Quiebre.
-Me pasas la sal, por favor- pidió Jacob.
-Mejor pídesela a Nahomi- respondió Leah tajante, deteniendo mi mano que se aproximaba al salero.
-Ya vas a empezar, te dije que es mi prima- respondió el.
-No es tu prima de sangre- replico su novia.
Me sentí incomoda en aquella fonda.
Ya era la tercera vez que pelaban por lo mismo.
La primera vez fue más discreta mientras cenábamos en mi casa, la segunda en la calle y ahora en un lugar público. Era egoísta de su parte no pensar nada en mí, pero eso me ganaba por ser el mal tercio de su relación.
Cuando finalmente salimos de ahí caminamos hacia nuestros respectivos buses mientras ellos se iban ignorándose por completo.
Este no había sido mi día.
Llegue y mi hermana menor estaba sentada en su cama viendo televisión.
-Hola-salude sin mucho ánimo.
Ella me ignoro, estaba en esa edad donde se sentía invencible.
Me puse a hacer mis deberes cuando recibo un mensaje de whatsapp.
Leah.- "Ya tronamos:("
Me quede atónita.
"¿Qué?" √√
Leah.-"Es que no le creo que no haya hecho nada con la zorra de su primita esa"
Me acosté en la cama poniendo los ojos en blanco.
"Quizás deberías escucharlo" √√
Leah.- "No se lo merece, oye, necesito hablar contigo, ¿puedo ir a tu casa en una hora?
La idea no me parecía tan grata, me sentía como una maldita, mas no se me daban las escenas de drama.
" Bien, te espero" conteste resignada.
-Lo que pasa ...todo se vino junto.- dijo con tanta tristeza que me sentí mal.
-Bueno, pero, estoy segura que regresaran y...
-No solo es eso, mi prima se casara en un mes y estaré en su cortejo, pero se rompió el tobillo y esta desecha.
-Oh, lo lamento, pero se recuperara para la boda seguramente.-le toque el hombro con suavidad.
-Yo, estuve a punto de negarme para quedarme con Jacob, pero definitivamente me iré, debo apoyarla.
-Bien, te servirá para pensar.
-Gracias- Me dio un abrazo.
-¿Cuándo te vas?- curioseé.
-En dos días. Por favor, no le digas a Jacob.
-Yo...
Cerré los ojos.
Ella se paró de mi cama lila, y cruzo los brazos.
-Es enserio, no le digas a donde voy.
Suspire.
-Bien.
Ella sonrió con tristeza.
Paso una semana y no supe nada de ambos.
Me sentí mal, parecía que no existía para ellos. Quizás debí haber dejado esa relación desde un principio y no estar en medio.
Las vacaciones más terribles y aburridas.
Mi puerta sonó.
-Hija, Jacob esta abajo- dijo mi madre abriendo un poco la puerta. Me sorprendí.
-Bien dile que voy en 5 minutos.
Ella cerró la puerta. Me pare de la cama y me vi en el espejo. Me veía desarreglada, como si hubiera estado 5 días en coma.
Baje las escaleras de tono marfil y lo mire. Tenía el celular en las manos y jugaba piano tiles.
-Hola- salude.
Él se dejó perder y se levantó.
-Hola.
El ambiente se tensó.
Mi mama desapareció de la escena y subió las escaleras.
Me senté frente a él en el sillón verde limón de juego. Desee con todas mis fuerzas que no me hiciera preguntas sobre Leah, pero era obvio que el motivo de su visita era eso.
-¿Cómo estás? -Me preguntó.
-Pues-dude- ¿aburrida? He estado solo viendo Netflix y comiendo. Y, ¿tú?
Tome una bocado de aire.
-Bien, he estado ayudando a mi papa con la mecánica.
Lo mire extrañada. Y luego supuse que había hecho eso para no pensar.
-¿Por qué no salimos? -inquirió.
Levante las cejas.
- ¿Como?
-Creo que lo dije claro.-expreso lento.
-Lo siento, es solo que, creí que vendrías a hacerme un interrogatorio completo.
Sonrió de forma rara, y suspiro.
-No, podría haberlo hecho, pero creo que esta vez no tuve yo la culpa y tampoco quiero arrastrarte a algo incómodo. Sé que son amigas
Parpadee nerviosa.
-Más también eres mi amiga, y no quiero que mi rompimiento cambie eso.
Estaba aliviada.
-Bien, salgamos.- Alenté.
Le pedí permiso a mama y accedió casi de inmediato. Seguro creía que pasaba mucho tiempo en casa.
Fuimos a comer una hamburguesa.
-Si tenías hambre- comente riendo al ver su apetito voraz.
Me miro con ojos abiertos y trago.
-Bueno, casi no comí en el almuerzo.
Mire el local. Niños corriendo por todas partes, señoras platicando. Y la probé chica de la caja corriendo con los pedidos.
-¿Qué quieres hacer ahora Ness?- pregunto mi amigo.
-Mmm -titubeé- pues, hoy es jueves, hay teatro.
Asintió.
Cuando íbamos a la secundaria nos solía llevar la madre de Jacob. Había muy buenas obras. Un año después de que empezó a andar con Leah volvimos a ir sólo por una corta temporada. Una vez fui sola y me los encontré ahí. Eso me hizo sentir extraña. Y desde hace 2 años no volvimos. Leah decía amar el teatro, más lo dudaba bastante.
-Suena genial.
La obra había sido súper graciosa. Trataba sobre un mimo que pasaba por situaciones poco usuales.
Después de eso me llevo a casa donde cenamos y conversamos como no lo habíamos hecho en años.
Dos semanas, había recuperado a mi mejor amigo en dos semanas. Salíamos a caminar, al teatro, al cine o simplemente a jugar algún juego de mesa.
-Pie derecho en azul.-ordene mirando al twister.
Estaba justo volteada bajo de él, en una no muy propia. Mi mano sudada resbalo y para protegerme del golpee jale a Jake conmigo, su cara quedo justo en frente de la mía. Sentí nerviosismo. Vi sus ojos café. Su pielera morena. Su cabello café contrastaba bien con sus labios rosados levemente gruesos. Había olvidado lo guapo que era. Se separó de mí y me ayudo a levantarme.
Esa noche sentí una confusión. Recordé que no era la primera vez. En la preparatoria sentí algo igual, sin embargo algo me había frenado. Aquella chica pelinegra que llego un día de la mano de mi mejor amigo. Leah.
