Denki Kaminari, después de largos años de espera, había tomado una decisión que le cambiaría la vida.

— ¿Estás completamente seguro?

Kyoka Jirou, su amiga y excompañera en la universidad, le acompañaba en muestra de apoyo moral.

— ¡Lo estoy! He querido hacer ésto desde que era un niño ¡y si no lo cumplo sé que me arrepentiré después!

—En ese caso… ¿cuánto tiempo más piensas esperar hasta entrar? —Jirou le dio un empujón para entrar al edificio, literalmente; a pesar de que el invierno estaba por terminar, aún se sentía en el ambiente de vez en cuando.

Fueron recibidos por un chico muy amable y alegre que se presentó simplemente como "Midoriya", quien los invitó a recorrer el lugar y se ofreció a ayudarlos si tenían alguna pregunta.

—Es algo lindo—comentó la joven, dando un ligero codazo a su amigo en busca de animarlo a hablarle.

—No es mi tipo—respondió intentando esbozar una sonrisa, sin saber de qué otra manera decirle que no estaba interesado en buscar con quien salir en ese momento.

Jirou hizo un ligero mohín por la excusa de su amigo y le siguió a la par hasta la puerta corrediza que daba al jardín, donde se encontraron con un paisaje que iluminó por completo el rostro de Kaminari: en aquel extenso lugar, se encontraba una gran diversidad de perros, pequeños y grandes, correteando por todos lados; algunos otros simplemente estaban recostados a la sombra de los contados árboles del lugar y, tal como ellos, otras personas los observaban y jugaban con ellos, en busca del afortunado que adoptarían.

Kaminari no se pudo contener y comenzó a juguetear con todos los perros que se le acercaban, mientras que Jirou lo observaba a unos cuantos metros de distancia, grabándolo con su celular para recordar el momento tiempo después.

Ya que el rubio estaba muy entretenido con sus nuevos amigos, Jirou regresó dentro del refugio de animales para mirar a los cachorros que tenían en un espacio apartado de los perros mayores. Estaba a punto de comenzar a grabar a los pequeñines cuando una voz tras de ella la sorprendió.

— ¿Alguno te gustó?

Un chico pelirrojo, más o menos de su edad, le sonreía despreocupadamente. Vestía el mismo uniforme que el chico que los había recibido minutos atrás, por lo que obvió que también ayudaba en el refugio.

—Todos son muy lindos—respondió mirando a un cachorro en particular que había comenzado a ladrar para llamar su atención—, pero quien quiere adoptar uno es mi amigo.

—Ya veo... Mi nombre es Kirishima—se presentó, inclinando levemente el rostro—. Cuando tu amigo encuentre al indicado, díganme y les diré todo lo que necesitan saber.

En ese momento se escuchó lo que Jirou describió mentalmente como "el molesto chillido" de Kaminari acercándose a ellos. Distinguió su nombre entre el extraño grito contenido de emoción que lanzó el rubio al entrar de nueva cuenta al refugio, con lo que parecía un pequeño mestizo de Cocker spaniel color negro entre sus brazos.

— ¿Este es el elegido? —bromeó la morena, extendiendo los brazos para poder cargar a la pobre criatura que sería el nuevo hijo de Kaminari, y que su próximo padre pudiera terminar de hacer esos ruidos extraños a solas.

Jirou sostuvo al pequeño entre sus brazos y, mientras intentaba alejarlo de su rostro al mostrarse muy efusivo, se extrañó al no escuchar más la voz emocionada de su amigo. Entonces se encontró con una escena muy extraña frente a ella: Kaminari y Kirishima se veían el uno al otro, con lo que parecía una expresión producto de la incredulidad y la sorpresa.

—Denki…—le llamó en apenas un susurro, que pareció audible únicamente para el rubio.

—No vuelvas a llamarme así—reclamó Kaminari, saliendo de su asombro.

Kirishima sintió aquello como una daga en su pecho. A pesar de que pensó que encontrarse de nuevo les daría una nueva oportunidad, el tener esa respuesta tan recia por parte de Kaminari era una opción más probable después de lo que había pasado entre ellos.

