Ningún personaje me pertenece, excepto los que he creado yo y no la Sra J.. Hacía tiempo que necesitaba congraciarme otra vez con la escritura y con estos personajes que tanto me gustan, como son Draco y Hermione. Y que mejor tema que Halloween, la noche mágica por excelencia.

Primer capitulo de una historia corta que iba a ser un OneShot pero que al final no será así. Para los fans de mis otros fics, pedirles paciencia. Cuando termine este retomaré el que se quedó a medias de Crepúsculo. Muchas gracias y espero que os guste.

NA- El vestuario de este capitulo: Draco lleva el disfraz del Fantasma de la Opera, donde sale Gerald Butler. Es el traje rojo, pero lo he cambiado a color negro, más adecuado para Draco. Hermione lleva un vestido de Maya Hansen: Está en el apartado de "bride" y es blanco con encajes negros.


Y sucedió en Halloween

Capitulo1

Ya son 5 años... 5 años de absoluta ignorancia e invisibilidad en la sociedad mágica. Si no fuese por mi apellido, mi herencia y mi talento innato... el legado Malfoy hubiese muerto en aquella maldita guerra. Al menos el último año en Hogwarts sirvió para demostrar que uno sabe cuando ha estado equivocado y sabe cuando hay que pedir perdón por sus errores, e incluso el pedirle perdón al trío maravilla... Bueno, está claro que fue incluso más fácil pedirle perdón a Potter y a Weasel que a... bueno, a ella. No por mi orgullo... quizás sí un poco. Pero quizás por el miedo, por no querer sonar a falsa y a desesperada disculpa por todos aquellos años de degradación, para finalmente ser simplemente envidia y puro complejo ante ella... y esas estúpidas ideas que mi ya fallecido padre me inculcó con tanto fervor. Lo único pasional y verdaderamente humano: su enfebrecida obsesión por el éxito.

Astoria, mi ex esposa ya, se cansó de verme convertido en un simple, y al mismo tiempo, atípico mago. De mi reflejo ceñudo y mi poca pasión frente a la vida. Mi conformidad y poca ambición. Ella continuaba con su porte y actitud aristocráticos pues era la esposa del aclamado y conocido heredero de la casta Malfoy, y padre del futuro heredero... mi hijo Scorpius, quizás mi mayor logro y mi más preciado tesoro... que ahora tristemente vive más con su madre que con su padre. A mí me quedan los momentos con mi hijo, que gracias a su nacimiento descubrí que me encantan los niños pequeños, las charlas con mi madre y mi trabajo en el ministerio como instructor de aurores, en calidad de instructor de vuelo y como profesor en análisis de pociones y venenos, el legado de mi padrino.

Los días pasan y las noticias sobre desastres en la comunidad mágica han disminuido, y sobre Hogwarts... siguen siendo muy buenos en Quiddich y Slytherin ya no tiene tan mala fama. Me alegro.

Hoy hace 5 años y hoy primera noticia del trío maravilla... mejor dicho, de Granger. Termina su formación como abogada mágica y entra como profesora en Hogwarts. No podía ser menos Granger. Mirando su foto no puedo negar que está deslumbrante, se la ve feliz. En el fondo, mi yo adolescente se siente.. algo... disgustado. Esto es una maldita película barata donde siempre ganan los buenos. ¿Y yo donde quedo? Pedí perdón y limpié mi nombre. Pero solo se acordaron de mí cuando mi exmujer se volvió a casar. Maldita prensa.

De repente un golpeteo en la ventana me hizo volver la cabeza y dejar el periódico sobre la mesa. Era un mensaje de Hogwarts, estaba seguro. Su insinto se lo decía y no se equivocaba.

"Querido Sr. Malfoy:

Hoy hace 5 años que se graduó con honores en nuestra querida escuela, siendo el mejor en su casa y obteniendo no solo el perdón, sino el verdadero respeto de todo el colegio y sus compañeros. Por ello le invitamos a una fiesta reencuentro que se celebrará para tal ocasión y junto a sus compañeros mejor calificados durante la fiesta de Halloween, tan tradicional y arraigada en nuestra academia y en todo el mundo mágico.

Durante la cena se procederá a la entrega de un recuerdo por parte de la directiva y de los representantes actuales de sus antiguas Casas y una mención de honor.

Atentamente,

la Directora Minerva McGonagall"

Halloween, ¿eh? ¿Con honores? y de McGonagall... esta mujer se estaba riendo de él... La lechuza seguía mirándolo.

