Empezó por el cuello, luego por su pecho a lo cual aprovecha para jugar con los pezones de Arthur. Haciendo que se crispara por tal sensación. Viendo aquella reacción, siguió el recorrido llegando hasta la erección de Arthur, y empezó a desbotonar y bajar la cremallera para verlo con detenimiento. -¿Q-Qué estas mirando, idiota?- dijo Arthur con bastante vergüenza que se hacia notar con sus rojas mejillas.

Alfred en vez de responder a su pregunta empezó a lamer y chupar el miembro de Arthur. Obligando a Arthur a tener espasmos de satisfacción y en poco se vino. Alfred tragó.

-¡¿Qué haces, Alfred?!- dijo muy avergonzado por haberse venido y, nuevamente Alfred ignoro su pregunta.

Alfred acerco sus dedos a la cara de Arthur dándole a entender que los chupara, y así lo hizo.

-Avísame si duele- advirtió Alfred y empezó a poner un dedo, logrando que Arthur arqueara la espalda y que escapara un gran gruñido mezclado con gemidos. Y sin advertir entraron otros dos dedos en la entrada de Arthur, y brotaron gotas de lágrimas por su cara que fueron tomadas por los besos de Alfred.

Después de aquella reacción Alfred saco los dedos, y con la mirada le dijo a Arthur si estaba listo, este le asintió.

Sin ningún apuro entro el miembro de Alfred, paralizando por segundos de dolor y deleite a Arthur. Teniendo en cuenta aquello, Alfred embistió lento y despacio.

Cuando Arthur ya se acostumbraba a que el miembro de Alfred estuviera dentro de él, pidió con la mirada que fuera más rápido.

-Si no me lo dices, no lo haré-respondió Alfred con su usual sonrisa. Humillado obedeció Arthur.

-Más…más…embísteme más- Con un voy entrecortado por los espasmos de placer que le provocaba Alfred.

Y gustosamente Alfred penetró más, entonces él también empezó a gemir y gruñir de satisfacción.

-Arthur, vengámonos juntos- y llegando al clímax, tuvieron un orgasmo mutuo, llenando la entrada de Arthur de seme como también Arthur mancho el pecho de él y de Alfred.

Y los dos jadeando, Arthur dijo:-I hate you- con una cara sumamente roja de vergüenza y la mirada llena de erotismo y pasión, y Alfred esta vez respondió con su gran sonrisa y casi gritando: I hate you, too.