¡Hola! Les presento una corta historia que se excede un poco de lo que es un drabble, 572 palabras exactamente. Intentando escribir sobre mi otro fic, me topé con esto que nada que ver xd incluso los personajes son distintos.

Disclaimer: Los personajes de Junjou Romantica no me pertenecen, yo nada más los uso para torturarlos para divertirme un rato con ellos xD.

Almas gemelas.

— ¿Y tú… Crees en eso, Hi-ro-ki? — El susodicho giró a ver a su profesor compañero que lo observaba con una gran sonrisa en su rostro. Frunció el ceño y se volvió a acomodar los papeles desordenados que había dejado sobre el escritorio.

— ¡No me llames por mi nombre! — Advirtió enfadado. Miyagi rió por dentro al saber que había cumplido su objetivo: molestar a Kamijo. Era algo realmente divertido para él—. Además, no sé de qué me hablas.

— ¡Vaya! Sí que tu novio te ha dejado exhausto anoche. — El hombre de cabellos castaños se sonrojó ligeramente, luego colocó los papeles acomodados en el extremo izquierdo del escritorio de madera, procurando ignorar lo que el otro había dicho—. Te pregunté si crees en las "almas gemelas".

Hiroki se quedó perplejo ante la pregunta que le había hecho su compañero de trabajo. ¿No eran ya dos adultos para poner a debatirse temas acerca del amor como el que estaba planteando Miyagi?

— Me refiero a esas que están destinadas a encontrarse siempre— agregó.

"destinadas", pensó para sí mismo. Últimamente pasar tanto tiempo con su pequeño amante sí que lo había afectado; a menudo, en especial al principio de su relación, el joven solía darle discursos acerca de que ellos debían estar juntos porque el mismo "destino" lo indicaba, tras los sucesos que habían ocurrido tiempo antes. Aunque el profesor no creía en nada de eso, más de una vez se había comido el sermón de "almas gemelas" de Shinobu, algo que, aunque nunca lo convenció, irónicamente hizo que lo impulsara a hacer esa pregunta a su amigo.

Miyagi llevó un cigarro hacia sus labios y perdió una de sus manos en su ropa para sacar un encendedor, tranquilamente lo prendió.

Lentamente levantó la mirada y se topó con unos orbes color café que parecían estar protegidos por dos cejas que se encontraban muy cerca de ellos, siendo separados nada más por unas arrugas que comenzaban donde terminaba su frente y empezaba su nariz. El señor de cabellos azabache supo qué seguía después de eso.

— ¿Lo hace para molestarme, verdad? — Estalló su compañero en un ataque de histeria, arrojándole así cualquier elemento que se encontraba a su alcance; libros, lapiceras, papeles.

El menor de ellos dos se dirigió hacia la puerta y la abrió con fuerza molesto, y refunfuñando por la actitud del profesor mayor que nunca cambiaría hacia él. Se volvió entre sus pasos para recoger el libro rojo que había olvidado y, una vez más, caminó hacia la salida. En ella se encontró con los ojos de un joven de dieciocho años que lo observaban molesto, en esa mirada pudo distinguir un lago de inmadurez y caprichos.

— ¡Deja de molestarlo! — Exclamó casi autoritario. Luego lo esquivó para meterse en el salón donde previamente se encontraba el hombre de cabellos castaños y golpeó la puerta para que se cerrara bruscamente. Hiroki lo observó por unos pocos segundos y luego siguió su camino. Pequeño mocoso.

¿Almas gemelas? Tonterías, pensó dentro de sí mismo.

Realmente no creía que Nowaki y él estuvieran destinados a encontrarse y pasar el resto de su vida juntos.

Hiroki nunca culparía al destino por ello; sino a dos corazones traviesos que se encontraron por una simple aunque dulce casualidad y se enamoraron locamente el uno del otro.


¿Y? ¿Qué tal? ¿Les gustó o no? Acepto críticas, tomatazos, amenazas de muerte, elogios, lo que ustedes deseen xD!