Memorias de una Mente Enamorada

"Fue la bruja mas brillante de su época, aunque la leyenda dice que un desengaño amoroso, del que no se conocen detalles, contribuyo a su temprana muerte"

Capitulo 1. El Comienzo de un Largo Viaje.

Las hojas que cubrían los árboles silvestres de los alrededores ya caían estrepitosamente sobre los amplios jardines que bordeaban el castillo.

Era una escenario de matices carmesí que me llenaban de un extraño calor interno, aunque si hubiese abierto la ventana hubiese comprobado que la brisa del verano había sido suplida ya por el viento reticente y melancólico del otoño.

Mientras me dedicaba a escribir algunos detalles sobre el viaje que había realizado y como había sido al final mí llegada a este lugar, intentaba no mirar de soslayo hacia la ventana frente a mí para no recordar mi viejo hogar.

Es verdad que a pesar de la juventud de la que aun gozaba, mis hombros siempre cargaron grandes expectativas de lo que podría realizar. Muchas veces me pregunte incluso si dentro de los corazones de mis padres habría algo que los inclinara a pensar que su única descendiente lograría una hazaña heroica… heroicamente brillante.

Tener iniciativa y decisión siempre había sido una de mis mejores cualidades. El hecho de dejar a los otros vagando por lo parajes me había provisto pronto de un lugar encantador donde instalarme. Me sentía muy satisfecha con eso, quería un sitio apartado para poder meditar a solas y este era el lugar prefecto.

Deje la hermosa pluma de águila sobre el escritorio intentando que la tinta no se corriera sobre el pergamino. Guarde ambos dentro del pequeño cajón que tenia delante. Hacia unos minutos que movimientos humanos hacían acto de presencia en el jardín frente a mi. Seguramente necesitarían ayuda y pronto se molestarían al verme tan placidamente sentada.

Los vertiginosos círculos para subir a la torre oeste quizás habían sido lo que me había llamado la atención al llegar. Mi intuición me había llevado por el lado correcto. Sin lugar a dudas hacían falta aun muchas cosas que arreglar, los muggles y sus constantes batallas habían acabado considerablemente con zonas de la fachada y los interiores del castillo.

Meramente tenía toda esa información principalmente gracias a que Gryffindor, desprendido totalmente de los prejuicios que podrían separarnos de aquellas personas tan diferentes a nosotros, había ayudado en algunas batallas a su lado. Cabe decir que también velaba por los intereses de encontrar un lugar cercano al páramo que tanto le recordaba su niñez. Y esa era la razón por la que nos encontrábamos aquí.

La verdad recordar como había empezado toda la travesía era extraño. Gryffindor había expuesto a un hombre inocente a lo que parecía una muerte segura hacia casi un mes. El habría tenido que ir a mi casa a decirme que había encontrado el lugar que tanto habíamos buscado, un lugar que recibiría de primera mano a aquellos deseosos de aprender magia.

Yo conocía a Gryffindor desde que era pequeña. Una familia había llegado a mi natal ciudad hacia poco, argumentando su llegada por la temporada de cacería, donde mis padres y yo criábamos cuervos en una encantadora reserva. Las propiedades, habilidades y misterios que podrías aprender sobre estas fantásticas criaturas eran inagotables. El sol despuntaba sus últimos rayos sobre mi cabeza cuando note que la barrera mágica había sido traspasada. Por equivocación el más joven decidió aventurarse en los límites de nuestra reserva. Por el trozo de madera que llevaba en las manos pude cerciorarme que la barrera aun funcionaba contra aquella gente sin magia, se trataba de un mago el que buscaba a su presa en los cielos. De pronto apunto con decisión hacia una que emprendía el vuelo. Pude reconocer a la criatura como una de las crías que en la semana habían aprendido a volar, abandonando el nido que las mantenía en la cañada para salir mas allá. Un fuerte impulso en mi corazón se encendió como fuego. Las palabras salieron de mi boca y mi mente al tiempo que desenvaine mi varita y el chico salio despedido contra uno de nuestros más grandes árboles. No me inmute para nada al verlo tirado sobre la maleza. Una centella de luz roja había pasado a un lado mío. Pronto me vi a mi misma devolviendo el hechizo contra mis invisibles agresores. Una mujer se acerco por un costado mío sin que dejara de apuntarla para levantar el rostro del que comprendí, era su hijo.

- Godric! Godric! Pero quien…- sus ojos se encontraron de pronto con los míos. Su mirada despedía una mezcla de repudio y temor.

- La Cañada, como le habrán explícitamente aclarado a su llegada a la ciudad…- comencé a decir en un tono sombrío para clarificar el motivo de mi ataque.

