OSCURA SINFONIA
PROLOGO
Era una noche oscura y tormentosa. La única luz provenía del interior del viejo que se alzaba monstruoso entre las sombras, y de los intermitentes relámpagos que venían acompañados de un sonido atronador semejante al de miles de tambores sonando al unísono.
"Maldito mocoso, no vuelvas nunca más aquí. No quiero saber nada de ti. No insistas en buscarme. Desaparece de mi vida completamente."
"Olvida que soy tu padre. Yo olvide hace tiempo que tengo un hijo. Eres un monstruo igual que tu madre. Ella me sedujo con sus artes malignas, me hechizó, pero conseguí despertar de su embrujo. Lárgate. Aléjate de mi familia."
"Su familia", había dicho. Y él ¿qué era? Él era su hijo. Había buscado a su padre desde los nueve años y, después de cinco largos años, ese verano lo había encontrado. Tanto esfuerzo y ¿para qué? No, él no era ningún monstruo como su padre lo había llamado. Él monstruo era ese hombre que se había atrevido a abandonar a su mujer y a su hijo.
Después de la visita a su padre el chico volvió al lugar que se había vuelto su hogar, o más bien su prisión, desde que su madre había enloquecido y desaparecido. El lugar estaba lleno de niños de todas las edades que, como él, no tenían a nadie que se hiciera cargo de ellos.
Cuando entró en el comedor, todos le sonrieron como si supieran lo que había sucedido y se compadecieran de él. En aquel momento los detestó, a ellos y a todos los que eran como ellos y como su padre. Porque todos los muggles son iguales. Ahora lo miraban como a uno de ellos, pero si supieran la verdad, se alejarían de él como si de una enfermedad contagiosa se tratase.
Salió corriendo de allí perdiéndose en el bosque que rodeaba el orfanato. Quería huir lejos de ese lugar, lejos de ese mundo que había empezado a detestar. no iba a permitir que continuaran tratándolo como a un muggle cualquiera. Él era un mago con un gran potencial. Siempre se había esforzado en superarse a sí mismo y ser más fuerte. Dentro de él había algo que lo empujaba a ser más poderoso. Aunque había resultado más fácil de lo que cualquiera pudiera imaginar. El poder brotaba de él con una facilidad atemorizadora.
-¡Tom! ¡Tom!
-¿Quién es?- preguntó al escuchar aquella voz que le hablaba entre susurros.- ¿Quién me llama? Sal de donde estés.
-No tienes que temerme, querido. No a mí. Estoy aquí para ayudarte. A quién tienes que temer es a esos muggles. Ellos querrán hacerte daño cuando descubran lo que eres. Ellos temen todo lo que no entienden y acaban con ello. Tenemos que adelantarnos a ellos.
-¿Por qué me dices esto a mí?
-Porque eres el único que puede hacer algo.
-No pienso seguir escuchándote.
-Claro que vas a hacerlo, porque sabes que tengo razón. Esa gente es un peligro para los nuestros. Si descubren la existencia de nuestro mundo, intentarán destruirlo. Deben desaparecer antes de que sea demasiado tarde.
-No podemos acabar con todos los muggles. Eso no estaría bien.
-¿Y esta bien lo que ellos han hecho a nuestra gente durante los siglos anteriores? ¿está bien que quemaran a los brujos en las hogueras o que los torturaran?
-No, pero...
-Pero nada, Tom. Ellos no son nada comparados con nosotros. Son insignificantes. Nosotros somos superiores. Es la ley del más fuerte.
-Sí, es supervivencia. O ellos o nosotros. Deben morir.- recitó como hipnotizado por aquella voz.
-Veo que lo comprendes. Ellos morirán y tú... tú te convertirás en el salvador del mundo mágico. Serás un héroe y todos te respetaran.
-Un héroe.-repitió saboreando la palabra.- me respetaran y me temerán.
-Exacto, te temerán y te convertirá en el dueño de este mundo, librándolo de personas perjudiciales.
-Todos se arrodillaran ante mí.
-Y yo te guiaré.
-Dime que tengo que hacer.- pidió ansioso.
-Lo más importante es no adelantarse. Hay que prepararlo todo muy bien. Tú todavía eres muy joven. Muchos magos intentarán detenerte, pero tú podrás con todos ellos. Primero deberás pasar una prueba para asegurarme que eres digno de esto. Si la superas, ya no podrás echarte atrás.
