Howdy-Ho!

Hoy les traigo un nuevo "long-fic", inspirado en la teleserie "El cor de la ciutat" (Traducido al español latín como "El corazón de la ciudad") transmitida desde el año 2000 hasta el año 2009 en Madrid, España. Esta serie en idioma catalán se transmitió durante nueve años por el canal TV3 llegando a tener 1906 capítulos.

Les recomiendo la serie y espero les agrade mi fic.

Canción recomendada: Country House – Blur.

Me encantaría que se animaran a escuchar las canciones recomendadas, ya que si las pongo son porque tienen cierto tipo de relación con la historia y la letra tendrá que ver con la situación central de cada capítulo.

South Park pertenece a Trey Parker y Matt Stone.

"El cor de la ciutat" es propiedad de Josep Maria Benet, Jornet Jordi Galcerán y TV3.


CAPÍTULO 1: "¿Cómo es South Park en adolescencia?"

"South Park; Vacas, fenómenos y perros gays. Vivo ejemplo de lo que jamás pasa en otros pueblos, en donde lo imposible es cosa del diario".

Esa solía ser la presentación del infortunado pueblo de Colorado cada vez que aparecían noticias sobre éste en televisión. Noticias que eran endémicas del pueblo.

Si bien South Park no era un lugar nada común en su pasado, ahora parecía más normal que beber agua purificada.

Quizá era por el hecho de que los niños quienes dieron tanto de que hablar ya habían crecido y alcanzado la adolescencia y cualquier cosa que pasase ya no era tan extraordinaria y exagerada como solía serlo.

Problemas existenciales, preguntas sin creíbles respuestas, nuevas sensaciones, ganas desenfrenadas por experimentar, sentimientos desgarradores, vivencias reflexivas… En fin, cambios.

South Park podía regresar al anonimato, pero sin duda los chicos jamás dejarían de cambiar en cada día de sus nuevas jóvenes vidas.


"Country House…"

Para Craig Tucker no podría existir algún otro sitio más aburrido, monótono y alejado del mundo que South Park, y debía aclarar que eso le encantaba.

-¡Vamos idiota! No tengo tu jodido tiempo-.

Pero debía recalcar que detestaba su contundente rutina diaria.

Craig se tomaba tiempo para alimentar y acariciar a su preciado conejillo de indias que llevaba por nombre "Stripe". Rubí, su hermana menor, estaba tan de mal carácter como todos los días, gritando ofensas y obscenidades a cualquier persona que se atreviera a interferir en su vida o en su camino, que para ella era lo mismo.

Pero si había algo que Rubí realmente odiara era al marica de su hermano mayor.

-¿Qué pasa cariño?-

La Sra. Tucker entraba a la habitación de su hijo mayor de dónde provenía el disturbio.

-¿Puedes decirle al marica que se apresure?- le dijo exasperada a su madre y salió pisando fuerte de la habitación.

La señora Tucker se acercó con serenidad a su hijo y acariciando una trenza de su fiel chullo azul le dijo -Vamos Craig, no hagas enojar así a tu hermana-.

Craig acarició una última vez a Stripe y sin decir una sola palabra tomó su mochila y salió de la habitación.

A veces no entendía por qué un chico de diecisiete años como él debía soportar a una niña tan mal humorada de once como lo era su hermana.

Bajo pesadamente las escaleras y tomando las llaves de casa salió con su hermana caminando apacible tras él.

Rubí asistía aún a la escuela elemental de South Park, que se encontraba un tanto alejada de su hogar.

Ella podría odiar hasta morir a Craig, pero admitía que era de los chicos más atractivos del pueblillo en donde habitaban y algunas de sus compañeras le expresaban la envidia que sentían por ella gracias a él. Así qué cada mañana, antes de llegar a su colegio, tomaba de la mano a su insoportable hermano y adornaba su rostro con una sonrisa mezclada de orgullo y audacia.

Craig no correspondía al agarre pero tampoco lo rechazaba. Su mirada no cambiaba en lo absoluto. Sus facciones siempre permanecían perfectas para un rostro de neutralidad absoluta.

Una vez que Craig dejaba a su hermana en el colegio, se dirigía a casa de su mejor amigo, Tweek Tweak.

Sin tener la necesidad de tocar la puerta Tweek salía paranoico, con un termo lleno de café y con un terror indescriptible de que el Craig que estaba viendo no fuera más que su imaginación.

