Los personajes le pertenecen a Stephenie Meyer, salvo los que yo cree para esta historia. La historia es mía.


Sinopsis

Un minuto puede cambiar tu vida y marcarte para siempre.
Un minuto fue suficiente para que Rosalie perdiera toda su felicidad. Su pequeña había desaparecido en el parque. Un día que Rose había elegido pasar con sus pequeños había sido arruinando. ¿Dónde podría estar su hija?
Unos padres preocupados y desesperados. Una familia casi rota. ¿Recuperarán su felicidad?

Prólogo

"Las risas y el viento fresco de otoño hacían a Rosalie una persona feliz, ella sonreía mientras sus hijos jugaban en los juegos del parque y ella chequeaba unos mails en su teléfono.
Fue solo un momento. Un minuto de distracción.
Cuando volvió a levantar la mirada, encontró al pequeño Ian trepando en uno de los trapecios, pero ¿donde estaba su pequeña?
Desesperada y tratando de no entrar en pánico se levantó del asiento y llamó a su hijo.

—¡Ian!— el pequeño bajó de un salto y corrió hacia ella, quien lo envolvió en sus brazos.—¿ Has visto a tu hermana?

—Estaba en los columpios, mamá.— Rosalie recorrió con la mirada todo el parque. Pero no había ningún rastro. Nada.
Tomó a su hijo de la mano y comenzó a recorrer el parque a toda prisa."


Capítulo 1

El ruido de las sirenas, el olor a humo de cigarrillo que entraba por la ventana, las impresoras a todo poder imprimiendo infinidades de documentos eran cosas que Bella apreciaba ver y escuchar mientras hacía su trabajo como oficial de policía.
Tranquila como estaba, con su uniforme puesto, la placa reluciente, el sombrero bajo su brazo derecho mientras se apoyaba al marco de la puerta disfrutando de su manzana verde en su tiempo libre, recibe una llamada.

No es que ella tuviera que atender, claro, había una recepcionista encargada de esa tarea.
Bella suspiró rodando los ojos al notar que nadie sería capaz de contestar.

—¡Jessica!— gritó a su compañera. Jessica no era recepcionista ni secretaria, era su mano derecha y la encargada de ocupar puestos vacíos.
No recibió respuesta de ésta y se acomodó en el asiento giratorio mientras levantaba el auricular para contestar.

—Estación de polic…

—¡Bella!

—¿Mamá?— Bella casi escupe el mordisco de manzana que acaba de dar hacía unos segundos.

Escuchó lo que su madre tenía para decir, odiando cada palabra. Su padre había caído gravemente enfermo y necesitaban que ella fuera con urgencia. Ella intentó negarse, pero su madre era muy buena manipulándola para que accediera fácilmente.

—Sigo sin entender porqué te gustan las manzanas verdes.— habló Jessica desde la puerta cuando Bella cortó la llamada.

—Agh, cúbreme un momento. Me surgió algo.— le lanzó la manzana, Jessica la atrapó con una sonrisa mientras Bella se levantaba y pasaba por su lado.

—Seguro, jefa.— asintió dándole un mordisco a la manzana. Ella y Bella habían sido mejores amigas desde jardín de infantes. Jessica era la única que soportaba el mal genio de Bella.
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—Tiene que ser una broma, mamá. Yo no puedo.. No ahora. Me niego. Tú prometiste...

—Isabella, tanto tu padre y yo estamos cansados de cubrir cada desastre qué haces. Tu padre sólo te pide esto. — René sostuvo la mirada fija en su hija, y ésta comprendió que su madre no daría brazo a torcer.

—¿Qué le diré?

— Eso ya es asunto tuyo. Te está esperando en la sala de espera. No seas dura con ella...—Bella no la dejó terminar, giró sobre sus talones caminando hacia donde su madre le había dicho.— Bella, ¡no le digas a Emmett!

Bella bufó nuevamente llegando a la sala de espera. Observó a la pequeña criatura que balanceaba sus pies en la silla mientras peinaba una de sus muchas muñecas. Una maleta color lila yacía a su lado.
Suspiró y se acercó a ella.

— Hola...— la saludó sin ganas. La niña levantó la mirada y sonrió, esa mirada hubiera hecho caer de rodillas a cualquiera, pero Bella la detestaba.

—Tu eres... ¿Bella?— preguntó la niña.

— Así es. ¿Es todo lo que tienes?— al ver que la niña asentía, tomó su maleta.

—¿Eres mi hermana? Es que... te veías diferente en las fotografías.— Bella la observó entornando los ojos.

—¿Soy Bella, no? Se me hace tarde, así que dejaremos las presentaciones para después. — anunció caminando más a prisa, sin fijarse si la pequeña la seguía a o no.

—¡Yo soy Noa!— habló en una tonada más alta la niña, siguiéndola a las corridas. Bella rodó los ojos. Su celular comenzó a vibrar en su bolsillo, frunciendo el ceño lo agarró para ver de quien se trataba. Lo que le faltaba.

—¿Rose?
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Pov Rosalie

Siempre que miraba las noticias y veía notas sobre personas que buscaban desesperadamente a sus hijos, madres desconsoladas… me preguntaba ¿cómo hacían? ¿Cómo hacían para levantarse y seguir sin saber nada de ellos? ¿Cómo vivían con ese dolor?
Nunca pensé que podría tocarme a mi. Nunca pensé...