-¿Qué debo hacer? Te demostrare que soy digno de tu confianza.
-Tienes que matar a aquel que a ofendido a los de mi sangre.
-Dime quien es y lo haré.
-Debes matar a aquel que durante años has llamado padre.
-Lo haré.- contestó seguro mientras sentía renacer el odio hacía aquel hombre.
-No esperaba menos de mí heredero.
-¿Tú heredero? ¿Vas a decirme quién eres?
-Soy Salazar Slytherin, mi querido Tom.
Tom abrió los ojos sorprendido. Eso no podía ser cierto, debía tratarse de una broma. ¿O quizás se estaba volviendo loco?
En ese momento la presencia se desvaneció y Tom supo que aquello era real, algo en su interior se lo decía. Sintió que no volvería a escuchar esa voz, pero notó como algo se introducía en él, llenándolo de antiguos recuerdos y sabiduría.
-No te fallaré. Acabaré con lo que tú empezaste.
4 años después
Un chico de fríos ojos negros entró en el primer compartimiento vacío que encontró. Cerró la puerta con un hechizo y se acomodó en el asiento. Siempre había sido un ser solitario. La gente que lo rodeaba habían resultado ser unos ignorantes y unos débiles. Él no quería la compañía de esas personas. Nadie merecía estar a su nivel. Él era superior a todos ellos. Él era el heredero del gran Salazar Slytherin y iba a descostrárselo a todos. Ahora que había terminado sus estudios en Hogwarts iba a comenzar su verdadera formación como mago oscuro y, la primera persona que iba a conocer su poder iba a ser el ministro.
Flash back
-Violeta. Me alegro que hayas venido finalmente. Llevo viniendo varias noches, pero tú no estabas ninguna. Pensé que no volvería a verte antes de irnos.- dijo Tom a la chica que acababa de entrar en el aula.
Violeta era una joven hermosa con un largo cabello castaño, con suaves rizos y unos penetrantes ojos negros. Tenía un aspecto dulce e inocente, pero a la vez irradiaba una fuerza que lo enloquecía. En la túnica llevaba el escudo de Ravenclaw.
-¿Por qué me has estado evitando?- preguntó inquisidoramente.
-No te he estado evitando, Tom. Deben ser imaginaciones tuyas.
-Entonces ¿por qué no has contestado a mis cartas y no siquiera me mirabas?
-No he tenido tiempo. He estado muy ocupada con los exámenes.
-Bueno, mañana ya es la graduación y por fin podremos salir de aquí e irnos a vivir juntos. Llevo tanto tiempo esperando esto.
-Tom, yo... yo quería hablarte de eso.
-¿De lo de irnos a vivir juntos?– la chica asintió- ¿Qué sucede?
-Estuve hablando con mi padre sobre lo nuestro cuando vino de visita el otro día. Le conté que estaba saliendo contigo y que cuando pudiéramos nos casaríamos.
-Y ¿qué te dijo?- preguntó temiéndose lo peor.
-Me prohibió que me volviera a acercarme a ti.- contestó la joven rompiendo a llorar.- Dijo que ya me habían buscado un futuro marido. Un chico de un largo linaje de sangre limpia y con mucho dinero. Dice que me merezco algo mejor.
-¿Es que yo no soy lo suficientemente bueno para la hija del Ministro?- preguntó furioso.
-Tom por favor, no te lo tomes así. Yo te seguiré queriendo.
-¿A qué te refieres? ¿Estás insinuando que vas a hacer lo que tu padre te ha dicho? ME dices que me quieres y ¿ahora te vas a casar con otro?
-YA estoy prometida con él. Lo tienen todo preparado. Vamos a casarnos este verano. No puedo desobedecerlo. Es mi padre. Entiéndelo Tom.
-¿Qué lo entienda? Me has estado engañando y ¿pides que te entienda? Seguro que has estado todo este tiempo con ese. ¿te lo has pasado bien viendo como me enamoraba de ti para luego dejarme así?
-Tom, eso no es verdad. yo siempre te he querido a ti, solo a ti. No he estado con nadie más.- Violeta se acercó a él intentando abrazarlo, pero el la rechazó con un empujón haciéndole caer al suelo.