- ¿Qué quieres? Ya la he leído, ¿quieres un premio? - La lechuza lo miró y pareció hacerle señas... Draco la miró extrañado y luego miró el pergamino... ¿Qué lech...? Le dio la vuelta y vio algo manuscrito

"Sr Malfoy, obviamente uds pensará que todo esto es una broma de mal gusto, pero todo el mundo sabe lo que uds está logrando en el ministerio y su valía como profesor y como humano actualmente. Queremos que sea un ejemplo a seguir para los futuros Slytherin. Y sobretodo recordarle que quién perteneció a Hogwarts, siempre será de nuestra familia. Acuda uds. La cena es a la hora de siempre, pero si quiere puede pasarse un rato antes. Personalmente me gustaría hablar con uds. Últimamente no se reciben muchas noticias suyas por aquí.

Le estaré esperando."

Tras leer varias veces el singular mensaje, me di la vuelta para darle el mío a la lechuza, pero esta parecía haber sobreentendido que mi respuesta sería afirmativa.

"Halloween" pensé "En Hogwarts y con antiguos alumnos... Y yo como ejemplo a seguir para Slytherin". No puedo negar que en aquel momento mi ego y mi sangre Malfoy hervían con fuerza en mis entrañas. No podía negarlo: el respeto, la atención siempre me habían seducido y pese a que mi nivel social ahora era de todo menos social, me seducía la idea de volver a sentir ese poder. Volver a ser el príncipe de Slytherin pero esta vez reformado y con un verdadero respeto, no por el miedo, sino por ser quien soy y no quien fui. Debía mostrarme humilde y controlar mi orgullo. Hay que ser astuto. Quizás volver a pasearse por los pasillos de mi querida mazmorra lo haría levantar cabeza.

No dudé un momento viajar hasta el callejón Diagon para hacerse con un buen disfraz, pues no quería esperarme al último minuto. Y tenía claro qué disfraz iba a comprar. Últimamente mi gusto por la opera moderna muggle me tenía obsesionado. No es que fuese un pedante y solo escuchase música clásica por aparentar: realmente lo disfruto. Al igual que adoro el Jazz y la música Irlandesa. Pero bueno, mi objetivo era el disfraz del Fantasma de la Opera. Me sentía cómodo con él: empatizaba de forma abrupta con el personaje y comprendía todo su sufrimiento. Qué mejor que rendirle tributo. Así pues tuve la grandísima suerte de comprarme el disfraz que deseaba, nada ostentoso pero de buena calidad, elegante y poco frívolo. Justo lo necesario.

Cuando estuve a punto de salir, una preciosa niña de ojos miel y pelo calabaza empezó a gritar "Papá, Papá... mira que vestido de duende... quiero ir de duende para la fiesta en la casa de la Abuela Molly". Era la hija de Hermione y su padre... Weasley. Éste me miró y no pudo evitar fruncir el ceño. "Elefante jamás olvida..."

- Hola Weasley... Hola pequeña Rose. - Rose Weasley era compañera de colegio de mi hijo Scorpius.

- Vaya Malfoy, que sorpresa. ¿Cómo va todo?

- Bien, dentro de lo que cabe, sigo con las clases...

- Este año no es tan bueno en cuanto a alumnos, según me han dicho. - Weasley era auror y aunque me duela, bastante bueno en su especialidad: dirección estratégica.

- No te engañes, todos serán buenos después de pasar por mis manos, Weasley. - Weasley sonrió de medio lado. - Pero bueno, me pagan por ello. ¿Cómo están tus pequeños? ¿Ya veo que la pequeña de la casa está espléndida, eh? - La niña me miró sonriente y dijo.

- Si señor Draco, estoy espléndida, porque papá me va a comprar un vestido para la fiesta de Halloween en casa de la abu Molly. - Me quedé mirando a la niña y después a Weasley. Granger y él se divorciaron el año pasado: eso si que fue noticia de primera plana. Weasley no pudo soportar el éxito de su mujer o mejor dicho, su obsesión por su trabajo y los estudios. Ron pareció entender mi pensamiento: Granger estaría en Hogwarts en calidad de profesora, y él no estaba invitado, pues se haría cargo de sus hijos.

- Este año lo pasamos con los primos mientras mamá trabaja, ¿Eh, princesa?

- Si papá, pero tranquilo, yo te cuidaré - Weasley se puso del color de las amapolas y yo no pude evitar sonreír.

- No puede negar que es hija de su madre... - suspiré - Espero que todo vaya bien Weasley. Y a usted señorita... páselo bien en la fiesta.

- Si señor Draco.