Si una palabra más de por medio, Kaminari apresuró el paso para salir del lugar lo antes posible; detrás de él, Jirou le llamaba sin obtener respuesta, totalmente confundida. Intercambió miradas con Kirishima y, sin saber qué más hacer, le entregó el perro que había elegido su amigo minutos atrás antes de ir tras él.

— ¡Espera! ¡Con un demonio, Kaminari! —gritaba Jirou a la par que intentaba de seguirle el paso.

El mencionado parecía hacerse de oídos sordos a la morena, su juicio se había nublado completamente prácticamente de la nada y sentía que la cabeza comenzaba a dolerle. De todos los lugares posibles ¿por qué tenía que pasar aquello justo ese día? Entonces, volvió en sí al ser tomado por uno de sus brazos.

—Eres… un idiota…—le dijo Jirou, tratando de recuperar el aliento tras por fin alcanzarlo—. ¿Qué pasó allá? ¿Lo conocías?

Kaminari desvió la mirada, incapaz de esconder la tristeza en su rostro.

—Él… es con quien salía antes de mudarme aquí.

Recuerdos que se había encargado de mantener dispersos, se abarrotaron en su mente.

Un fuerte abrazo.

La ceremonia de graduación.

Kirishima prometiendo que haría lo posible para que su relación siguiera adelante.

Kaminari llamándolo en medio de la noche, diciéndole que no soportaba más estar lejos de él.

Discutiendo por teléfono, cada vez más y más.

Ambos cediendo a la distancia.

Era lo mejor para los dos, eso fue lo que pensaron.

Pero no lo fue.

Ahora, siendo invitada en el pequeño apartamento del rubio, Jirou había escuchado la historia de su amigo en silencio. Nunca le había contado sobre aquella relación, y no pudo evitar sentirse fuera de lugar al insistirle tanto para que saliera con alguien.

Un corazón roto es difícil de superar. Incluso ella lo podía comprender.

—Sonará bastante inmaduro pero, cuando le conté que había sido aceptado en la universidad, en verdad creí que vendría conmigo. Tonto ¿no crees?

Jirou colocó una mano en el hombro de Kaminari, buscando reconfortarlo. Por más que intentara ocultarlo, para sus ojos era obvio que estaba a nada de que las lágrimas lo vencieran.

—El negocio de su familia… él trabajaría ahí después de graduarnos.

— ¿Fue por eso que se quedó?

Kaminari asintió, soltando un pesado suspiro.

—No podía hacerlo escoger, no era justo. En serio creí que lo nuestro funcionaría pero... ya sabes cómo terminó.

—Hey—le acarició la mejilla con cariño, esperando que la mirara para seguir hablando—. Quizá sea una nueva oportunidad para ambos ¿no crees?

—No, Jirou—respondió con desgano—. Ya nos dijimos todo lo que teníamos que decirnos, y no fue de la mejor manera. Me dolió mucho cuando me dijo que tal vez lo mejor era terminar ¿sabes? Y lo único que pude hacer en ese momento fue gritarle por el estúpido teléfono que no quería volver a saber nada de él. No tienes idea de cuántas veces pensé en llamarle de nuevo, en decirle que no podía terminar todo de la nada, pero si había sido él el de la idea de romper… ¿no habría sido en vano? No podría soportar que me rechazara de nuevo, que la persona que más quería reafirmara lo obvio—la voz de Kaminari terminó por quebrarse.

Todo habría sido más fácil si hubieran terminado porque ya no se querían y no porque, a pesar de que sentían que no podrían continuar el uno sin el otro, sintieron que una relación a distancia era demasiado dolorosa para ambos. Si no se hubieran dicho todas esas cosas desagradables y llenas de rencor, de tristeza, de decepción ¿algo habría sido distinto? ¿Habrían terminado por otra razón? ¿Seguirían juntos? De nada servía hacerse todas esas preguntas sin sentido.

Todo era lo que era ahora, nada más.


Esta historia la escribí para el Santa Secreto del grupo de Facebook "KiriKami - KamiKiri", planeaba subirla en Navidad pero se les ocurrió hacer mantenimiento y apenas vengo a subirla aquí (?) orz Además de que fui secuestrada para el recalentado y me pude conectar hasta muy tarde 8D

¡Espero les haya gustado esta primera parte! No tardaré mucho en subir la continuación ^^

¡Y que tengan un Feliz Año Nuevo!