El ŦƦu†ø ρƦøhιβιδø

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Capítulo 1.

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El sol comenzaba a esconderse, el viento a soplar produciendo movimientos en los verdes árboles de Konoha. El pequeño pueblo estaba con todas sus energías, los pueblerinos caminaban de un lado a otro, de tienda en tiendas comprando decorativos y regalos; ya que se acercaba la víspera de año nuevo. Todos con unas sonrisas bailando en sus labios, a pesar de que había algunos con mirada serias, no desanimaba a los encantados lugareños que se preparaban para las fiestas.

En la salida de la preparatoria de Konoha, se encontraban un grupo de amigos. Sonriendo contentos y hablando sin parar, ignorando a la única chica que se encontraba recargada en la pared de aquella escuela leyendo un libro. Si, a pesar de ser ignorada por la casi toda la escuela, no le importaba en lo más mínimo prefería leer tranquilamente a hablar cosas que, no necesitaba escuchar, como para imaginarse. Los chicos coqueteándoles a las pobres jóvenes que caían rendidas a sus pies.

Y eso ella no le interesaba. No ahora.

Subió la mirada color jade, al escuchar como le silbaba uno de de los chicos que se encontraba allí. Su nombre era Stefan, y desde que tenía memoria, había tratado de que ella salga o al menos, le dedicase una mínima sonrisa. La verdad, es que no estaba ni cerca de estar interesado en él ni en ningún chico que había en este pueblo. Eso no quería decir que nunca hubiese salido con nadie, si lo había hecho solo que… ninguno llamaba realmente su atención. A veces se sentía fuera de lugar.

Suspiro pesadamente cuando lo vio acercase a ella, bajo su libro y espero que llegara a ella.

—Sakura, ¿quieres que te acompañe a casa? —Pregunto el joven, de cabello marrón oscuro y ojos celestes como el agua.

—No gracias Stefan, Miriam me pidió que la esperara en cuanto salieran de la escuela —Mintió, la verdad es que tenia que caminar. Pero realmente apreciaría hacerlo sola, el problema es que no sabia como decírselo.

—Oh —Fue lo único que dijo, se notaba a leguas su decepción. Sin embargo, enseguida una sonrisa se formo en sus labios nuevamente— No importa, si quieres te acompaño hasta que llegue Miriam.

Le costo trabajo tragar. ¡Es que solo no se puede ir y listo!

—No —Dijo rápidamente, se arrepintió enseguida de ser tan brusca cuando vio el semblante dolido de su compañero—. Quiero decir, seria muy poco cortes dejarte esperando aquí con el frió que hace. —Eso era verdad. Elevo su mirada al bosque que estaba frente a la escuela, todos los árboles estaban pintados por una capa blanca. Konoha estaba todo nevado y frió.

Se quedaron en silencios unos segundos.

—Si quieres, mañana podemos volver juntos —Musito con voz queda, se estaba comprometiendo a algo que no quería. Después de todo, mañana podría inventar otra excusa para evadir al chico.

—Eso seria estupendo —Dijo visiblemente más animado. Dio un paso alejándose de ella, mientras estiraba la mano en forma de despedida— Nos vemos mañana, Sakura.

—C-claro.

Demonios.

Vio como se alejo corriendo, mientras se patinaba en la vereda de la salida. Una risa sin mucho humor escapo de sus labios. Concentro sos verdes ojos otra vez en el panorama del bosque que tenia enfrente, cubierto de nieve, se veía hermoso y mágico. En momentos como esos le encantaba estar en la ventana de su habitación, con una taza de chocolate caliente en sus blancas manos mirando el paisaje.

Sus ojos viajaron hasta el reloj de muñeca que traía puesto, no era tarde, pero al estar en invierno oscurecía más temprano. Soltó un suspiro cansado y decidió comenzar a caminar hacia su casa. Una fuerte correntada de viento le removió el cabello, haciendo que llevara sus manos a la cara para resguardarse del frió.

Recién en ese momento se dio cuenta que todos sus compañeros ya habían salido rumbo a sus casa (en sus propios auto, claro). Extrañaba tanto su viejo auto, que en este momento estaba guardado en su cochera con el motor muerto. Continúo su camino, pensando en cosas triviales.

De repente, sintió haber visto algo de reojo en el gran boque. Parecía una luz color blanca si no se equivocaba, seguramente era los guardabosques que andaban controlando que no haya nada raro. Sin embargo, sus cavilaciones no saciaban el repentino interés que le había dado aquel acontecimiento, que si bien, podría haber sido solo producto de su imaginación.

Ignorando lo oscuro de la noche, se interno en el bosque.

Su curiosidad la venció.

