—Soy gay.

— ¡¿Qué?!

—Lo que escuchaste.

—Pero eso es imposible, eres mujer. —La voz de Beck resonó por todo el teatro "Caja Negra", di gracias a que estábamos solos porque cualquiera pudo haber escuchado.

—Bueno… soy lesbiana. Sigue teniendo el mismo significado —dije con un tono de fastidio, le estaba dando muchas vueltas al asunto.

—P-pero estás conmigo, Jade, sigo diciendo que es imposible que lo seas. —El tono con el cual hablaba denotaba que creía que le estaba tomando el pelo.

—La verdad Beck, es que al principio creí estar confundida por lo que continué contigo pensando que se me quitaría esa idea de la cabeza, sin embargo, con el pasar del tiempo ese pensamiento se hacía cada vez más fuerte hasta el día de hoy, no puedo aguantar seguir contigo pues me desagrada. —Los ojos de él se iban abriendo de par en par con cada una de las palabras que iba diciendo.

—Pero… — ¡Estaba harta de sus pero! —Eso no pudo pasar así como así, debiste ver a alguien estando conmigo… Espera… ¿Lo hiciste? —Ahora mágicamente de incrédulo pasó a molesto.

—No te engañé con nadie si eso crees.

—Entonces ¿cómo pasó?

—Vega tiene la culpa.

— ¿Qué? ¿Por qué ella?

—Por ser tan… tan jodidamente sexy. —Y aquí es cuando pierdo control total sobre lo que hablo, siempre que la imagen de Vega pasa por mi cabeza no es mi mente la que habla — Ese cuerpo delgado, esa piel morena, sus mejillas que provocan apretarlas hasta morir, su sonrisa, ni que hablar de su trasero. Cualquier chica se haría lesbiana por ella.

Podía haber jurado escuchar el corazón de Beck romperse en mil pedazos ante mis palabras, hasta podía haberlo escuchado quejarse si no fuera porque el tono de voz se me hizo muy familiar ¿por qué el corazón de Beck tiene la voz de Tori? Cuando salí de mis cavilaciones fue que centré la vista en el rostro de mi acompañante, Oliver veía algo a mi espalda entre preocupado y enojado.

Al darme vuelta la vi ahí en el suelo, Tori Vega estaba sentada en el suelo del teatro y sobándose la cabeza mientras se quejaba de lo mala que era la utilería. No podía maquinar alguna idea de lo que le había ocurrido para que terminara así, pues mi mente sólo pensaba en que Vega había escuchado todo lo que dije sobre ella. Sus ojos color chocolate me lo confirmaron en cuanto se encontraron con los míos, sus mejillas se sonrojaron y abrió la boca para decir algo pero la cerró inmediatamente.

Volví a mirar a Beck y éste ya no se encontraba, sí que era rápido cuando se lo proponía. Sentí la mano delicada de la chica de mis delirios sobre mi hombro, soltó mi nombre con esa voz que mataba por oír. Me giré despacio, muy despacio, no estaba lista para enfrentarme a tan incómodo momento y que de seguro terminaría en un rechazo; vamos que hablamos de Victoria Vega, la chica que no rompe ni un plato.

—Vega, con respecto a lo que escuchaste… —Fui callada por sus labios.