La mayoría de personas en el pueblo (sino es que todos) los veían de una forma muy extraña. Se decían muchas cosas sobre el par puesto que ver a ambos juntos era algo perturbador. Craig siempre acompañado de su silencio absoluto y Tweek de su paranoia desquiciante. Era increíble que ambos tuvieran una amistad tan entrelazada al nivel de súper mejores amigos.

Aunque para las familias de ambos chicos los rumores eran argumentos sin respaldos, a la sociedad no se le puede cambiar sus expectativas.

-¡Agh Craig! ¿Estás bien? ¿Nadie intento atacarte en el camino? ¡Oh Jesús! ¿Y SI ALGUIEN QUIERE MATARNOS?-

Y por supuesto, los rumores solo ayudaban a incrementar la histeria del rubio adicto al café.

-Tranquilo Tweek, nadie nos hará nada-

Craig siempre lograba tranquilizarlo. Quizá no exterminaba su paranoia, pero su hablar tan natural y su seguridad le daban confianza a Tweek.

Si algún día Craig perdiera la cordura, ese día sería el final de Tweek.

Craig Tucker y Tweek Tweak. Las dos personas más misteriosas y criticadas de todo South Park.


-¡Hey chicos! Huelan... ¿Creen que le guste a Bebe?-

Clyde Donovan llegaba a la mesa de cafetería compartida con su "Team", dando muestra gratuita de su nueva fragancia… adquirida.

El "Team Craig" había sobrevivido con los años, como la mayoría de relaciones formadas en la infancia y jardín de niños del resto de los adolescentes.

-¿Aún sigues tratando de conquistarla?- preguntó Token con fastidio.

-Ya verás cómo lo logro- respondió entusiasmado el castaño.

Antes de que Donovan pudiera tomar asiento un grupo de vanidosas y perfectas chicas conformado por Bebe, Red y Annie se situó a un costado de la mesa.

-Hola Craig Tucker- saludó con voz femenina y seductora la rubia más cotizada de todo South Park, Barbara Stevens –Clyde Donovan, hablaré contigo-.

La rubia se dio la vuelta ignorando por completo al resto del grupo. Clyde sonrió ampliamente y siguió a aquel escultural grupo de porristas.

Caminando inevitables e impecables por uno de los tantos pasillos del colegio, siendo observadas por los admirantes y prejuiciosos ojos de la multitud, el trío de chicas se abrió paso casi en cámara lenta hacia el gimnasio, seguidas por el extasiado e irremediable casanova Clyde Donovan.

-¿Qué significo eso?- preguntó Stanley Marsh con sonrisa divertida.

-Es una larga historia...- río Wendy Testaburger por lo bajó.

Stan miró seductor a la azabache jugando con el cabello de ésta. Wendy simplemente se abrazaba a sus fieles libros sonriendo con sarcasmo.

A lo lejos Kyle Broflovski contemplaba la escena con nostalgia "Así que de esto se trataba". Suspiró profundo y camino hacía su súper mejor amigo.

-¡Hey Kyle!- saludó Marsh al notar su irremplazable presencia, separándose de la chica.

-Hola amigo... Hola Wendy- saludó en pausas el judío pelirrojo.

-Kyle, tomamos una decisión definitiva y serás el primero en saberla- espetó la azabache entusiasmada.

"¡NO!" pensaba Kyle repetidas veces. Tenía en claro cuál era la decisión y no quería escucharla. Mucho menos de los labios de...

-¡Wendy y yo volvimos!-.

"¡Carajo!".


Tan sólo minutos antes Clyde y Bebe entraban al gimnasio sin nadie más a sus espaldas.

-Bebe...-

-Barbara, llámame Barbara. Si quieres tener una oportunidad conmigo hay algo que debes hacer- la rubia hablaba claro y directo.

-Sí, Barbara...- Clyde la miraba con una sonrisa abierta, con saliva casi recorriendo su labio inferior. Bebe era tan hermosa que...

-Tienes que bajar de peso.-

-¿Qué?- la miró confundido saliendo al instante de su trance.

-Lo que escuchaste Clyde Donovan. Baja de peso, ¿Crees qué saldré con alguien que le hace competencia a Eric Cartman? ¡Por dios Clyde!- Bebe giraba los ojos cuantas veces pudiera siendo dura con el sensible castaño.

-Pero...- los ojos de Clyde comenzaban a llenarse de lágrimas.

