Creo que no es necesario aclarar que solo tomé los personajes de la diosa JK Rowling y jugué con ellos a mi antojo.
"Querido Harry"
Como cualquier otro día, el trabajo en el ministerio me tenía agotado y solo dejaba que mi cabeza se reconfortara con las ansías de regresar a casa junto a mi pelirroja, por supuesto, sin dejar de lado a mis hijos; pero pensar en ellos y la energía que necesitaban de mí, no era el mejor aliento para continuar con aquel ajetreado día. Y sin importar el torbellino que son mis hijos, añoraba entrar en la calidez de mi hogar.
Pero claro, ahí estaba yo, con una tarde que aún no termina. Para ese punto solo necesitaba firmar unos documentos que aún no llegan a mis manos y entre, tanto y tanto, dejé a mi mente volar en lo que se ha convertido mi vida, tan llena de calma —relativamente, porque ya les conté que mis hijos son algo como el terremoto de mi vida. — y tranquilidad, a diferencia de mis años de estudiante. Ahora tengo la certeza para decir que me rodeo de personas que me aman y que amo; después de la Guerra Mágica, me ofrecieron un puesto en la escuela de aurores que no dudé en aceptar y de allí, todo siguió su cauce. Pronto llegó la boda con Ginny y una vida entera junto a ella, además, por fin, ambos nos pudimos hacernos cargo de Teddy, dándole un poco de descanso a Andromeda y estabilidad al chiquitín, que, bueno, ahora es más un adolescente hormonado de 15 años. He intentado que a él nunca le falte algo y pueda contar con aquel apoyo paterno que tanto tiempo fue mi deseo, sin embargo, mi ahijado tiene presente el sacrificio de amor que hicieron sus padres, pero agradece cada día tener una familia y hermanos a quién querer. Aún recuerdo la cara de Ted cuando le dijimos que su tía Ginny tenía un bebé en su panza y que en un par de meses James Sirius estaría junto a nosotros.
Nunca pensé que el ponerle aquellos nombres a mi hijo fuese a destinar al pobre a ser un revoltoso en honor a mi padre y padrino. De solo pensar las canas verdes que le ha logrado sacar a mi mujer me dan ganas de soltar una carcajada, ahora mi chico tiene 11 años y eso solo significa que la profesora McGonagall será la que tendrá más canas en su cabeza. Todos en la familia estamos ansiosos de que llegue su carta de Hogwarts, claro, nunca más ansiosos que el mismo James. Sigo pensando que Albus echara en falta a su hermano, por más que diga que no lo hará pues afirma que con dos años menos que James es más maduro y, quizás, yo deba de darle la razón ya que Albus Severus es mucho más tranquilo, pero aquel brillo en su mirada tan parecida a la mía me intuye a que me ande con cuidado, solo puede significar problemas. Sin duda alguna la pequeñita de la casa es la que se queja de la partida de su hermano mayor, Lily Luna, la enana idéntica a Ginny, con aquella personalidad única y decidida que con sus 6 años ya nos ha dejado a más de uno sin palabra.
Lo que me lleva completamente a pensar que en un par de semanas la pelirroja menor cumplirá sus siete años y lo que me gano cada día al llegar es un cambio de temática, a veces escucho un: "¡Papi, papi! Mi cumpleaños debe ser de princesas, porque yo soy tu princesa, ¿cierto, papi?" un par de veces contradecía aquello y murmuraba pensativa: "No… no será de princesas, mhm, sí, será de Quidditch" Así, mi pequeña aficionada sigue sin saber de qué será su día y ¿nosotros? Tampoco.
Mi mirada viaja hasta la puerta, ya que fue el sonido de ésta lo que hizo que perdiera el hilo de mis pensamientos, murmurando un escuálido "pase", obtengo los papeles que necesito y sin más, solo es tomar mi maletín para por fin llegar a casa.
