Prefacio

Me pareció ver un destello, una inusual luz que jamás espere ver en ella, un extraordinario sentimiento...

Nunca me había detenido a pensar, en teoría como sería, enamorarse, y no me refiero a ver la belleza exterior de una persona, si no a ver su corazón y a sentir quemar tú propio pecho, tener; en mi caso, una cálida señal de vida; aquella descarga eléctrica a través de tú sangre cada vez que palpita el corazón.

Sin embargo, pienso que; quizá se necesita conocer a la persona adecuada, quien te haga sentir que puedes tocar la felicidad con la punta de los dedos...

Contemplé en sus ojos claros aquel cielo nocturno que había deseado observar durante toda mi vida, a pesar de estar, completamente inmóvil frente a su silueta; sabía que no podía cometer ninguna clase de equivocación, pero ese destello en sus ojos color miel, me aseguraba que ella era mía...

Seguramente enamorarse de la persona correcta, alguien que también me ame, es la forma correcta de comenzar algo especial.

Con el corazón en la mano, la sujete por la cintura y la acerque a mi cuerpo, mientras deslizaba una se mis extremidades por su suave y cálida mejilla, apreté mis labios.

Tiempos difíciles se avecinarían, pero después de conocerla y sentirme vivo una vez más, sabía que era una oportunidad que probablemente no se repetiría jamás, la vida me ofrecía un nuevo sueño, una nueva esperanza, sonreí con amplitud. No la desperdiciaría

Me deje llevar por primera vez en la vida.

Fue mágico el instante en que con seguridad y firmeza, cerré mis ojos, y sin pensarlo más, junte mis labios con los suyos, creando un extraordinario y perfecto beso, mientras ella me correspondía amorosa, a nuestras espaldas, el día anunciaba; de nuevo su fin.