Los Personajes lamentablemente no me perteneces si no que son de la fantástica Rumiko Takahashi.
Hago este Fanfics, solo con fines de diversión propia y de los lectores nn.
Resumen:
"Ella es una joven muchacha forzada por sus creencias a huir con un grupo de amigos igual de fieles que ella, buscando sus destinos y un lugar donde al fin sean aceptados. Él es un soldado con alto rango del Gobierno, un asesino destacable y que se dice que no tiene corazón. Pero cuando dos personas con carácter, creencias y pensamientos distintos se cruzan ¿Qué pasará, y más aun cuando Él tiene la misión de matarla? Inu&Kag (Violencia&Lemon)
"Aquellos ojos fijos en mi
, encendieron un calor de vida"
•Injusticia de Creer•
-Prologo:
Caminaba a paso lento por la humilde aldea, arrastrando los pies en el suelo, su cabello algo sucio y opaco, su piel trigueña tenía tierra, y el Kimono de color verde que usaba estaba en las mismas condiciones deplorables como se encontraba su dueña con una que otra mancha de sangre seca. De ojos oscuros que parecían sin vida, aun en ellos se podían apreciar restos de lágrimas. Una de sus manos estaba muy bien empuñada apretando algo…
Se detuvo de súbito al sentir galopes de caballos tras de sí, y llevo su mano empuñada hasta su pecho agachando su cabeza y rogando por pasar desapercibida. Afortunadamente sus ruegos fueron escuchados y el Soldado que montaba apresurado por la aldea pasó sin siquiera mirarla.
No… esto no era lo que anhelaba, lo que ansiaba no era esto, ni tampoco para su gente, huir siempre… ¿ese era el destino de ellos por creer, por pensar distinto?
Volvió a apretar fuertemente el objeto entre sus manos al escuchar al jinete volver, pero este igual que la primera vez pasó por su lado sin inmutarse en su presencia.
Respiró hondo y decidió no sentirse tan perseguida, todavía debía reunirse con los demás cruzando aquella aldea que parecía hacerse interminable.
"Señorita, gustaría leerse la suerte"- una anciana se acercó a su lado y la miro curiosamente-"OH disculpé"-dijo de pronto-"de lejos usted no se veía tan descuidada".
La anciana se alejo y ella solo suspiró, si, era normal, sus devastadoras condiciones físicas no ayudaban mucho, y sobre todo su vestimenta, hace cuanto que no tomaba un baño.
Abrió un poco su puño y el rosario de color blanco se dejo ver.
"Aldea Yume"
……..
El castillo relucía con toda elegancia, y parecía a simple vista ser muy frágil, pero solo a simple vista, porque en verdad era el castillo más fuerte del Shogun, tenía una fortaleza increíble, cada paso que se daba por las escaleras o los corredores podría ser perfectamente lo que llevaría a la muerte.
"Para que me llamó"-su voz sonó insolente, pero el viejo delante de él no le presto mucha atención y se dedico a sacar entre sus archivos algo parecido a un pergamino.
El joven hombre en el ínter tanto se dedico a observar un poco el lugar, el piso de madera, dos estatuas de buda en cada esquina, sin duda estaban echa de un oro muy costoso, las paredes con cuadros y alguno que otro florero, las ventanas extremadamente grandes dejando a la vista un hermoso jardín muy bien cuidado. Era irónico como podría haber un lugar tan agradable haya fuera cuando adentró era donde se tramaban planes para asesinar…
"cierra la puerta Taisho"-ordenó con voz cansada y un ceño severamente fruncido, él le hizo caso sin decir ningún comentario y deslizó la puerta corrediza.
"¿Y…?"-se sentó confianzudamente en la silla frente al escritorio del viejo de alto rango. Este le lanzo el pergamino que había sacado anteriormente de sus papeles desde su lugar. Taisho lo abrió y luego frunció sus cejas al ver en el pergamino la pintura de una mujer-"No quiero mujeres"-volvió a enrollarlo.
"Tonto… jamás te ofrecería una mujer como esa para ser tú pareja, lo que quiero que hagas es que la mates"-se levantó de su asiento mirando directo a los ojos de el muchacho.
"¿Qué la mate?, y porque debo matarla, quiero saber las causas."
Respiro aceleradamente el viejo-"Quiero que mates a esa muchacha y a todos los que la siguen, ella es una rebelde, son sucios cristianos, perros pulgosos, desobedecen nuestros mandatos… hace poco la aldea Yume, una aldea echa por esos insignificantes fue destruida gracias a un muy buen plan del trabajo de nuestro querido Gobierno, logramos matar a la cabeza, pero su hija, Higurashi Kagome, logró escapar con unos cuantos seguidores, de seguro están comenzando a planear la forma de volver a fundar una nueva aldea secreta, ¡por eso debes matarla!"-finalizo golpeando con su puño la mesa y haciendo que la pluma saltara en su mismo lugar-"quizás están pensando crear una venganza"
"con que son cristianos"-dijo irónico él cruzándose de brazos.
