Creo que oficialmente estoy inaugurando los retos Taiora que acordamos en el tópico del Foro Proyecto 1-8. ¡Wuuu! Bueno, las verdaderas notas van al final.
Disclaimer: Digi digi Mon mon no me pertenece.
Mis galletas de Navidad.
Nochebuena, 2002.
—¿A dónde vas tan temprano?
Mi madre acaba de abrir la puerta de mi habitación, estoy agachado buscando mi banda para el cabello bajo la cama. Volteo para verla en su mandil y una cuchara de madera en la mano.
—Ahh... voy a reunirme con los chicos. Hikari ya se fue ¿no?
—Sí. Takeru-kun vino por ella hace un poco. Taichi... ¿Todo en orden?
Me siento sobre la alfombra. Mi madre se nota intranquila, se que se ha dado cuenta de que Hikari y yo salimos cada vez más temprano y que llegamos más tarde. Los nombres de nuestros amigos son mencionados más seguido durante la cena y seguro todo esto le hace ruido. No se que responderle, decirle que de nuevo estamos en batalla tan solo la preocuparía más.
—Sí, es que Yamato tiene un concierto de navidad hoy e iremos a apoyarlo.
—Ah ya veo. Bueno, yo solo venía a decirte que ya vinieron por ti.
—¿Eh?
—Sí, Sora esta en la sala esperando.
¿Sora? Me levanto del suelo y sigo a mi madre fuera de la habitación. Sora esta de espaldas, puedo ver su cabello naranja bajo el gorro que le regalé el invierno pasado y su gabardina lavanda. Se voltea supongo al escucharnos venir y entonces veo que en sus manos tiene una caja color verde envuelta en un listón.
—Buenos días Taichi-kun.
—Sora-chan.
Mi madre se aleja con dirección a la cocina y se que tiene sobre su rostro una sonrisa. No se porque se pone así si Sora y yo nos hemos hablado así ya desde hace un tiempo.
Cuando me acerco ella da un paso hacia atrás y esconde la cara en su bufanda, entonces estira los brazos para ofrecerme el regalo que tiene sobre las manos. ¿Un regalo de navidad...?
—¿Qué es esto? —lo tomo de sus manos, que puedo sentir que tiemblan. —¿Qué sucede Sora?
—¡Tan sólo ábrelo Taichi! —mi madre grita desde la cocina aunque se arrepiente pues ella misma se tapa la boca. Gira los ojos y da media vuelta para seguir en lo suyo.
Sora me sonrie nerviosamente y no puedo evitar ponerme colorado. Desde hace unos meses ella y yo hemos estado en una especie de estira y afloja en lo que a nuestra relación se refiere. Ella sabe que la quiero más que a una amiga normal pero la situación en el digimundo nos obligó a concentrarnos en otras prioridades antes de que ella pudiese tomar una decisión al respecto. Le he dado su tiempo, se que no es el momento, y no he dejado de procurarla a pesar de todo. Sora...
—Son... galletas —tomo una desde la caja decorada con motivos navideños y me la echo a la boca. —¡Wow! ¡Están deliciosas!
Su rostro ansioso entonces se ilumina y me regala una de esas sonrisas que me encantan. Le sonrío de vuelta, con la boca llena de comida.
—¡Taichi! Mastica primero ¿quieres?
}ô{
—¿Y no hiciste nada al respecto?
—¿Nani?*
Hikari me lanza una de esas miradas que las mujeres ponen cuando los hombres hemos pasado de algo obvio. Hoy ha sido una de las nochebuenas más extrañas que he tenido: un regalo misterioso de Sora, Daisuke me trajo a Agumon para las festividades, fuimos atacados durante el concierto de Yamato y mi madre nos ha castigado por no haberle dicho antes que había problemas.
—Piensa un poco con esa cabezota tuya. ¿Es que no es obvio? ¡Un regalo de navidad!**—mi madre de nuevo entra a la habitación sin permiso, se sienta en la cama y acaricia la cabeza de Agumon. —¿No tienes hambre?
—Sí, un poco —admito sobándome el estómago.
Me lanza una mirada peligrosa. —Le preguntaba a Agu-chan. En fin, salgan ya. Papá trajo pollo KFC*** y estoy horneando un pastel.
}ô{
—¿Un regalo de Navidad? ¿Debería comprarle otro broche?
Estoy en el balcón tomando un poco de aire. Se respira intranquilidad en la atmósfera, puedo sentirlo. Agumon hace horas que se ha dormido, decidimos que se quedaría aquí hasta año nuevo pues además de que deseamos pasar tiempo juntos sabemos que habrán más batallas en el mundo humano. No podemos dejarle todo el trabajo a los menores, es hora de que intervengamos.
Suspiro. Las cosas se complican en lugar de resolverse y no sabemos cuál será el siguiente movimiento del enemigo.
Hoy todo pasó tan rápido, no tuve tiempo siquiera de protegerla. Se que esta bien, Yamato me telefoneó para avisarme que la había dejado en su casa de una pieza. Aún así...
—Sora...
—¿Ya estás pensando al respecto?
—¡Hikari! —la regaño por haberme asustado y espiado. —¡Ya dime de una vez de que estás hablando!
Se atreve a tirarme los ojos pero luego me sonríe tiernamente. Mi hermana ha crecido tanto, hay días en que eso una maldición pero estoy seguro que lo que esta a punto de decirme va a cambiarme la vida.
—El regalo de Navidad de una chica solo puede significar una cosa: ella te quiere.
