Los personajes aquí nombrados le perteneces únicamente a Hiroyuki Takei (pedazo de hombre con imaginación que me hace reír y llorar a la vez).
Sin más vueltas, aquí mi historia.
Como una taza de chocolate caliente.
Anna siempre tuvo una certeza.
Desde el día que en que lo vio por primera vez, desde el momento en que sus ojos le sonrieron tan cariñosamente: sin ningún prejuicio, con total naturalidad; ella estuvo completamente segura. Anna supo, en cuanto ese muchachito de nombre Yoh Asakura le preguntó su nombre, que no podría hacer nada para evitar lo que sentiría. Ese día, tuvo la certidumbre que amaría a ese hombre por siempre. Para su por siempre, a lo largo y lo ancho que éste durara.
Un poco después de reparar su inevitable destino, luego de que ese tal Yoh le invitase a jugar -despreocupado, como siempre-, estuvo segura de otra cosa: que todos sus esfuerzos de ser indiferente serían inútiles, pues ese ridículo inútil, tenía la manía de hacerla sonreír. De hacerla reír. Y que aunque sólo fuera en su interior, había logrado lo que nadie había conseguido jamás...
Sólo unos meses después, supo Anna, que únicamente podría dedicarse a ayudar al dueño de sus suspiros nocturnos y matutinos. Sólo para jamás dejar de ver esa sonrisa, esa sincera sonrisa. La primera sonrisa original, que nunca vio anteriormente. Y ante esta seguridad, Anna tuvo una última. Una más dolorosa, una más realista, una que no dejaba de picarle el estómago, y apretarle el pecho: tarde o temprano, él se iría de su lado. Él buscaría otras compañías, el buscaría un amor que pudiese ser entregado, no sólo subliminalmente como ella lo hacía.
Suspiró con cansancio, Anna, mirando hacia afuera a través del vidrio empañado. Todo seguía siendo igual. Vio a Yoh alejándose con sus amigos, con sus buenos y grandes amigos, debajo de la lluvia. Una desazón le llenó la boca. Esa amarga realidad, que llevaba consigo durante tantos años.
Cerró los ojos con lentitud, preparándose para no encontrarlo más, cuando los volviera a abrir.
Pero a veces la vida no es tan injusta, ni tan amarga, ni tan dolorosa. A veces, se compadece de algunas almas. Y por eso, al abrir los ojos, estaba él allí. Al otro lado de la ventana, bajo la lluvia.
Sonriendo. Sonriéndole. A ella.
El sentimiento que la embargó a continuación, le pareció casi desconocido, o al menos, un sentimiento fósil. Un sentimiento que había vivido en sus memorias, pero que casi no recordaba haberlo sacado a la luz.
Esa sonrisa de la que alguna vez se enamoró y de la cual más tarde renegó con temor, le hacía hoy descubrir nuevamente lo que era despertar de una mala pesadilla.
Esa sonrisa, de Yoh Asakura, le daba en ese momento una posibilidad, por pequeña que fuera, de esperanza. De esa esperanza tan tibia y reconfortante, como una taza de chocolate caliente.
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Hola, persona que me leiste *-*... quería decir, aunque nadie me lo pregunte y no sea realmente importante, que este no es para nada el tipo de historias que yo escribo -lo dice como si escribiera mucho-...pero peroo... me estoy leyendo el manga y wtf ;O; Anna me lavó el cerebro hehehehe *-*
(Fin de mi interesante comentario)
Espero que te haya gustado Y que no tenga muchos errores... no debería tenerlos porque una amiga que tengo ( que es una genia, por cierto) me lo revisó :D!
Si tienes algo que decir (y espero que ese sea el caso *-*)...¿Reviews?
PS: Muchas Gracias Azo por corregirme y perdón por no poner lo que agregaste T_T, pero si hacía eso...el fic no iba a ser totalmente mío