"InuYasha, ya sabes bien lo que debes hacer, que mueran lenta y dolorosamente"-giró su rostro hacia el ventanal y se acercó al lugar con paso pausado, algo que exasperó a Taisho.
"Si, si, lo que sea viejo"-se levantó de su lugar dispuesto a marcharse.-" ¿donde se supone que debo buscar Satoshi-sama?"-preguntó con una fría mirada, típica de un asesino.
"Al oeste de Kyoto"-sonrió triunfal-"confió en ti Taisho InuYasha"-susurro prácticamente lo último. Observó como se marchaba.
Cerro la puerta tras de si y suspiro algo cansado, nunca había matado a una mujer, pero para un asesino como lo era él, eso no debía ser problema. Al menos eso él suponía, creía.
•Injusticia de Creer•
"Encuentros"
Después de tres días al fin mostró una sonrisa al divisar a unos pasos más un lago de aguas cristalinas, con las pocas energías que tenía corrió hasta el sumergiendo su rostro por completo. Esa sensación fresca la hizo sentirse totalmente renovada. Viva.
Suspiró.
Con cautela observo el lugar, al parecer era bastante solitario, decidida al fin comenzó a desarmar su obi para poder bañarse en el agua helada, se quito el kimono verde, dejando su cuerpo cubierto por otra tela que parecía más un camisón algo trasparente que debió haber sido blanco, pero por los días tenía sangre y estaba casi café, al sacárselo de su cuerpo, las vendas quedaron al descubierto, estaba herida en muchas partes por unos instantes creyó que nunca acabaría de quitarse tantas vendas . Pero ella aun vivía…
La piel se le puso de gallina al introducir solo el pie en la fría agua del lago, naturalmente sus pezones se endurecieron, su cuerpo tembló levemente, con valor se sumergió completamente aguantando la respiración bajo el agua.
"Protégelos, escapa"
Repentinamente salio a la superficie tomando aire a bocanadas, esas palabras se venían a su mente una y otra vez, era lo último que le había dicho su padre, ¿cómo habían llegado a eso?
Había gente que confiaba en ella, pero ¿ella confiaba en ella misma? Aun no lo sabía bien.
Un sonido de pisadas la alertó volteándose rápidamente hacia el lugar de donde provenían.
Esa mirada, eran dos soles luminosos, con vergüenza se tapo sus pechos.
"pervertido"-soltó mirando fijamente al imponente hombre que estaba frente a ella, que sin vergüenza, pensó dando leves pasos con casi todo su cuerpo dentro del agua, llegando a la orilla para estirar su mano y alcanzar su camisón.
"te pareces mucho a la de el pergamino"-dijo él sin inmutarse en lo dicho por ella, siguió observando detenidamente el pergamino con la pintura en sus manos, en ese tiempo la muchacha salió del agua con apuro rápidamente poniéndose el kimono y atando su obi de forma desastrosa.
"¿pergamino?"-susurró abrazándose a si misma, ahora se daba cuenta, ese hombre estaba vestido de una forma muy parecida a los militares del gobierno, trató de serenarse, había amigos esperándola.
"Tú eres Kagome, ha sido muy fácil encontrarte"-sonrió de forma arrogante, los ojos le brillaron de una manera tenebrosa.
"¿Qué te hace pensar eso?, OH, ¿eres un asesino? O mejor dicho, un perro del gobierno"-sabía que no estaba bien retarlo, pero esa era su naturaleza, si se negaba a aceptar que ella era Kagome, él ¿Qué iba a hacer? Seguro, matarla.
"Muy osado decirme perro, y más aun sabiendo que… tienes segundos contados de vida, Soy Taisho InuYasha, solo digo mi nombre para que sepas quien te asesinará"-otras vez esa sonrisa malévola, los ojos dorados chispearon con mayor intensidad.
Kagome retrocedió un paso, apretando el rosario en su mano. Estaba segura, él no era humano, sus ojos eran característicos de un youkai, además de ese cabello plateado, pero había algo en su aura que lo hacía diferente.
¡No era momento de pensar en eso!
"Señor Taisho, se equivoca de persona"-repitió tratando de ganar tiempo, mirando a todos lados desesperada mientras escuchaba el sonido de la espada deslizándose de su funda.
"Qué acaso ¿los cristianos no tienen prohibido mentir?-dijo de forma cínica sin dejar de observarla de arriba abajo, Kagome se sintió completamente desnuda y quizás casi lo estaba con su ropa mojada pegándose a su piel además de su obi mal atado entre abriendo la tela en su pecho. Hizo un ademán de cubrirse y el río de forma escalofriante.
De pronto todo pasó rápido un ruido entre la copa de un árbol, luego una gran roca cayó sobre el cráneo de el hombre que ni siquiera logró advertir otra presencia, los segundos se le hicieron eternidad, sentía su cabeza a punto de explotar, si hubiese sido un humano ordinario ya hubiera estado muerto, pero él era un semi-demonio camuflado en un cuerpo humano, de orejas normales, pero se distinguía por sus ojos dorados y cabello de plata
Cuando al fin logró incorporarse la muchacha ya no estaba.