- Que le has hecho a mi hijo?!!- grito exasperadamente con el joven intentando reincorporarse en sus brazos.

- …es parte de una reserva natural de crianza donde se prohíbe cazar, en cualquier caso, cualquier tipo de ataque…- continué con la mirada fija en ella.

- Mi hijo! Que le has hecho muchacha ingrata?!!- miraba con preocupación al joven que ya había logrado abrir los ojos, acariciando su mejilla.

- …hacia las especies que aquí se crían conlleva a la defensa de las mismas por parte del dueño- sentencie y la vi incorporándose y apuntándome directamente con su varita. Preparada para el duelo apunte al mismo tiempo la mía presintiendo lo que vendría después, mas todas mis adivinanzas mentales de cuales serian sus puntos débiles se vieron interrumpidos por un hombre mayor que se interpuso entre las dos, mirándome primero a mi con una afable media sonrisa y luego a la mujer.

- Cariño, la chica tiene razón. Siempre admirare la gracia de Godric para buscar aventuras temerarias en lugares a los que se supone que no debe de entrar y creo entender que el ya sabe defenderse solo- su hijo se había incorporado ya por completo con un aspecto de tranquilidad como si nunca hubiese estado tirado entre los árboles inconsciente y se acercaba a sus padres para mirar, con asombro, que una mujer lo había derribado sin esfuerzos- aquí entre nosotros- bajo un poco su tono de voz- deberías darle su merecido mas seguido para que aprenda a comportarse- antes de terminar la frase, el hombre ya había prorrumpido en carcajadas, mientras su mujer parecía no haber escuchado nada, quitaba hojas del cabello de su hijo al tiempo que el le hacia la mano a un lado diciendo "madre, me avergüenzas!"

El amable señor tomo a su esposa por el brazo saliendo del claro de la propiedad dejando a su hijo "a mi merced". El pareció interesado en mirarme de soslayo mientras arreglaba las solapas de la capa con un aire que parecía ¿divertido? Por uno momento sostuve la mirada, después sin mas, guarde la varita dentro, gire sobre mis talones con paso decidido hacia mi hogar. Pero algo me detuvo. Una mano sujeto mi muñeca de pronto al mismo tiempo que la retiraba mirando al joven.

- No esta mal, para ser una chica- estaba cruzado de brazos mientras movía los labios santurronamente, después los separo, se encogió de hombros como si estuviese resignado y me tendió su mano derecha- Godric Gryffindor, aunque creo que ya has escuchado eso de mi madre- termino sonriendo ampliamente.

Mire su mano como si nunca hubiese visto una mano antes. Después mire sus ojos al tiempo que respondía sin corresponder al saludo- Se supone que debo sentirme halaga por lo que crees que es un… cumplido?-

- Oh vamos!- respondió tajantemente haciendo un ademán con la mano- es solo que… ni mi padre me ha desarmado nunca, no creí que… bueno que…-

- Que una chica lo hiciera? Crees que por ser mujer no podría ser mejor que tu?-

- No, para nada, no es eso, es solo que… vaya no me lo esperaba, has salido completamente de la nada!-

- Un buen mago permanece siempre alerta-

Por un instante pareció ofendido por mi cometario, después vi como agarraba mi mano de nuevo con la suya y la estrechaba.

- Entiendo el punto, pero vamos! Debo saber quien me ha desarmado, supongo que tienes un nombre… el cual es…?-

- Rowena…- mi impulso de contestar a todo aquello que me era preguntado me asalto antes de que pudiese darme cuenta de lo que hacia- Rowena Ravenclaw- en ese punto di un fuerte apretón y después lo solté. Una pequeña ave se había posado sobre mi hombro. Era "Impulsor".

- Veo que tenemos compañía- miro a Impulsor- te veo luego muñeca!- paso a mi lado beso mi mejilla y salio despedido mas allá de mi vista.

Me quede en medio del claro oscuro completamente por la llegada de la noche acariciando las plumas suaves color azabache de mi pequeño cuervo, mirando el lugar donde había desaparecido Gryffindor…

Ahora el ya se había convertido en todo un hombre, muy diferente de la época en el que lo conocí. Incluso yo había cambiado demasiado. El fue el primer acercamiento que tuve con alguien de mi edad, el primer amigo verdadero que tuve y de ser aquella chica tímida, fría, ambiciosa y callada, pase a convertirme en una mujer mucho más alegre y cariñosa, porque ambiciosa lo seré toda la vida y … la prudencia, siempre será una gran virtud.

