El Potterverso es de Jotaká.

Este fic forma parte de "¡Desafía a tus musas!" del foro Amor de Tercera Generación.


«TODO POR UN MILAGRO»

Por Victoire Black.

I. Mi primera visión.

Un baúl con las iniciales S. P. T. se encontraba en un rincón de la habitación, con una chica sentada encima, mirando fijamente la pared. Parecía concentrada en un punto invisible, algo de lo que se burlaban sus demás compañeras de habitación. ¿Cómo era que le podía haber tocado, a alguien tan chiflada como Sybill, estar en la casa de Rowena Ravenclaw?

Los primeros años había sido una chica normal, como cualquier otra. Después de su cuarto año, las cosas habían cambiado. Sobre todo, después de aquella tarde de Enero donde el mundo se había apagado por unos momentos para dos alumnos del colegio que jamás se habían conocido, y que tardarían varios años más en hacerlo.

Ahora Sybill seguía mirando hacia la nada, hacia lo más profundo de su mente, hacia un futuro inevitable.

Desde los primeros días de las vacaciones de invierno la había atormentado una imagen en sueños, algo que no se podía sacar de la cabeza por más que intentara concentrarse en otras cosas. Una y otra vez parecía querer volver a instalarse allí, gritándole desde los recovecos de su memoria que no la olvidara, que no decidiera abandonarla.

Era la imagen de un adolescente, quizá de su misma edad. Sybill no recordaba haberlo visto en sus clases. ¿Cómo podía ser que ese recuerdo estuviera allí, si nunca lo había vivido? Tampoco había estado jamás en aquel lugar, en aquella casa que parecía no haber sido limpiada en años. ¿Dónde era? ¿Quién era el chico? ¿Por qué ella tenía esa imagen en la cabeza?

Tenía muchas preguntas, y una única respuesta que no quería aceptar: Cassandra.

Su tatarabuela había sido una vidente muy reconocida en su época y, por más que Sybill intentase negarlo ante sí misma, sabía que probablemente había heredado el poder de ver el futuro. Era la única explicación que encontraba ante aquellas escenas extrañas que aparecían una y otra vez en su mente.

Pero aquel día, en el cual Sybill Trelawney continuaba mirando un punto fijo en un rincón de su habitación, algo había cambiado en sus visiones, y todos sus sentidos lo estaban presenciando. Podía oír la sangre gotear, la misma que estaba viendo ante sus ojos en dos realidades distintas pero al mismo tiempo; aquella que sentía resbalar entre sus manos, por más que estuvieran vacías; la que hacía que su estómago se revolviera ante el olor.

Jamás había oído que nada parecido sucediera con las visiones de Cassandra, o ninguno de sus herederos. ¿Por qué a ella? ¿Por qué no podía ser una chica normal?

Quejicus —oyó decir a una voz, pero sabía que, al menos en ese momento, solo existía en su mente—, allí está la respuesta.

Un flash le mostró un chico moreno y sonriente señalando algo a la distancia, desde una de las múltiples ventanas del castillo. Pronto esa imagen se borroneó, para dar paso a un joven más pálido y desgarbado que intentaba seguir ileso mientras caminaba alrededor del Sauce Boxeador.

Pero lo que le terminó de helar la sangre fue la siguiente imagen que se instaló en su cabeza.

Pegó un salto encima del baúl, pero prácticamente le pasó desapercibido. Ante sus ojos veía una imagen que, por más que no fuera real en el momento, la iba a atormentar hasta mucho tiempo después. Un joven, el mismo que había visto desde su primer visión —y odiaba darle ese nombre a lo que sucedía—, parecía estar sufriendo mientras se revolvía sentado en el suelo. Desde allí, todo el cambio sucedió.

Sybill lo veía con más velocidad de la que probablemente fuera a pasar en la realidad. El hocico, las orejas, el vello alrededor de todo el cuerpo... Y, si su mente no la engañaba, un hombre lobo aullando en el mismo lugar que minutos antes se encontraba el joven. Chilló mientras el sonido del hombre —adolescente— lobo seguía latente en sus oídos. Todo había cobrado sentido para ella.

No sabía quiénes eran todos los chicos que había visto en su visión, pero sí sabía lo que iba a suceder. El tono de burla del chico de cabellos negros, el joven desgarbado que buscaba algo alrededor del Sauce Boxeador, el hombre lobo dentro de la casa y... No, no. Era horrible pensarlo...

Pero la sangre en su visión, aquella que había captado con todos sus sentidos, la habían dejado casi tan helada como ver al hombre lobo por primera vez. Ya sabía lo que iba a pasar, y tenía que hacer algo para impedirlo.

Salió corriendo en busca de una persona, aunque no se dio cuenta de quién hasta que no estuvo parada en frente a ella.

—Profesora McGonagall... —suspiró casi sin aire, agotada de tanto correr.

La mujer la observó de arriba a abajo, preguntándose quizá qué cosa había hecho algún chico de su casa para que una ravenclaw fuera corriendo hacia ella.

—¿Sí, señorita Trelawney?

—Necesito un milagro —fue todo lo que pudo soltar la joven, desmoronándose dentro de su propia cabeza en ese mismo instante.


Adoro los desafíos, pero siempre me cuesta que me queden lógicos. Agh. Tenía que escribir un fic con el título "Todo por un milagro", situado en invierno, que incluyera la Casa de los Gritos como escenario, y que tuviera como protagonistas a Sybill Trelawney y a alguien con sangre mestiza, así que elegí a dos personas que hasta ahora solo han aparecido en sus visiones. Creo que más adelante se entenderá todo. O quizá soy muy obvia y ya se entiende. No sé, no me termina de convencer.