—Rose, compré una botella de agua. Necesitas…

—¡No necesito nada!— grité tirando la botella al suelo. Alice me miraba con dolor y los ojos llenos de lágrimas, ella también estaba sufriendo y no sabía cómo consolarme. No había nada que pudiera consolarme en esos momentos.

Ian se acercó agachándose para agarrar la botella y ofrecérmela de nuevo. Lo rodee con mis brazos y besé su cabeza.

—¿Bella no vendrá?— preguntó Alice.

—No, estaba ocupada con algo urgente. Pero me mandó a los mejores oficiales que tenía a cargo.

Habían despejado la zona del parque, rodeándola con cinta para poder trabajar en el área. Alice acarició mi brazo derecho, dándome apoyo. Apenas había pasado una hora desde la desaparición de mi hija, estaba desesperada.
Suspiré y volví a marcar el número de Emmett. ¿Dónde carajos estaba?

—Ya llamé a Jasper, él le avisará. — asentí pasándome la mano por el cabello.

—Puedes irte, llévate a Ian contigo. Yo esperaré a Emmett.

—¡Mamá, no!— miré a mi pequeño que se negaba a soltarme.— No voy a dejarte. Esperaré contigo.

—Cariño, podríamos pasar un largo rato aquí…

—¡Rose!— el grito de Emmett al otro lado de la calle me hizo levantar la mirada y tener un atisbo de esperanza.
Él cruzó corriendo, diciéndole a los oficiales quien era y corriendo nuevamente hacia nosotros, Jasper lo seguía a pocos pasos de distancia.

—Emm…— susurré mientras él me rodeaba con sus brazos.

—Tranquila, estoy aquí.

—Señora McCarty…— la oficial a cargo de nuestro caso, era la mano derecha de Bella. Ella se acercó a nosotros con pasos sigilosos.— Encontramos esto.— me tendió un broche color rosa con forma de mariposa, el mismo que llevaba mi hija ese día.
Contuve el llanto ocultando mi rostro en el pecho de Emmett, sin poder soportarlo más.

—Es de ella. Es de Kay.— habló Alice. Ella misma le había regalado esos broches.

—Los mantendré al corriente. Les recomiendo volver a su casa, no hay mucho que puedan…

—¡NO ME IRÉ DE AQUÍ SIN SABER DE MI HIJA!— grité furiosa. La oficial Stanley mantuvo la seriedad mientras me observaba.

—De acuerdo.— asintió volviendo a su trabajo.

—Ella va a aparecer, Rose, ten fe.— susurraba Emmett mientras me abrazaba, tratando de calmar mis sollozos.

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Las primeras horas son claves en cuanto a una desaparición infantil se trataba. Yo no dejaba de pensar en mi pequeña de ojos azules, ella había desaparecido hacía veinticuatro horas y aún no sabíamos nada al respecto. Nadie había visto nada, nadie recordaba haberla visto siquiera. Me sentía tan impotente.

Empujé el plato en la mesa, lejos de mi vista. No podía comer, no pensando en mi hija, ¿tendría hambre? Tal vez tendría frío, tal vez esté llorando sintiéndose sola, asustada.

—Necesitas comer algo… —Emmett volvió a empujar el plato hacia mi, haciendo que lo mirara. Mi rostro debía de verse muy miserable, veía cómo el dolor de mi marido empeoraba con sólo verme.

—Yo…

—Está bien, Rose, también lo siento. — sollocé pasándome las manos por el rostro.

—Es que no lo entiendo. No entiendo cómo es que esto pudo pasarnos a nosotros. Kay es una niña lista, ella sabe que no debe hablar con extraños. Hubiera gritado, hubiera pataleado, llamado la atención de alguien… No lo entiendo.— me tapé el rostro con las manos y comencé a llorar otra vez.
Emmett rodeó la mesa hasta llegar a mi lado y darme un abrazo, llorando conmigo también.

—Tengamos fé de que está bien. La encontraremos sana y salva. Daría mi vida si es necesario…

—Emmett.— lloré al escuchar aquello, la verdad era que también estaba dispuesta a dar mi vida por nuestra hija.

—Mami, no llores. Kayla va a regresar con nosotros muy pronto. Ya verás…— sonrió mi pequeño a nuestro lado. Emmett lo alzó y besó su mejilla.

—Ojalá sea pronto, hijo.—le respondió. Ian rodeo a su padre con sus brazos y éste lo llevó a su habitación nuevamente.

Estuve de pie en la misma posición, en el mismo lugar hasta que Emmett volvió de regreso. Estaba perdida. Quería a mi hija de regreso con nosotros. Quería escuchar su risa, sus pasos, sentir sus manos, sus mimos y sus besos. La necesitaba como mi razón para vivir.


Buenas... Acá yo de nuevo, les traigo esta triste historia. Espero que les haya gustado este primer capítulo, no hay mucho que decir. ¿Dónde estará la hija de Rose y Emm? Déjenme sus comentarios al respecto, me alegraría mucho leerlas. Gracias por seguirme :)
Aunque sea recién el primer capitulo, sean bienvenidas al grupo que tengo en fb (link en mi perfil de fanfiction) "Fanfics Twilight by Jenn"
Un besitoooo