Me temo he desviado todo de nuevo… sufro de un incontenible arrojo por las palabras. Yo tenía que relatar como había empezado el viaje hacia este castillo que de ahora en adelante será mi hogar. Pues bien, Gryffindor acostumbraba mandarme correspondencia conforme sus viajes incrementaban, gracias a que un tiempo largo no pude verlo. El quería ver el mundo de las afueras y hacer lo que un hombre como el quería hacer, mientras que por otro lado, su vieja amiga Rowena seguía enfrascada detrás de un libro mas de su ya amplia colección personal, aprendiendo de todo y de todos aquellos que conocía. Sabia que en esa odisea de demostrar fortaleza iba acompañado por su mejor amigo y eso era ya un gran alivio. No importaba que descubrimiento quería realizar, al fin de cuentas, al saber que no estaba solo, me sentía más segura de que pronto lo vería llegar sano y salvo.

En uno de sus misteriosos viajes por valles de Europa, conoció a Helga, que extrañaba la vida familiar que tenia antes de la muerte de su esposo. Jamás se había casado de nuevo, Helga siempre le seria fiel a el, hasta el día de su muerte. Enseñaba a unos cuantos chicos del valle donde vivía para no percatarse de su estable soledad, le fascinaba permanecer rodeada de niños. A partir del tiempo que Godric paso con ella, empecé a cartearme con Hufflepuff hasta que pasamos de conocidas ocasionales a muy buenas amigas. A finales de diciembre de ese año de viajes para todos (en todos los sentidos que eso pudiese tener), decidimos reunirnos con la intención de conocernos mas a fondo y fue ahí, en esa cena al lado de la chimenea que, juntando la idea de los niños de Helga, las hazañas de Godric y como ellos dos llamaban, "la dama de amplia cultura mágica", decidimos que si un día encontrábamos un lugar ideal donde todos los magos del país pudiesen acudir, partiríamos a dedicarnos a la enseñanza estudiantil, que en esos tiempos se ajustaba a los conocimientos que impartían los padres a sus descendientes. Era una idea por más alocada, hasta cierto punto improbable, pero igualmente fascinante. Pensar que mis conocimientos pasarían de generación en generación (y no solo dentro de los confines de aquellos con los que compartía mi sangre) me hacia sentir completa. Los tres brindamos en la salita de te de Helga, por ese futuro aun incierto pero a la vez prometedor.

- Con los 4 unidos de esta manera, seguramente no habrá Colegio de Magia que se compare con el nuestro, ya puedo verlo!- el estaba tan emocionado que podía ver el brillo en sus ojos. Helga daba un ultimo sorbo a su te- los mejores duelos del mundo se verán aquí! Ya puedo ver cuantos héroes épicos se graduaran!

- El blandir tanto tu espada en camposanto te ha hecho que te olvides de lo simple que es sumar Gryffindor- le dije en tono burlón- como puedes observar, somos tres, un brujo y dos brujas, las que fundaran este solemne capricho.

- Slytherin- dijo dejando su copa de vino sobre la mesa- lo siento, lo olvide por completo. Quizás llegue a mencionarlo en mis cartas. Hufflepuff lo recuerda mejor, porque ella nos recibió en su casa a ambos cuando cumplíamos la travesía. Lamento que no haya venido esta noche, pero Slytherin prefirió terminar de ordenar sus ideas sobre algunos hechizos "oscuros"- esta parte la dijo con cierto misterio y sarcasmo, entrecerrando los ojos para darle más énfasis a la última palabra- pero ya lo conocerás, se llevaran bien Rows! Es la única persona, después de ti claro, que puede permanecer encerrada hasta no plasmar una idea clara en el viejo pergamino- el y Helga intercambiaron una mirada cómplice y rieron por lo bajo.

Si tan solo hubiese recordado ese detalle, no hubiese saltado hace casi un mes después de esa cena, hacia un duelo algo doloroso. Godric había escrito que estuviera lista a media noche para viajar hacia el sitio ideal. Había empacado mis cosas mágicamente, no querría cargar mucho peso hasta donde quiera que tuviésemos que ir. Mis padres se despidieron sentimentalmente, llenándome de bendiciones para el viaje que emprendía de ahora en adelante. Cuando todo estaba listo, mi madre me detuvo antes de salir a la profundidad del crepúsculo y puso en mis manos una caja aterciopelada en ellas. Yo sabia lo que era, pero…

- No puedo aceptarla madre!- hice el ademán de devolvérsela, pero ella no hizo el resto.

