"Estaba sobre mi triciclo, del que ya sabía yo que no podría despegarme jamás, cuando escuché ese sonido de campanitas. Sabía lo que significaba: Una nueva muñeca, una nueva víctima.

Con cada sonido no perdía la esperanza, quizás un día…Así es que hice el intento. Mi puesto en la tienda es en el suelo, pero con mis constantes intentos fallidos de huída solo he logrado caer y terminar en posiciones extrañas e incómodas como la de hoy, recostado sobre el costado izquierdo de mi cuerpo y con ese transporte que se ha convertido en un nuevo miembro. Por eso la única forma que tengo de llamar la atención de esa niña es pedaleando para emitir algún sonido. Por eso, hoy pedalee como nunca.

Pero las niñas son bobas, creen que una muñeca es una muñeca solamente y no se detienen a pensar, solo contemplan el espectáculo. Cuando me puso en pie intenté salir por la puerta, pero una vez más ella me la cerró. A ella solo la vemos funcionar cuando aparece un niño o niña solitaria fuera. Crea esas muñecas idénticas y abre sus puertas para nunca más dejarlas salir.

Me pregunto si algún día será distinto. ¿Quién es? ¿Por qué lo hace? En estos años que llevo como muñeco he podido acercarme a la respuesta. Todos los meses entra un adulto a la tienda, toma unas muñecas y se va. Entra de noche, la tienda lo espera y abre sus puertas, y pareciera que se trata de una mujer, pero la verdad no lo sé. Luego limpia algunos nombres de la muralla frente a la tienda y se va.

Escuché un estruendo. Al mirar vi que la nueva niña que ya había caído en la trampa, logró lo imposible: moverse. Yacía en el suelo y no dejaba de sacudirse, sin lograr mover algún miembro específico. En ese momento entró una niña pelirroja de chaqueta floreada. ¡Era mi oportunidad! Pedalee, pero fue en vano. La puerta se había ya cerrado. Entonces la niña tomó la muñeca del suelo y la colocó en una repisa y fue en ese preciso instante cuando llegó ella.

Era una mujer bellísima. En su cara se notaba asombro. Y exclamó gritando -"¡No la toques!, ¡Susy no te acerques a la muñeca!"

Ya era tarde, había tocado su muñeca, ella era ahora la muñeca. La mujer lloraba y gritaba. -"¡Ya no más, no trabajaré más para ti, no hay nada, no tengo nada con lo que puedas amenazarme, soy libre. Si me quieres, devuélvemela!"

Entonces supe la forma de escapar.

La tienda tembló, surgió del suelo abierto una mesa, llena de frascos con muñecos pequeños. La mujer tomó uno, lo abrió y la muñeca Susy fue adquiriendo movilidad y rasgos físicos.

Sentí entonces más cerca que nunca mi libertad"