Disclaimer: Hetalia y los personajes no me pertenecen, blablablá, la historia sí, blablablá... Lo de siempre.
Sucesos históricos relacionados con este fic: ¡Ninguno!
Parejas: FrUK (obviamente); Spamano; insinuaciones al... ¿Framano? Bah, FranciaxRomano; insinuaciones al USUK que tal vez no noten... Creo que no me falta nada.
N/A: ¡Ciao a tutti! ¿Cómo están? Bueno, en mis otros fics prometí este FrUK, así que, ¡aquí lo tienen! No me convenció demasiado, pero bueno, es sólo un intento... Les aviso, el fic está escrito enterito. Tiene algo de 12 caps y 1 epílogo. Así que ya tienen un resumen aproximado :)
Dedicatorias: Bueno, las de siempre, a Luli, que me dio el empujón que necesitaba para publicar el primer cap (que sigo pensando no tendrá éxito); a PaRu, que quiere leerlo desde que lo empecé a escribir... y a todos los que están leyendo esto, a los que lo ponen como fav y a los que dejan un review. Los amo a todos c:
Advertencia: Mucha cursilería. Odio este capi, pero me daba pena borrarlo.
Y sin más, ¡a leer se ha dicho!
-¡Francis! ¡Ven aquí!
El grito se escuchó en todo el departamento, y Francis Bonnefroy no dudó. Era su compañero de departamento, Arthur Kirkland. Se acercó lentamente a la habitación del inglés.
-Buenos días, bello durmiente – le dijo con su tono suave de todas las mañanas, sin permitir que el otro hable primero - Te dejé dormir, estabas muy cansado anoche.
Cruzaron miradas, pero Arthur bajó la vista, sonrojado.
-Tu desayuno está sobre la mesa. Ya le avisé a Lovino que no irías a trabajar. Te veo estresado últimamente – dijo Francis, antes de irse, no sin antes depositar un dulce beso sobre la frente del pelicorto, que volvió a desviar la mirada.
Luego de tomar su desayuno, Arthur se cambió y se fue.
Bajó las escaleras y comenzó a caminar cuadras, y cuadras, y más cuadras. Como vio que no llegaba nunca, comenzó a correr. Tenía que llegar antes de que Francis pasara por ese mismo lugar, cosa que hacía aproximadamente al mediodía.
Luego de unos diez minutos, llegó. El lugar tenía un cartel neón gigante que decía "Kiku's Prace". ¿Por qué "Prace? Porque Kiku no podía pronunciar "place", por lo tanto decidió hacerlo así para darle más estilo. Las paredes eran de color verde, con dos ventanas cada una, y la puerta era negra, de vidrio. No se podía ver el interior. La empujó, y entró.
-¿Qué te trae por aquí, Arthur? ¿No deberías estar trabajando? – preguntó Alfred Jones, que lamentablemente tenía que trabajar con su amigo Kiku Honda en su restaurante, porque le debía varios favores.
-Necesito hablar con Kiku. ¿Está por aquí? – dijo, ignorando la pregunta sobre su trabajo.
-Creo que sí, espérame un minuto – sonrió forzadamente el de anteojos, y luego entró por la puerta que se encontraba detrás del mostrador, con odio. Iba por el japonés, como siempre.
Volvió con él, para revolearlo a la silla e irse sin más. Los dos lo miraron, atónitos. Luego volvieron a su tema.
-Cuéntame, Arthur-san. ¿Problemas de nuevo en el trabajo? ¿Lovino-san te ha hecho algo? – preguntó Kiku, curioso
-N-no… - en ese momento dudó si el pelinegro era el mejor para este tipo de casos, pero ya estaba allí, además no podía hablar justamente con el francés idiota – tiene que ver con… Francis.
-¿Francis? – preguntó sorprendido - ¿Qué ocurrió?
-P-pues… - notó el rubor y el ardor de su propia cara – Creo que…
-Lo amas ¿verdad? – dedujo Kiku, mirando con atención sus mejillas rojas y sonriendo para no reír – Pues díselo. No puede ser tan difícil, todos saben que los sentimientos son compartidos.
Pero al decir la última frase, Kiku notó sus palabras, que prometió a Francis que guardaría. Desvió la mirada a Alfred, quien justamente lo estaba mirando también. Cruzaron miradas, incómodos.
Arthur no pudo contener la alegría, tanto que abrazó al japonés, quedando éste petrificado.
-Bueno, bueno, veo que se están divirtiendo por aquí – dijo Francis, irritado – Nos vemos en la noche, Kirkland. Hasta luego, Honda.
Dicho esto, se fue. Arthur se levantó de la mesa.
Persiguió al pelilargo una cuadra entera, hasta no poder más. Cuando estaba por parar, se tropezó y dio su cabeza contra el piso. Al otro le dolió escucharlo, pero su orgullo no le permitía parar. Hasta que…
-¡Espera, Francis! ¡Tengo que hablar contigo! – gritó, sin importarle que todos escucharan - ¡Tengo que preguntarte algo!
Francis se detuvo en seco, y se dio vuelta. Arthur estaba en el piso, al parecer no podía levantarse. Decidió ir a buscarlo, y le tendió una mano al otro para que se pare. Al incorporarse, el menor lo miró. Cruzaron miradas por un segundo, antes de desviarlas.
Los dos miraban al piso, asustados.
-Dime, Francis… - comenzó Arthur, intentando soltar todo sin interrupciones – t-tu… ¿me quieres?
-… - el francés no esperaba algo así, y menos de alguien como su compañero de departamento. Levantó la cabeza – Supongo… que… sí. ¿y… tú?
-Sí - Arthur sonrió, y vio un escalofrío pasar por el cuerpo de su… "amigo".
-Toma – le dio su abrigo – no te vayas a enfermar… V-vamos a casa… a curarme esta bloody herida… auch…
Francis sonrió, embobado. Los dos se dirigieron a casa, juntos. Luego de un año, por fin se habían declarado definitivamente. No podía pasar nada grave... ¿o sí?
En la noche, Francis preparó la cena. Comieron en silencio. Nadie tenía nada para decir, ninguno podía decir nada. Se fueron a dormir, con el típico saludo de cuando se peleaban. Pero esta vez no estaban peleados, sino confundidos. Ya lo arreglarían todo por la mañana, era domingo y ninguno trabajaba.
No me gustó este capi, pero bueno, Luli dijo que lo publique igual, así que aquí está. ¿Lo sigo actualizando o no? Ustedes deciden en un review.