Al llegar a ésta, encontré a Teddy junto a mi sobrina Victorie, la hija mayor de Bill y Fleur, ellos siempre han sido muy buenos amigos debido a que se llevan solo un año, es costumbre ver a la rubia revoloteando alrededor del chico. Sin embargo, en los últimos días he logrado notar en ellos una mirada cómplice que antes no existía; lo que me lleva a sospechar que salen pero Lupin debe estar muriéndose de miedo a tanto Weasley protegiendo a la chica. Es que hasta yo me uniría a las filas si no fuese su "hijo" de quien hablasen.
Los saludp mientras ambos chicos comen un pastel de chocolate en la mesa de la cocina.
— Hola, tío — escucho sus voces a unísono al tiempo que Vic se levanta y me da un abrazo, con aquella ternura que siempre caracteriza a mi sobrina, beso el tope de su cabeza antes de caminar a la nevera por algo para beber.
— ¿Cómo están? — pregunto sonriendo a la vez que sirvo un vaso de jugo — ¿Por qué hay tanto silencio en esta casa?
— Tía Ginn salió con los chicos a por un helado — Teddy ríe rodando sus ojos, por la mala broma y la tintineante risa de Victorie ante ésta.
Asiento por la información y después de refrescar mi sed, salí de la cocina para darle intimida a los chicos, pero justo en ese momento llega mi familia y una bolita pelirroja se tira a mis brazos, por lo que sin pensar la atrapo contra mi cadera. Con su vocecita de niña me saluda mientras se remueve en mis brazos:
— Paaaapi, ¿cómo estás? — ni siquiera pude contestar cuando ella volvía al ataque — Ya no quiero Quidditch papi, ¿sabes qué quiero? Pues serán payasos, papi, con un circo. ¿Te gusta la idea? — Su mirada con esos ojitos brillantes me impide contestar otra cosa que mis siguientes palabras.
— Me encanta la idea, mi princesa. — con la sonrisa más bonita que puede dedicarme se baja de mis brazos y corre a saludar a "su" Ted, como suele decirle y a quién solo comparte con Vic. Niña celosa.
Enseguida de quedarme sin mi bebé, llega Albus a saludar, con su mirada de "soy un niño grande"
— Hola, papi, ¿cómo te fue hoy? — por lo menos, sé qué él si espera a que yo conteste
— Excelente, aunque bastante largo para mi gusto, ¿no crees? — respondo con una sonrisa parecida a la que Al empieza a esbozar en sus infantiles rasgos.
— Ni que lo digas. — tan solo le falta rodar sus orbes verdes y yo creería que mi niñito de nueve años es todo un señor, reí suavemente pero fui interrumpido ante la petición casi diaria del morocho. — Paaa, ¿puedo tener otro libro? Es que ya leí el último que me compraste. — su mirada brillante y anhelante, claro que no me podía negar.
— Mañana me paso a buscar algo.
— ¡Eres el mejor papá! — me recompensaron con su entusiasmo y pronto lo tuve corriendo fuera de mi vista, igual que su hermana.
Al mismo tiempo noto como mi esposa entraba con unas bolsas y muy caballeroso me acerco ayudarle, lo cual funciona para ganarme un beso que con mucho gusto acepto. Rozando sus labios murmuro: — ¿Cómo está la pelirroja más hermosa?
— Bien, cariño, ¿muy pesado el día? — responde con una risa suave, dejando otro beso antes de alejarse. La sigo a la cocina mientras le contesto.
— Un poco, Ginn, sabes como es. — pero mi ceño se frunce al notar que me faltaba un torbellino para saludar. — Oye, ¿y James?
— Oh, él estaba detrás… hacien…— justo en ese momento el morocho irrumpe en medio de la oración.
— ¡Papi, papá! ¡Ya ha llegado mi carta, por fin, mira que también le llegó a Fred! — Casi grita, emocionado, no solo por saber que iría a Hogwarts sino que lo acompañaría su compañero de bromas, el hijo de George — Es genial que ya estaremos en Hogwarts, Ted dice que es alucinante y que amaré cada lugar, ¡estoy seguro que así será! — entusiasmado sigue hablando y hablando, y lo único que logro hacer es sonreír frente a su emoción — Seré Gryffindor como tú y mamá, también entraré al equipo. ¡Será fantástico, ya verás!
