Ni los personajes ni Once Upon a Time me pertenecen. La historia es mía.
A/N: Hola amigos! Esta es la primera vez que tengo el coraje de publicar una historia. Nunca lo había hecho antes por miedo a que a nadie le guste, pero luego pensé que no pierdo nada con intentarlo así que aquí estoy.
Es un AU en donde Regina y Emma son adolescentes. Cualquier error que vean o si tienen alguna sugerencia por favor no duden en decírmelo, estoy aquí para complacer vuestros deseos
Sin más que decir aquí está el primer capítulo de "Su secreto".
Disfruten y por favor díganme qué les parece.
B.H.
Capítulo 1
Se miró al espejo y se dio los últimos toques de su maquillaje. Quería estar perfecta en su primer día de escuela. Era el comienzo de su último año escolar y estaba muy emocionada por volver a reinar en los pasillos del Instituto Storybrook. Así había sido desde el principio, Regina Mills, reina del colegio, quien ganó ese título por su actitud dominante y carácter fuerte. Regina era una excelente alumna y era capitana del equipo de porristas. Los profesores la mimaban y sus compañeros le temían, y ella estaba contenta de ese modo.
Volver al colegio era volver a tener a todos comiendo de la palma de su mano. Durante las vacaciones de verano se divirtió mucho pasando tiempo con sus amigos y su novio Robin, pero el hecho de poder volver a sentirse como la realeza era algo que la emocionaba demasiado.
Ajustó por última vez la cinta que sujetaba su largo cabella negro en una cola de caballo y salió de su habitación. Bajó a la cocina y vio, no para su sorpresa, que su madre ya no estaba en casa. Suspiró un poco, ya estaba acostumbrada a no desayunar con su madre, después de todo Cora era la alcaldesa de Storybrook, pero no podía evitar extrañarla un poco cada mañana.
Se preparó un poco de café y una tostada con mermelada y se sentó en la mesa de la cocina a comer mientras revisaba los mensajes de su celular. Tenía 3, el primero de su mejor amiga Kathryn, y los dos siguientes de su novio. Leyó primero dando pequeños sorbos a su café.
-"Buenos días, Gina! Lista para volver al aburrido mundo educativo? – Kat"
Se rió un poco ante el mensaje de su amiga. No era secreto que a Kathryn no le gustaba mucho estudiar, lo suyo era el arte, eso es lo que siempre decía.
-"Siempre estoy lista! ;) Quieres que pase a buscarte? – Gina"
Pulsó el botón de enviar y abrió los mensajes de su novio. El primero era de hace al menos una hora – "Hola hermosa! – Robin". Suspiró. Era un simple saludo, pero él se pasaba todo el tiempo escribiéndole cosas así y era agotador leer día y noche mensajes como ese, siempre era "hermosa esto... preciosa aquello…". Por cualquier cosa él siempre usaba esos adjetivos y ella se cansaba de leerlos. ¿Tan difícil era decirle simplemente Regina o Gina?
El siguiente era un poco más elaborado y más reciente.
– "Quieres que pase a buscarte y vamos juntos a clase? Podemos hacer una entrada especial y comenzar a ganar votos para ser rey y reina del baile de graduación! – Robin"
Definitivamente ella no tenía ganas de hacer una entrada especial con él. Llevaban saliendo ya casi 1 año, pero Regina estaba segura de que esa relación era solo para las apariencias. Ella siendo la capitana de las animadoras y él siendo el capitán del equipo de futbol era algo inevitable que tuvieran que ser novios. Como si fuera una regla no escrita en los códigos escolares. Los capitanes deben salir juntos, y así lo hacían. Y aunque ella ya no estaba contenta con la relación tampoco hacía nada para terminarla. Robin era su pantalla. Mientras estuvieran juntos nadie sospecharía del gran secreto que guardaba la reina de la escuela. Después de todo era solo soportar un año más de eso y luego tendría la excusa de la Universidad para poder dejar a Robin.
Antes de poder responder llegó un nuevo mensaje de Kat, seguido al instante por el sonido de una bocina de coche.
-"Muy tarde, ya me adelanté. Estoy en la puerta de tu casa! Date prisa! – Kat"
Regina rió en voz alta por eso y le envió un mensaje rápido diciendo "Estoy saliendo!". Dejó deprisa su taza en el lavaplatos, tomó su bolso y salió corriendo hacia la puerta. Mientras caminaba por el jardín principal hacia el coche de Kathryn le envió un mensaje a Robin diciendo que iría a la escuela con su amiga.