Me toma tres segundos comprender lo que me ha dicho. Me golpeo la frente y me jalo el flequillo. ¡No lo puedo creer! ¡Un bendito regalo de Navidad!
—Ah, Hikari, la he fastidiado. ¡No le dije nada! ¿Qué debo de hacer ahora?
Ni siquiera espero por la respuesta de mi hermana menor, me levanto del piso y corro hacia la entrada. Mis padres están en la sala viendo una película navideña, Hikari me sigue fuera de la habitación y mi madre se levanta alarmada.
—¡¿Qué sucede?!
Tampoco le respondo. Termino con las cintas de mis tenis, tomo mi chaqueta y me voy corriendo sin siquiera cerrar la puerta.
—¡Taichi!
—¡Ve por ella Taichi!
}ô{
Estoy corriendo tan rápido como mis piernas pueden. Los árboles me pasan de lado casi friccionando mis brazos y el aire helado me contrae los pulmones. Por suerte dejó de nevar en la tarde o si no la calle estuviese cubierta.
La casa de Sora no esta muy lejos, unas manzanas más allá de nuestra vieja escuela primaria. Al dar la vuelta justo en la esquina de la escuela la cancha de fútbol me queda justo frente a los ojos. Me es inevitable recordar cada partido, cada asistencia, cada gol que he hecho gracias a ella. La dupla invencible, así nos llamaban y hasta chicos de otros distritos nos tenían miedo.
Me detengo un momento para recuperar el aliento. Mi D-terminal suena y no puedo ignorarla. «¡No ahora!», ruego. Por suerte solo es un texto de Agumon con un guiño y un pulgar arriba. Mi eterno compañero esta mandándome su apoyo y no podría sentirme más confiado ahora.
Agumon... Si no hubiera ido al Digimundo, si no lo hubiese conocido... ¿Dónde estaría parado ahora mismo? ¿Estaría igual corriendo por las escaleras del edificio de Sora?
No puedo estar seguro que sería lo mismo. Pasamos tantas cosas juntos en el digimundo que creo que fue justo allí donde descubrí lo mucho que la adoraba y lo indispensable que me era.
Si contara todo de tajo no podría acabar a tiempo. Tiempo es justo de lo que más carezco a todo momento: tiempo para estudiar, para luchar, para jugar soccer... para amar.
Ya lo entiendo. Ella lo entendió primero que yo. La batalla es importante pero ella... Nosotros lo somos aun más. Desde que aquella vez que Datamon me la quitó debí entenderlo, la batalla puede esperar, Sora no.
Recuerdo que cuando se la llevó sentí como si me estuvieran arrancando las entrañas. No me importó caerme y llorar por ella frente a todos. Mi tesoro, la llamé mi tesoro.
—¿Será que desde ese momento yo...?
Estoy frente a su puerta pero ya es tan tarde que seguro si toco la puerta su madre nos regañará. Saco mi D-terminal y le mando un mensaje:
«Perdóname por ser un cabeza dura. Lo he entendido... Estoy fuera de tu puerta. ¿Crees que puedas salir?»
Me siento en el suelo y me recargo en la helada pared. Frente a mi la altura del edificio de departamentos se presenta, callada y solitaria. Del cielo copos de nieve empiezan a caer. Al parecer siempre si nevará en Odaiba.
Odaiba. Recuerdo ahora la vez cuando regresé a casa después de haber vencido a Etemon. Hacia calor, estaba harto y exhausto. El mundo digital estaba atrás y si no fuese porque Koromon habia regresado conmigo hubiese creído que el digimundo había sido un sueño.
Claro que no lo fue. Todo fue real. Cada lucha, cada sacrificio, cada memoria. Cuando regresé para buscarlos e ir todos de vuelta ya no había nadie. Tardé tanto en encontrarles, todos me habían dado por muerto, excepto Koushiro aunque después Tentomon me contó que había estado en una especie de trance. Y por supuesto, Sora tampoco creyó que hubiese muerto. Me buscó sola por tanto tiempo...
—Y creo que nunca te lo agradecí. El haber creído en mi —le hablé aunque no estuviese aun allí. ¿Dónde está? Saco mi D-terminal solo para notar que aun no ha respondido mi mensaje. —Vamos Sora, sigue creyendo en mi.
Mis plegarias son escuchadas, mi terminal suelta un pitido y leo con dificultad:
«Taichi-baka. Dame un momento».
Okay, primero los asteriscos:
*¿Nani?: Podría traducirse como '¿Qué?'
**¡Un regalo de Navidad¡: En Japón la nochebuena/Navidad es una fecha que se pasa con la persona amada mas que con la familia. De allí que sea tan significativo recibir un regalo de Navidad.
*** Pollo KFC: Pollo Kentucky, el pollo del viejón, wtvr. En Japón no se acostumbra una cena navideña familiar, muchos compran comida rápida como KFC, de hecho Navidad es uno de sus días más ocupados del año.
En cuanto al reto. Genee: Se que pediste que no incluyera a esa bendita Nochebuena pero no pude evitarlo, lo prohibido me llamaba(?) y decidí hacerlo un WI desde esa situación (MUAHAHAHAHAHA *Fandom: ¡Oh, justo en el Sorato!* Ok, gomen Soratistas.). Ya leeremos más recuerdos bonitos en el siguiente capi ¿va? Espero que esta primera entrega haya sido de tu agrado.
Son las 4:41 a.m xD Matta ne, World!
