado con sus padres y han aceptado encantados…
- Que encanto – sonrió irónicamente Ben
- Nono, que yo me voy a la casa de mi padre – Dijo Heath mirando con mala cara a Ben – yo en la casa de Button no me quedo
- Bueno… como quiera señor Gobet. Les aviso que las clases comienzan el 11 de septiembre... y ustedes chicas... Se quedarán en la casa de la señorita Windsor, Anne Windsor – concluyó la directora y miradas unánimes de felicidad se vieron entre las chicas. Así que al día siguiente, los chicos partieron usando un traslador, sus cosas habían sido enviadas y todo estaba listo para la llegada al nuevo colegio.
