¡¡Otro fic de Inuyasha! Esta vez me centro en Kouga. Espero que os guste! Por cierto el título es provisional, ya me diréis que os parece y si tenéis alguna sugerencia para el título pues me lo decís. Se lo dedico a Naru-Chii, por ser una gran amiga, a mis otras friends Laura, Laia y Fani y por último a mi querido Toni -. ¡¡Espero que os guste!
Los personajes de Inu no me pertenecen. Lástima ¬¬
Título: El lobo y la humana1r Capítulo: La humana, el pacto.
¡Maldición! ¿Se puede saber por qué me toca a mi lo más desagradable? Y encima tendré que hablar con ese maldito chucho ¡Odio a ese individuo! –mascullaba el Youkai lobo mientras avanzaba por esa lluvia, que no parecía que quisiera parar. Era el líder de los lobos endemoniados, bueno de los pocos lobos que quedaban, ya que ha Naraku le encantaba reducir su banda- ¡Maldito chucho! –grito en medio de la lluvia-
Kouga odiaba a Inuyasha, no solo por ser un violento, agresivo y poco razonable, sino porque él tenía el gran tesoro del mundo. ¡Tenía a Kagome! Para él era el mejor tesoro del mundo y no permitía que ese chucho la hiciera llorar y sufrir. ¡Por culpa de la otra miko!
Empezó a llover más fuerte y una niebla espesa cubrió su visión. Vale que tenía un gran olfato y una buena vista ¡pero esta niebla le hacia perder todo lo sobrenatural en él! Por su fuera poco, los cabellos húmedos de su negra cabella empezaron a taparle la vista y no solo eso, sino que estaba empapado de arriba abajo. Por fin vio unas figuras al alrededor de un gran fuego, los olfateó como pudo y descubrió que era un campamento de humanos, probablemente soldados, ya que había empezado una terrible guerra.
Como no veía nada, no sé dio cuenta de que una figura se acercaba cada vez más a él. Como no la vio venir, se chocaron y Kouga vio a una persona, probablemente una mujer de cabellos de color rosa caer al suelo, sin perder ni un minuto se levantó y salió corriendo.
¡¡Maldita mujer humana! ¡¡Es que no tienes un poco de delicadeza! –gritó todo lo que pudo, pero fue demasiado tarde ya que esa chica ya se había ido-
Seguidamente unos hombres corrían detrás de ella, no se dieron cuenta de la presencia de Kouga.
Ojalá la atrapen ¬¬. ¿¿Qué habrá hecho? –dijo en un susurro, le importaba muy poco, ya que esa mujer... ¿¿Cómo se atrevía a empujarlo al suelo y a irse sin excusarse? No la soportaba.
Al fin visualizó el campamento, extraordinariamente solo había un soldado, y al ver la cara colorada y de idiota que hacia, comprendió que estaba borracho. Lo que de verdad le importaba ahora era calentarse en el gran fuego que había debajo de una tienda. Al estar unos diez minutos y su pelo y ropa más o menos secas, decidió esperar a los amos del campamento, haber si le daban algo de comer, de lo contrario los mataría y así tendría un lugar donde esperar a que parase de llover. Pero unos pasos le sacaron de sus pensamientos, salió de la tienda y pudo ver a unos soldados, los mismos de antes, coger a una chiquilla de unos 16 años, la verdad es que solo podía ver el cuerpo de la joven, ya que llevaba una capa con una capucha.
¡¡Sois unos pervertidos degenerados! ¡¡Dejadme ir ahora mismo!
Tu padre te dejó como pago, así que ahora eres nuestra.
En un intento de fuga de la joven, la capucha que la cubría se deslizó cabellos abajo. La reconoció, era la descarada que le había empapado más de la cuenta. Tenía los ojos marrones y el cabello húmedo y de color rosa le caía por los hombros. No pudo contemplarla más porque los soldados se dieron cuenta de su presencia y se acercaron a él.
¡¡Un espía! –grito uno tanto como pudo, al hacerlo sonaron unas alarmas, que rápidamente el campamento se llenó de soldados con malas pulgas y que de seguro que no se pensarían dos veces al matarlo- ¿¿Quién eres espía?