"mierda, la próxima vez no escaparas"- se prometió perturbado, no debió haber bajado la guardia así, aquella mujer tenía un algo…
Silbó y como si de un perro se tratase llego un hermoso caballo negro de pelaje brillante galopando. Él se subió enzima con las cejas fruncidas. Nunca en su vida una victima se le había escapado de las manos, y menos una que era demasiado fácil de acabar.
……..
"Gracias Shippou"- dijo jadeante ya lo suficientemente lejos de el lago-"de verdad…gracias"- volvió a repetir con los ojos brillosos… un segundo más, y su vida…
"De nada Kagome-Chan"-El chico tenía alrededor de unos doce años, Kagome acaricio la cabellera de color zanahoria.
Él sonreía.
La muchacha sintió una punzada en el corazón, si sonreía era porque el pequeño tenía esperanza, ella los guiaría. Pero ese hombre, esos ojos, pudo ver la muerte en ellos.
"¡Kagome!"-Una mujer montando en un gato gigante venía volando desde el cielo, con un firme salto llego hasta la pelinegra. Cuando está la observó de cerca no puso una muy buena cara-"mira como estas, ¿Qué sucedió? Estábamos preocupados"
"Un militar la encontró, logré llegar justo a tiempo"-dijo triunfante el niño al momento que se ponía al lado de la gata que de un solo golpe se transformaba en un amoroso gatito de tres colas.
"Kagome"-exclamo la mujer de cabello castaño.
"Lo siento, yo…. Solo quería darme un baño, él apareció de repente, ¿y Miroku?"-preguntó tratando de sonar casual, en verdad no quería seguir hablando del tema.
"Salió a buscarte, llegamos los tres aquí casi al mismo tiempo…"
"quizás se quedó cortejando a alguna hermosa mujer, ya saben como es"-habló relajadamente Shippo.
"¡QUE!"-gritó apretando sus puños
"¡Shippo!"-regañó la azabache-"Tranquila Sango, estamos huyendo, Miroku puede ser travieso en ocasiones, pero es maduro también"-sonrió fingidamente.
Unos arbustos se mecieron bruscamente, Sango sin piedad preparo inmediatamente su gran boomerang para quien fuera que apareciera, pero se detuvo unos instantes de lanzarlos cuando Kagome alzo su mano en gesto de que se detuviera. Un hombre de coleta y ojos azules oscuros se dejo ver.
"Unos segundos más y Sango te lanzaba su Hiraikotsu"- nuevamente esa sonrisa falsa-"la violencia no es buena Sango, no resuelve nada, ya lo vimos"
"Lo siento… pero"
"Todo lo de la aldea Yume fue un horror"-continuó ella-"La gente quería pelear, luchar por su ideal, no le hicieron caso a mis padres y ahora solo los tres sobrevivimos"
"Kagome"-murmuro Miroku apretando entre sus manos un rosario idéntico al de ella, solo que de color celeste, estaba puesto de la misma forma, en su muñeca enrollado bajo su ropa para que luego las pelotitas, descendieran hasta iniciar su palma y la cruz marcara el fin.
"a travesando este bosque hay un escondite cristiano, debemos llegar antes del anochecer"-sentenció
"Um, Kagome-sama"-Miroku se adelantó poniéndose frente a ella-"no le gustaría antes arreglarse su Kimono, soy un hombre ante todo"-Una sonora cachetada se plasmó en la mejilla de él-"pero si yo…"
"No mires a Kagome, eres un pervertido"-Sango empujó a Miroku a una distancia prudente, para luego ayudar a Kagome a ordenar su ropa.
"Qué clase de cristianos somos"-susurro Shippo algo divertido. En la viña del señor hay de todo.
Comenzaron a caminar con esa incertidumbre de no saber si iba a volver a aparecer más militares, pero por su parte ELLA tenía más miedo de volver a encontrarse con ese hombre de mirada penetrante, él debía matarla, pero había una dedición tomada ante nada. No era la típica muchacha que supuestamente debe ser pura, de pensamientos buenos y mucha santidad, creía en alguien MUY superior, al que apodaban Dios, y también creía en sus enseñanzas, pero su personalidad no era la de la clase de mujer que parecía no matar ninguna mosca, su temperamento era fuerte. Si ÉL volvía a aparecer, con pesar… alejando el temor, tendrían quizás una grata conversación, claro si es que antes la sangre no escurría por ese cuchillo al momento que la atravesaba.
Continuará…
Es una historia muy distinta a las que he hecho anteriormente, ademas hace tiempo que no había una de la época Antigua en Japón, esta tiene quizas una temática distinta. -
Ya estoy ansiosa por hacer las escenas de Lemon W, wiiii!!, ya que en mi anterior creación no lo hice o.o.
Bueno dejen comentarios wiii y
Ay se ven D!
