Habían transcurrido ya 3 meses desde que comenzó el fin del mundo, Aria era una chica de ciudad, sin embargo sabía muy bien cómo sobrevivir, el hecho de que desde pequeña sus padres la enviaron a campamentos le ayudó mucho en esta situación. Siempre viajaba con su fiel arco, un revólver y un rifle de francotirador que por cierto robó de una comandancia cuando todo comenzó.
Su personalidad fría, sin embargo algún día eso cambiaría, cuando lo conociera a él.
Capítulo 1
Sólo, cállate ¿quieres?
Llevaba ya 2 días siguiendo a ese ciervo, estaba tan cerca, a tan solo un par de flechas más... Se preparaba para disparar nuevamente, lanzó la flecha y le dio, justo en el blanco, el ciervo corrió un poco, pero debido a las múltiples heridas que tenía, cayó. Se acercó lentamente a él, retirando sus flechas, en cuanto se inclinó sobre la tierra para tomarlo se escucharon ruidos a su espalda, rápidamente giró sobre sus talones y levantó el arco buscando al causante de los ruidos, cuando de pronto escuchó una voz.
-Será mejor que bajes eso niñita - dijo una voz ronca.
La figura de un hombre robusto salía de atrás de un árbol, apuntaba con una ballesta, era un sobreviviente más, de gran estatura, su mirada azul, fija, clavada en la chica mientras se iba acercando.
- ¿Qué es lo que quieres? – respondió la joven con voz firme.
- Eso – dijo señalando al ciervo – me pertenece –respondió con un tono más elevado.
- Yo lo he cazado, me pertenece a mí –habló alzando la voz aún más que él.
- ¡He estado siguiendo a ese maldito ciervo todo el día! –gritó
Los gritos siguieron, al parecer ese hombre no entendía que el ciervo le pertenecía a la chica, seguía gritando hasta que ella lanzó una flecha que pasó rozando su cabeza, uno de esos bastardos había escuchado el alboroto, por suerte se había deshecho de él antes de que algo ocurriera.
- Quieres bajar la voz –le dijo un poco más tranquila bajando el arco –llamarás la atención de esas cosas... haremos un trato, tú te quedas con una mitad del ciervo y yo con el resto, ¿Qué te parece?
- Está bien – dijo mientras caminaba hacia ella bajando su arma.
- Aria, Aria Jones –extendiendo su mano hacia él, en señal de educación.
- Daryl Dixon – respondió con un gruñido ignorando por completo la mano extendida de Aria.
Daryl se acercó al ciervo, listo para comenzar a destazarlo, cuando se comenzaron a escuchar murmullos, levantó la vista del ciervo y comenzó a buscar el origen de aquellos ruidos…
-¡Hey! Tenemos que irnos de aquí –se escuchó a la chica hablando en un tono bajo – Nos escucharon.
Él se puso de pie y pudo observar a unos cuantos caminantes que se acercaban a donde ellos, tomó la ballesta que llevaba a su espalda y comenzó a disparar uno a uno. No paraban de llegar, de todos lados…
-Sígueme – habló de nuevo – y trae al ciervo contigo, yo te cubriré – dijo mientras se deshacía de algunos caminantes y habría camino – ¡Vamos!
Daryl le seguía, durante todo el camino no cruzaron palabra alguna.
-Por aquí, sigue caminando- dijo en voz baja – casi llegamos.
-¿A dónde demonios vamos?! –Alzó un poco la voz.
-Sólo, cállate, ¿quieres? – Dijo con el mismo tono de voz – Los estas atrayendo con tus gritos, ¿Quieres morir devorado por esas cosas?, no verdad – habló entre murmullos - Ya estamos, es aquí.
- Aquí, o claro en medio del bosque ¡En que rayos pensabas! Me largo de aquí –Daryl gritó nuevamente
- No seas idiota, mi refugio está ahí – dijo señalando un árbol
Al avanzar unos cuantos pasos más pudo ver una especie de casa del árbol... no era lo mejor pero de algo serviría para distraer su presencia de los caminantes…
Mientras subían al "refugio" de Aria caminantes comenzaron a aparecer, de todos lados, estaban acorralados, en un callejón sin salida, empezaron a amontonarse alrededor de la base del árbol…
-Voy a bajar, me desharé de ellos, tú cúbreme desde aquí –Habló Aria, Daryl pensó en protestar, pero solo asintió e inmediatamente tomó la ballesta entre sus manos.
Los estaban rodeando, no había escapatoria, Aria no se permitiría morir sin luchar…
Saltó del árbol sacando un cuchillo de su cinturón, aniquiló a unos cuantos bastardos, corría decidida a acabar con más de ellos cuando cayó, al parecer tropezó con un cuerpo, en ese momento un caminante se abalanzó sobre ella, el cuchillo había caído fuera de su alcance, luchaba por alcanzarlo, mas no podía, de pronto una flecha le atravesó el cráneo, se quitó el cuerpo e inmediatamente se puso de pie e hizo un gesto a manera de agradecimiento a Daryl, que al parecer había acabado con los demás desde el árbol, estaban a salvo, o eso creían…
-Vienen más, tenemos que largarnos de este hijo de puta lugar –Resonó la voz ronca de Daryl, quien parecía tener una mejor vista desde arriba – yo llevaré el ciervo, tu solo cúbreme.