Me despedí. Demasiado ambiente jovial y dulzón en tan poco tiempo, y demasiada tolerancia había demostrado frente a Ron Weasley: una cosa era pedir perdón y otra caerme en gracia, que no era el caso, pero tampoco quería que la niña pensase que el padre de su compañero de clase era un maleducado.
Al alejarme no pude evitar darme la vuelta y mirar a la pequeña... los tirabuzones, la mirada vivaracha y despierta y esa sonrisa eran herencia directa de su madre. A la que tanto temía encontrar en esa fiesta. Pues estaba claro que era inevitable encontrarla, tanto por su actual empleo como profesora como por ser además la maga con mejores notas de mi promoción. Me sentí extrañamente alterado ante el hecho de volver a encontrarme con la sabelotodo rata de biblioteca Granger.

Pero aun tenía una semana para hacerme a la idea.

Tras 7 días de trabajo y mucho papeleo, llegó la noche de Halloween. Me preparé pues llegó un aviso de que pasarían a por mí una hora antes de la cena, para hablar un rato con la Directora. Un carruaje exprés llegó a la puerta de mi humilde casa (pues Malfoy Manor ahora era propiedad de mi madre, ya que no quise seguir viviendo allí por razones obvias). Mientras terminaba de ajustarme la máscara y buscar el bastón heredado de mi padre (era lo único que conservaba de él con gusto), un chico de séptimo, un prefecto de Slytherin esperaba en mi puerta. Era mi guía esa noche.

- Hola chico, ¿Cuál es tu nombre?

- Eiron Tonks, sr Malfoy. - Me sorprendí muchísimo al oír ese apellido.

- ¿Tonks? Entonces eres pariente mío.

- Casi, Sr Malfoy. Soy de los pocos relacionados con los Black o los antiguos familias ligadas por entero a Slytherin, aunque sea lejanamente, que quedan en Hogwarts, señor. Slytherin ha cambiado mucho desde que uds se graduó.

- No puedo decir que no me alegre y me alivie. Bueno, nos esperan.

Subimos al carruaje y en menos que estornuda un grifo estuvimos en las puertas de entrada a Hogwarts.

Todo estaba igual, quizás más luminoso, quizás menos tétrico. Quizás era una ilusión mía, por haberme quitado de encima esa marca oscura que tanto daño me hizo. Recorrimos el camino hasta las puertas donde una profesora en especial aguardaba en la puerta. Me quité la máscara. McGonagall sonrió al verme, creo que la única vez que la he visto sonreírme, y se acercó abrazándome.

- Bienvenido Sr Malfoy, estaba ansiosa por verle. Venga. Le he venido a buscar de forma expresa, quiero hablar con uds.

Estuvimos paseando por los terrenos de Hogwarts: el lago, los prados, el patio principal, los campos de Quiddich... todo igual.

- Ha hecho una magnífica gestión, sra McGonagall. Le doy mil gracias por haberse acordado de este mago en una fecha tan especial.

- La educación sigue siendo una de sus señas más inconfundibles sr Malfoy, eso y su porte. Eso no se olvida. Pero hay algo que me alegra en demasía: su mirada ha cambiado tanto. Por favor, pase, sé qué querrá ver su antigua casa.

Me quedé sin aire al ver las mazmorras. Los colores de mi casa brillaban, no todo era tan oscuro. Vi a alumnos de Slytherin hablar con gente de Ravenclaw e incluso de Hufflepuff. Y no habían insultos para Griffindor, aunque no vi contacto directo con ellos. Maldito viejo, tenía razón. Era posible esa extraña paz entre casas.

- Cómo ve muchas cosas han cambiado, pero no la esencia de cada casa... Señor Malfoy, yo quería...

Filch apareció mirándome con mala cara.

- La cena está a punto de servirse señora directora.

- Ya vamos Filch, muchas gracias. Señor Malfoy, nos esperan. Luego hablaremos.

Nos dirigimos al comedor, me puse la máscara y entramos. Todo era tremendamente perfecto: el olor a calabaza y a velas. Las luces con forma de murciélago que revoloteaban e iluminaban la estancia. Los pendones y banderolas de colores oscuros y cálidos, las fuentes de chocolate ácido y las de espuma verde de menta. No faltaba detalle. Seguimos andando y McGonagall me hizo sentarme a la cabeza de mi casa, Slytherin. Me dijo que luego me llamarían por mi nombre. Entonces los alumnos y otros invitados empezaron a entrar y a ocupar sus asientos. Varios chicos de 7º que estaban en segundo cuando yo me gradué, me reconocieron y saludaron cordialmente con un gesto que yo patenté como el saludo Slytherin de respeto: dibujando una "S" sobre el pecho y después una pequeña reverencia con la cabeza. No pude evitar sonrojarme y emocionarme por ese gesto: mi huella seguía en Slytherin. Solo esperaba que muchas de las ideas que allí se forjaron, se hubiesen disuelto ya. Theodore Nott entró y me saludó efusivamente. Nos dimos un abrazo y estuvimos hablando mientras los alumnos se sentaban. Vi a Longbottom y a Lovegood y algún que otro personaje menos relevante.

