Hiro sabía que tendría que contárselo tarde o temprano; Miguel comenzaba a sospechar y era muy terco cuando se proponía algo.
Terminaría averiguándolo al fin y al cabo, así que debía se él quien se lo contara.
Dejo escapar un suspiro profundo y se llevó las manos a la cabeza en un claro signo de desesperación.
¿Como decirle a su actual mejor amigo (tal vez algo más que eso, pero Hiro se negaba a admitirlo) que él era uno de los super héroes de San Fransokyo?
Se dejo caer dramáticamente sobre su cama y decidió no darle más vueltas por el momento, ya llegaría la ocasión indicada.

Llevaba conociendo a Miguel aproximadamente un año, cuando se había cruzado con él en el café de la tía Cass. El chico había ido allí en busca de trabajo, y el gran corazón de su tía lo había acogido de inmediato.
Miguel Rivera había viajado demasiado lejos de su hogar, buscando ser reconocido por su música en un país diferente. Trabajaba muy duro pero ser músico no era fácil, y un trabajo menospreciado, por lo que hacia de mesero para poder pagar las cuentas. A pesar de todo esto el joven latino siempre mantenía una sonrisa radiante, parecía iluminar con su presencia cualquier lugar al que llegara, irradiaba alegría sin siquiera notarlo; y eso a Hiro... Bueno, lo había hecho sentir incómodo al instante.
Miguel era todo lo contrario a él en todas las formas posibles. Hiro era una persona de ciencia, le apasionaba la robótica y solía ser un poco calculador, así como temperamental.
Miguel era impulsivo, amaba la música y tenía una voz angelical (No es que Hiro lo hubiera notado, para nada), era una persona empática y graciosa, la gente lo amaba a los pocos minutos de conocerlo.
Así que entre ellos había nacido una extraña relación; Hiro procuraba evitarlo, pero a Miguel le gustaba fastidiarlo por deporte, lo distraía cuando intentaba concentrarse en un proyecto, le hablaba con términos mexicanos que no conseguía entender ¿Porque rayos insistía en llamarlo "Pinche Chino"?
El se limitaba a arrojarle cualquier objeto que tuviera cerca, levantar su dedo medio hacia el y replicarle que no podia entender el español.
Incluso con todo esto, al poco tiempo se encontraron buscándose instintivamente cada vez que querían compatir una broma, y en el caso de Hiro, poco a poco dejarlo pasar a través de la muralla que construía a su alrededor.
Llego un punto en que toleraba las bromas del moreno, su poco entendimiento del espacio personal y empezaba a entender algunas palabras en su idioma natal.
Miguel pasaba algunas horas "afinando" casualmente su guitarra cerca de él cuando trabajaba en algún proyecto y después de un tiempo se familiarizó con sus términos de robótica.
No se dieron cuenta cual fue el momento, pero de repente se encontraron compartiendo casi todo aspecto de sus vidas... Casi.

Últimamente los incidentes con villanos habían aumentado en la ciudad y Miguel empezaba a notar sus ausencias sospechosas y sus pobres excusas. Si el mexicano no fuera tan curioso tal vez se hubiera salido con la suya, pero su suerte no era tan buena.
Sus demás compañeros le aconsejaron que hablara con el, si algún día decidía averiguar que es lo que ocurría y resultaba herido en el proceso... No, eso jamás se lo perdonaría.
Claro, que ignoro Magistralmente los comentarios de Wasabi y Fred refiriéndose al chico como "Su novio", ¡Estaba harto de que se burlaran así de él!
Por supuesto que no ayudaba el hecho de que su rostro se pusiera tan rojo como un tomate.
En fin, sabia que debía contárselo pero simplemente no podía encontrar como.

Resignado, fijo la vista en su reloj de muñeca; las 6 PM, el turno de Miguel estaba por terminar, el que no hubiera subido ya a molestarlo significaba que el café tenía cupo lleno. Podía ser un distraído pero era un ejemplo de responsabilidad.
Decidió bajar y verlo un rato ( No es que fuera a verlo, verlo, si no a burlarse de su desgracia por tener que trabajar tan arduo).
Sin embargo cuando bajo las escaleras noto que el lugar estaba casi vacío, excepto por un par de chicas que miraban embelesadas hacia Miguel. No, no solo miraban, escuchaban.
El moreno cantaba armoniosamente una balada en español mientras tocaba su guitarra con sorprendente habilidad.
Tía Cass solía dejarlo presentarse en el cafe algunas veces por semana, y Hiro había olvidado que aquel dia era uno de ellos.

-Las vuelve locas- Susurro una voz a su oido que hizo que Hiro se sobresaltara; su tia se apoyo en su hombro mientras le sonreía con diversion.
-Pff, no es para tanto-
Soltó el chico tratando de restarle importancia, para no admitir que el mismo solía embobarse con su voz.
Casi para finalizar la canción, la mirada de ambos se cruzó, y sonriendo coquetamente, Miguel hizo algo que Hiro no esperaba; Le guiño un ojo descaradamente.
El asiático sintió su cara arder y aparto su mirada de prisa. ¿Qué había sido eso? ¿Pero quién diablos se creía Miguel para provocarlo así?
La melodía termino y el latino se despidió cordialmente de su pequeño grupo de fans. Hiro lo esperaba con los brazos cruzados.

