Lo estaban haciendo otra vez.
La pequeña de diez años suspiro, viendo a sus dos mejores amigos en este mundo –humanos, por lo menos- revolcándose en la arena junto al río, gritando entre mordiscos, puños y patadas. OTRA VEZ.
¿Es que todos los chicos son idiotas?
Se tomo un momento para mirarlos con desaprobación desde su punto de vista sobre el río. Al estaba ganando, como usual. Pero Ed jugaba sucio –y, ouch, mejor pedirle la pomada a la abuelita, o eso dolería en la mañana. Se pregunto casualmente que los habría provocado esta vez. Lo que fuera, no seria importante. Ed se alteraba por la mas mínima tontería, y el pobre Al siempre se veía arrastrado lo quisiera o no.
Eran monos, a su modo. Winry tuvo que sonreír al pensamiento.
Decidió decírselos luego, después de un buen regaño y después de cerrar las heridas que sin duda Ed re-abriría con los gritos que su comentario causaría. Pero a ella le gustaba cuidarles, de todos modos. Saco su llave inglesa de su cinturón, y sonrió al gritarles, "¿¡Pero que creen que hacen!?"
La respuesta fue la esperada, cuando voltearon a verla al mismo tiempo – blanco ideal, cuando la llave reboto de la cabeza de uno a la frente del otro.
"¡WIN!"
Decididamente monos, río Winry para si misma mientras bajaba a atenderles. Y vaya si su puntería había mejorado.
- Fin -