¿¿Espía yo? –le miró con desprecio y frialdad- ¿¿Me acusas de ser un espía?
Yo... Pues... ¡¡Confiesa quién eres!
Se quedó un rato en silencio y miró a los presentes, eran unos diez soldados y la mujer. Se detuvo a verla. La chica también le reconoció. Tenía un cuerpo proporcionado, de tez blanca y esos ojos marrones le miraban con confusión y a la vez odio. Los cabellos mojados le llegaban hasta un poquito más arriba de la cintura. Pero una cosa le llamó la atención, las grandes heridas que tenía en brazos y piernas, seguramente de latigazos, probablemente se las habían hecho al intentar escapar ¿¿Quién no intentaría huir?
¡¡¡Responde!
Je, ¿¿de verdad no te suena mi cara? –el hombre se lo quedó mirando, en su cara cada vez se formaba una expresión de miedo y de gran terror- Soy Kouga, líder de los lobos endemoniados.
¡¡Eres un Youkai! –gritó uno de los que lo rodeaban, y salió por patas al ver que Kouga le estaba mirando, unos cinco hicieron lo mismo-
Tsk! Cobardes... –susurraba la joven al ver como huían- Solo es un estúpido lobo...
¿¿Eso crees? –se acercó a su cara- ¿¿Con que crees que soy estúpido?
Veo que escuchas bien... ¡¡Si que lo creo! Eres estúp... –no continuó porque uno de los que la sujetaban la lanzó con fuerza para en suelo y la apuntó con la espada-
¡¡Por tu culpa nos matará!
Os ofrezco un pacto. –dijo Kouga burlonamente, ya que los pensaba matar de todas formas- La chica y comida a cambio de vuestra salvación.
¡¡Como quieras! –cogió a la chica por un mechón y la levanto, la tiró encima de Kouga y salieron corriendo lo más rápido que pudieron-
Cobardes, ofrecen a un rehén a cambio de nada. –corrió hacia los soldados y de un golpe los mató sin pensárselo dos veces, se giró hacia la mujer, para ver su cara de angustia y dolor, pero no encontró esa mirada, sino unos ojos llenos de valor y odio hacia él- Veo que tienes más valor que esos cobardes. –se acercó y se arrodilló para verle mejor la cara- Pagarás por haberme llamado estúpido- Cogió su barbilla con una mano y la otra la colocó en su cintura, poco a poco acortaba las distancias, antes de tocar sus labios vio la cara de la chica, tenía la misma mirada de antes- Me las pagarás... –estaba a punto de besarla cuando una bofetada le impactó en toda la mejilla, Kouga se apartó y apoyó su mano en la mejilla dolorida-
¡¡Eres igual que ellos! ¡¡No me trates como si fuera un objeto! ¡¡Eres un estúpido lobo!
¿¿¡¡Pero se puede saber que te pasa? ¿¿Prefieres morir?
Pues claro. –le señaló desafiante- ¡¡¡¿¿Esperabas que me entregase a un idiota como tu! ¡¡No soy como tu crees, vuelve a tocarme y acabarás mal! –se levantó, al parecer la "inocente" chica que el pensaba que era, había resultado ser una chica con mayor carácter-
¡¡Tengo cosas mejores que hacer! He de comer algo... –olió un poco al aire y notó el olor de arroz- mmm, algo para comer... –se levantó hacia la dirección que había olido el arroz, al entrar vio un gran banquete en una mesa, pero otra persona se adelantó, la "inocente" chica se sentó en la mesa y empezó a comer un bol de arroz y un bollo- ¡¡¡¿¿Se puede saber que haces criaja? –la chica le miró fijamente y luego desvió su mirada hacia su bol- ¡¡Maldita mujer!
De repente oyó como unos pasos se acercaban más y más hacia a la cabaña. ¿¿Serían refuerzos para los soldados? Cada vez se escuchaban más y ninguno de los dos se inmutó. De repente dos chicos entraron corriendo en la cabaña, no eran refuerzos sino unos simples humanos vestidos de campesinos, eran jóvenes y apuestos, ni li dirigieron la mirada a Kouga sino que miraron a la chica.