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Unas botas negras se apoyaron fuerte en la rama del árbol, buscando impuso para moverse y seguir su camino. Dejo una fuerte marca en aquel demandante árbol, que a pesar de su gran magnitud no pudo contra la fuerza de aquel depredador.

Los movimientos ágiles de aquellas personas eran dignos de reconocer, parecía que cada paso estaba fríamente calculado para no fallar en ningún momento o circunstancia. Otra pisada fuerte recibió el mismo árbol, esta vez perteneciente a otro portador con la misma gracilidad que el primero. Después de ese le siguieron más, el pobre roble parecía ya no aguantar.

Un grupo de jóvenes encapuchados se movía por enzima de los árboles con una destreza inigualable. El primero, que parecía ser el líder ya que iba adelante y todos los demás lo seguían. Se podía notar el apuro de cada uno de ellos. Lo único que pasaba por sus mentes era: no hay tiempo.

—¡Sasuke! —Grito el segundo en aquella agrupación. Llamando al parecer al delantero, ya que este paro como un relámpago. Al igual de los que iban detrás de ellos.

Se quito la capucha negra, dirigiendo su mirada a quien lo había nombrado. Su belleza era única, y malditamente perfecta. Su cara pálida como la leche, sus cabellos color negro azabache con un pequeño flequillo y su parte trasera despeinada. Su cuerpo increíblemente fornido y tentador, con cada uno de sus músculos remarcados. Su cara con rasgos tan perfectos, cada parte delineada como una obra de arte, y sus ojos color negro oscuro como dos pozos sin fondo.

—¿Qué quieres Naruto? —Pregunto, mirando como el chico se quitaba su capucha negra, dando a mostrar su misma perfección.

Los cabellos rubios tan brillantes que parecían oro puro, sus ojos azules profundos con un toque de suspicacia y sensualidad. Sus rasgos era igual de perfectos que los de Sasuke, solo que este parecía un poco más amistoso.

—Si Akatsuki pretende atacar Konoha, ¿Qué haremos? —Pregunto, con el cejo fruncido imaginándose lo que podría ocurrir.

—Naruto, tu sabes que vamos para allá por esa misma razón —Replico una tercera persona que se encontraba allí. Su nombre era Neji Hyuuga, un hermoso joven de cabello marrón tan suave como la seda sus ojos de un extraño tono blanquito, su piel con ese mismo tono leche tan característico en ellos.

—Yo creo que, si queremos evitar que algo suceda con la aldea; deberíamos seguir o quedaremos aquí toda la noche —Musito una voz femenina, parecía que cantaba con una hermosa voz de soprano cada vez que hablaba. La única que se encontraba en esta misión, de cinco integrantes. Tenia cabello color marrón como el chocolate, recogidos en dos rebeldes chonguitos. Sus ojos de color chocolate y su cara tan perfecta como la de los demás, tenía una sonrisa bailando en sus labios y se mostraba gran ingenuidad y suspicacia en cada una de sus fracciones.

—Lo sabemos Tenten, solo comentamos —Contesto mordazmente el quinto integrante de el grupo. Su nombre era Kiba Inozuka, y a pesar de que usualmente no solía ser así de grosero con sus compañeras femeninas hoy no se encontraba de humor. La joven hizo una mueca y bajo la mirada apenada, siendo observada por los tres masculinos.

—Inozuka —Gruño Neji con los colmillos develados y en posición de ataque, saltando en defensa de su compañera pelimarron, como siempre. Este se limito a observarlo con recelo, mientras fruncía es seño. Estaba seguro de que si provocaba un poco más al Hyuuga, pelearían.

—Nos limitaremos a seguir nuestro camino a Konoha, no queda mucho y trataremos de frenarlos si planean hacer algo contra la aldea —Decidió Sasuke, ignorando olímpicamente las miradas mordaces de Kiba y Neji.

—Bien, en marcha —Hablo Naruto, mientras se volvía a colocar la capucha como todos los demás.

Y nuevamente, como si de sombras se tratasen. Volvieron a desaparecer en la espesura de aquel bosque.

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Esto no había sido buena idea.

Estaba parada en la oscuridad en aquel bosque. Al final había perdido de vista la luz aquella con la espesura de los árboles y no tenia idea de donde rayos se encontraba, a demás de que estaba demasiado oscuro como para guiarse con algo. Sumándole a esos problemas el hecho de que al parecer cada vez se estaba integrando más en la oscuridad, porque no encontraba salida alguna.

Sintió su cuerpo temblar de simple miedo. Se obligo a calmarse mientras se mordía el labio inferior y trataba de distinguir las estrellas entre las copas de los árboles, pero le era completamente imposible, le costaba horrores mirar tan solo unos metros delante de ella, por lo que mirar hacia el cielo le costaba mucho más.