Entonces los profesores entraron. No pude evitarlo. Mis ojos fueron solo para ella. Vestía un precioso vestido color hueso con encajes negros, y llevaba el pelo recogido estilo peinado de época, con flores blancas engarzadas al pelo... y llevaba una máscara de mano de igual color. Ni por un momento las palabras sangre sucia, fea, pelo-nido... ningún insulto. Era simplemente perfecta. Miré a Nott y él estaba igual que yo: boca abierta, ojos como platos... su mirada de aprobación fue más que aclaratoria.

- Maldita sea... -susurró- maldigo el día en que me prometí...

- La suerte del divorciado... quizás. - Esas fueron mis palabras. Yo un sangre pura, descendiente del mismo Salazar Slytherin, Príncipe de su Casa en Hogwarts y heredero de la ideología déspota de la casa Black y Malfoy sobre la pureza de la sangre, estaba totalmente paralizado mentalmente ante la presencia de una simple muggle... Aunque nunca fue simple.

Tras las presentaciones de los nuevos profesores (y los aplausos de la casa Griffindor cuando presentaron a Granger como nueva profesora de Historia de la Magia y encargada de las clases de refuerzo de Transformaciones) dio comienzo a el evento de los Honores a la promoción de la Época de la Luz (como se nos bautizó a los que nos graduamos el año siguiente a la gran guerra y muerte del Señor Oscuro). Empezaron con Hufflepuff, seguido de Ravenclaw, Griffindor... y por último mi casa. Nombraron a Nott y tras recoger su regalo, un pergamino de recuerdo y un broche mágico que generaba un escudo invisible protector, el Ministro entró en la sala y se sentó al lado de la Directora. Tras un gesto del Ministro, la Directora me llamó personalmente. Tras unos segundos me levanté, me quité la máscara, dando pie a muchos suspiros entre varias féminas preadolescentes no solo de mi casa, y me acerqué a la Directora en el centro del salón.

- Éste recuerdo es como premio por haberse graduado con honores hace 5 años en nuestra escuela, Señor Malfoy, como mejor alumno de su casa: Slytherin - Más aplausos de la gente de mi casa... Y mi ego inflándose. La directora me entregó el mismo pergamino que al resto y esperé el regalo. Pero ella sonrió, volteó hacia los alumnos y empezó a hablar. - Para el Señor Malfoy no habrá regalo. - La gente de mi casa empezó a abuchearla. - Pero, tengo algo que quizás le interese más. Señor Ministro.

Entonces el Señor Ministro, que era nada más ni nada menos que el padre de Weasley, Arthur Weasley. LA directora se hizo a un lado y el ministro empezó a hablar.

- Queridos profesores, alumnos y homenajeados. Hoy estoy para agradecer en primer lugar a estos chicos por su papel en la guerra y sus éxitos posteriores ... Todo el mundo sabe - Bla bla bla... perorata partidista. Intenté mantener la atención pero mis ojos se fueron hacia Granger, que estaba de pie apoyada junto a una pared, tapándose la cara con su máscara. Juraría que la vi mirarme varias veces, pero no lo tuve claro. - ... Por todo ello, y como favor a la directora McGonagall me gustaría ofrecerle algo al señor Malfoy. - Volteé a mirarlo y esperé. - Sabemos que nos costará tremendamente encontrar a alguien de su nivel en el Ministerio, tanto por sus aptitudes como profesor de vuelo como especialista en pociones y venenos. Pero, por petición de su antigua profesora y ahora directora de nuestro fabuloso colegio, le ofrecemos trabajar en este colegio como profesor de Pociones, y como tutor de refuerzo en Defensa Contra las Artes Oscuras.


Capítulo introductorio... y ahora... empieza lo bueno. ¿Qué responderá Draco? ¿Y qué opina Hermione sobre trabajar codo con codo con Malfoy? ¿Quésucederá en Halloween? ¡Nos esperan ardientes escenas!

Si queréis matarme, dadle al GO. Si quereis que siga, dadle al GO. Si quereis que Draco os rapte esta noche, Dadle al GO, si quereis que Weasley os lleve sobre su escoba hasta un prado y os haga el amor, dadle al GO.

Para lo bueno, lo malo y lo peor, dadle al GO.

De cualquier manera... dejadme un Review ^o^