Eso la gustaba más, ir con su mejor amiga con quien se divertía más que con su novio. Le daba un sabor más dulce al inicio de su año escolar. Esperaba que fuera un año memorable.
-¡Emma, date prisa! ¡No debes llegar tarde en tu primer día de clase! – La voz de Mary Margaret entró por la puerta entreabierta de su habitación, en donde Emma se encontraba sentada al borde de la cama mirando pensativamente por la ventana. Estaba lista para salir desde hacía más de media hora, pero estaba retrasando el momento lo máximo posible. Odiaba ser la nueva, y ahora le tocaba serlo en el último año de escuela. Ya bastante malo era ser el punto de atención de muchos ya que era la "chica nueva del pueblo". Se había mudado a Storybrook hacía al menos 3 meses. Todavía no podía creer que hubiera durado tanto tiempo en una misma casa. Desde que era bebé había pasado de mano en mano, de familia en familia, escuchando falsas promesas de adopción. Hasta que llegó Mary Margaret, una tranquila mujer de cabello corto y piel muy blanca. Emma jamás hubiera podido imaginar que teniendo 17 años encontraría a alguien que quisiera adoptarla. Pero así fue, Mary Margaret la había adoptado y parecía no tener intención de enviarla devuelta al sistema.
-¡Ya voy!- gritó Emma para que la otra mujer supiera que la había escuchado.
Todavía le costaba acostumbrarse a tener a alguien con ella todo el tiempo, una madre que se preocupaba por ella. Aunque por la diferencia de edad podrían ser hermanas. Mary Margaret era 11 años mayor que Emma, y entre ambas se reían haciendo chistes sobre el asunto. Diciendo que si alguien preguntaba dirían que Mary había sido una niña muy precoz.
-Buenos días, Emma. ¿Qué tal dormiste?- Preguntó la mujer de cabello corto mientras Emma se sentaba en una silla del comedor, frente a una taza de chocolate caliente que la esperaba lista sobre la mesa.
-No dormí mucho. Estuve la mayor parte de la noche despierta pensando en los miles de escenarios que me esperan el día de hoy.- Respondió la rubia con cara de cansada. -¿Segura que no puedo estudiar en casa? Tú podrías ser mi profesora.-
Mary se río –Soy profesora de 5to año de primaria, Emma. A menos que quieras que vuelva a enseñarte a dividir y multiplicar.-
-No sería mala idea.-
-Vamos, no será tan malo. ¡Ya verás! La gente del pueblo está muy emocionada por tener a alguien nuevo. Somos todos como una gran familia.- Mary siempre intentaba con todas sus fuerzas que Emma se integrara en la sociedad de Storybrook. El pueblo era chico y todo el mundo se conocía. La llegada de alguien nuevo era un gran acontecimiento. –Dale una oportunidad a la escuela. Conozco a varios de tus compañeros, serán buenos amigos, yo lo sé.-
Suspirando con derrota Emma asintió ante las palabras de su madre adoptiva. –Está bien. Pero no me coronarán como reina de la simpatía.- Dijo la rubia con media sonrisa. Porque al menos una parte de ella se sentía ligeramente emocionada e intrigada por conocer a sus nuevos compañeros y profesores.
-¡Excelente! Esa es la actitud que quiero ver. Ahora vamos que no debes llegar tarde. Recuerda que debes ir a la oficina administrativa para que te den tus horarios.-
Juntando valor Emma se puso de pie, tomo su mochila y salió del departamento junto con Mary.
-¿Será nuestra compañera?- Preguntó Kat mientras manejaba hacían la escuela. –La chica nueva digo, la que se mudó hace unos meses. ¿Será nuestra compañera?-
-No lo sé, Kat. No sé qué edad tiene, tal vez es más joven. No me importa de todas formas, sea quien sea tendrá que saber que yo mando en esa escuela.- Respondió Regina mientras miraba los nuevos 3 mensajes de Robin. Al chico no le había gustado que Regina rechazara su invitación de ir juntos a clase ese día, pero a ella no le molestaba así que decidió ignorar los mensajes.
-Sería interesante tener a alguien nuevo en nuestro salón.- Kat estaba un poco más entusiasmada por la idea de alguien nuevo en la escuela. Alguien nuevo en Storybrook no era algo que sucediera todos los días.
