Mentiras como puños

Ésta es la SEGUNDA PARTE del fanfic "Verdades como puños".

Disclaimer: todos los personajes son propiedad de Eichiro Oda, autor de One Piece. Todas las cabeceras de los capítulos son frases, refranes o dichos que alguien dijo muy acertadamente en alguna ocasión y están escogidos expresamente por el contenido de dichos capítulos. Ninguna de ellas me pertenece (bueno, alguna sí XD).

Notas sobre la trama: esta segunda parte ya empieza a ser más libre con respecto al manga (es decir, ficción de cosecha propia) dado que es fundamentalmente post-Marine Ford. Siguiendo con la cronología expuesta en el primer fanfic y que no voy a repetir aquí, las edades de Marco y Ace son de 39 y 21 años respectivamente.

SPOILERS IMPORTANTES de la trama de One piece. Si no has visto AL MENOS el anime hasta el capítulo 384 o el manga hasta el 590-y-algo aproximadamente, no me hago responsable de lo que leas XD.

Os agradezco a todas/os haberme seguido hasta aquí (no, no os iba a dejar probar la miel para luego quitárosla XD).

Ace ha partido en busca de Barbanegra para ajusticiarlo como dicta el código de la piratería.

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Mentira nº 1: La perseverancia no es un largo camino, sino un paso tras otro.

No podía olvidar, no podía perdonar… y desde luego no podía rendirse.

Ahí estaba él… Apenas había cumplido los veinte años y andaba a la caza de un hombre para… matarle. Hacer justicia, sí… pero cuando Ace pensaba en Teach, no pensaba exactamente en hacer justicia. Sólo tenía que acabar con él. Eso sería hacer justicia. Marco no se sentiría orgulloso de él si supiera que pensaba así, pero claro, Marco… no estaba allí. Nadie estaba allí... Estaba solo. Siguió su pista por todas partes, y el que al principio siempre era un rastro vago y frío fue cobrando poco a poco más consistencia. Pronto estaría cerca, y Teach… Teach pagaría, claro que pagaría… Ya no era una cuestión de deber, ni siquiera de honor. Era una obligación, algo totalmente personal. Aquella búsqueda constante y sin descanso estaba quebrando el espíritu inalterable que como comandante de la segunda división de Barbablanca se supone que debería tener. Se estaba implicando demasiado, podía sentirlo, pero… ¿Cómo no iba a sentir nada? ¿Cómo mantenerse impasible después de lo que aquel desgraciado había hecho? Él había conocido a Thatch, había sido una de las tres personas de todo el Moby Dick más cercanas a su corazón… y Teach le había asesinado. Por una Akuma no Mi. Thatch había muerto por una estúpida fruta. ¡Una puta fruta, joder…! Ace sabía de sobra que las Akuma no Mi eran raras y muy valiosas tanto en utilidad como en precio… pero la vida de su amigo no valdría jamás lo que aquel fruto pudiera costar. Thatch no volvería, pero ese bastardo iba a morir por ello. Era una promesa.

Le dolía pensar que Teach podría haber tenido el puesto de comandante en sus manos. Nunca fue capitán, ni tampoco especialmente famoso entre la tripulación… Había pasado totalmente desapercibido entre sus camaradas jugando el papel de bucanero veterano y buen luchador sin grandes ambiciones. Les había engañado a todos, pero él se sentía especialmente responsable. Había sido el comandante de su división, le había tenido a su cargo… y tampoco pudo leer entre líneas nada de lo que Teach tramaba desde hacía tantos años. Por el camino se encontró con algunos obstáculos y en general conoció mucha gente nueva, aunque nada alegró tanto su espíritu como cuando un buen día llegó a sus manos el cartel de treinta millones por la cabeza del pirata "Monkey D. Luffy, de la banda del sombrero de paja". Se alegró de corazón al ver que su hermanito pequeño se había echado por fin a la mar y estaba en camino de cumplir su sueño. Una enorme sonrisa radiante iluminaba su rostro. Se le veía feliz… Como su hermano mayor, Ace no pudo sentirse menos que orgulloso de él. En las tabernas y bares a veces alcanzaba a oír nuevas hazañas de la banda de "Sombrero de Paja" aquí y allá. Al parecer ya estaban en Grand Line… ¿Cuánto tiempo había pasado desde que se fue del Monte Corvo? ¿Dos años? ¿Algo más, tal vez…? Tenía muchas ganas de volver a verle. Ojalá pudiera encontrarle antes que a Barbanegra. Deseó de corazón que así fuera.