Entonces eran verdad los rumores... –comenzó a decir uno, mirando con gran desprecio a la mujer-
¡¡La gran Kisa capturada como rehén! –dijo el segundo y rió a gusto al ver las heridas-
La chica tragó la arroz y el bollo que le quedaban y se levantó. Les miró fijamente a los ojos, con esa mirada asesina y penetrante.
¿¿Vosotros sois soldados? Veo que no... ¿¿Cómo me conocéis?
No te hagas la inocente. Nos debes dinero, tu y tu padre.
No os será tan fácil. –Dijo mientras miraba a Kouga, con una mirada de alegría e infantil- jeje
¿¿Eh? ¡¡Oye yo no tengo nada que ver! –se quejó el youkai al intentar deducir lo que pensaba la chica llamada "Kisa"-
Este es el líder de los lobos endemoniados. ¡¡¡Adelante acaba con ellos! –señaló a los chicos que la miraban con cara de pocos amigos-
¡¡¡¿¿Pero tu que te has creído! –gritó con enfado el youkai ¿¿Acaso se esperaba que el gran Kouga se sublevara a esa mujer? Estaba claro que no sabía quién era-
¡¡¡Eres mi esclavo! ¡¡¡Ataca!
Veo que no te hace caso, has hecho bien en ponerte un guardaespaldas. ¡¡Pero eso no te servirá de nada! –dijo uno alegrándose de que Kouga no la obedeciera-
¿¿No será que esto es una mentira? –dijo uno comprendiendo la situación-
¡¡Pues claro que lo era! –decía gritando la chica mientras se alejaba con la capucha y la capa puesta- ¡¡Inocentes! –dijo mientras desaparecía entre la niebla, realmente era muy misteriosa-
¿¿Y tu quién eres?
...-no les dijo nada, Kouga comió un poco y se largó sin decir nada, pues tenía que encontrar a su "prometida" y a ese chucho apestoso- Por lo menos ya no llueve. –su olfato ya estaba recuperado y por fin olió a ese individuo detestable y a esa hermosa mujer, nada que ver con esa chica de cabellos rosas, Kagome era un ángel, la otra un demonio... Por fin llegó a su verdadero destino, desde lejos vio la belleza de la humana y también a ese maldito chucho- ¡¡Kagome! –dijo yendo hasta ella saltando encima de la cabeza de Inuyasha- ¿¿Cómo estás?
Kouga. Bien jeje. –y le dio una sonrisa, la mayor recompensa por ese detestable viaje-
¡¡Maldito lobo! –dijo un enfurecido Inuyasha, la verdad es que tenía cierto parecido con la chica de antes, los dos no tenían ni idea de que era un gran youkai y además los dos eran muy violentos y agresivos, nada que ver con el ángel de Kagome, dos polos opuestos.-
¿¿Estáis buscando los fragmentos? –preguntó el Youkai a su amada, pasando completamente de Inuyasha, no le soportaba y no quería tener nada que ver con una persona que le recordaba a esa desgraciada-
No exactamente. Dicen que hay un gran Youkai que está substituyendo al señor del castillo y hemos venido a acabar con él. –le explicó Kagome, era un verdadero ángel, de buen corazón-
No es verdad. ¡¡Yo solo vengo para ver si hay fragmentos de la joya! –grito para excusarse el hanyou, por él, era mejor que se fuera-
Lo que tu digas... –decía Kagome en un suspiro y empezaron a pelearse como de costumbre, Kouga les observaba, cuando escuchó una voz familiar-
¡¡Tiene que llevarme! ¡¡¡Por favor!–decía una chica encapuchada-
Lo siento señorita Takiko, no la puedo llevar al castillo. Lo ha de comprender. –dijo mientras arrancaba el carro, sin darse cuenta de que un niño pequeño se había caído y estaba a punto de ser atropellado por el carro, de un movimento la chica cogió al niño y lo aparto del camino- ¡¡¡Ves con cuidado! –dijo mientras se alejaba el señor-
Uauuuuuuu, ¡¡Taki-chan gracias! –dijo el niño, con una amplia sonrisa inocente, a la vez que abrazaba a la chica y la capucha se le cayó, dejando ver esos llamativos cabellos-
Pero si es... –dijo Kouga en un hilito de voz, pero lo suficiente alto, para que Kagome se diera cuenta-
¿¿La conoces? –preguntó la miko, mirando como la chica despedía al niño-
Bueno... -¿¿Conocerla? Ni en ganas, solo le conocía el nombre Kisa... Pero estas gentes le llamaban "Takiko" ¿¿Quién era en realidad esa desgraciada?-
¿¿Mmm? –dijo la chica al reconocer la voz de Kouga- ¡¡¡Eres el estúpido lobo! –dijo señalándole agresivamente- ¡¡¿¿Por qué me sigues!