Aria asintió con la cabeza, recogiendo las flechas y tomando su arco que colgaba del árbol, le siguió no sabía a dónde se dirigían, lo único que deseaba era salir con vida…
El camino fue tranquilo solo unos cuantos caminantes, al parecer habían escapado a tiempo de aquél lugar.
-Es aquí, te daré tu parte del ciervo y te irás inmediatamente entendiste- Habló nuevamente la grave voz, mientas caminaba hacia lo que parecía un campamento.
-No pensaba quedarme, ando mejor sola –Espetó recalcando lo obvio, sobrevivía mejor sola, para ella era más fácil.
Daryl solo dejó salir un gruñido abriendo paso hacia una RV que estaba estacionada.
-Dale, necesito un cuchillo
-Están dentro, en el cajón de la alacena -Le respondió un viejo, que estaba sobre la RV, Daryl entró y en unos minutos salió con el cuchillo, cortó el ciervo y dio su parte a Aria.
-No... no necesito todo, veo que hay más personas contigo, dame un trozo más pequeño, ustedes lo necesitarán más
-No necesitamos miserias- mencionó Daryl un poco enojado
-Te lo agradeceríamos mucho hija, la verdad estamos muy cortos en alimentos, y eso- Señaló el ciervo – nos vendría demasiado bien – hizo una seña a Daryl para que aceptara, lo hizo y ella se quedó con una parte más pequeña, mucho más en realidad. – Mi nombre es Dale, un placer…
-Aria Jones... –Respondió con una pequeña sonrisa, normalmente no era muy amigable, pero qué más da, esto era el fin del mundo una sonrisa no la mataría, al menos no en ese momento. ¡Mierda Aria, qué pasa contigo! Pensó, justo en ese momento la sonrisa se esfumó de su rostro, cambiando así a un semblante más serio y un poco enojado
-Un placer Aria –Ofreció su mano y aceptando el gesto la estrechó
-Bueno es tiempo de irme, necesito encontrar otro refugio. –Giró en sus talones, tal vez dejando a aquel viejo con la palabra en la boca, pero no podía flaquear ante estas situaciones, no otra vez, comenzó a caminar, hacia el lado contrario del bosque, escuchó unos gritos, "No lo hagas Aria" le gritaba su subconsciente, cosa que no bastó, era lo suficientemente terca como para hacerse caso, así que corrió, preparando el arco, buscando el origen de aquellos gritos, al llegar pudo observar a dos pequeños, atemorizados por un caminante, no lo pensó, una flecha salió disparada de su arma hacia el caminante, justo entre los ojos, provocando que éste cayera, se acercó a los niños asegurándose de que no estuvieran mordidos…
-No nos mordieron – dijo una joven de pelo castaño
-Pero ¿Qué mierd… hacen solos en el bosque?
-Nos alejamos jugando, cuando ya estábamos aquí nos dimos cuenta que no sabíamos regresar –Mencionó el otro pequeño.
-¡Carl!, ¡Sophiaa! ¿Dónde están? –Se escuchaba a un hombre gritar preocupado.
-¡Papá! –Gritó el pequeño, al parecer su nombre era Carl, corriendo hacia la figura de un hombre vestido de Oficial.
-Gracias a Dios están bien –Dijo el oficial abrazando al pequeño, quien por lo visto era su hijo.
-Ella nos salvó –mencionó el pequeño mientras señalaba a Aria –un caminante nos perseguía y ella lo mató.
-Muchas gracias, ¿Cómo podré agradecerte esto?
-No hace falta, debo seguir mi camino antes de que oscurezca más –Respondió
-No puedes irte, no ahora, es muy tarde, además te vez agotada, puedes quedarte con nosotros, tenemos un pequeño campamento, quédate esta noche, mañana si quieres continuar respetaré tu decisión –habló nuevamente el hombre.
Después de varios intentos el hombre la logró convencer, así que aceptó ir con ellos a su campamento, en fin no tenía a donde ir, su refugio no era seguro, no más... En el camino se presentaron, al parecer el hombre acababa de encontrar a su hijo y a su esposa, su nombre era Rick Grimes y el de la pequeña era Sophia.
Al llegar a su campamento, todo pareció muy conocido para Aria, era el mismo campamento de Daryl. Tal vez solo era su mente pero él le parecía un poco misterioso, algo que le gustaba, pero a la vez la hacía desconfiar de él.
Inmediatamente Rick les contó a todos lo que pasó, presentó a la chica y una mujer llamada Carol se acercó a ella agradeciendo el haber salvado a su hija, por lo visto era la madre de Sophia.