Se llevo las manos a la boca, tratando de calentarlas con su aliento. Estaba demasiado frió, seguramente se resfriaría. Si es que en una peor situación nadie la encontraba y moría de hipotermia. Oh, deseaba que eso no sucediera ni por broma. Se tambaleo un poco cuando una corriente de aire comenzó a remover los árboles, dejando caer la nieve que ahora parecía grandes gotas duras.

Se cubrió la cara con las manos, sentía las mejillas arder, seguramente por el frío que la golpeaba cada tres minutos. Maldecía mentalmente el haberse puesto esa campera tan fina, con el frió que hacia necesitaba una gigante.

De repente, un sonido logro que prácticamente sus sentidos se borraran por unos segundos, para luego comenzar a funcionar con necesidad. Tan rápido como un milagro —o quizás todo lo contrario— sintió un calor deshacerse de todo ese frió. Pero lo que vio después, la dejo sin aliento.

El infierno.

Definitivamente, eso se podía comprar con el infierno… si es que al menos existía. Frente a ella, donde supuestamente esta la aldea, grandes llamaradas como olas de fuego cubrían el lugar dándole un aspecto terrorífico.

Su cuerpo se convulsiono ante el terror, sus manos fueron a su pecho como tratando de que nada traspasara. Solo una cosa repetía su mente: Corre, corre. Pero no podía hacerlo, sus pies estaban clavados en el piso, su cuerpo no respondía. De inmediato, entro en una situación de pánico al ver como el fuego se expandía por el bosque y no tardaría en llegar a ella.

Intento mover su cuerpo, pero le fue imposible. Entonces, lo único que su cuerpo le permitió hacer fue dejar caer las lágrimas que mantenían sus ojos borrosos, mientras negaba con la cabeza… negándose a que una cosa como esa sea real. No podía ser real.

No quería morir.

No así.

—Maldición —Escucho que alguien maldecía detrás de ella, y como si estuviera poseída se giro lentamente.

Frente a ella se encontraba el hombre más lindo que hubiese visto en su vida. Este tenia el seño fruncido y la capucha baja, sus ojos oscuros miraban por sobre ella… observaban la aldea.

La aldea, su hogar… estaba todo quemado, todo carbonizado. Se encontraba en una de sus peores pesadillas y quería despertar pronto. Frente a ella estaba un ángel y detrás el infierno… ¿Qué clase de sueño era ese? Sacudió la cabeza, tratando de que su mente funcionara de manera normal. Este acto logro que Sasuke reparara en ella.

La había visto, pero no le presto demasiada atención. ¿La razón? Simple, frente a el estaba una aldea siendo quemada por los malditos Akatsuki y ellos no habían podido hacer nada para impedirlo. La chica no tendría más de dieciocho años, aunque por su estatura y rasgos parecía de menos. Su cabello de un extraño color rosa pastel, sus ojos verdes mostraban miedo y confusión, su piel blanca pero no tanta como la de ellos, sus labios rojos entreabiertos como si estuviera hiper-ventilando y su aroma… olía a cerezas y fresas, un encantador y dulzor aroma que lo dejaba complacido.

—Sasuke —Llamo su compañero Naruto, con voz grave—, debemos irnos, pronto llegaran la policía de los lugares aliados y no queremos que nos encuentre aquí. Además, el fuego se acerca —Agrego, mirando como el fuego avanzaba por sobre las ramas secas.

Y no es que ellos le temieran al fuego, ya que este no podía hacerles daño. Pero para que arriesgar la ropa nueva que Ino había insistido —más bien obligado— a ponerse para que termine todo carbonizado ¿Entienden?

El pelinegro asintió, observando como el fuego se acercaba a ellos. La pelirosa lo imito y volvió su vista hacia las llamas de fuego, sintió sus piernas temblar y no pudo frenar los sollozos que querían escapar de su pecho. No le podía pasar eso a ella. ¿Por qué todo lo malo le sucedía a ella?

Los cinco que habían tenido la capucha negra, la miraron. Seguramente era de la aldea y ahora estaba toda quemada, lo que no entendía es que hacia ella en medio del bosque, en vez de estar en su casa. Todos volvieron a ponerse la capucha para salir, a excepción de Sasuke que se quedo viendo la chica que tenía sus manos en los ojos frenando el llanto, se veía tan frágil.

—Sasuke —Llamo, esta vez, Neji con voz fría y monótona. Al ver que ya todos se preparaban para volver hacia la guarida.

Sasuke se limito a asentir quedamente, mientras se colocaba la capucha con la vista fija en la pelirosa. Sentía una extraña opresión en el pecho, no podía dejarla sola… no quería hacerlo. Trato de quitarse esos pensamientos de la cabeza y dio un paso hacia atrás, alejándose de ella.