Sabiendo que el tema de conversación no le interesaba a su amiga Kat decidió preguntar otra cosa – ¿Quieres ir por un café después de clases?-
-No puedo. Robin quiere que pase un poco de tiempo con él.- Dijo resoplando Regina. –Como si no estuviera nunca con él.-
Kat desvió la vista del volante unos segundos para ver a su amiga y dijo – No entiendo porqué sigues saliendo con él. El tipo es un idiota.- Nunca le había caído bien el novio de su amiga. Robin era un bruto que no servía para nada más que jugar al futbol.
Regina suspiró. Sabía que Kat tenía razón pero a su vez no podía dejar a Robin. Ellos eran la pareja perfecta de toda la escuela y si terminaban entonces Regina no tendría con quien fingir, y seguramente su gran secreto saldría a la luz y no estaba lista para que eso sucediera. Si alguien en la escuela se enteraba de que a ella en realidad le gustaban las mujeres toda su reputación se iría a pique y perdería el respeto de todos, o al menos eso es lo que ella pensaba. En su interior era la más grande reina del drama de todo el mundo.
-Déjalo ya, Kat. Robin no es tan malo como parece.- Aunque realmente si era. Robin era un engreído y como cualquier adolescente tenía las hormonas por los cielos. Hacía ya dos meses que estaba intentando tener relaciones con ella, pero Regina no quería. Su primera vez debía ser con alguien a quien ella sí quisiera… y que fuera mujer.
-Solo digo la verdad, Gina. Robin es un idiota.- Siguieron el resto del camino hacia la escuela en silencio.
Cuando Kat aparcó el coche, se volteó en su asiento para ver a su amiga y con una sonrisa en los labios le dijo -¿Lista, nena? ¡Los primeros pasos hacia nuestro último año en esta cárcel!-
Regina comenzó a reírse. Amaba esos comentarios tan Kathryn. –¡Vamos! Éste será un gran año ¡Ya lo verás!- Y dicho eso ambas salieron del coche en dirección al edificio en donde ya varios alumnos comenzaban a reunirse.
-Muy bien, hemos llegado. ¿Tienes todo lo que necesitas? ¿Tu almuerzo? ¿Tu mochila?- Mary hablaba muy rápido, parecía estar más nerviosa que Emma, cosa que hizo reír a la rubia.
-Relájate, MM. Tengo todo lo que necesito, no te preocupes.-
-¡Bien! ¿Quieres que pase a recogerte? Solo tendrías que esperarme unos minutos, normalmente salgo de la escuela a las 15:20.-
-No, está bien. Prefiero caminar, me ayudará a despejar un poco la mente luego del primer día.-
-¿Estás segura?-
-Lo estoy, no te preocupes.- Se acercó a besar la mejilla de su madre y salió del coche. Mary la saludó con la mano y se alejó en dirección a la escuela primaria que se encontraba a un par de cuadras de allí.
Emma respiró hondo y comenzó a caminar hacia la escuela. "Tranquila Em, tu puedes hacer esto. No es la primera escuela a la que has ido. Todo está bajo control". Se repetía eso en su mente una y otra vez para tratar de calmar sus nervios. No podía creer que se estuviera sintiendo así. Ya había sido la chica nueva muchas veces. Pero esta vez era diferente. Antes había asistido a escuelas en grandes ciudades, en donde ella era una más del montón. Aquí en Storybrook era diferente. Todos sabían que ella era nueva, y lo comprobó al acercarse hacia la puerta de entrada cuando al menos media docena de chicos se habían volteado a verla, e incluso había escuchado que algunos dijeron su nombre por lo bajo. "Genial, hasta todos saben mi nombre".
Siguió andando por el corredor hasta llegar a la oficina de administración. Se acercó al escritorio y un hombre pelirrojo de aspecto muy amable la saludó –¡Hola! Tú debes ser Emma Swan. Bienvenida al Instituto Storybrook. Mi nombre es Archi Hoper, pero puedes decirme Archi.-
-Hola, gusto en conocerlo, Archi. He venido a buscar mis horarios de clase.- Una sonrisa honesta se dibujó en su rostro. El hombre tenía un aura de tranquilidad que rodeó a Emma y casi logró calmar sus nervios. Casi.
-Ah sí. Por favor espera aquí un minuto mientras busco tus horarios.-
-Perfecto, muchas gracias.-
Archi se dirigió hacia una oficina interna y Emma se quedó parada allí esperando que regresara.
