Supo desde el momento que se despertó con el sol del mediodía sobre sus ojos y un dolor de cabeza insoportable, que ese iba a ser un día terrible. El ruido de los departamentos vecinos volvió a resonar en su cabeza y permaneció repicando un rato dentro de su cráneo. Había sido una muy mala idea haber tomado ese última medida de vodka. A quien engañaba, había sido mala idea haber salido a bailar directamente. Riu y Yui la iba a escuchar cuando retomara las fuerzas.
Cuando la luz se le hizo intolerable tapo sus ojos con uno de sus brazos dejando escapar un gruñido. Detestaba que el sol le diera directamente en la cara, pensándolo detenidamente, dudaba que cualquier persona en ese estado deplorable le agradara. Suspiró largamente y con mucho más esfuerzo de lo que le hubiera gustado, se giró hacia el lado contrario de la ventana.
Abrió los ojos, ahora más relajada, y noto que la cama permanecía echa de ese lado. El mal estar que la poseía, descendió un par de puntos al ver que no había echo nada estúpido la noche anterior. Todavía podía recordar la incomodidad que la acompaño la última vez que se embriagó hasta perder la funcionalidad de su conciencia. Para su desgracia, y a su vez alivio, el afortunado había sido Takeda. Sonrojada por el recuerdo apretó firmemente la mandíbula, en algún momento iban a tener que hablar de la situación.
Extendió la mano y la posó sobre el espacio vacío junto a ella. Una melancólica sonrisa se dibujó en sus labios. Esa imagen encendió una emoción muy familiar en ella, había comenzado a extrañarle. Siempre que le invadía esa sensación no entendía a quien era que pensaba. No era sus fallidas relación o su familia, la cual ya no existía. Recordaba que la sensación había aparecido hacia unos 5 años atrás. Al principio, era algo que no podía controlar, con el tiempo la emoción fue apareciendo más esporádicamente. Sin embargo cada vez que ocurría, podía sentir como su cordura se distanciaba un poco de su persona.
Motivada por el miedo que le generaba lo que sentía y el hambre decidió levantarse. Al pararse todo dio vuelta por unos segundos, pero eso no impidió que permaneciera de pie. Debía admitir que el olor a humo y la transpiración pegada a su cuerpo no le estaban haciendo ningún favor a su estado. Una ducha no le iba a venir nada mal.
Casi se parte la cabeza cuando salió a las carreras del baño, apurada por su celular que sonaba insistentemente. Tomó el artefacto y observó quien estaba tan apurado en contactarse con ella
-¿Qué queres?- contestó girando los ojos
-¿Alguien se levantó de mal humor hoy?- se escuchó una voz burlona del otro lado de la línea
-Riu, estoy básicamente desnuda parada en medio de mi living
-Ohh ¿Takeda te visitó anoche?
-¡Riu!
-Bueno esta bien, tomo eso como un no- contestó indiferente- deberías de dale una oportunidad, harían una muy buena pareja
-Si, si- contestó molesta- pero eso no quita que yo este parada desnuda en el living
-Ni que se hallan acostado
-¿Para qué me llamaste?- interrumpió la conversación, sabia para donde iba todo y la verdad no tenía ganas de discutir sobre mojado.
-A la tarde te pasamos a buscar
Y sin dejarla responder la otra línea se cortó. Rodó los ojos, tan típico de ellas, tampoco es que pusiera demasiada resistencia. Además no le vendría mal un poco de compañía para sacarse la presión del pecho.
Durante los 5 años que era amiga de las dos mujeres frente suyo nunca había podido hacer dos cosas. Primero; tratar de llevarles el ritmo a su dinámica explosiva y dos; comprender como era que no sufrieran de una resaca que las partiera al medio con lo que habían tomado la noche anterior. Calculaba que una y otra de las cuestiones estaban íntimamente relacionadas.
-Vamos Nat-chan- le insistía de un lado Yui
-No
-No importa- interrumpió el forcejeo Riu- vamos nosotras nomas.
Le sorprendió que la morocha no hubiera insistido en que las acompañara a comprar el dichoso helado que la otra quería. Pero cuando vio como Yui le tomaba de la mano y la arrastraba atreves del parque, sonrió. A ella tampoco le hubiera gustado tener a un tercero en una situación así. Se reclinó contra un árbol y cerró los ojos ¿Entonces porque la habían invitado? Suspiro, la gente y su incapacidad de poner las emociones en claro.
Probablemente estaba pasando hacia el lado de la inconsciencia cuando sintió que algo extremadamente suave le acarició la cara. Se sentó de forma violenta y al abrir los ojos solo pudo ver violeta. Asustada y dormida se llevó la mano a la cara y se retiró la delicada tela que le impedía ver.
Observó detenidamente el pañuelo en su mano, era bastante sencillo, con unas palabras en un idioma que no hablaba bordadas en una de las puntas y echo de una tela que no era capaz de reconocer. No supo cuanto tiempo estuvo mirando el pedazo de tela, pero si fue consiente como el color violeta la había aducido a un estado de total tranquilidad.