-No te estoy obligando a nada, lo tomas o lo dejas, tú saldrás perdiendo.-

En realidad Clyde no tenía gran sobrepeso, es sólo que Stevens tendía a exagerar de sobremanera las cosas.

-¡Sí Bebe, digo, Bárbara! ¡Lo acepto! ¡Voy a bajar de peso cueste lo que cueste! Sólo por ti…- sonrió.

Bebe sonrió con hipocresía -Muy buena elección Clyde- sedujo mandándole un beso mientras salía del lugar.


Kyle sonreía abiertamente -Pues muchas felicidades chicos... Me alegra, de verdad…- dijo con torpe lentitud.

-¿Es todo amigo?- preguntó divertido Stan.

-¿A qué te refieres?- Kyle miraba nervioso al par.

-Bueno Kyle, siendo el chico más inteligente de la clase… Esperábamos palabras alentadoras de tu parte- explicó Wendy con alegría.

Kyle retrocedió -Ah… yo, no sé…-

-No importa Kyle- interrumpió Stan tocando su hombro.

-¡Hey chicos!- Kenny llegaba a la espalda del judío.

-¡Kenny adivina qué!- Stanley abrazaba a Testaburger por la cintura.

Kenny miraba intrigado al desorbitado pelirrojo, tratando de no dañarlo más con sus palabras.

-Oh…- fue la inteligente respuesta del rubio mientras observaba junto con el pelirrojo el beso que Wendy le regalaba a su novio.

Stanley reía mientras abrazaba más a su chica y ambos se derretían en un tarro repleto de miel.

Kyle tallaba sus acuosos ojos tratando de evitar cualquier signo de tristeza junto con el nudo en su garganta. Al notarlo, Kenny pico uno de los ojos verde esmeralda del pelirrojo instintivamente. Broflovski se giró hacia él enseguida mientras una de sus manos cubría su violentado ojo.

-¡Ah! ¿Qué te sucede Kenny?- preguntó sorprendido tragando el lacerante nudo en su garganta.

-¡Nada!- respondió el rubio señalándole con la mirada al acaramelado par.

Kyle asintió con tristeza siguiéndole el juego a McCormick -¡Jódete Kenny!- dijo golpeando ligeramente el estomago de éste.

Mientras Kenny exageraba el golpe y Kyle reía de forma sarcástica a desesperación Wendy y Stan se alejaban caminando de la mano -¡Nos vemos chicos!-.

El rubio suspiró pesadamente levantándose del suelo. Una vez que se alejaron por completo Kyle comenzó a sollozar.

McCormick llevaba al judío por los hombros –Vamos Kyle-.


-Quizá lo único que necesites es un verdadero cambio Craig-.

-¿A qué te refieres con exactitud Black?-

La última clase del día había terminado. Token Black, Tweek y Craig se encontraban aún dentro del salón de clases manteniendo una charla tranquila como cualquier otro día.

-Me refiero a que estas a unas cuantas semanas de cumplir 18 años, tienes un sueldo fijo trabajando en el café con Tweek, no has gastado demasiado desde que comenzaste a trabajar así que tienes gran dinero ahorrado para, no sé… ¿Comprarte una casa propia?-

Craig acomodaba su chullo -Tienes razón, supongo…-

-¡GAH! ¿Eso quiere decir que te vas? ¡AGH CRAIG NO TE VAYAS!-.

-Tranquilo Tweeckers, no me iré a ninguna otra parte…-

Token se levantaba dirigiéndose hacia la puerta –Piénsenlo. Irse a vivir juntos no suena mal, ¿Huh?- sonreía divertido saliendo del salón.


-¿Eso quiere decir que apoyas a Wendy?-

-No Kyle, eso quiere decir que pienso que esos dos nunca cambiaran-

Kyle miraba atento al rubio quien estaba sentado en los lavaderos del baño frente a él -¿Crees que deba seguir intentando?-

-No es mi recomendación, pero, ¿Por qué no?-.


La tarde era fría y llovía con intensidad. Al salir del colegio Craig llevaba a Tweek hasta su hogar, dejándolo seguro y estable. Y no solo al rubio, también a los señores Tweek y a sí mismo. Porque Tweek le importaba.

De ahí tardaba poco en llegar al colegio de Ruby en realidad, aunque tuviera que tomar el anti-monótono autobús.

