Hola, gente rikolina~ Les vengo a traer un fanfic Spamano y GerIta •ω•, y como también me gusta el Mpreg... (´∀`)
Ahora sí, les dejo de aburrir y me pongo a escribir (Verso sin esfuerzo! (≧∇≦))
Disclaimer — El anime Hetalia no me pertenece, es original de la retorcida pero a la vez curiosa mente de nuestro amo y señor Hima-Papa(?) Pero la trama del fanfic sí me pertenece xD
De Italianos y Bebés
Capítulo 1 — Extraños Síntomas.
—¡D-doitsu~!— Una voz con acento italiano resonó en la oficina de la personificación de Alemania, Ludwig Beilschmidt. Un apresurado castaño entró por la puerta de madera oscura.
—¿Ja, Feliciano?— Le respondió el rubio que tenía por amante, sin despegar la vista de los papeles que estaba leyendo y firmando.
—Ve~ ¿A tí te parece que estoy engordando?— El Norte de Italia apoyó las manos sobre el escritorio, sonando algo preocupado.
—No.— Negó casi al instante, y hasta concentrándose mucho más en sus documentos.
—¡Pero si ni siquiera me has visto, ve~!
—Feli, te estoy diciendo que-— Sus palabras se quedaron en la nada cuando lo observó cuidadosamente.
Al parecer, un bulto sobresalía de su estómago, haciendo que su chaqueta azul se notara mucho más apretada y ceñida en el cuerpo del italiano.
—B-bueno... Has "cambiado" un poco en este mes que no nos hemos visto...— Prosiguió Alemania, levantándose de su silla giratoria y avanzando hasta donde se encontraba su amante. —¿Podrías... Quitarte la chaqueta y la camisa? Necesito ehh... Revisarte mejor.
—S-si— Veneciano hizo lo pedido —¿Qué sucede, ve~?— Preguntó curioso.
Ludwig pasó una mano por el abdomen de Feliciano. Miró un poco más abajo y descubrió que el último botón del pantalón azul estaba deshecho. Se volvió para abotonarlo, pero la voz del castaño lo interrumpió.
—¡N-no hagas eso!
Alemania alzó una ceja.
—V-ve~... L-lo traté de abotonar, p-pero cuando lo hacía, me dolía y me apretaba...— Confesó. Ciertamente, sus pantalones de por sí eran ajustados, pero con su pequeño problema lo debían de ser más —E-esta era la única forma de que no me ajustara t-tanto, ve~
—Por lo tanto, ¿Te sigue ajustando?— Italia asintió.
Las manos del alemán se deslizaron hasta el cinturón café de su amante, sacándoselo por completo, igual fue con los botones y cierre, haciendo que su estómago se "relajara" y se extendiera aún más. El castaño se sonrojó.
—¿Está mejor?— Veneciano sólo asintió moviendo la cabeza, estaba muy avergonzado como para poder hablar o mirar al rubio a la cara. —No te preocupes, liebe, lo solucionaremos— Dijo besando su frente.
La barriga del italiano dio un gran gruñido.
—T-tengo hambre...
—————
En casa de España, Antonio se enfrentaba a un muy sentimental Lovino.
—Ya, ya, ¿Qué pasó, amor?— Consoló el castaño mayor, abrazando suavemente a Italia del Sur, quien se encontraba sollozando en su hombro.
—P-pisé un t-tomate... S-sin darme c-cuenta...— Dijo dificultosamente.
—No te preocupes Lovi, tenemos muchos más en el jardín— Lo estrechó más contra sí mismo, abrazándolo por la altura de su espalda baja.
La mirada de Romano cambió radicalmente a una de lujuria total al encontrarse muy cerca de Antonio. Envolvió los brazos alrededor del cuello del español, a la vez que empujaba sus caderas contra las del castaño, moviéndose de un lado a otro para poder sentir más.
—¿L-lovi?
—T-te necesito... A-antonio...— Ahora sus respiraciones eran bastante irregulares, al punto de jadear y hasta gemir un poco.
La personificación de España se concentraba solo en la actitud que estaba teniendo su "tomatito", pero algo más despertó su interés.
—Lovi... ¿Has estado comiendo de más últimamente?— Preguntó separándose un poco de su amante.
—¿M-me estás llamando... G-go-gordo?— De Romano emanaba un aura oscura.
—¡N-no! Es sólo que...— Muy tarde, al parecer se había ganado una bofetada.
—¡Idiota!— Dijo se amante, regresando a su habitación y cerrando fuertemente la puerta.
—¿Q-qué es lo que acaba de pasar?
————
—L-luddy... N-no me siento muy bien...— Se lamentó el castaño aún en la cama, acabándose de despertar hace apenas unos minutos y sintiéndose horriblemente nauseoso. —Ve~ L-ludwig, despierta...— Dijo, tirando de la camiseta sin mangas negra que el rubio solía usar para dormir.
—¿Feli...?— Alemania finalmente se encontraba despierto, y al sentir a la pequeña figura a su costado lo rodeó por la cintura. —¿Qué pasa?
—V-ve~ Me s-siento... M-mal...— Esta vez llevó una mano hasta su boca, a la vez agarrando su abdomen, sintiendo como la cena de la noche anterior subía una y otra vez por su garganta.
—¿Te sientes mal? ¿Qué es lo que-?
Feliciano se levantó rápida y abruptamente de la cama y, reuniendo todas las fuerzas que tenía, corrió hacia el baño.