-No te pongas celoso chinito- Le dijo entre carcajadas mientras Hiro le mostraba el dedo de enmedio.
Se sentó a su lado recargando su guitarra en la pared. Tenía un ligero rubor en su rostro que Hiro supuso era consecuencia de su pequeño show.
-Solo te gusta presumir-
-Si, como tú con cada nuevo proyecto-
Hiro rió sin negar nada y el mexicano sonrió divertido.

Después de eso se sumergieron en un pequeño silencio, que fue interrumpido con un ligero carraspeo por parte de Miguel.
-Escucha Hiro, hay algo que quiero proponerte-
El aludido alzo una ceja y lo miro con curiosidad; pocas veces el moreno usaba un tono tan serio, lo que significaba que debían parar las bromas por el momento.
El latino se paso una mano por el cabello nerviosamente, lo cual solo intrigó más al asiático.
-Mañana es 2 de noviembre... en México tenemos una tradición, se llama "día de muertos"-
Hiro se tensó, empezaba a ver por dónde iba todo esto.
-Le pedí a la señorita Cass que me dejara colocar un altar aquí, no quiero dejar la tradición, aunque este lejos de casa, y pensé que tú, pues tal vez...- Miguel trago saliva, estaba a punto de tocar un tema demasiado delicado para Hiro, pero ya no había vuelta atrás.
-Tal vez quisieras poner una foto de Tadashi-
Se atrevió a mirar al chico a los ojos, un destello de tristeza se reflejó automáticamente en sus orbes castañas, pero inmediatamente Hiro desvió la mirada.
Hacía poco que habían tenido una plática bastante profunda y sincera acerca de Tadashi, Miguel sabia el intenso dolor que Hiro cargaba dentro, intentaba ayudarlo a superarlo pero...
El Hamada era una persona muy difícil.
-No creo en ese tipo de cosas Miguel-
-Lo sé, pero si lo intentaras...-
El chico se levantó de golpe, dejando a medias la frase de Miguel.
-Tadashi está muerto-
Sentencio intentando parecer calmado, pero el mexicano pudo percibir un leve temblor en su voz.
-Ninguna tradición, ningún ritual, nada lo puede traer de vuelta-
Finalizo cortante, huyendo a su habitación sin volverse a mirarlo.
Miguel lanzo un suspiro de frustración, ya se había preparado para esa respuesta pero había tenido la esperanza de cambiarla.
-Pinche chinito necio- Murmuro para si desesperado.
Le era difícil lidiar con ese tipo de situaciones con Hiro siendo tan cerrado. Miguel siempre daba rienda suelta a lo que sentía, pero desde que lo había conocido tuvo que aprender a reprimirse un poco. Para no lastimarlo, y no salir lastimado.
Es que los sentimientos que tenía por Hiro... No, no podía seguir pensando en ello, no cuando probablemente no fueran correspondidos.

Sin poder hacer más, prosiguió a despedirse de la señorita Cass y de Mochi, porque si, el pequeño gato gruñón también merecía atención de su parte. Se dirigió a su departamento a unas calles de allí, casi no podía pagar la renta y aunque la señorita Cass le había ofrecido varias veces la habitación a lado de HIro, no podía hacerlo, no creía que Hiro pudiera aceptarlo aún.
_

Hiro azoto la puerta de su cuarto con fuerza, sentía las lágrimas queriendo salir y se sintió patético. Miguel no se merecía ese trato, solo intentaba ayudarlo, pero aquel era un tema demasiado delicado para él. ¿Cuántos años habían pasado de la muerte de Tadashi? Estaba logrando llevar una vida normal, salir y convivir con sus amigos, pero había ciertas cosas que lograban reabrir la herida.
Se trago las lágrimas y el sentimiento de amargura, una partida de sus videojuegos le despejaría la mente.
Iba ya por la quinta partida cuando el sonido de su celular interrumpió su concentración.
Aun algo distraído contesto sin mirar el número.
-¿sí?-
-Hiro trae a Baymax, es una emergencia-
-¿Honey? ¿Qué sucede?-
-Es el villano que estuvimos persiguiendo esta última semana, acaba de aparecer-
El joven apago la consola rápidamente y presto atención. Algo en la voz de Honey le dijo que aquello no era todo, le esta ocultando algo.
-¿Qué pasa? Dímelo- Después de una pausa que pareció una eternidad, la chica contesto.
-Es Miguel... Tiene a Miguel-
_

Hello! espero les este agradando la historia, empieza un poco lento ya que es mas una introducción.
El siguiente capitulo ya pasaremos a la acción :3
Es mi primer fic en esta fandom y el primero en mucho tiempo, tengo años de no escribir jaja
Me gustaría saber sus comentarios.
Sin mas
Anfer fuera*