Disclaimer: Los personajes pertenecen a Donald Bellisario y a la CBS

Prólogo

Un hombre caminaba por las desiertas calles de Jerusalén con una gabardina abrochada hasta la boca, protegiéndose inútilmente del aire helador que se colaba como cuchilladas a través de la ropa.

Sus pasos eran firmes y serenos, aunque de vez en cuando se paraba para extraer un móvil del bolsillo y contemplarlo calmadamente.

De pronto aceleró el paso perdiéndose entre las sombras mientras agudizaba el oído, era mejor pasar inadvertido, no cabía duda. Se llevó la mano al cinturón y comprobó que su pistola seguía en la cartuchera. Esperaba no tener que usarla, pero nunca se sabía.

Pasó entre varías casuchas bajas hasta llegar a su destino, un sucia y desvencijada casa que necesitaba urgentemente una capa de pintura.

Levantó la mano y golpeó la puerta con suavidad, pero ésta se abrió con un sonoro crujido que hizo que todas sus alarmas se dispararan, sacó la pistola con un ágil movimiento y se adentró en el vestíbulo, hasta que sintió el tacto frío de un cañón en su nuca.

—מי אתה, מה שאתה מחפש? (¿Quién eres y qué buscas?)

—Ziva, no dispares. Soy yo—explicó el hombre al tiempo que soltaba el aire que había estado conteniendo.

— ¿A qué has venido? Creo haberte dejado las cosas muy claras.

—Estoy aquí por trabajo, debo ocuparme de tu seguridad.

—Sé cuidarme solita. Unos pocos segundos más y descansarías muerto sobre la alfombra.

— ¿De verdad vamos a jugar a esto, Ziva? Son órdenes de Gibbs.

—Gibbs. ¿Por qué cree Gibbs qué estoy en peligro?

—Aquí no, puede haber escuchas. Sígueme.

—Espero que éste no sea un tonto jueguito de los tuyos Tony—amenazó Ziva al tiempo que recogía su chaqueta de encima de un sillón y salía detrás de Dinozzo.

—Sabes que no haría una cosa así.

—Últimamente hay muchas cosas que no tengo claras.