Siempre miraba a las personas en el bus, con un solo pensamiento en la mente. A pesar de que las caras no siempre eran las mismas, todas las personas parecían exactas de pies a cabeza, como si fueran una especie de robots programados o algo parecido. Craig siempre pensaba en que le gustaba ser aburrido, pero jamás a ese grado de ser igual a todos, viendo siempre hacía la misma dirección y pensando cosas similares entre sí. Y odiaba que su pensamiento fuera el mismo siempre que subía al transporte.

A pesar de que la parada de autobús estaba frente a la escuela elemental, Craig prefería bajarse de aquel transporte y atravesar la calle para recoger a Rubí justo afuera del lugar. Le gustaba hacerlo porque nadie más lo hacía y, para ser verdad por mucho que lo negara, él protegía a su hermana menor porque la amaba. Y Craig siempre estaría dispuesto a hacer cualquier cosa por lo que amaba.

Rubí caminaba brillante y exhausta hacía Craig, quien fumaba un cigarrillo recargado en la pared de la institución.

-Corre tarado, me estoy mojando- exigió la pequeña enfurecida por la lluvia.

Craig sólo camino de regreso a la parada de autobús seguido por la chica.

Pasaron largos minutos en los que ni personas ni transportes pasaban por aquella avenida. Parecería como si todo el pueblo hubiera desaparecido de un momento a otro pero era de esperarse. La lluvia era de tal intensidad que un poco de niebla comenzaba a formase.

Craig miró a su hermana quien apenas podía mantenerse despierta. El pelinegro se agachó para quedar al nivel de Rubí y la tomó por los brazos.

-Escucha Rubí, debemos caminar… ¿Rubí?- se dio cuenta entonces que la chica se había dormido en tan solo segundos.

Decidió actuar rápido antes de que la niebla inundara el pueblo. Bajó su mochila para quitarse el abrigo, aún sosteniendo a Rubí. Cubrió todo el cuerpo de su hermana tan solo con eso y la tomó en brazos seguido de su mochila.

La lluvia no cedía en ningún momento. Craig se quitó su chullo para cubrir la cabeza de su hermana que dormía profundamente. Cada vez que miraba ese apacible rostro recordaba el por qué seguía aguantando su horrible carácter.


-Hace tiempo que Pip no viene a visitarnos, ¿No creen?- preguntaba Leopold "Butters" Stotch nervioso.

-¿Extrañas a tu noviecita?- se burlaba Kenny mientras imitaba el sonido de un beso con sus delgados labios.

-¡No es gracioso Kenny!- se quejaba el judío ahora molesto – ¿Si dos hombres tuvieran una relación estaría mal?- preguntaba seriamente al rubio mayor.

Kenny y Butters se quedaron estáticos por la reacción tan dramática y dura del pelirrojo.

-Eso sonó muy marica amigo- Stanley llegaba de repente tomando a Kyle por la cintura en burla -¿Acaso eres marica?- sonrió.

Kyle abrió los ojos sorprendido y se sonrojo al sentir tan cerca el aliento y las manos de Marsh. Pero pronto su rostro se torno en uno de expresión furiosa al escuchar las palabras de su súper mejor amigo.

-¡Suéltame!- gritó molesto - ¡Y deja de usar ese término inapropiado y ofensivo!- terminó el judío para alejarse del lugar.

Los tres chicos se miraron confundidos por unos segundos -¡Espera amigo, está lloviendo!- advirtió Stan corriendo hacia él.

-Vamos Butters- sonrió McCormick.


La puerta llevaba solo unos cuantos segundos siendo golpeada, pero con tal brutalidad que parecía que iba a destrozarse enseguida.

-¿QUÉ PASA?- Token abrió la puerta al fin, encontrándose con un par de acuosos ojos color café.

-¡Token, soy obeso!- lloriqueaba con exageración.

-¿Qué?-.

-Beb… Bárbara me dijo que debo bajar de peso-.

Token cubrió su rostro con su mano, fastidiado -¿Qué se supone que debo hacer?- suspiró.

-¡Ayúdame a bajar de peso!-.

Black pensó unos cuantos segundos –Quizá si buscas al chico con el mejor físico podrías preguntarle como lo ah conseguido y podría ser tu entrenador, ¿No lo crees?-.

-¡Pero qué buena idea Token!- Clyde abrazó con fuerza al afroamericano para después salir corriendo de la gran mansión -¡GRACIAS!-.


Hasta aquí el primer capítulo.

Siéntanse libres de hacer críticas de cualquier tipo (Y les pido que lo hagan).

Espero y sea de su agrado esta historia y la sigan fielmente (?)…

¡GRACIAS A QUIÉN LEA!