Sakura se tambaleo al ver como el pelinegro se hacia un paso hacia atrás, subió su vista a los ojos oscuros de el, tenia una capucha pero con las llamas rojas podía distinguir sus hermosos pozos oscuros. Dio un paso, tratando de acercarse a el pero su equilibrio le fallo además de que se encontraba muy débil y al parecer entrando en la hipotermia. Sintió los fuertes brazos de aquel hombre, tomarla de la cintura impidiendo que cayera.

Sintió su cuerpo estremecerse, a pesar que ni siquiera había tocado al pelinegro. Su vista se volvió borrosa y parecía que todo a su alrededor se movía, sabia lo que estaba por suceder. Se desmayaría. Pero ella no quería que sucediera eso, porque seguramente nunca más podría volver a ver a aquel pelinegro, que ahora dudaba seriamente en que fuera real. Y es que alguien tan perfecto no podría existir.

—Sasuke, vamos —Gruño, impaciente Kiba. Observando enzima de la rama de un árbol los acontecimientos.

No.

No.

Repetía la mente de la pelirosa, no se irían dejándola sola allí… ¿verdad? Aunque, bueno después de todo ellos no la conocían, no sabían absolutamente nada de ella y bien podrían dejarla tirada allí. Miro los ojos oscuro de Sasuke, y sintiendo como era absorbida por el desmayo le hablo:

—No… no me dejes… —Quiso ordenar, pero sonó más una suplica que otra cosa. Inmediatamente después, su mente y cuerpo cedió ante el cansancio.

Los ojos de Sasuke se abrieron ante la sorpresa, y estaba seguro de que, si su corazón latiera en este momento saltaría con locura. Cargo con más seguridad el cuerpo de la pelirosa, como si pesara menos que una pluma, aunque para él era así. Comenzó a acercarse a sus acompañantes.

Lo había decidido, llevaría a la chica con él.

—Sasuke, no pensaras llevar esa chica con nosotros ¿Verdad? —Interrogo Neji, con el seño levemente fruncido al notar la acción del pelinegro.

—Hn —Soltó su monosílabo, dejando que cualquiera entendiera lo que quisiera. Aunque su seño también se había fruncido, como dando a notar que no quería quejas ni replicas ante su decisión.

—Sasuke ¿Estas loco? ¡No llevaremos una humana con nosotros! —Escupió la palabra humana con desprecio, mientras sus puños se apretaban. Naruto codeo al pelimarron para que se callara, lo ultimo que quería es que se pusieran a pelear ahora.

—No les pregunte su opinión, así que te la puedes guardar. Porque yo voy hacer lo que se me plazca —Contesto el Uchiha, con la mirada fulminante. Mientras, inconcientemente, apretaba a la chica con más fuerza pero sin lastimarla.

—No me importaría hacer una nueva amiga —Exclamo felizmente Tenten, logrando que el ambiente se relajara al instante. Como siempre su voz de ángel y su alegría lograba calmarlo. Aunque no a todos.

—Deberías callarte de una vez enana —Gruño molesto Kiba, que al parecer este día no estaba de muy buen humor y siempre solía enojarse con Tenten. La pelimarron frunció el seño y le saco la lengua infantilmente, en un acto de rebeldía, según ella— Eres una niñita, no se porque te mandan a misiones como estas.

—Kiba —Advirtió el Hyuuga, colocándose en un movimiento veloz delante de la pelimarron y lo miraba sacando los colmillos. Kiba retrocedió un paso, un poco intimidado por la mirada del chico, extrañamente siempre defendía a Tenten ante el más mínimo insulto.

—Tranquilos —Les dijo Naruto, su vista se poso en Sasuke que tenia la pelirosa en sus brazos, como si estuviese atado a ella— ¿Estas seguro de que la llevaras con nosotros?

—Hmp.

—¿Sabes como reaccionara Tsunade ante esto, verdad?

—Hmp.

—Bien, después de todo… los problemas serán para ti —Dijo el subiendo los hombros despreocupadamente, mientras una sonrisa se formaba en sus labios.

—Chicos —Canto la pelimarron, mientras sonreía —Debemos irnos, el fuego se acerca —Dijo mientras señalaba las ramas incendiadas que venían hacia el lugar. Todos asintieron y se acomodaron para salir.

Con un rápido movimiento, Sasuke se posiciono adelante y desaparecieron entre las ramas. Más rápido que la luz misma. Próxima parada: la guarida de los últimos Vampiros sobre esta tierra. Y estaba seguro de que no estarían felices de que una simple humana fuera ingresada al lugar por el mismísimo Sasuke Uchiha.

Lo mejor seria no pensar en ello.

Por ahora.

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Continuara.

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Lo sé, desaparecida -.-

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