—¿¡Feliciano!?— El alemán siguió al italiano hasta el cuarto de baño, precisamente estaba sentado en el suelo de baldosas azules, resonando las arcadas en el baño. Ludwig se sentó detrás suyo y recogió sus cabellos, librándolos de cualquier líquido.
—Lu... ddy...— Pronunció jadeante, una vez que había terminado.
—Se acabó, iremos al doctor hoy mismo, Italia.
—————
—¿Lovi?— Llamó España, dándose cuenta de que Romano no estaba en la cama con él.
Revisó el reloj, eran poco más de las 3 de la madrugada y había jurado que su amante se había ido a dormir junto con él. Al rato, escuchó algunos ruidos en el primer piso. Bajó por las escaleras en silencio absoluto y abservó que la luz de la cocina estaba encendida. Una vez estuvo en el marco de la puerta, vio a Lovino sacando mucha comida de la refrigeradora, al parecer su Romanito había estado subiendo de peso a causa de esto.
—¿Lovinito? ¿Qué haces despierto?— Preguntó, aunque ya sabía lo que estaba haciendo.
—¡Ah! ¡S-spagna!— Exclamó, tratando de cubrir todo lo que sacó del refrigerador y por ende iba a comer. —Y-yo... Uhh... ¿Qué h-haces aquí, b-bastardo?
—Ya lo sé, Lovi. No tienes que cubrir toda esa comida más.
Poco a poco, el italiano ser movió a un lado, dejando ver todos los alimentos que estaban sobre la mesa, entre ellos nutella, tomates, leche y dos rodajas grandes de pastel.
—¿Te importa si te acompaño?— Preguntó el español, sin dejar de lado su típica sonrisa amable.
Lovino negó y el mayor se sentó al frente de su amante, observando atentamente cómo la personificación del Sur de Italia saboreaba cada cosa de lo que había traído a la mesa. Una vez que terminó, eran las 4 de la mañana. La barriga de Lovino rugió una vez más, aunque parecía bastante llena con todo lo que había comido anteriormente.
—¿Sigues teniendo hambre, mi Lovi~? ¿Quieres paella?— Ofreció España. Romano se sonrojó y asintió efusivamente.
España se dedicó a hablarle mientras preparaba paella en un plato grande, para que sirviera de desayuno también.
—G-grazie...— Agradeció, tomando un cubierto y comiendo casi la mitad. —O-oye... España i-idiota... E-estoy... C-cansado...
El italiano estiró sus brazos para hacer que lo cargue, cosa que sí hizo. Sintió a Lovino algo más pesado entre sus manos. Decidió no contárselo.
Y también decidió que apenas saliera el sol, irían a un médico por un chequeo rápido.
—————
—Ve~ ¿España-nii-chan? ¿Qué haces aquí~? ¿Y Lovi~?— Preguntó curioso el hermano del último mencionado, vestido con un polo de talla muy grande.
—No, ¿Tú qué haces aquí?— Le devolvió la pregunta Romano.
—Yo pregunté primero, ve~.
—B-bueno... Yo-
—¿Feliciano y Lovino Vargas?— La femenina voz de una enfermera distrajo a los cuatro. —El doctor Carlini los está esperando en su consultorio.
Ambos hermanos se miraron y asintieron, ingresando al nuevo ambiente y dejando en la sala de espera a sus respectivos amantes.
—¿Lovino Vargas y Feliciano Vargas?— Preguntó un médico de edad algo avanzada, tal vez unos 50 años o algo así.
—Sí— Respondieron casi al unísono.
—Tomen asiento, caballeros.— Pidió —¿Qué síntomas presentan?
—Ve~ Ésto— Levantó su polo, revelando ese bulto en su estómago con un pequeño puchero —Y que hoy vomité por la mañana... Bueno, eso ya estaba pasando desde hace algunas semanas, ve~...
—El bastardo dijo que estaba demasiado bipolar y que comía demasiado.— Dijo Lovino cortante, mirando hacia todos lados que no fuera el doctor.
El dr. Carlini quedó pensativo por unos segundos —Les tomaré unas muestras de sangre, por favor tienen que esperar aquí hasta que salgan los resultados, no creo que sea más de 10 minutos.
El mayor hizo lo dicho y salió por la puerta.
Ya llevaban casi una maldita hora atrapados ahí dentro.
—Fratello~ Estoy aburrido~— Se quejó el menor, girando en la silla.
—No te quejes, idiota, yo también lo estoy, maldita sea.— Se quejó de igual manera, cuando la puerta se abrió, revelando al parecer aun dr. Carlini con una mirada incrédula. Pasó y se sentó en su silla.
Se aclaró la garganta —Caballeros... Debo decir que los resultados de las pruebas han sido muy sorprendentes, lo tuve que repetir indistintamente pero todas me llevaban al mismo resultado...
—¡Sólo escúpalo ya!— Gritó enojado la personificación del Sur de Italia.
—Bueno... Antes que nada, felicidades— Ahora los hermanos lucían realmente confundidos —Ustedes dos, por muy extraño e increíble que parezca, han llegado a embarazarse.
Siguiente Capítulo: "Noticias".
Hola nuevamente~ :3 No olvides dejar un review, ¡Me gustaría saber tu opinión acerca de éste capítulo!
No sé cuándo será la próxima actualización, pero trataré de que sea lo más pronto posible :D
Cúidense mucho, a pesar de no conocer a nadie aún, y que pasen un bonito día/tarde/noche c:
-Akira No Mirai.