— Hijo, felicidades, yo sé que lograrás todo eso, mi pequeño león. — guiño un ojo para él y James se va a seguir su alegría a otro lugar.
Lentamente me acerco a mi esposa que escucha nuestra conversación con una sonrisa en su rostro, haciendo que luzca más hermosa. Aprovechando que todos dejaron la cocina sola, mis manos van hasta su cintura y acaricio este lugar suavemente, antes de inclinarme un poco a besarla. Besar a Ginny se siente como si fuese la primera vez, se siente fuego y calma a la vez. Cuando mi mano diestra se desliza hacia su suave trasero, el timbre logra que nos separemos y ante el puchero adornando sus labios, murmuro una promesa.
— En la noche, cariño. — dejo un beso en su nariz y me giro para ir a la puerta, en la cual encuentro un cartero, con una carta con el remitente para mí. Frunciendo mi ceño, recibo aquella extraña entrega, ¿quién la enviaría? En su mundo no usan carteros para enviar su correspondencia.
Camino hasta sentarme en el sofá y abro la carta:
"Querido Harry, mi hija recibió la carta de Hogwarts. No estoy seguro porque te estoy diciendo esto, excepto que…lo siento. Lo siento por darte 17 años en el infierno. Espero que puedas perdonarme. Sí mi hija crece para ser como tú, seré el padre más orgulloso del mundo.
Sinceramente, Dudley"
Estoy seguro que la sorpresa debe inundar mis facciones, y aún así, sonrío, el tiempo me ha enseñado que vivir con rencores no soluciona las cosas que tuve que vivir, así que más confiado de lo que me sentía, murmuro, quizás al viento lo que siento
— Te perdono, Gran D, te perdono. — justo en ese momento la cabellera pelirroja de Ginny se asoma por el pórtico y con su mirada pregunta qué era.
— Era de mi primo…— y sin más explicación le tiende la carta para que ella misma leyera.
— Todos se arrepienten en algún momento y yo también estaría orgullosa si mis hijos llegan a ser lo valiente y talentoso que tú eres. — murmura acariciando una de mis mejillas, a lo que yo solo puedo sonreír y me levanto con la determinación en mi mirada buscando a James que justo empieza a subir las escalas hacia su habitación, le llamo.
— Hey, James.
— ¿Qué pasa, pá?
— Cuando vayas a Hogwarts necesito que hagas algo por mí. — noto la mirada confundida en su rostro así que empiezo a explicarle. — Quiero que cuides a la hija de mi primo Dud, ella también entró este año y no creo que tenga muchos amigos, ¿harías eso por mí?
Su sonrisa fue más amplia al saber que habría más personas para llevar por el camino del mal, asiente un par de veces hacia mí, antes de continuar con su camino.
11 de septiembre, estación King Cross, Anden 9 ¾
Ginny se encuentra de rodillas mirando el rostro sonrojado de James mientras apachurra sus mejillas y en sus lindos ojos castaños aparecen un par de lágrimas. Era su niñito yéndose lejos de ella, es comprensible, casi esbozo una sonrisa pero no quiero que la pelirroja me golpee por "burlarme" de ella.
— James Sirius, tienes que comportarte o ya me las arreglaré yo para que te comportes— le dijo Ginny a su primogénito intentando sonar seria pero su voz es un poco quebradiza mientras lo abraza contra su pecho.
— No quiero quejas ni de Nev y mucho menos de McGonagall— comento cuando siento su mirada en mí.
— Está bien. Me comportaré — dijo con una sonrisa que le delataba que no era verdad aquella "promesa", sin embargo, el lloriqueo de Lily evita que volviese advertirle.
— Jamie, no te vayas, te extrañaré — hace un par de pucheros de más, mientras, se agarra de la camisa de su hermano — Albus es muy aburrido. — murmura, casi pidiéndole a James que la arrastrara a su baúl y la llevara consigo, de lejos se escucha un "Oye" por parte de su otro hermano.