- Estaba destinada a ti cuando te casaras… y se que no es el día de tu boda y que quizás estés mas ocupada en multiplicar esa inteligencia que heredaste de tu padre… siempre estaré orgullosa de ti mi querida Rowena, pero me harás sentirme aun mas orgullosa, si puedes llevarla sobre tu cabeza- sin decir una palabra mas me estrecho fuertemente entre sus brazos sollozando, separándose un poco, sonriéndome ampliamente y subiendo las escaleras de nuevo. Me había dejado con la diadema que había usado el día de su boda y su madre y la madre de su madre antes que ella, para mí… Un estremecimiento me sobrevino, había visto esa diadema adornar la cabeza de mi madre en muchos bailes… cuando niña me imaginaba con su larga cabellera rizada adornada por esa brillante pieza de plata cuando tuviese la edad… y ahora ese momento de mi infancia se cerraba dándome paso a mi tan anhelado deseo.

Tome mis cosas y cerré la puerta tras de mi. Di un ultimo vistazo hacia la que había sido mi casa durante 18 años y emprendí el camino hacia aquel viejo roble donde se suponía vería a Godric, con Impulsor suspirando dormido en su jaula. Pude distinguir una sombra masculina entre las sombras viniendo hacia mi dirección. Segura de que Gryffindor había llegado (aunque sorprendida por su puntualidad, que no era una de sus fuertes cualidades), encendí la varita para darme cuenta con un sobresalto de que no era el. A lo lejos un hombre, por lo menos unos 15 años mayor que yo se acercaba con paso decidido.

- Deténgase! Identifíquese!- dije con una voz amenazadora.

El no hizo ademán de responder a ninguna de mis peticiones y continúo.

- Le ordeno que se detenga, esta dentro de mi propiedad! Si no quiere salir lastimado identifiquese AHORA!-

Pero dio el mismo resultado que la última vez. Lo vi acercarse a un mas. Un instante sus profundos ojos verdes se encontraron con los míos para después tomar la valija de mi derecha, cargarla y emprender el camino serenamente en sentido contrario. El hechizo aturdidor salio despedido hacia los aires cuando el lo desvió con una gracia bastante sutil. Intentarlo otras veces no resulto mejor, así que emprendí la carrera tras el, que solo se volteo con la mirada fría y un tono de fastidio.

- Niña guarda eso, no querrás lastimarte-

- Mis cosas! Devuelve mi valija, quien demonios crees que eres!-

- Parece que las mujeres ya no aprecian un gesto de galantería- dijo bajando la valija- he venido por ti ¿esta bien?-

Esta vez lo tenía mas cerca así que lancé una maldición a corta distancia que se repelió al instante mientras tenia la sensación de ser elevada por mi cuello medio metro por arriba del suelo.

Sostenía su varita cansinamente apuntándome directamente, yo pataleaba en mi intento de safarme, pero sabia que me había desarmado hacia ya unos segundos.

- BAJAME! Te lo ordeno, BAJAME AHORA! Quien demonios crees que eres! Pelea limpio maldito engreído y te daré tu merecido!-

- Déjame adivinar niña...- dijo arrastrando las palabras, levantando una de sus manos enguantadas elegantemente por piel de dragón y puso su dedo índice sobre mi mejilla al tiempo que la aparte con furia- … si no cabe la menor duda. Niña, tu querido amigo me ha pedido que venga por ti esta noche, esta en casa de esa otra chica esperando por nosotros, será mejor no demorar…

Al ver que no contestaba y yo que seguía desesperadamente intentado librarme del hechizo, hizo un rápido movimiento con la varita y caí sobre la fresca tierra. Al tiempo que encontré la varita me puse de pie y arremetí de nuevo contra el, con mi arma enarbolada, mas sin embargo al acercarme lo suficiente a el, vi como levanto ágilmente su mano derecha y salí despedida un par de metros hacia atrás, cayendo completamente esta vez sobre mi espalda. Me levante demasiado furiosa para dejarme apreciar el dolor de mis músculos lastimados. Me detuve cuando vi su mano elevada de nuevo.

- Para ser inteligente, cometes el mismo error muchas veces no crees Ravenclaw?- miro la manera en la que lo observaba, miro su mano y prosiguió- no voy a atacarte, comprenderás que no he sido caballeroso y lo siento, solo pretendía defenderme. Puedes creer ahora que Gryffindor me ha enviado por ti esta noche o seguir luchando conmigo toda la noche. Perdona mis malos modales niña, no creí que te importara mucho una provincial presentación con caravanas exageradas, ahora veo que si- Lo que sucedió después me sorprendió tanto que creo entender porque mis mejillas se sonrojaron… por el asombro. Tomo mi mano derecha, la llevo lentamente hasta sus labios y la beso.

- Salazar Slytherin, Ravenclaw-

- No soy una niña!- le espete casi sin poder contenerme, me puse a la par con el y sin hacer ningún comentario durante todo el trayecto hasta la casa de Helga. ¿Este arrogante empedernido era el mejor amigo de Godric? No podría ver aun que le había visto de "amigo" a ese tipo tan desagrable y fastidioso……. no aun….