Preguntaba por Luffy en cada puerto, ciudad y pueblo por el que pasaba buscando pistas de Teach, aunque sin mucho éxito. Consiguió dar con él en Arabasta, casi, casi de pura casualidad. Un par de días más y se habría marchado. Al parecer no le llegó su mensaje en Yuba, aunque claro, eso ya no importaba para nada. Luffy seguía siendo tan atolondrado y risueño como siempre, pero le tranquilizó comprobar que tenía unos compañeros más que dispuestos a dar la cara por él a pesar de su aparente falta de sentido común, planificación o seriedad alguna. En cualquier caso su primer oficial al mando sí parecía un tipo serio, y la muchacha pelirroja sabía lo que se hacía y se aseguraba de tenerles a todos más firmes que una vela. Al parecer ya no tenía por qué preocuparse más por él… Luffy había encontrado un sitio donde estar y unos camaradas que le seguirían allá donde fuese. Después de pasar unos días con ellos en Arabasta, Ace siguió su camino. Al fin y al cabo, él también tenía que seguir dando caza a Teach… Ya ni siquiera recordaba cuántos meses llevaba tras él.

Al fin la suerte le sonrió. Una información fiable le llevó hasta la isla Banaro… y allí estaba. Aparentemente había reunido una pequeña tripulación, pero aquello no le salvaría. Ahora que lo había encontrado no se le iba a escapar. Se mantuvo impasible mientras Barbanegra empezaba a soltarle el rollo de porqué esto o lo otro como si aquello no fuera con él. Estaba cansado, quemado y bastante irritable como para aguantarle ahora sus gilipolleces megalómanas de poca monta. Se creía que era imbécil si no pensaba que ya había deducido que todo fue por la maldita Akuma no Mi. Incluso le ofreció formar parte de su banda, el muy bastardo… Pero entonces dijo algo que hizo que hubiera merecido la pena escucharle. Planeaba atacar a Luffy. Iba a matarle para convertirse en Shichibukai y obtener una patente de corso. Ese desgraciado no tenía ni idea de lo que estaba diciendo. Era lo que le faltaba para acabar de condenar su asquerosa cabeza. Apenas había acabado de replicarle que no iba a salir vivo de allí y que por encima de su cadáver sería compañero suyo y uno de aquellos tipejos tuvo la feliz ocurrencia de pegarle un tiro. Mala idea. En ese momento tocarle las narices no era precisamente una idea sensata. Se empezó a mosquear.

Comenzó a soltar un ataque tras otro hasta que Teach intervino y Ace pudo comprobar al fin cuál era aquel misterioso poder que le había costado la vida a Thatch. Un Akuma no Mi tipo Logia. Oscuridad. Con ella absorbió el pueblo entero en un vórtice negro y lo devolvió totalmente destruido. No estaba muy impresionado, la verdad. Al fin y al cabo él mismo podía arrasar todo aquello y reducirlo a cenizas sin inmutarse, pero Barbanegra no era de su misma opinión. El complejo de ente todopoderoso le había dado fuerte al cabrón. Encima se puso a decirle que no era capaz de acabar con él. ¿Quién se creía que era y qué demonios pensaba que había venido a hacer él allí? No quería pecar de arrogancia, pero por mucha Yami-Yami no Mi que tuviera ya le había quemado dos veces y ni siquiera había tenido que esforzarse. Aborrecía los tipejos prepotentes como él. Fue entonces cuando en una segunda demostración de sus habilidades Teach bloqueó sus poderes… y le golpeó. Ace se quedó sin aire cuando el tremendo puño de Barbanegra se incrustó brutalmente en su estómago. Hacía muchísimo que nadie era capaz de lastimarle, mucho menos golpearle en batalla. Consiguió hacerle sangrar, y sólo por eso empezó otra vez a dar un discurso de lo asombroso que era su poder y lo insignificante que era el resto del mundo en comparación. Le ponía enfermo. No lo soportaba. Dios, jamás en su vida había tenido tantas ganas de matar a un hombre como en aquel momento. Ace se puso trabajosamente en pie y miró con odio a Teach. Hasta allí habían llegado.

Podría perdonar cualquier cosa, excepto cuando traicionaban su honor por una ambición tan vil como aquella. Ya no era sólo por Thatch. Kurohige no tendría a Luffy. Ni sería Shichibukai. No saldría de Banaro con vida. Aquella sería una batalla a todo o nada.

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