INTRODUCCIÓN
La Guerra hacía apenas un año que había acabado, mucha gente de la comunidad mágica aún se estaba recuperando de aquel duro golpe, los juicios de los mortífagos habían terminado, y ella, al igual que su familia, había sido nombrada como inocente, sus padres por no haber participado en los enfrentamientos, ella simplemente por haber declarado falsamente que había ayudado a los aurores a defender Hogwarts…
Su larga y ondulada melena destacaba por las calles de Hogsmeade, su ceñido vestido verde esmeralda ondeaba con cierta gracia y elegancia, además, su túnica negra de detalles plateados arrastraba por el suelo cubierto de nieve. Sus pies dejaban un rastro señalado, que si lo seguías te conducía hasta las Tres Escobas. Se paro justo delante de la puerta del establecimiento, esperó unos segundos antes de entrar, miró a su alrededor, apenas esa tarde había gente, hacía un terrible frío que te helaba los huesos, cuando despertó de su ensoñación, abrió la puerta y entró, dejando ver su perfecta figura y belleza deslumbrar a todos los que tenían el honor de verla. Con un elegante gesto, saludo a Rosmerta, la mujer que llevaba el bar, no dijo mucho más, se adentró en la profundidad, tomando asiento al fondo del local, en una mesa acompañada por un sencillo sofá, dejo su túnica caer y se acomodó, no le hizo falta pedir, directamente le habían servido una deliciosa copa de whisky de fuego, observaba el líquido caer, y escuchaba a la perfección el impacto del líquido con los hielos, hizo un gesto con la mano.
-Deja la botella, querida…-susurro con un hilo de voz.
Observó a Rosmerta alejarse tras dejar la botella, ella simplemente cerró los ojos mientras sentía como aquel líquido que bebía le quemaba la garganta en su totalidad, soltó un suspiro mientras movía los hielos y revisó el local… todo estaba como ella recordaba, apenas habían cambiado un par de cosas, y aquel sitio, donde ella estaba sentada, sola, bebiendo, seguía igual que siempre, tan cómodo como recordaba. No pudo evitar sumirse en un mar de recuerdos, tiempo atrás aquel lugar había sido importante, tiempo atrás, cuando la segunda guerra mágica solo había hecho nada más que comenzar, y ella, fiel seguidora de Lord Voldemort, arriesgo todo lo que tenía, lucho por conseguir el poder, fue fiel hasta el final, vio morir a muchos amigos, incluso se había "enamorado" y aún tenía ganas de vivir, pero, como bien he dicho, todo aquello no eran más que recuerdos que pronto pasarían a la historia, las cosas habían cambiado, tal vez para peor, pues últimamente sentía como su elegante y lujosa vida se iba consumiendo, y todo por culpa de él, y la pregunta que ella se hacía día tras día, noche tras noche antes de dormir, era siempre la misma, ¿cambiaría el pasado si le fuera posible? ¿Cambiaría sus actos y decisiones por otras? A fin de cuentas, escondido en su cámara de Gringotts, había un giratiempo, que en más de una ocasión había querido usar, pero no había sido capaz, ¿miedo? No, pero sus recuerdos eran suyos y no quería borrarlos, al menos no de momento, tal vez era masoquista, porque estaba sufriendo por sufrir, o tal vez, simplemente tal vez, aquel frio corazón de Mortifaga, no era tan frío como ella siempre había creído, porque bien es sabido que hasta la peor de todas las bestias es capaz de enamorarse.
Todos la reconocían, era la bellísima hija de Lucius Malfoy, hermana de Draco… ¿Quién no sabría de su existencia?, las miradas de las pocas personas del bar se centraban sobre ella, cuchicheaban…pues aquellos que habían seguidos las órdenes de Lord Voldemort, ha día de hoy no eran vistos con buenos ojos, y mucho menos aún, aquellos que habían quedado libres de cualquier cargo ante los juicios., pero eso a ella no parecía importarle lo más mínimo, no había ido allí para empezar otra guerra, simplemente quería sentir un poco de "calor", quería retomar aquellos momentos de extraña felicidad que antes le habían invadido. Todo había cambiado, el mundo mágico ahora era un sitio tranquilo, al menos de momento, y ella había cambiado también, no sabía si para bien o para mal, pero últimamente se sentía más decaída que de costumbre, podías notarlo fácilmente en su mirada.
Narcissa había insistido una y otra vez en que la solución a su problema era tomar cartas en el asunto, plantar cara al problema, el primer paso era admitirlo, pero no la escuchó…Lucius, por quien sentía gran debilidad solamente le dijo que los Malfoy no lloran, y le hizo caso, no derramó una sola lagrima.
En sus manos estaba sujeto el vaso con los hielos y el whisky, jugaba con sus dedos en el contorno de este, y lo apretó con tanta fuerza, que acabó por romperlo en sus manos, y entonces, se sumergió en aquellos oscuros recuerdos…
Continuará…