-Discúlpame- una suave voz le llamó la atención- eso es mío
Alzó la vista entre molesta por la interrupción de su momento de paz y asustada por la aparición inesperada de esa mujer. A unos metros de frente de ella se encontraba una chica, que en simple palabras podía ser descrita como hermosa. Aparentaba tener su edad o tal vez un par de años más, el pelo de color castaño brillaba intensamente, sus rasgos eran extremadamente delicados y a pesar de tener los ojos cubiertos con un par de anteojos de sol, la presencia de una leve sonrisa la hacía ver aún más atractiva si eso era posible.
No se dio cuenta que la estaba mirando embobada hasta que noto que la sonrisa e la otra mujer flaqueo por unos pocos segundos. Como si fuera un interruptor se paró casi de un salto y en dos pasos se encontraba frente a la otra. Sabía la distancia en la que se encontraba no era lo socialmente correcto, pero a la castaña no le aprecia molesta, así que no intento alejarse.
Al sentir el otro par de ojos sobre ella no pudo evitar bajar la mirada y como un nene al que han regañado, le extendió el pañuelo. Se tensionó al notar como unos dedos rozaban los suyos al retirar el pañuelo de su mano.
-Muchísimas gracias- la sacó del estupor la otra- ¿A quién le debo el favor?
-Nastsuki- contestó más torpe de lo que le hubiera agradado alzando la mirada.
La mujer la miraba con una sonrisa disimulada detrás de la mano que sostenía el pañuelo. A pesar de tener los anteojos, la intensa mirada de la otra la incomodaba. Pero con lo obstinada que era no pensaba ser ella la que rompiera con el momento. Ya había echo demasiado el ridículo como para encima retroceder en ese momento tan intenso
-Shizuru por fin te encontré- la voz de hombre las sacó del trance- Sabes como se pone Nao cuando te perdes así.
Un joven se acercaba a ellas con un andar apurado pero ridículamente elegante. Cuando se encontraba a unos metros la belleza que emanaba era casi tan ridícula como su elegancia. El chico era un poco más alto que la castaña, con pelo negro y ojos marrones claro, todo eso coronado por una perfecta sonrisa ¿Cuantas posibilidades había que las personas fueran ángeles o algo similar?
-Y veo que encontraste tu pañuelo- dijo mirando a la castaña con una sonrisa cálida
-Así es, Natsuki lo detuvo por mí- contestó con un gesto similar la otra mientras me señalaba
El joven la miró detenidamente, por lo que, a sus ojos, fue una eternidad, y que probablemente en realidad haya sido un segundo, para luego sonreírme cordialmente. Alzando una ceja posó su mirada en la mujer a su lado y asintió. Extendió un brazo y con un gesto que parecido al que uno usa para consolar a alguien, le acaricio el brazo. Luego hizo una reverencia y comenzó a alejarse de nosotras con mucha tranquilidad. Bastante contradictoria considerando que parecía apurado cuando llegó. A la distancia pudo ver como sacaba un teléfono celular, se lo llevaba al odio y unos segundos después comenzaba a hablar bastante emocionado.
Con su atención puesta nuevamente en la mujer, toda pregunta que podría haber surgido del último intercambio se esfumaron. Algo le decía que tenía que tratar de conocerla, sin embargo, no podía lograr articular una palabra. Para su consuelo la castaña parecía sufrir del mismo déficit en sus capacidades lingüísticas o tal vez, simplemente se estaba divirtiendo con la situación.
-Bueno debo seguir con mis cosas- dijo la castaña rompiendo el silencio- gracias de nuevo y espero que nos volvamos a ver Natsuki- y sin esperar respuesta, no es que hubiera podido darla, se fue por la misma dirección en la que llegó.
No supo si fue por la forma en que su nombre fue pronunciado o simplemente por la situación extraña que acababa de pasar, pero se quedó parada mirando como la castaña se alejaba. En ese momento se dio cuenta que por más que quisiera, no había forma que se volvieran a encontrar. Suspiro largamente, tampoco sabía que sentido podía llegar a tener que se volvieran a encontrar.
Estaba tan metida en sus cavilaciones que no noto que sus amigas habían vuelto, hasta que una de ellas le poso algo frio en la cara. Se giró violentamente, si la habían manchado con helado sí que la iban a escuchar. Pero se encontró con la imagen de Yui extendiéndole una latita de gaseosa. Aceptó con una sonrisa, algo extraño en ella, y volvió a su lugar olvidado debajo del árbol. Sus amigas se sentaron junto a ella y la miraron expectantes hasta que la curiosidad les ganó.
-¿Quién era esa mujer?- preguntó Yui
-No tengo ni idea- contestó mirando casi imperceptiblemente a la dirección en que la mujer había desaparecido.
-¿Debe Takeda preocuparse?- Preguntó Rui casi riéndose.
-¿Es que nunca pensas abandonar esa idea?
-Pero si te gusta ¿no?
-….
-¡Ves! – Exclamó emocionada- ya lo voy a llamar para que venga a cenar con nosotras esta noche.
Como respuesta solo rodó los ojos, su amiga estaba empeñada en que terminara con el muchacho. Se llevó la mano al pecho, este nerviosismo que le venía molestando desde hacía un rato realmente le estaba colmando la paciencia. Riu y sus estúpidas ideas la iban a volver loca.
Y con este capitulo retorno a mi Fandom favorito, espero su opinión de esto :)