No tengo ninguna intención de seguirte... –lo dijo en un tono serio y frío, la odiaba a muerte-
Idiota. –le sacó la lengua, después se fijo en Kagome, se la miró bien y después se acercó a ella, se puso la capa sobre los hombros, dejando ver el cuerpo y la ropa que llevaba, era simple y cómoda, llevaba un top rojo y una falda roja larga hasta los tobillos, que tenían dos cortes a banda y banda de las piernas- ¿¿Eres la miko que dicen que ha dominado a un hanyou?
¡¡¡¡¡¿¿¿Comoooooooooo! –exclamó un enfadado hanyou, no soportaba la frase "Ha dominado" últimamente esa frase se la repetían muy a menudo, pero el caso era... Que esa mujer le sonaba de algo, pero eso sí, era un mal recuerdo...-
¿¿Quién eres? –le dijo Kagome al ver el aspecto de la chica-
La defensora de los pobres humanos. Me llaman Kisa... Busco a mi grupo y tengo la sensación de que os he conocido en algún otro lugar... Sobretodo a vosotros dos. –señaló a Kagome y a Inuyasha- Pero más al chucho...
Señorita Kisa, es usted una mujer muy guapa –le dijo mientras le metía mano, la cara de la chica cambio totalmente-
¡¡Pervertido! –dijo mientras lo dejaba inconsciente en el suelo- Se nota que sois compañeros de este estúpido. –miró fijamente a Kagome-
(Que mirada más penetrante... ¿¿Qué estará pensando?)
Vosotros... ¿¿Vais al castillo? –preguntó con un tono de interesada y puso una mirada que se podría definir como "Se me ha ocurrido algo bueno"-
Sí, hemos oído los rumores. –confesó la exterminadora, no se fiaba mucho de la chica pero había algo en ella que le obligaba a ser sincera-
Os acompaño. –dijo con una sonrisa infantil-
¿¿Para que? –preguntó el monje levantándose del suelo-
Solo quiero destrozar un poco el lugar y vengarme del señor de ese castillo, además creo que mis compañeros están dentro.
Será mejor que planeemos mejor el ataque. –confesó Sango al ver el castillo, estaba rodeado de un gran río y de altos y robustos árboles-
Yo sé como entrar. Pero a cambio... –miró a Inuyasha y compañía- Me pagáis una buena cena y una buena posada. ¿¿Entendido? –dijo sonriendo nuevamente-
¡¡Pero que morro! –exclató Kouga, ¿¿pero que se creía? ¿¿Solo por entrar a ese castillo? Él lo haría mejor ¡¡Seguro! No la soportaba en nada, ¡¡esos aires de superioridad! ¡¡¿¿Pero que se creía!
Vale. –dijo una sonriente Kagome-
OK. ¡¡Venga elijo yo! –miró alrededor y se detuvo en una que ponía "No te rindas", les señaló la posada- ¡¡En esa! –fueron todos hacia esa posada misteriosa, Kisa vio que Kouga no venía, así que se le quedó mirando- ¿¿Vienes estúpido lobo?
Me llamo Kouga. –no le escuchaba, porque ya había entrado junto a Inuyasha y Kagome en la posada, ¿¿primero preguntaba y después se largaba antes de saber la respuesta? Que desagradecida...-
Al entrar, el señor de la posada se acercó a Kisa, la verdad es que el hombre tenía pinta de mafioso y ponía una cara que sugería "Tocad a Kisa y os mato", finalmente les condujo a una parte apartada de la posada, allí nadie les interrumpiría.
