Disclaimer.Algún día conquistaré el mundo, haré de los muggles mis súbditos y superaré a Lord Voldemort, mientras tanto tendré que conformarme con ser fan de J. K. Rowling y vivir en el mundo fantasiosamente real de Harry Potter.
Summary.Ellos sabían que las incógnitas se forman en la cabeza de cualquiera y que un "a veces" es capaz de convertirse en un "por siempre".
¡Hola! Soy nueva por aquí y ciertamente éste es mi primer Fan-Fic. Tengo que decir que me he leído muchas historias, Drabbles y One-shots de muchos de ustedes, queridos usuarios, y he quedado maravillada con lo que sóis capaz de hacer. Me decidí a intentarlo y creé ésto. Sé que seguramente después de leer piensen que no tiene sentido, que doy muchas vueltas o demás, pero será un conjunto de Drabbles, porque soy principiante y un One-Shot aún es complejo para mí. Espero os guste y sólo aclaro que el siguiente texto, es AU, sin magia. Espero que lo disfruten y puedan dejarme algún review.
La chica de cabello de fuego y sonrisa de encanto.
Scorpius Malfoy & Rose Weasley.
A veces nos preguntamos qué es lo que le pasa a la gente.
Y a veces no nos preguntamos nada.
A veces queremos saberlo todo.
Y a veces queremos saber nada.
La chica de rizos rojizos y mirada marrón observaba con cierta simpatía el movimiento ondulante de las hojas al ser tocadas por el viento. Sería mentir si dijese que aquello no le gustaba, porque por muy extraño que pareciese, ella era la única chica en toda la ciudad de Londres que disfrutaba de una pequeña montaña, rodeada de contaminación abismal, con las flores y los grandes pastos meciéndose, mientras allá abajo, un tanto cercano a ella, el auge de la metrópoli se desarrollaba como en un día cualquiera.
Seis largos meses había pasado lejos de su adorada Inglaterra, estudiando un tiempo en América su carrera gracias a una beca. Y lo había disfrutado, mucho, aun cuando haya tenido que separarse de sus padres, su hermano y su primo favorito. Y también había aprendido, porque la cultura de allá –por muy semejante que sea el idioma- no era lo mismo que en su país natal, los americanos disfrutaban de lo simple y fácil, de lo que se les otorgaba y aunque eran avariciosos, también eran simples y cotidianos, amigables y amistosos. Como en cualquier lugar del mundo, pero más profundo.
Respiró tranquilamente, antes de retirarse unos pasos e introducir sus manos en los bolsillos de la cazadora. Un suspiro se hizo presente cuando la muchacha daba la vuelta y posaba sus pies con delicadeza sobre el suelo, bajando la colina de la que antes había sido su más posible paz. Estaba tranquila, el aire puro –irónicamente-, las flores, el pasto, la vista de la ciudad por la mañana desde otro punto de vista, todo aquello lo hacía especial y ella necesitaba eso, un lugar especial en casa. Inglaterra era su casa.
Llegó al final de la falda de la colina y como buena adolescente actual, también reticente, del bolsillo derecho extrajo el reproductor con los auriculares, ambos colocados en sus orejas listos para dañar sus oídos, y seleccionó la primera canción de una lista cualquiera, inundando su mundo nuevamente de música, alejándose de una manera diferente de la sociedad, como lo había hecho allá arriba en la colina.
Nadie lo notó, ni siquiera ella. Desde cinco meses atrás, cuando la chica dejó de visitar su lugar en la colina, alguien más tomó el lugar del sustituto con mucha empatía. Y ese día, como rutina, ese alguien acudió a la colina minutos después de ella, encontrándose con la sorpresa de ver a una chica ahí y lejos de sentirse molesto o usurpado, se sintió bien, agradable, contento. Porque sabría le volvería a ver, a la chica de cabello de fuego y sonrisa de encanto.