Mientras tanto miraba a su alrededor para tratar de trazar un mapa mental de lo que tenía a la vista del colegio. La oficina tenía una ventanilla que daba hacia el lugar en donde ella se encontraba parada. Justo al centro de un cruce de pasillos. A sus espaldas tenía las grandes puertas de entrada. A su derecha podía ver un largo pasillo bordeado por casilleros y varias puertas las cuales ella suponía debían ser salones de clase. A su izquierda el pasillo era casi igual con la diferencia que al final había unas puertas y un letrero que decía Cafetería. "Bien, al menos ya sé en donde está la cafetería".
Varios alumnos pasaban a su lado y la miraban. Deseaba que Archi se diera prisa así podría irse a su salón de clase, sentarse al fondo y soportar el día tratando de no llamar más la atención.
Pero lamentablemente la suerte no parecía estar de su lado ese día, ya que antes de que Archi regresara sonó la campana de inicio de clase y ella no tenía sus horarios, por lo tanto no tenía idea de qué hacer ni a dónde ir.
Los pasillos se vaciaron rápidamente y ella se quedó sola allí esperando. Cuando Archi reapareció llevaba en sus manos varios papeles.
-Disculpa la tardanza, Emma. Parece ser que tus horarios se habían mezclado con otros papeles y tuve que volver a imprimirlos.- Colocó los papeles sobre la mesa y se los extendió a la chica. –¡Aquí están! Y aquí tienes un mapa del lugar así no te pierdes. –Le indicó con un lápiz en dónde se encontraban en ese momento así tenía un punto de referencia.- De todas formas no debes preocuparte. El edificio no es muy grande. Te adaptarás rápido.-
-Bien, eso espero. No me gustaría estar perdiéndome todo el tiempo.-
-Ya verás que es fácil ubicarse.- Archi se quitó sus gafas y salió de detrás del escritorio y caminó hacia una puerta que estaba a la derecha de la ventanilla en donde estaba Emma. –Ahora voy a acompañarte a tu primer salón, como es tu primer día es mí deber presentarte con tu primer profesor.-
"Genial" pensó Emma "Y yo que quería solo sentarme al fondo del salón, ahora seguro no podré hacerlo".
-Vamos, Emma. Tu primera clase es literatura y es en el salón 7, es en el primer piso.- Indicó el hombre hacia el pasillo de la derecha. –Andando, las escaleras están en esta dirección.-
Ambos caminaron por la escuela. Archi le indicaba a Emma a qué pertenecía cada puerta que pasaban y a cuales debía asistir para sus clases.
Llegaron al salón 7 y Archi llamó a la puerta, y luego entró. Emma se quedó parada detrás de él pero pudo ver a una mujer joven al frente de la clase y supuso que era la profesora.
-Buenos días, Srta. Green. Traigo a una nueva alumna, Emma Swan.- dijo Archi mientras se hacía a un lago para dejar pasar a la rubia. –Adelante Emma, está es Tatiana Green, ella será tu profesora de literatura.-
-Gusto en conocerte, Emma. Me alegra ver un rostro nuevo en mi clase.- La Srta. Green le sonrió, se notaba que era amable.
-Gusto en conocerla también, profesora.-
-Por favor, entra. Justo estaba dando inicio a la clase.-
-Emma, en la hora de receso ven a mi oficina nuevamente, por favor. Debo indicarte la ubicación de tu casillero.- Dijo Archi mientras Emma ingresaba al aula. –Que tengas un buen inicio de clase.- Y con eso se despidió cerrando la puerta.
Una vez dentro del salón Emma pudo ver que todos sus compañeros la estaban mirando. O más bien parecía que la estaban examinando. Se sentía como si estuviera en un circo y ella fuera la atracción principal.
-Puedes tomar asiento allí atrás junto a Ruby, es el único puesto libre.- Le indicó su profesora señalando hacia el fondo del salón en donde pudo ver un banco vacío junto a una chica de cabello castaño con mechones rojos.
-Gracias, profesora.- Todos los ojos seguían en ella hasta que se sentó en su sitio y la profesora carraspeó para llamar la atención de la clase. "Al menos puedo estar sentada al fondo".
La Srta. Green continuó dando una introducción de los contenidos que verían ese semestre en su clase y Emma se relajó un poco al no ser más el centro de atención de todos sus compañeros. O al menos no era el centro de atención de todos sus compañeros, ya que no se percató que al otro lado del salón una morena la miraba muy atentamente.
Si Emma hubiera sabido que esa chica estaba sufriendo una especie de ataque interno por su culpa al menos la habría mirado, pero no lo hizo. Y Regina solo podía mirarla fijamente con el corazón latiendo a mil por hora "Dios mío… ¡Es hermosa!".