¿¿Y bien? ¿¿Cómo piensas entrar? –comenzó a hablar Kagome-
Primero lo primero. No me fío mucho de vosotros y menos de ese. –señaló a Kouga- Quiero saber quiénes sois.
¡¡Tu primera! –contestó gritando Inuyasha-
Me sorprende que no sepáis quién es Kisa. –dijo el señor de la posada mientras les traía comida y algo de beber- Es nuestra salvadora.
Ñam Ñam Joy hjigfsjhka –dijo comiendo arroz-
¿¿Cómo? –dijeron todos a la vez-
Ñam Ñam. –tragó el arroz- Que soy Kisa, ese solo es el apodo... Mi verdadero nombre es Takiko. Como ya os he dicho, soy la defensora de los pobres humanos y estoy buscando a mi banda. Ahora vosotros.
Soy Kagome, encantada. Estos son Miroku, Sango y Inuyasha, bueno a Kouga ya le conoces ¿¿no?
Pché. –dijo mientras se ponía un trozo de carne en la boca- Ñam Ñam.
Buscamos los fragmentos de la Shikon no Tama. –cuando dijo esto, a Kisa se le abrieron los ojos- ¿¿Te pasa algo?
¿¿Shikon no tama?
Sí, son unos fragmentos de color rosa y brillan mucho.
Ya lo sé como son. Yuro tiene uno... –dijo a la vez que volvía a coger un trozo de carne-
¡¡¡¿¿¿Y donde está ese Yuro! –grito Inuyasha, por fin daban con uno, Naraku ya los tenía todos, gracias a la ayuda de Kikyo, Kisa solo se limitó a acabar la cena y irse hacia las habitaciones- ¡¡Escúchame! Grrrrrrrrrrrr. –masculló mientras se sentaba y aguantaba su orgullo-
Cenaron y durmieron. Cuando el sol ya se había alzado en el cielo. Inuyasha se despertó y se encontró con una cara familiar, era Kisa que estaba durmiendo a su lado.
¡¡¿¿AAAHHHH! –Dijo mientras de un salto fue a parar a la otra banda de la habitación-
Ah. Eres tú, Inuyasha. –dijo Kisa mientras se acababa de despertar- Uaaaaaaaa. (bostezo).
¿¿Qué pasa Inuyasha? –dijeron entrando a la habitación de Inuyasha y encontrarse con una Kisa medio dormida en la cama-
¡¡¡¿¿Qué has hecho Inuyasha? –dijo gritando una enfurecida Kagome- ¿¿De donde sales si se puede saber?
De la cama. –dijo Kisa mientras movía las sabanas arriba y abajo-
¡¡¡¡¿¿¿De la cama! –repitió Kagome con cara de enfado y celos- ¡¡¡Osuwari! ¡¡¡Osuwari! –a estas palabras el pobre Inuyasha quedó en el suelo dolorido-
Kisa se levantó y se fue a su habitación mientras bostezaba, allí se encontró con Kouga.
¿¿No has pensado que tus compañeros estén muertos? Hay muchas guerras y los humanos sois fáciles de liquidar. –dijo fríamente y consiguió lo que quería ver la cara de angustia y tristeza de la chica, pero al verla sintió dolor, pero enseguida la cara de Kisa cambio la expresión dejando ver una sonrisa-
Si fuera yo, querría que me encontraran aunque estuviera muerta. –dijo sonriéndole-
Haz lo quieras. –se alejó de allí, no soportaba verla ni un segundo más-
Kisa entró y cogió su capa, se la puso como de costumbre. Salió con Kagome y los demás de la posada, pero antes de que se fueran el señor de la posada detuvo a Kisa y le dio una caja.
Son los polvos explosivos de Yuro. Se los dejó antes de irse. –la cara de Kisa volvió a ponerse llena de angustia-
Seguro que está bien. –dijo entre un susurro Kouga, la verdad era que no soportaba esa expresión en su rostro, pero tampoco sabía porque lo había dicho-
Pero sin estos... –se giró hacia el palacio- Estoy lista, Kou.
CONTINUARÁ
Próximo capítulo: La entrada al castillo. Sentimientos no correspondidos.