-Una zorra, eso es lo que eres. A saber con cuantos más has estado. Pero ¿sabes? Nadie juega conmigo. Os voy a demostrar quién soy en verdad. y tú padre va a tener que tragarse las palabras y se arrodillará ante mí suplicándole que lo perdone.
-No hables así por favor. Me das miedo cuando lo haces.- pidió la chica temblorosa.
-¿Miedo? Miedo es lo que vais a sufrir a partir de ahora. Yo creía que tú eras diferente a los demás, pero veo que me equivocaba.
-Escúchame Tom. ¿Que vas a hacer?
-Eres mía, no voy a dejar que nadie más te toque.
-NO, ¿que haces? No me hagas daño, por favor. No.- gritó mientras él se colocaba sobre ella y le arrancaba la ropa.
Final flash back
Sonrió al recordar la cara de terror de ella mientras se divertía con su cuerpo. Ahora que lo pensaba con claridad se daba cuenta que esa no había sido la mejor manera de actuar, tendría que controlas más sus impulsos. Pero al fin y al cabo ella había tenido lo que se merecía. Nadie jugaba con él. Nadie se atrevía a burlarse de él.
Él le había entregado su corazón, había confiado en ella, y habían acabado traicionando. Nunca más lo permitiría. No iba a volver a querer a nadie. Nadie era digno de su amor. A partir de ahora, su corazón solo le pertenecía a él, solo se amaría a si mismo.
En ese momento llamaron a la puerta del compartimento. Imaginando quien sería quito el hechizo para dejarlos pasar. Dos chicos, uno moreno y uno rubio platino, entraron dentro.
-Sentaos.- dijo Tom a los recién llegados.- Supongo que habéis venido por aquello que hablamos el otro día.- los dos chicos asintieron.
-Queremos saber ese plan tuyo para acabar con todos los muggles.- explicó el moreno.- Queremos que cuentes con nosotros para crear tu grupo de... ¿como lo llamaste? Mortifagos, ¿no?
-Ese es el nombre. Pero todo a su tiempo, Anthony. Ahora decidme, ¿qué estáis dispuestos a hacer?
-Cualquier cosa que haga falta.- contestaron los dos a la vez.
-Tendréis que estar bajo mis órdenes. ¿Estáis dispuestos a obedecerme?
-Somos conscientes de quién eres y de tu poder, Voldemort.- hablo esta vez el rubio. Voldemort era el nombre con que había pedido que lo llamaran dentro de su casa. Quería dejar de ser para siempre Tom Riddle, el hijo de un muggle.- Sabemos de lo que eres capaz de hacer. Vimos lo que hiciste con aquel basilisco.
-Me he puesto en contacto con magos que buscan lo mismo que nosotros. Si empezamos a organizarlo ya, en unos años seremos un grupo lo suficientemente poderoso e influyente como para lograr nuestros propósitos. Y, cuando hayamos conquistado el mundo y yo sea el amo, vosotros dos podréis tener todo aquello que deseéis. ¿Tengo vuestra lealtad?
-Claro que sí. El heredero de Slytherin tiene toda nuestra lealtad. ¿Verdad Anthony?
-Te seguiremos hasta el final.
-Me alegra teneros de mi lado. Pero que quede claro algo, no voy a consentir que vuestra rivalidad estropee a mis planes. Por cierto, Sean.- dijo Tom cambiando de tema.- ¿Cuando podremos conocer a la futura señora Malfoy?
-En agosto mis padres han preparado una fiesta para dar a conocer nuestro compromiso. Si no la recuerdo mal, es una chica hermosa y bastante callada. Es la típica mujer que ha sido educada para hacer lo que su marido diga. Creo que me gustara estar casado con ella.
-Y ¿tú, Anthony? No nos has contado nada.
-Hace poco me llego una carta diciéndome que me habían encontrado una prometida maravillosa. Vosotros la debéis conocer, es aquella chica de Ravenclaw que tiene tanto éxito.
-¿Violeta Feeham?- Anthony asintió orgulloso.
Tom sintió como la furia volvía a él. Así que había sido él quien le había robado a su pareja.
"Esto no va a quedar así, Snape. Ella me pertenece solo a mí."