Él intenta tranquilizarla mientras dice: — Oh, tranquila, Lilu, vendré para vacaciones — acaricia un lateral del rostro de Lily, un James siendo más cariñoso de lo que deja ver, solo por ser su pequeña hermanita. Mi hija suelta un suspiro y deja ir a su hermano de mala manera, para después salir corriendo donde está su primo Hugo.
Albus y James se dan la mano como forma de despedida y luego Ginny vuelve a la carga con su hijo.
— Te queremos, cariño…— pero antes de que sigua la vocecita altanera de mi hijo mayor se hace paso.
— Ya, ya, mamá, lo sé y, también, debo comportarme, los quiero — rueda sus ojos y sonriendo travieso termina — Pero debo irme ya, o sino el prefecto Teddy me regañará.
Mientras James Sirius sube al vagón, alcanzo a ver de lejos como Duddley despide a una niña castaña de brillantes ojos azules y junto a ella otra más pequeña, con el rojo en su cabello y misma mirada que la más alta; camino hasta alcanzarlo y con una sonrisa hablo:
— Hey, Gran D. — él se sobresalta pero luego solo sonríe al notarme, algo que casi me lleva un golpe en la cabeza, pues pocas veces había sido el receptor a sus buenas maneras.
— Hola, Harry… — deja un silencio un par de segundos mientras parece perdido en sus pensamientos, pero luego sonriendo con orgullo posa sus manos en las espaldas de sus hijas — Te presento a mis niñas, Caroline — señala a la castaña — y Elizabeth — seguido a la más pequeña. No dudo un segundo en sonreírles a las niñas que ya estan ampliando su sonrisa para mí.
— Niñas, le presento a su tío Harry — para este momento creo que se me saldrán los ojos, pero ellas solo responden un "¡Hola, tío Harry!"
— Hola, chicas — las miro y luego dirijo mi mirada hacia su padre que me mira con la disculpa en sus ojos, niego, ya no tiene por qué disculparse. — Vamos, quiero que conozcan a mi familia.
Hago que caminen a donde a están mi pelirroja y nuestros hijos, empiezo con las presentaciones entre ambas familias, unos minutos después, Ginn habla con Dudley y yo aprovecho ésto, para comentarle a James.
— Es ella, James, cuida de Caroline y enséñale nuestro mundo. — le guiño un ojo y él lo devuelve antes de irse a sentar, pues le hablaba por la ventanilla.
Nuestras manos despiden a los pequeños mientras el tren empieza a irse lejos de nosotros y no evito atraer a Ginny contra mi pecho para reconfortarla. Sabía cuán difícil era para ella todo ésto. Así estuvimos un buen rato y cuando creo que podremos volver a casa, Dud me detiene y empieza hablar algo azorado.
— Quiero que sigamos en contacto — dice rápido, avergonzado, mira el camino que deja el tren. — No fuimos una familia para ti, pero ahora sé que nunca fuimos justos contigo. Además…— su mirada se pierde en la pequeña Lizzie— se lleva bien con tus hijos, ella no tiene muchos amigos, ¿sabes? Sin Care, se sentirá sola.
No me niego, no me negaría aquello. Ya lo he dicho, la vida me ha enseñado el saber perdonar, asiento varias veces. — Creo que ya sabes donde vivo, Gran D. Todo estará bien. Pero, Elizabeth parece ser muy dulce, ¿por qué no tiene amigos?
— Ya sabes, Liz es igual de especial que su hermana — bufa, negando suavemente — y los niños muggles son detestables.
Así lo dejamos, prometimos no olvidar la familia y contar con el apoyo que ambos necesitaremos en algún momento. Pero, claro que nadie se iba a imaginar que la maldición Potter fuese a cumplirse con Albus y la pequeña pelirroja, hija de mi primo.
¿Recuerdan mi propósito? Ah, espero terminar algún día. Besos y cositas lindas.
Bells.
