Silencio en Volterra

Bella POV

Sentada en uno de los sillones de la tienda de zapatos, esperaba a Alice y a Nessie, que escogían y se probaban todos los pares de zapatos. Observaba a mi hija, ya toda una mujercita. Reneesme ya era una adolescente de tamaño, parecía de 16, increíblemente hermosa y muy simpática. Edward se había encargado de enseñarle todo lo que necesitaba saber de la escuela, y la niña ya había leído más libros que yo al cumplir los 2 años-aunque en ese entonces parecía de 6-. Supuse que había heredado el interés por los libros de su padre y su abuelo Carlisle.

Nessie era parecida tanto a Edward como a mí, tenía el pelo color cobrizo como su papá –aunque sus rizos eran tal cuales los de Charlie- , y los rasgos de su cara también eran parecidos a los de Edward, pero, sin duda tenía mis ojos humanos, color chocolate, y mis labios, con el inferior ligeramente sobresaliendo, y, lo que a Edward más le gustaba, mi preciosa niña también se ruborizaba con facilidad al igual que yo en mis épocas humanas.

Apenas comenzó a entender el sentido del dinero Alice la llevo a Seattle y le enseño cómo gastar 2.000 dólares en quince minutos, y Reneesme encontró esto de las compras como una pasión encubierta. Por lo tanto, de vez en cuando me obligan entre las dos a acompañarlas para comprar todo lo que se cruce en su camino.

Nos mudamos a Olympia, dentro del estado de Washington para poder visitar a Charlie de vez en cuando, o más bien, que Chalie nos visitara a nosotros. Era una linda ciudad, y tuvimos que mantener en pie el tratado con los licántropos…"metámorfos". Jacob se mudó a Olympia también para estar cerca de Reneesme, pero tenía un pequeño departamento aparte. Edward, Nessie y yo vivíamos en una casa cerca del bosque, y a no más de 800 m, estaba la casa del resto de los Cullen.

A la pequeña, que ya era una mujer, nunca le había faltado nada, tenía a sus tíos, Jasper y Emmett, que le enseñaron a pelear muy a pesar mio y de mi esposo. Pero ella adoraba aprender técnicas y terminó siendo muy buena luchadora para ser una mestiza. Rosalie y Esme intentaban cumplir todos sus caprichos, y cada vez que la veian le daban un nuevo regalo. Carlisle, junto con Edward, se encargaron de hacer de mi hija una muchacha muy culta e inteligente. Mi mejor amiga, tía de mi hija, optó, como era de esperar, por enseñarle todo lo que tuviera que ver con la importancia de la moda, lucir bien y tener un pelo fantástico. Le enseñó muchos tratamientos para el cabello y cuáles eran los mejores maquillajes para su tono de piel. Yo, al ser nueva en esta vida, y no tener tantos talentos como el resto de la familia, decidí enseñarle a ser una buena persona, y acompañarla en todo lo que se propusiera. Incluyendo compras sin sentido.

– Oh, vamos Bella, ven, pruebate algunos. –

Alice, sólo vengo a comprobar que mi hija no se transforme en una adicta a los centros comerciales como tú…pero creo que es muy tarde…. Ademas, no gastaré u$s400 en un par de zapatos– mascullé.

Puede que tú no Bella, pero si no eliges, yo sí puedo elegir por ti y gastar más de u$s400 en un par– dijo ALice con una sonrisa pícara.

Listo, ya he pagado. – Nessie volvía con 10 cajas de zapatos– Encontré unos muy lindos para Esme.

Ah, niña, por supuesto que no, dime cuanto pagaste. – Alice hablaba como si estuviese regañando a Reneesme.

Alice, papá me dijo que algún día debía pagar yo.

Y es verdad muchachita, te aprovechas de que tu tía adora que vayan de compras. – dije con un tono bromista.

Oh vamos!. – masculló Alice con tono de reproche.

Mientras volvíamos en el porsche amarillo que estaba intacto a pesar de sus 5 años, no podía esperar para llegar a casa y ver a Edward. 2 horas de compras era demasiado para mí. Alice condujo hasta la casa de Los Cullen, era bastante parecida a la antigua casa de Forks.

Edward se encontraba adentro, podía escucharlo hablar y luego reir con Emmett, quien se carcajeaba con su atronadora risa, pero no llegué a escuchar de qué reía, también estaba Jacob, me pareció extraño que estuviera allí sin Reneesme ni yo en la casa. Pero Jake era amigo de casi toda la familia, y mi hija era su "imprimada". Cuando Alice aparcó, fui a toda velocidad a ver a mi Edward, mientras ella y Nessie descargaban las decenas de bolsas del baúl.

Mientras me acercaba a la puerta olía un olor muy fuerte…como a pintura de paredes…fue en ese momento que abrí al puerta y ví a Rosalie, con los ojos rojos de furia, bañada en pintura blanca hasta los pies. Pude darme cuenta de que abrí los ojos como platos y me quedé boquiabierta. Atrás mio, pude sentir como a mi hija y Alice se les cortaba la respiración.

-Por dios Rose, que te has hecho?...- dije en un susurro.

Luego pude notar que Edward estaba vestido con ropa "nueva", pero era de la que mi mejor amiga no permitía tener segundo uso. También Jacob estaba con ropas manchadas de pintura, y Emmett llevaba baldes de la misma mientras trataba de contener la risa. Nessie no pudo evitarlo y comenzó a reír también. Rose me miró con ojos feroces y me dijo

Verás Bella, no he sido yo,-dijo tratando de conservar al calma, luego de esto comenzó a gritar con voz amenazadora- el problema, ¡¡ES QUE ESTE CHUCHO IMBÉCIL HA PATEADO LA PINTURA HACIA MI!!-miró a cada uno de nuestros rostros, excepto al mío, ya que todos estaban tentados de la risa- NO LE VEO LA GRACIA.

Lo..lo siento, no pretendia darte un baño de… pintura barbie…-dijo Jacob a Rosalie conteniendo la risa como podía, sin mucho éxito.

NO TE ARRANCO LA CABEZA PORQUE TENDRIA UN PROBLEMA CON MI SOBRINA, PERO TEN EL OJO ABIERTO ESTÚPIDO PERRO. ALICE! VAMOS DEBES SACAR ESTO DE MI CABELLO!

- Ay Jacob, ves lo que haces? Ahora estaré intentando lo imposible por horas.- dijo Alice riendo entre dientes, Rosalie la fulminó con la mirada y las dos se dirgieron al baño-.

Jake tomó las bolsas de compras de Alice y se dirigió a Nessie:

Vamos, pequeña compradora compulsiva, debemos hacer algo con todas estas porquerias.

Oye, no son porquerías, son productos femeninos de todo tipo y además necesarios.-masculló la niña caminando hacia las escaleras.

Edward se acercó hacia mí, y me besó con dulzura, sus labios eran tiernos y, a pesar de los 5 años juntos, seguía hipnotizandome cada vez que me besaba.